25 de septiembre de 2020

Mensaje del 25 de septiembre 2020 en Medjugorje

 

MENSAJE DE LA REINA DE LA PAZ, DADO EL 25 DE SEPTIEMBRE DE 2020 EN MEDJUGORJE


“¡Queridos hijos! Hace tanto tiempo que estoy con ustedes  porque Dios es grande en Su amor y en mi presencia. Los invito, hijitos: regresen a Dios y a la oración. Que el amor sea la medida en su vida, y no olviden, hijitos, que la oración y el ayuno hacen milagros en ustedes y a su alrededor. Que todo lo que hagan sea para la gloria de Dios; entonces el cielo llenará su corazón de gozo y sentirán que Dios los ama y me envía a salvarlos y a salvar la tierra en la que viven. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”




20 de septiembre de 2020

Novena a los Santos Ángeles

 Hoy 20 de septiembre iniciamos la Novena a los Santos Ángeles, rezando todos los días las siguientes oraciones. Rezamos por nuestras intenciones y para pedir el auxilio de los Ángeles sobre la Iglesia y el mundo entero.

Finalizamos el 29 de septiembre, fiesta de los Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael.


Súplica Ardiente a los Santos Ángeles

Dictada a la Madre Gabriela Bitterlich (Opus Angelorum).

Dios Uno y Trino, Omnipotente y Eterno, antes de acudir a Tus siervos, los Santos Ángeles, para implorar su auxilio, nos postramos ante Tu presencia y te adoramos, Padre,  Hijo y Espíritu Santo.

¡Alabado seas y glorificado por toda la eternidad! Todos los Ángeles y los hombres que creaste Te adoren, Te amen y Te sirvan, Dios Santo, Fuerte e Inmortal.

Y Tú, oh María, Reina de todos los Ángeles, acepta benigna, los ruegos que les dirigimos a tus siervos y preséntalos al Altísimo, tú que eres la omnipotencia suplicante, la  medianera de las gracias, a fin de que obtengamos gracia, salvación y auxilio. Amén.

A ustedes, grandes y Santos Ángeles que Dios nos dio para nuestra protección y auxilio:

En nombre de Dios Uno y Trino, les suplicamos. ¡Dense prisa en socorrernos!

En nombre de la preciosa Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, les suplicamos, ¡Dense prisa en socorrernos!

Por el Santo Nombre de Jesús que todo lo puede, les suplicamos, ¡Dense prisa en socorrernos!

Por las llagas de Nuestros Señor Jesucristo, les suplicamos, ¡Dense prisa en socorrernos!

Por los  martirios de nuestro Señor Jesucristo, les suplicamos, ¡Dense prisa en socorrernos!

Por la Santa Palabra de Dios, les suplicamos, ¡Dense prisa en socorrernos!

Por el Corazón de Nuestro Señor Jesucristo, les suplicamos, ¡Dense prisa en socorrernos!

En nombre del amor que Dios tiene por nosotros, les suplicamos, ¡Dense prisa en socorrernos!

En nombre de la fidelidad que Dios tiene con nosotros, les suplicamos ¡Dense prisa en socorrernos!

En nombre de la  misericordia que Dios tiene con nosotros, les suplicamos ¡Dense prisa en socorrernos!

En nombre de María, la Reina de cielos y tierra, les suplicamos, ¡Dense prisa en socorrernos!

En nombre de María, su Reina y Señora, les suplicamos, ¡Dense prisa en socorrernos!

En nombre de María Santísima, Madre de Dios y Madre nuestra, les suplicamos, ¡Dense prisa en socorrernos!

Por su propia bienaventuranza, les suplicamos, ¡Dense prisa en socorrernos!

Por su propia fidelidad, les suplicamos, ¡Dense prisa en socorrernos!

Por su lucha en favor del Reino de Dios, les suplicamos, ¡Dense prisa en socorrernos!

Se lo suplicamos: ¡Protéjanos con su escudo!

Se lo suplicamos: ¡Defiéndanos con su espada!

Se lo suplicamos: ¡Ilumínenos con su luz!

Se lo suplicamos: ¡Sálvenos bajo el  manto protector de María Santísima!

Se lo suplicamos: ¡Guárdenos en el Corazón de María Santísima!

Se lo suplicamos: ¡Confíenos a las  manos de María Santísima!

