11 de julio de 2021

Santos Celia y Luis Martin

 El 12 de julio la liturgia de la Iglesia celebra a los santos Celia y Luis Martin, padres de santa Teresita de Lisieux. Es el primer matrimonio elevado conjuntamente a los altares. Conozcamos su historia y pidamos su intercesión sobre todos los matrimonios, para que sean testigos fieles del amor de Dios y eduquen a sus hijos en la santidad.

Biografía de los santos Celia y Luis
fuente vatican.va

Luis Martin nació en Burdeos el 22 de agosto de 1823. Era el segundo de los cinco hijos del matrimonio Pierre-François Martin, capitán del ejército francés, y Marie Anne Fanny Boureau, cristianos de fe viva. La primera formación de Luis estuvo vinculada a la vida militar y se benefició de las facilidades que tenían los hijos de los militares.

Al jubilarse su padre, la familia se trasladó a Alençon (1831) y Luis estudió con los Hermanos de las Escuelas Cristianas de la ciudad. Tanto en la familia como en el colegio recibió una sólida formación religiosa.

Terminados los estudios, no se inclinó hacia la vida militar, sino que quiso aprender el oficio de relojero, primero en Bretaña, luego en Rennes, Estrasburgo, en el Gran San Bernardo (Alpes suizos) y por último en París.

A los veintidós años sintió el deseo de consagrarse a Dios en la vida religiosa. Para ello, se dirigió al monasterio del Gran San Bernardo, con intención de ingresar en esta Orden, pero no fue admitido porque no sabía latín. Con gran valor se dedicó a estudiarlo durante más de un año, con clases particulares; pero, finalmente, renunció a ese proyecto. No se sabe mucho de este período: sólo que su madre en una carta le exhortaba a "ser siempre humilde", y que mostró su valentía y sangre fría salvando de morir ahogado al hijo del amigo de su padre, con el que residía.

En Alençon puso una relojería. Sus padres, tras la muerte de los otros hijos, vivieron siempre con él, incluso después de su matrimonio con Celia Guérin.

Hábil en su oficio, tenía amigos y conocidos con los que le gustaba pescar y jugar al billar, y era apreciado por sus cualidades poco comunes y por su distinción natural, que explica por qué le presentaron un proyecto de matrimonio con una joven de la alta sociedad, al que se negó.
En 1871 vendió el edificio a un sobrino. El amor al silencio y al retiro lo llevó a comprar una pequeña propiedad con una torre y un jardín. Allí instaló una estatua de la Virgen, que le había regalado la señora Beaudouin; trasladada más tarde a Buissonnets, esta imagen fue conocida en todo el mundo como la Virgen de la Sonrisa.

Celia Guérin nació en Gandelain, departamento de Orne (Normandía), el 23 de diciembre de 1831. Era hija de Isidoro Guérin, un militar que a los 39 años decidió casarse con Louise-Jeanne Macè, dieciséis años más joven que él. De esta unión nacieron también Marie Louise, la primogénita (fue monja visitandina), e Isidore, el más pequeño. Para los padres de Celia la vida había sido dura, lo que repercutía en su manera de ser: eran rudos, autoritarios y exigentes, si bien tenían una fe firme. Celia, inteligente y comunicativa por naturaleza, dice en una de sus cartas que su infancia y juventud fueron tristes "como un sudario". A pesar de ello, cuando su padre, viudo y enfermo, manifestó el deseo de ir a habitar con ella, lo acogió y cuidó con devoción hasta que murió en 1868. Afortunadamente encontró en su hermana Marie Louise un alma gemela y una segunda madre.

Cuando se jubiló su padre, la familia se estableció en Alençon en 1844. La señora Guérin abrió un café y una sala de billar, pero su carácter intransigente no favoreció el desarrollo del negocio. La familia salía adelante con dificultad, gracias a la pensión y a los trabajos de carpintería del padre. En pocos años, la situación financiera se hizo muy precaria y no mejoró hasta que las hijas contribuyeron con su trabajo a cuadrar el balance familiar. Esta situación económica influyó en los estudios de las hijas: Celia entró en el internado de las religiosas de la Adoración perpetua; aprendió los primeros rudimentos del punto de Alençon, un encaje de los más famosos de la época; luego, para perfeccionarse, se inscribió en la "Ecole dentellière". Mientras tanto, la hermana mayor se dedicó al bordado, con su madre. No tenemos documentación de este período, pero Celia conservaba un excelente recuerdo de este tiempo.