Se lo suplicamos: ¡Muéstrenos el camino que nos lleva a la puerta de la vida: el Corazón abierto de Nuestro Señor!

Se lo suplicamos ¡Condúzcanos con seguridad a la Casa del Padre Celestial!

Ustedes, Nueve Coros de los Espíritus Bienaventurados, ¡Dense prisa en socorrernos!

Ustedes, compañeros especiales que Dios nos dio, ¡Dense prisa en socorrernos! 

Les suplicamos: ¡Dense prisa en socorrernos!

La Sangre Preciosísima de Nuestro Señor y Rey, se ha derramado por nosotros. Les suplicamos: -¡Dense prisa en socorrernos!

El Corazón de Nuestro Señor y Rey late amorosa ente por nosotros. Les suplicamos: -¡Dense prisa en socorrernos!

El Corazón Inmaculado de María, la Virgen Purísima, su Reina, palpita amorosamente por nosotros. Les suplicamos: -¡Dense prisa en socorrernos!

 

San Miguel Arcángel, Príncipe de los Ejércitos Celestiales, vencedor del dragón infernal; recibiste de Dios la fuerza y el poder de aniquilar, por la humildad, la soberbia del príncipe de las tinieblas. Te suplicamos insistentemente nos alcances la verdadera humildad de corazón, la fidelidad inquebrantable, para cumplir siempre la voluntad de Dios, la fortaleza en el sufrimiento y la necesidad. Socórrenos para que no desfallezcamos ante el trono de la justicia de Dios.

San Gabriel Arcángel, Ángel de la Encarnación, fiel  mensajero de Dios, abre nuestros oídos para que estén atentos a las  más leves advertencias o toques del Corazón amoroso de nuestro Señor. Permanece siempre junto a nosotros, te lo suplicamos, para que comprendamos debidamente la Palabra de Dios, la sigamos y obedezcamos y cumplamos dócilmente aquello que Dios quiere de nosotros.  Haz que estemos siempre disponibles y vigilantes para que el Señor, cuando llegue, no nos encuentre dormidos.

San Rafael Arcángel ¡Tú que eres lanza y bálsamo del amor de Dios, hiere, te lo suplicamos, nuestro corazón con el Amor ardiente de Dios. Deja que nunca sane ésta herida, para que perseveremos cada día en el camino de la caridad y que todo lo venzamos por el amor. Amén.

 

¡Ayúdenos, santos y poderosos hermanos, siervos ante  Dios! Defiéndanos de nosotros mismos, de nuestra cobardía y tibieza, de nuestro egoísmo y ambición, de nuestra envidia y desconfianza, de nuestras ansias de riqueza, bienestar y fama.

-Desátennos de las cadenas del pecado y del apego a las cosas temporales. Quítennos las vendas de los ojos, que nosotros mismos nos pusimos, para no tener que ver las necesidades de nuestro alrededor y poder así tranquilamente, ocuparnos de nosotros  mismos.

- Traspasen nuestro corazón con la Santa Ansiedad de Dios, para que no dejemos de buscarlo con ardor, contrición y amor. Contemplen la Sangre del Señor derramada por nuestra causa.

- Contemplen las lágrimas de su Reina  derramadas por nuestra causa. Contemplen en nosotros la imagen de Dios, desfigurada por nuestros pecados y que Él por amor imprimió en nuestras almas

- Ayúdenos a conocer, adorar, amar y servir a Dios.  Ayúdenos en el combate contra el poder de las tinieblas que sutilmente nos rodea y acecha. 

- Ayúdenos para que ninguno de nosotros se pierda y un día estemos reunidos en la eterna bienaventuranza! Amén

San Miguel, asístenos con tus Santos Ángeles, -¡Ayúdanos y ruega por nosotros!

San Gabriel, asístenos con tus Santos Ángeles, -¡Ayúdanos y ruega por nosotros!

San Rafael, asístenos con tus Santos Ángeles, -¡Ayúdanos y ruega por nosotros!




Oración a María Reina de los Ángeles

Dictada al P. Luis Cestac por la Virgen María.


Augusta Reina de los cielos, soberana señora de los Ángeles. Tú que desde los comienzos recibiste de Dios el poder y la misión  de aplastar la cabeza de Satanás,  te suplicamos humildemente: envíanos tus legiones celestiales para que bajo tus órdenes y poder ellas persigan a los demonios los combatan por todas partes repriman su audacia y les recluyan en los abismos. ¿Quién como Dios? Santos Ángeles y Arcángeles, defiéndannos y guárdennos. Oh, María, Reina de los Ángeles, manda a San Miguel Arcángel para defendernos en todas las situaciones de peligro del cuerpo y del alma. Amén 

 

Oración a San Miguel Arcángel

Escrita por el papa León XIII para ser rezada diariamente.

San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímelo, Dios, pedimos suplicantes y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el Divino Poder a satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén.


¡SANTOS ÁNGELES, VENGAN EN NUESTRO AUXILIO A PROTEGERNOS DE TODOS LOS MALES Y PELIGROS DEL CUERPO Y EL ALMA!

18 de septiembre de 2020

Nuestra Señora de La Salette


El 19 de septiembre recordamos la aparición de la Santísima Virgen María en La Salette, Francia. El mensaje de la Virgen fue muy sencillo, aunque también muy significativo, importante y actual. Aquí les dejamos un relato de la misma.

El sábado, 19 de septiembre, de 1846, el día estaba muy caluroso y los dos jovencitos, Maximino y Melania, acordaron comer su almuerzo en un lugar sombreado. Melanie había descubierto que Maximino era muy buen niño, simple y dispuesto a hablar de lo que ella deseara. Era muy flexible y juguetón, pero si un poco curioso. Llevaron el ganado a una pequeña quebrada y encontrando un lugar agradable decidieron tomar una siesta. Ambos durmieron profundamente. Melanie fue la primera en despertar. El ganado no estaba a su vista, entonces rápidamente llamó a Maximino. Juntos fueron en su búsqueda por los alrededores y lo encontraron pastando plácidamente.

Los dos jóvenes volvían en la búsqueda de sus utensilios donde habían llevado su almuerzo y cerca de la quebrada en donde habían hecho la siesta divisaron un globo luminoso que parecía dividirse. Melanie pregunta a Maximino si el ve lo que ella está viendo. "¡Oh Dios mío!", exclamó Melanie dejando caer la vara que llevaba. Algo fantásticamente inconcebible la inundaba en ese momento y se sintió atraída, con un profundo respeto, llena de amor y el corazón latiéndole más rápidamente. Vieron a una Señora que estaba sentada en una enorme piedra. Tenía el rostro entre sus manos y lloraba amargamente. Melanie y Maximino estaban atemorizados, pero la Señora, poniéndose lentamente de pie, cruzando suavemente sus brazos, les llamó hacía ella y les dijo que no tuvieran miedo. Agregó que tenía grandes e importantes nuevas que comunicarles. Sus suaves y dulces palabras hicieron que los jóvenes se acercaran apresuradamente. Melanie cuenta que su corazón deseaba en ese momento adherirse al de la bella Señora.

La Señora era alta y de apariencia majestuosa. Tenía un vestido blanco con un delantal ceñido a la cintura, no se podría decir que era de color dorado pues estaba hecho de una tela no material, más brillante que muchos soles. Sobre sus hombros lucía un precioso chal blanco con rosas de diferentes colores en los bordes. Sus zapatos blancos tenían el mismo tipo de rosas. De su cuello colgaba una cadena con un crucifijo. Sobre la barra del crucifijo colgaban de un lado el martillo y del otro las tenazas. De su cabeza una corona de rosas irradiaba rayos luminosos, como una diadema. En sus preciosos ojos había lágrimas que rodaban sobre sus mejillas. Una luz más brillante que el sol pero distinta a éste le rodeaba. Le dijo a los jovencitos que la mano de su Hijo era tan fuerte y pesada que ya no podría sostenerla, a menos que la gente hiciera penitencia y obedeciera las leyes de Dios. Si no, tendrían mucho que sufrir. "La gente no observa el Día del Señor, continúan trabajando sin parar los Domingos. Tan solo unas mujeres mayores van a Misa en el verano. Y en el invierno cuando no tienen más quehacer van a la iglesia para burlarse de la religión. El tiempo de Cuaresma es ignorado. Los hombres no pueden jurar sin tomar el Nombre de Dios en vano. La desobediencia y el pasar por alto los mandamientos de Dios son las cosas que hacen que la mano de mi Hijo sea más pesada". Ella continuó conversando y les predijo una terrible hambruna y escasez. Dijo que la cosecha de patatas se había echado a perder por esas mismas razones el año anterior. Cuando los hombres encontraron las patatas podridas, juraron y blasfemaron contra el nombre de Dios aún más. Les dijo que ese mismo año la cosecha volvería a echarse a perder y que el maíz y el trigo se volverían polvo al golpearlo, las nueces se estropearían, las uvas se pudrirían.