Se dedicó a la confección de dicho encaje. Deseó formar parte de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, pero no la admitieron. Pidió luz al Señor para conocer su voluntad y el 8 de diciembre de 1851, después de una novena a la Inmaculada Concepción, escuchó interiormente las palabras: "Hacer punto de Alençon". Con la ayuda de su hermana comenzó esta empresa y ya a partir de 1853 era conocida como fabricante del punto de Alençon. En 1858 la casa para la que trabajaba recibió una medalla de plata por la fabricación de este encaje y Celia una mención de alabanza. Poco después, su hermana entró en el monasterio de la Visitación y tomó el nombre de María Dositea.

Un día, al cruzarse con un joven de noble fisonomía, semblante reservado y dignos modales, se sintió fuertemente impresionada y oyó interiormente que ese era el hombre elegido para ella. En poco tiempo los dos jóvenes llegaron a apreciarse y amarse, y el entendimiento fue tan rápido que contrajeron matrimonio el 13 de julio de 1858, tres meses después de su primer encuentro. Llevaron una vida matrimonial ejemplar: misa diaria, oración personal y comunitaria, confesión frecuente, participación en la vida parroquial. De su unión nacieron nueve hijos, cuatro de los cuales murieron prematuramente. Entre las cinco hijas que sobrevivieron, Teresa, la futura santa patrona de las misiones, es una fuente preciosa para comprender la santidad de sus padres: educaban a sus hijas para ser buenas cristianas y ciudadanas honradas. A los 45 años, Celia recibió la noticia de que tenía un tumor en el pecho y pidió a su cuñada que, cuando ella muriera, ayudara a su marido en la educación de los más pequeños: vivió la enfermedad con firme esperanza cristiana hasta la muerte, en agosto de 1877.

Luis se encontró solo para sacar adelante a su familia: La hija mayor tenía 17 años y la más pequeña, Teresa, cuatro y medio. Se trasladó a Lisieux, donde residía el hermano de Celia; de este modo la tía Celina pudo cuidar de las hijas. Entre 1882 y 1887 Luis acompañó a tres de sus hijas al Carmelo. El sacrificio mayor fue separarse de Teresa, que entró en el Carmelo a los 15 años. Luis tenía una enfermedad que lo fue invalidando hasta llegar a la pérdida de sus facultades mentales. Fue internado en el sanatorio de Caen, y murió en julio de 1894.

Fueron beatificados conjuntamente el 19 de octubre de 2008 por el papa Benedicto XVI en Lisieux (Francia) y canonizados el 18 de octubre de 2015 por el papa Francisco en la conclusión del Sínodo Extraordinario sobre las Familias, en Roma. 

Oración a los santos Celia y Luis 

Santos Luis y Celia,
que como matrimonio y como padres
fueron ejemplo de vida cristiana
por el cumplimiento de sus deberes de estado,
la práctica de las virtudes evangélicas
y por ser Dios lo primero en sus vidas:
les suplicamos que nos ayuden
a tener una confianza ilimitada en Él
y a abandonarnos en su Santa Voluntad,
como ustedes hicieron, en medio de las pruebas,
aflicciones y sufrimientos de la vida.
Ayúdennos también a amar a Dios con todo el corazón
y a tener alegría y esperanza,
frutos de una fe viva en Cristo,
en medio de las dificultades cotidianas.
Rueguen por nosotros
para que obtengamos las gracias que necesitamos hoy
y todos los días de nuestra vida.
Amén.

Santos Luis y Celia Martin, rogad por nosotros.


Para mayor información sobre los santos esposos, pueden visitar el siguiente sitio web https://louisetzelie.com/es/

10 de julio de 2021

San Benito Abad

El 11 de julio la Liturgia de la Iglesia celebra la solemnidad de San Benito abad, padre del monacato occidental y patrono de Europa. Los invitamos a conocer su vida, su obra y el origen de su famosa medalla.