Después, la Señora comunica a cada joven un secreto que no debían revelar a nadie, excepto al Santo Padre, en una petición especial que el mismo les haría. La Señora agregó que si el pueblo se convirtiera, las piedras y las rocas se convertirían en trigo y las patatas se encontrarían sembradas en la tierra. Entonces preguntó a los jovencitos: "¿Hacen bien sus oraciones, hijos míos?" Respondieron los dos: ¡Oh! no, Señora; no muy bien." "¡Ay, hijos míos! Hay que hacerlas bien por la noche y por la mañana. Cuando no puedan hacer más, recen un Padrenuestro y un Avemaría; y cuando tengan tiempo y puedan, recen más." Con su voz maternal y solícita les termina diciendo: "Pues bien, hijos míos, digan esto a todo mi pueblo". Luego continuó andando hasta el lugar en que habían subido paraver donde estaban las vacas. Sus pies se deslizan, no tocan más que la punta de la hierba sin doblarla. Una vez en la colina, la hermosa Señora se detuvo. Melanie y Maximino corren hacia ella apresuradamente para ver a dondese dirige. La Señora se eleva despacio, permanece unos minutos a unos metros de altura (cerca de 3 ó 5 metros). Mira al cielo, a su derecha hacia Roma, a su izquierda, Francia, a los ojos de los niños, y se confunde con el globo de luz que la envuelve. Este sube hasta desaparecer en el firmamento.

Vittorio Messori dice en su libro "Hipótesis sobre María", a propósito de la aparición en La Salette: "La Virgen dijo que habría un castigo, y que las uvas se marchitarán. Yo fui a estudiar qué había sucedido con las uvas en Francia después de 1846. Después de las apariciones, hizo su aparición un hongo parásito que agrede a la uva, esparciendo el oidio, una enfermedad de la vid nunca vista en Francia hasta entonces. Cuando desapareció, se manifestó enseguida la filoxera, un piojo microscópico que destruyó la mitad de las viñas de todo el país. Se encontró un remedio para la filoxera, pero apareció inmediatamente la peronospera, una enfermedad desconocida en Europa, y originaria de América. Las pocas vides que habían logrado salir sanas y salvas de los flagelos precedentes, fueron destruidas por el nuevo mal. He investigado también en los archivos y en las bibliotecas francesas: en Francia no existe una sola especie de vid anterior a 1847. Todas las que existían murieron. Una terrible predicción que se cumplió totalmente...”



"Estos son los secretos de la Salette, si el mundo no se arrepiente, perecerá"

Beato Pío IX

"En este lugar, María, la madre siempre amorosa, mostró su dolor por el mal moral causado por la humanidad. Sus lágrimas nos ayudan a entender la gravedad del pecado y del rechazo a Dios, mientras que manifiestan al mismo tiempo la apasionante fidelidad que su Hijo mantiene para con cada persona, aunque su amor redentor está marcado con las heridas de la traición y abandono de los hombres

San Juan Pablo II.


16 de septiembre de 2020

Santa Hildegarda de Bingen

 El 17 de septiembre la Iglesia recuerda a santa Hildegarda de Bingen, doctora de la Iglesia. Fue una monja benedictina, mística, escritora, compositora, entre otros muchos dones que recibió del Señor. Les dejamos una breve biografía y el link para ver la película "Visión", una adaptación libre (no del todo fiel) de su biografía.



Breve biografía de santa Hildegarda de Bingen


Nació en 1098, Bermersheim vor der Höhe (Alemania) Fue la décima de diez hijos, como era costumbre en esos tiempos debía ser entregado al Señor como "diezmo", por ello la pequeña Hildegard fue dejada bajo la instrucción de la condesa Jutta de Spanheim, conocida por su sabiduría, vivía cerca de la Abadía Benedictina de Disibodenberg (de monjes). Ella le enseñó a leer, a rezar la Liturgia de las Horas, el latín, entre otras muchas cosas más. 