Breve biografía de san Benito

San Benito abad nació en Nursia (Umbria, Italia), cerca del año 480.  La época en la que vivió san Benito estaba fuertemente marcada por la caída del Imperio Romano de Occidente, las invasiones de los pueblos bárbaros y la decadencia moral. La Iglesia estaba asediada por los cismas y la sociedad fragmentada por las guerras y saqueos.  Siendo joven fue a estudiar a Roma, donde luego de ver el estilo de vida en el ámbito académico, decide dar un rumbo nuevo a su vida haciéndose eremita en Subiaco. Contó sus deseos a un monje llamado Romano, quien le impuso un hábito de piel y lo condujo a una cueva en una montaña. Benito pasó allí tres años enteros. Este monje le mandaba alimentos diariamente a través de un mecanismo con una cestilla. Se cuenta que la única persona que descubrió el lugar donde Benito vivía fue un sacerdote, el cual preparaba un gran banquete para celebrar la Pascua y que recibió una locución que le decía "Estás preparándote un delicioso platillo, mientras mi siervo Benito padece hambre". Inmediatamente buscó al ermitaño y le llevó la comida y diciéndole que por ser Pascua de Resurrección ya no debía ayunar. Al tiempo, unos pastores lo encontraron y así empezó a crecer su fama en la región, debido a las enseñanzas y consejos que daba a los visitantes.
En cierta ocasión a una comunidad de monjes se les había muerto su abad. Pidieron a san Benito que fuera él quien lo reemplazara, lo cual en un primer momento rechazó debido a que sus estilos de vida y costumbres eran muy opuestas. Sin embargo, ante la insistencia de los monjes aceptó y fue a vivir con ellos como su abad. Sus estrictas normas no se ajustaban al relajado modo de vida de esta comunidad, los monjes se cansaron de él y decidieron poner veneno en su vaso de vino. Al hacer san Benito la señal de la cruz sobre el vaso, inmediatamente este se rompió. "Que Dios todopoderoso se apiade de ustedes, hermanos. ¿Por qué quisieron hacer esto conmigo? ¿Acaso no les dije desde el principio que mi estilo de vida era incompatible con el de ustedes? Vayan a buscar un abad de acuerdo con su forma de vivir, porque en adelante no podrán contar conmigo". Benito retornó a Subiaco con el fin de iniciar un nuevo estilo de vida monástico. 

Muchos se sintieron atraídos por el estilo de vida de este eremita, y junto con ellos Benito fundó 12 monasterios en Subiaco. La regla, de acuerdo con san Gregorio, era seguir el ejemplo de virtudes que tenía el santo abad. En dichos monasterios eran recibidos todos sin distinción de clases sociales u origen. A san Benito muchos padres le confiaron la educación de sus hijos, los más notables fueron Plácido y Mauro. 

Una de los elementos que más resaltan en la vida monástica propuesta por san Benito es la integración del trabajo a la oración. Hay que destacar que en el tiempo donde vivió este santo el trabajo era considerado labor para siervos y personas sin cultura, mientras que la oración y el estudio era para los más elevados. San Benito considera el trabajo como una vía para la santificación y éste era obligatorio para todos los monjes sin importar su origen, si eran de la nobleza o pobres campesinos. 

San Benito junto a su hermana
Santa Escolástica
San Benito abandona Subiaco debido a un sacerdote que tenía grandes celos por la cantidad de monjes que vivían en sus monasterios, intentando incluso matarlo dándole un pan envenenado, el cual fue llevado lejos por un cuervo por orden del santo patriarca. Dándose cuenta del peligro que corría la vida de sus hijos espirituales, se dirige hacia Monte Cassino. Dicha ciudad estaba llena de paganos que adoraban a Apolo en la cima del monte. San Benito rezó y ayunó por cuarenta días y predicó a todo el pueblo. Los milagros y sanaciones obradas por el santo monje hicieron que muchos se convirtieran. El templo de Apolo fue destruido y sobre las ruinas construyeron dos capillas y luego la Abadía.

Su fama se extendía por todas partes, llegaban a Monte Cassino personas de todo el mundo, tanto laicos como eclesiásticos para recibir sus consejos, sanar sus enfermedades, recibir su instrucción. Se dice también que en este período es cuando se redacta la Regla. La misma tiene una particularidad a diferencia de otras reglas que existían: el orden de la oración (Liturgia de las horas), el trabajo manual y la moderación en la vida ascética. San Benito no es partidario de austeridades anormales o excesivas penitencias, su regla es sumamente moderada en cuanto a esto. 

San Benito, ya siendo mayor, profetizó su muerte. Pidió a sus monjes que cavaran su tumba y falleció santamente el 21 de marzo del 543, un jueves santo después de recibir la Sagrada Comunión,  estaba de pie y entregó su alma a Dios en brazos de sus monjes. Su cuerpo fue enterrado junto al de su hermana santa Escolástica. 