En 1112, al cumplir Hildegard los 14 años, con Jutta, profesan sus votos como monjas benedictinas conformando el inicio de la Abadía de monjas en Disibodenberg. Con el tiempo fueron llegando vocaciones femeninas, siendo Jutta la Abadesa del Monasterio. En 1136 Jutta muere en olor de santidad, siendo electa como nueva madre abadesa Hildegard. Desde 1141 tuvo una serie de visiones muy importantes, recibiendo también la orden de "la Luz viva" de escribir todo lo que se le revelaba. Estos mensajes fueron publicados en el libro Sci vias (conoce el Camino). Teniendo muchas dudas, escribe a san Bernardo de Claraval para que la asista, recibiendo del mismo la aprobación para hacerlo, diciéndole: "reconocer este don como una gracia y a responder a él ansiosamente con humildad y devoción" El mismo Papa Eugenio III estuvo a su favor y la alentó a seguir escribiendo. 

Fue muy popular en su tiempo, llegando a  que Federico I Barbarroja, Enrique II de Inglaterra o Leonor de Aquitania, pidieran sus consejos y orientaciones. 

En 1148 recibe la inspiración de dejar la Abadía mixta de Disibodenberg y fundar en Rupertsberg, junto al río Rin, su nueva abadía de monjas. En este lugar había vivido san Ruperto. A pesar de las contrariedades, gracias a diferentes apoyos externos, en 1150 funda el nuevo convento. Durante estos años también escribe otras obras sobre ciencias naturales Physica y medicina Cause et cure. Escribió sobre música y su poder curativo, otro libro más sobre sus revelaciones. 


Recibió autorización del Papa para poder salir en viajes de predicación, el primero entre 1158 y 1159, en el que viajó a Maguncia y a Wurzburgo. En 1160 realizó el segundo a Tréveris y a Metz. En su tercera predicación, entre 1161 y 1163, viajó por el Rin hasta Colonia. En el último de sus viajes, comprendido entre 1170 y 1171, predicó en la región de Suabia.

El 17 de septiembre de 1179 muere a los 81 años de edad. Sus reliquias fueron conservadas en el convento de Rupertsberg hasta la destrucción de éste en 1632, durante la Guerra de los Treinta Años. Entonces fueron llevadas a Colonia y después a Ebingen donde se depositaron en la iglesia parroquial donde aún reposan. 

En nuestros tiempos, esta gran santa es muy desconocida. Fue gracias a Benedicto XVI que su rica historia, visiones y doctrina fue puesta nuevamente a la luz. Primeramente, dedicó dos catequesis de los miércoles a la figura de santa Hildegarda (ver aquí En 2011 fue canonizada por el rito de canonización equivalente y fue declarada Doctora de la iglesia. 

13 de septiembre de 2020

Exaltación de la Santa Cruz

El 14 de septiembre, la Iglesia celebra la Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz. Esta fecha es en

recuerdo de la recuperación de la Cruz original donde murió Nuestro Salvador Jesucristo. Este hecho ocurrió en el 614, cuando el emperador Heraclio rescató esta sagrada reliquia de manos de los persas quienes la robaron de Jerusalén. Cuando la misma llegó a la Ciudad Santa, el emperador quiso acompañarla en la procesión solemne, vestido con sus atributos reales llenos de oro, piedras preciosas y demás atavíos. De pronto sintió que no podía avanzar, entonces el Obispo de Jerusalén le dijo: "Todo ese lujo que lleva son contrarios a la humildad, dolor y pobreza de Cristo cuando cargó la Cruz". El emperador decidió entonces despojarse del lujo y de su corona y así pudo seguir la procesión. 

En este día meditemos, entonces con las palabras de Jesús en el Evangelio y un pequeño texto de san Luis María Grignón de Montfort en la "Carta a los Amigos de la Cruz" (que podrán leer completo en pdf haciendo click aquí).


 "Jesús dijo a sus discípulos: «El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque él que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará. ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida? Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre, rodeado de sus ángeles, y entonces pagará a cada uno de acuerdo con sus obras".