La Regla de san Benito fue y sigue siendo la más difundida en la cristiandad. Esto se debe justamente a su moderación y a la norma dictada por Ludovico Pío, hijo de Carlomagno, quien impuso dicha regla para todos los monasterios occidente.

Si bien murió el 21 de marzo, después de la reforma del Concilio Vaticano II, la Iglesia decidió cambiar la fiesta litúrgica solemne de san Benito al 11 de julio, día en que se celebraba antiguamente el traslado de los restos de san Benito. Esto se debió a que la fiesta siempre caía en el tiempo de Cuaresma y con el fin de acentuar el carácter penitencial de ese tiempo litúrgico, la Iglesia decidió poder celebrar con mayor solemnidad la memoria del santo.  El papa san Pablo VI lo declaró patrono de Europa en 1964. 

Para profundizar en la vida de San Benito, los invitamos a leer el Libro de los Diálogos, escrito por San Gregorio Magno: http://abadiadesanbenito.org/san-benito/dialogos/ y la Santa Regla, escrita por san Benito: http://abadiadesanbenito.org/la-regla-de-los-monjes/


La medalla de San Benito

No es posible demostrar históricamente la relación de san Benito con la medalla que popularmente se le atribuye. La primera vez que dicha medalla es conocida fue en 1647 en Natternberg durante un juicio de la Inquisición por brujería. Un grupo de mujeres declararon no haber podido dañar la abadía benedictina de Metten porque era protegida por el signo de la Cruz. En dicho monasterio se hallaba efectivamente, pintadas en una pared la Cruz con una serie de inscripciones. En la biblioteca de la abadía se halló la explicación de las letras junto a una imagen de san Benito. Dicho manuscrito databa de 1414 y era original de dicho monasterio. En el siglo XVII se la juzgó de una cruz supersticiosa por las inscripciones, pero el papa Benedicto XIV aprobó su uso en 1742 e incorporó la bendición al Ritual Romano.

El venerable Leon Dupont, llamado "el santo hombre de Tours" fue el principal difusor de la medalla de san Benito. Mayormente conocido por difundir la devoción a la Santa Faz de Jesús, y es a quien se debe la actual popularización de la medalla entre los fieles. En el año 1880, con ocasión del jubileo por la muerte de san Benito, se aprobó el actual diseño de la medalla. 

"Es de desear, entonces, que los numerosos fieles, que son devotos de San Benito, y llevan la Cruz y Medalla, para recibir con abundancia las gracias y bendiciones que Dios derrama sobre los que responden con su vida, sus pensamientos y sus buenas obras a la llamada evangélica, interiorizándose cada vez más del espí­ritu del Santo Padre de los monjes, lo pongan en práctica. Así­ lo pide la Iglesia con la antigua oración de la fiesta de San Benito: Oh Dios, que te dignaste llenar del espí­ritu de todos los justos a tu santí­simo confesor Benito, concédenos a nosotros, tus siervos, que celebramos su solemnidad, que llenos de su espí­ritu, cumplamos fielmente, auxiliados por tu gracia, lo que hemos prometido". (Monseñor Martín de Elizalde, osb)

Explicación de la medalla de san Benito

En la cruz y alrededor de ella se encuentran las siguientes letras, que tienen estos significados: 

C S P B (Crux Sancti Patris Benedicti) > Cruz del Santo Padre Benito
C S S M L (Crux Sacra sit mihi Lux) > La Santa Cruz sea mi luz
N D S M D (Non draco sit mihi dux)  > No sea el demonio mi guía
V R S (Vade retro satana) > Retírate, satanás.
N S M V (Non suade mihi vana) > No propongas cosas vanas
S M Q L (Sunt mala quae libas) > Es malo lo  que ofreces
I V B (Ipse venena bibas) > Bébete tu mismo ese veneno.
PAX (Paz)


Oración de exorcismo y bendición de la medalla de san Benito
(para ser rezada por un sacerdote)

Bendición de la medalla
– Señor, escucha mi oración.
– Y llegue a ti mi clamor.

Oremos.
Dios omnipotente, dador de todos los bienes, te suplicamos humildemente que, por la intercesión de nuestro Padre san Benito, infundas tu bendición sobre esta sagrada medalla, a fin de que quien la lleve, dedicándose a las buenas obras, merezca conseguir la salud del alma y del cuerpo, la gracia de la santificación y todas las indulgencias que se nos otorgan, y que por la ayuda de tu misericordia, se esfuerce en evitar las acechanzas y engaños del diablo, y merezca aparecer santo y limpio en tu presencia. Te lo pedimos por Cristo, nuestro Señor.
Amén.

Exorcismo de la medalla
– Nuestra ayuda nos viene del Señor.
– Que hizo el cielo y la tierra.

Te ordeno, espíritu del mal, que abandones esta medalla, en el nombre de Dios Padre Omnipotente, que hizo el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos se contiene.
Que desaparezcan y se alejen de esta medalla toda la fuerza del adversario, todo el poder del diablo, todos los ataques e ilusiones de satanás, a fin de que todos los que la usaren gocen de la salud de alma y cuerpo.
En el nombre del Padre Omnipotente y de su Hijo, nuestro Señor, y del Espíritu Santo Paráclito, y por la caridad de Jesucristo, que ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos y al mundo por el fuego.
Amén.

Fuentes utilizadas:

1 de julio de 2021

Julio, mes de la Preciosísima Sangre de Jesús

La Iglesia tradicionalmente dedica el mes de julio a la Preciosísima Sangre de Cristo y el 1º de julio litúrgicamente se celebra la Fiesta de la Preciosísima Sangre, aunque en la actualidad dicha fiesta cayó en desuso.

El papa san Juan XXIII escribió en 1960 la carta apostólica "Inde a primis" sobre la devoción a la Sangre de Cristo y su importancia de volver a traerla a nuestros tiempos. Dice en dicha carta: "Fieles a la exhortación saludable del Apóstol: "Mirad por vosotros y por todo el rebaño, sobre el cual el Espíritu Santo os ha constituido obispos, para apacentar la Iglesia de Dios, que El adquirió con su sangre", creemos, venerables Hermanos, que entre las solicitudes de nuestro ministerio pastoral universal, después de velar por la sana doctrina, debe tener un puesto preeminente la concerniente al adecuado desenvolvimiento e incremento de la piedad religiosa en las manifestaciones del culto público y privado. Por tanto, nos parece muy oportuno llamar la atención de nuestros queridos hijos sobre la conexión indisoluble que debe unir a las devociones, tan difundidas entre el pueblo cristiano, a saber, la del Santísimo Nombre de Jesús y su Sacratísimo Corazón, con la que tiende a honrar la Preciosísima Sangre del Verbo encarnado "derramada por muchos en remisión de los pecados". 

LETANÍAS DE LA PRECIOSÍSIMA SANGRE DE CRISTO

-Señor, ten piedad de nosotros.
-Cristo, ten piedad de nosotros.
-Señor, ten piedad de nosotros.

-Cristo, óyenos.
-Cristo, escúchanos.

-Dios Padre celestial, ten piedad de nosotros.
-Dios Hijo, Redentor del mundo,
-Dios Espíritu Santo,
-Santísima Trinidad, un solo Dios,

-Sangre de Cristo, el unigénito del Padre Eterno, sálvanos
-Sangre de Cristo, Verbo de Dios encarnado,
-Sangre de Cristo, del testamento nuevo y eterno,.
-Sangre de Cristo, derramada sobre la tierra en la agonía,
-Sangre de Cristo, vertida copiosamente en la flagelación,
-Sangre de Cristo, brotada en la coronación de espinas,
-Sangre de Cristo, derramada en la cruz,
-Sangre de Cristo, prenda de nuestra salvación,
-Sangre de Cristo, precisa para el perdón,
-Sangre de Cristo, bebida eucarística y refrigerio de las almas,
-Sangre de Cristo, manantial de misericordia, 
Sangre de Cristo, vencedora de los espíritus malignos,
-Sangre de Cristo, que das valor a los mártires,
-Sangre de Cristo, fortaleza de los confesores,
-Sangre de Cristo, inspiración de las vírgenes,
-Sangre de Cristo, socorro en el peligro,
-Sangre de Cristo, alivio de los afligidos,
-Sangre de Cristo, solaz en las penas,
-Sangre de Cristo, esperanza del penitente,
-Sangre de Cristo, consuelo del moribundo,
-Sangre de Cristo, paz y ternura para los corazones,
-Sangre de Cristo, promesa de vida eterna, 
Sangre de Cristo, que libras a las almas del purgatorio,
-Sangre de Cristo, acreedora de todo honor y gloria,

-Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, perdónanos, Señor.
-Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, escúchanos, Señor
-Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros

-Nos redimiste, Señor, con tu Sangre
-y nos hiciste reino de nuestro Dios. 

Oremos Señor Dios todopoderoso, que para gloria tuya y salvación de los hombres constituiste a Cristo sumo sacerdote, concede al pueblo cristiano, adquirido para ti por la sangre preciosa de tu Hijo, recibir en la eucaristía, memorial del Señor, el fruto de la pasión y resurrección de Cristo. Que vive y reina contigo. Amén. 

CORONILLA DE LA PRECIOSÍSIMA SANGRE 
POR LA SANTIFICACIÓN DE LOS SACERDOTES
(llamada también Coronilla de Repración u Ofrenda de la
Preciosísima Sangre por los sacerdotes, revelada por Jesús en el libro In sinu Jesu)


Se reza con un rosario tradicional de cinco misterios de diez cuentas cada uno.

-Dios mío, ven en mi auxilio.
-Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.

En las cuentas del Padrenuestro:
Padre Eterno, te ofrezco la Preciosa Sangre de tu Amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, el Cordero sin mancha ni defecto en reparación por mis pecados y por los pecados de todos tus sacerdotes.

En las cuentas del Avemaría:
Por tu preciosa Sangre, oh Jesús, purifica y santifica a tus sacerdotes.

En las cuentas del Gloria:
Padre, de quien procede toda paternidad en el Cielo y en la tierra, ten misericordia de tus sacerdotes y lávalos con la Sangre del Cordero.

Mensaje de Jesús sobre esta Coronilla (In sinu Jesu, 8/3/2010)
"Me agradaste orando la Coronilla de Reparación y ofreciendo Mi preciosa Sangre a Mi Padre para la purificación y santificación de Mis sacerdotes. Recibí esa oración y la llevé ante Mi Padre, abundantes gracias cayeron sobre los sacerdotes de Mi Iglesia en respuesta a esa simple oración. Estoy satisfecho con cada esfuerzo sin importar cuán humilde o sencillo sea. De hecho, prefiero las oraciones del corazón humilde y simple, la oración hecha sin pretensiones, con fe, con esperanza y con caridad. Escucharé las oraciones de los que rezan esta coronilla y Mis sacerdotes experimentarán sus frutos en sus vidas".

Para profundizar en la devoción a la Preciosísima Sangre, les dejamos el siguiente devocionario de la Congregación de los Misioneros de la Preciosísima Sangre (CPPS). Pueden descargarlo gratuitamente aquí

28 de junio de 2021

Santos Pedro y Pablo

 El 29 de junio la Iglesia celebra la Solemnidad de San Pedro y san Pablo, apóstoles que fueron la columna de la Iglesia de Cristo. Es un día en que también celebramos la unidad de la Fe y la base de ella, ya que Cristo confió a san Pedro su Iglesia diciéndole: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo» (Mateo 16, 18-19). 

Por otra parte, san Pablo recibió  el nombre de apóstol a pesar de no haber pertenecido a los que Jesús eligió en su vida, pero fue apóstol después de la resurrección de Cristo y la predicación de los Apóstoles. Él mismo dice en la carta a los Corintios: "Cristo, por último, se me apareció también a mí, que soy como el fruto de un aborto. Porque yo soy el último de los Apóstoles, y ni siquiera merezco ser llamado Apóstol, ya que he perseguido a la Iglesia de Dios. Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia no fue estéril en mí, sino que yo he trabajado más que todos ellos, aunque no he sido yo, sino la gracia de Dios que está conmigo" (1 Corintios 15, 8-10).

En este día recemos por nuestra Iglesia, por su unidad en la fe y en la caridad. Que sea protegida de los ataques del demonio y que siga predicando con fidelidad y misericordia el Evangelio de Cristo. Que surja una nueva generación de santos que reformen la Iglesia desde el Corazón de Jesús y que la Santísima Virgen sea nuestro guía y modelo de Iglesia: totalmente entregada a Cristo, sirviendo a los hermanos y sumergida en la contemplación y adoración al Señor.

Les compartimos la siguiente oración por la Iglesia a los dos santos apóstoles, escrita por CMRPA el 28 de junio de 2020 para la solemnidad de san Pedro y san Pablo, corregida en 2021.

Oración a san Pedro y san Pablo por nuestra Iglesia

San Pedro y san Pablo, rueguen por la unidad de Fe y caridad en toda nuestra Iglesia. Intercedan con Nuestra Señora, Madre y Modelo de la Iglesia, para que todos los bautizados seamos protegidos  de la herejía, el cisma, el rivalismo, el odio,  los celos, desuniones, deshonestidades, avaricia, lujuria, y todos los pecados nefastos que destruyen, ensucian y desfiguran el verdadero rostro de la Iglesia de Cristo.
Rueguen, protejan y guíen siempre a nuestro Papa Francisco. Intercedan para que tengamos sacerdotes, obispos y cardenales santos según el Sagrado Corazón de Jesús formados en la escuela del Corazón de la Virgen María. Que tengamos hombres y mujeres consagrados que con sus vidas sean testigos y profecías vivientes de la vida del cielo y laicos que sean sacramento de Cristo en medio del mundo con su vida coherente.
Que la Iglesia sea preservada de los errores en su doctrina y en su actuar, y sea una imagen viva de su identidad única y profunda: el Cuerpo Místico de Cristo.
Por su oración, santos Pedro y Pablo, concedan a la Iglesia el fervor apostólico para anunciar, con la fuerza del Espíritu Santo, el Evangelio a toda la humanidad.
Intercedan por nosotros, santos Apóstoles de Cristo y guíen con su intercesión a toda la Iglesia. Amen

San Pedro, ruega por nosotros.
San Pablo, ruega por nosotros
María Madre de la Iglesia, ruega por nosotros.


27 de junio de 2021

San Ireneo de Lyon

 El 28 de junio la Iglesia celebra a san Ireneo de Lyon, doctor de la Iglesia. Muy desconocido para nuestro tiempo, pero aún así su doctrina, sobre todo su antropología cristiana, sigue siendo actual. Para poder profundizar en su mensaje, les compartimos la siguiente reflexión de la Madre Verónica María, fundadora de Iesu Communio sobre san Ireneo. Pueden leerla escrita haciendo click aquí


"La gloria de Dios es el hombre viviente, la vida del hombre es ver a Dios"


Para leer el libro "Contra los herejes" de san Ireneo, hacer click aquí. 

¡San Ireneo, ruega por nosotros!


25 de junio de 2021

Mensaje del 25 de junio 2021 | 40º Aniversario de las Apariciones de Medjugorje


Mensaje del 25 de junio de 2021 de la Reina de la Paz, 40º  Aniversario de las Apariciones de Medjugorje, a través de la vidente Marija Pavlovic Lunetti

"¡Queridos hijos! Mi Corazón está gozoso porque a lo largo de estos años veo su amor y su apertura a mi llamado. Hoy los llamo a todos: oren conmigo por la paz y la libertad, porque Satanás es fuerte y quiere, con sus engaños, alejar de mi Corazón maternal a cuantos corazones sea posible. Por eso, decídanse por Dios para que estén bien en la tierra que Dios les ha dado. Gracias por haber respondido a mi llamado."

La vidente Ivanka recibió su aparición anual en su casa en presencia de su familia que duró 5 minutos (18:41 - 18:46 horas). Después de la aparición, la vidente dijo: “La Virgen dio el siguiente mensaje: "Hijitos, necesito sus oraciones. Oren, oren, oren"

Las apariciones del 26 de junio en Medjugorje

 Seguimos haciendo memoria de las apariciones y mensajes que nuestra Madre nos da desde hace 40 años en Medjugorje. Hoy recordaremos las dos apariciones que ocurrieron el 26 de junio de 1981. 

La mañana del tercer día se levantó nublada y amenazando tormenta, no solo de lluvia contra la tierra, sino de intranquilidad que amenazaba con destruir la calma tensa en la que vivían los habitantes de Medjugorje, bajo la mirada de las autoridades locales, desde el final de la última guerra.

Los familiares de los niños estaban asustados, pero al mismo tiempo les veían convencidos de que contaban la verdad.

La abuela de Vicka, mujer anciana y de la tierra, piadosa y artera, que creía a su nieta en cuanto a que algo había visto la chiquilla, le aconsejó llevar esa tarde al monte un frasco con agua bendita, para ahuyentar a la visión en caso de no ser quien creían que era, y se marchase al infierno o al lugar de donde hubiera salido.

Pasadas las cinco de la tarde, los seis chicos del día anterior, más los dos del primer día, se encaminaron hacia el mismo lugar, pero ya en esta ocasión, quienes les acompañaban superaban los tres centenares de personas, es decir, casi todo aquel que vivía en el valle.


Al ver aquella multitud, los que se asustaron fueron los niños, asomando las primeras dudas a sus cabezas. No de lo que habían visto, que estaban convencidos, sino de lo que ocurriese si no lo volviesen a ver, por miedo a las represalias o a las burlas de toda esa gente que les seguía, esperando cada uno vete tú a saber qué cosa.

La aparición no se hizo esperar. De nuevo tres fuertes flashes de luz fue la señal premonitoria, y de nuevo, los seis chicos del día anterior salieron a la carrera, no así los dos del primero que no volvieron la víspera. Quedaba de esta manera conformado el grupo de videntes en los seis del segundo día, y que hasta el día de hoy, son los auténticos protagonistas del fenómeno de Medjugorje: Vicka, Mirjana, Ivanka, Marija, Ivan y Jakov.

Cuando los testigos llegaron tras ellos, de nuevo se encontraban como ausentes de la realidad, fuera de toda experiencia de tiempo o sensación. Sus caras estaban alegres y sonrientes, de una forma llamativa, y solo se oían sus voces cuando, de forma simultánea y sin avisar, comenzaban a rezar.

En un momento dado, antes de que los testigos llegaran, Vicka cogió el agua bendita y se la tiró a la  imagen, mientras le gritaba: “Si tú eres nuestra Madre bendita, quédate con nosotros. Si no, vete y déjanos en paz”. La reacción de la mujer fue sonreír, ante lo que Mirjana decidió preguntarle quién era. “Soy la Bienaventurada Virgen María”, contestó.

Cuando los chicos volvieron a reaccionar, ya rodeados por multitud de personas que amenazaban con aplastarles, decidieron descender el monte rumbo a su casa, y cual fue su sorpresa cuando vieron a Marija llorando desconsolada en un pequeño claro entre los matorrales. Al parecer, Marija sintió de nuevo aquella “llamada” cuando aún estaban en lo alto, y descendió el monte sin que nadie hubiese notado su ausencia, a toda velocidad.

Según contó más tarde Marija, la Virgen María se le había aparecido de nuevo, en esta ocasión a ella sola y de una manera muy diferente a la que lo había hecho minutos antes junto a los demás.

Al parecer, la Virgen María ya no vestía esa túnica azul grisácea con su velo blanco, sino que iba de negro y lloraba muy apenada. Cuando Marija, presa de la congoja, le preguntó por qué lloraba, la Virgen María dio uno de los mensajes más importantes: “Paz, paz y solo paz”. En ese momento, apareció detrás de la Virgen María una cruz de madera, y la Virgen María volvió a hablar: “La paz debe reinar entre el hombre y Dios, y entre todos los hombres”. Tras estas palabras, la Virgen María añadió algunas más, indicando la necesidad de los hombres de volver a Dios y de convertir sus vidas en vidas de oración.

Esto sucedió en un lugar que hoy está señalado con una cruz de madera, en la subida al Podbrdo, entre las esculturas que representan el primer y el segundo misterio gozoso del rosario.

El párroco, fray Jozo Zovko, regresó al pueblo este día. Había pasado la semana en Zagreb atendiendo distintas funciones y cuando volvió, Medjugorje no tenía nada que ver con la aldea tranquila y serena que había dejado seis días antes.

Los niños fueron llevados ante él e interrogados. El padre Jozo Zovko no les creyó y les indicó ser cautos y prudentes, pero siempre siendo respetuoso con ellos. Al fin y al cabo, pensaba que sería cosa de niños, pero esa misma tarde, cuando vio los coches de la policía que llegaban a Medjugorje, se asustó y llegó a pensar que los comunistas estaban tramando algo.

Este día quedaron consignadas tres de las características de las apariciones de Medjugorje que las siguen acompañando hasta nuestros días: el grupo de seis videntes, las apariciones en grupo o individuales, y los mensajes de la Virgen dirigidos no solo a los videntes o a un ente local, sino a toda la humanidad.

Milka y el otro Ivan, quienes vieron la aparición el primer día pero no regresaron el segundo, nunca volvieron a ver la Señora.

Esa noche Medjugorje había dejado de ser un anónimo y tranquilo pueblo de Herzegovina, y su nombre ya corría de boca en boca por las regiones cercanas de la zona.