(Mateo 16, 24-27)

"¡Sí, con su propia cruz! No con la del vecino. Que ese hombre, esa mujer excepcional, que toda la tierra no alcanza a pagar (ver Prov 31,10), tome con alegría, abrace con entusiasmo y lleve en sus hombros con valentía su propia cruz y no la de los demás: la cruz, que mi sabiduría le fabricó con número, peso y medida (Ver Sab 11,20); la cruz, cuyas dimensiones -espesor, longitud, anchura y profundidad- (Ver Ef 3,18) tracé con mi propia mano con perfección extraordinaria; la cruz, que le he labrado con un trozo de la que llevé al Calvario, como fruto del amor infinito que le tengo; la cruz, que es el mejor regalo que puedo hacer a mis elegidos en este mundo; la cruz, constituida en cuanto a su espesor, por la pérdida de sus bienes, las humillaciones, menosprecios, dolores, enfermedades y penalidades espirituales, que -por permiso mío- les sobrevendrán día tras día hasta la muerte; la cruz, constituida en cuanto a su longitud, por una serie de meses o días en que se verán abrumados de calumnias, postrados en un lecho, reducidos a mendicidad, víctimas de tentaciones, abandonos y otras congojas interiores; la cruz, conformada en cuanto a su anchura, por el trato más duro y amargo de parte de sus amigos, servidores o familiares; la cruz, conformada, por último, en cuanto a su profundidad, por las penas más ocultas con que les atormentaré, sin que logren hallar consuelo en las criaturas, las cuales, por orden mía, les volverán la espalda y se unirán a mí para hacerles sufrir.

¡Que cargue con su cruz! Que no la lleve arrastrando, ni la rechace, ni la recorte, ni la esconda. En otras palabras: que la lleve en alto, sin impaciencia, sin quejas ni críticas voluntarias, sin medias tintas ni componendas, sin avergonzarse ni ceder al respeto humano. Que la estampe sobre su frente, diciendo con san Pablo: "Dios me libre de gloriarme más que en la cruz de nuestro Señor Jesucristo" (Gál 6,14), mi Maestro. Que la lleve a cuestas, a ejemplo de Jesucristo, para que sea el arma de sus conquistas y el cetro de su imperio (Ver Is 9,6.7). Por último, que la enarbole en su corazón por amor, para que se convierta en zarza encendida que arda sin consumirse noche y día en el amor puro de Dios (Ver Ex 3,2). Que cargue con su cruz, porque nada es: tan necesario; tan útil; tan dulce; ni tan glorioso, como padecer por Jesucristo (Ver Hech 5,41)".

de la Carta a los Amigos de la Cruz, de san Luis María Grignón de Montfort.


"¡Fuera de la Cruz de Cristo no hay otra escalera para subir al Cielo!"

(Santa Rosa de Lima)

4 de septiembre de 2020

Novena a Nuestra Señora de los Dolores

 El 15 de septiembre la Iglesia celebra la fiesta de Nuestra Señora de los Dolores. Invitamos a todos a rezar una novena a nuestra Madre, del 6 al 15 de septiembre. Esta novena consta de rezar diariamente el Rosario de las Lágrimas y consagrarnos al Inmaculado Corazón de María. Hacemos esta novena en consolación y reparación al Corazón de María y sus intenciones, para que se cumplan los planes de Dios sobre la Iglesia y el mundo entero.

CORONILLA DE LAS LÁGRIMAS DE LA VIRGEN MARÍA*

Virgen Dolorosa del Colegio

Se reza con un rosario de siete misterios de siete cuentas cada uno (Rosario de los siete Dolores). Oración inicial. Jesús crucificado, postrados a tus pies te ofrecemos las lágrimas de aquella que te acompañó con tierno amor y compasión en tu vía crucis. Concédenos la gracia, oh buen Maestro tomar en serio las enseñanzas contenidas en las lágrimas de tu Santísima Madre, para cumplir tu voluntad de tal manera que un día seamos dignos de alabarte y glorificarte por toda la eternidad. Amén. En el inicio de cada misterio Oh Jesús mío, mira las Lágrimas de aquella que te tenía el amor más grande en la tierra y te ama con el amor más fervoroso en el cielo. Se repite siete veces: Oh Jesús escucha nuestros ruegos por las Lágrimas de tu Santísima Madre

Al finalizar los siete misterios, se dice tres veces: Oh Jesús mío, mira las Lágrimas de aquella que te tenía el amor más grande en la tierra y te ama con el amor más fervoroso en el cielo.

Oración final Oh María, Madre del Amor, de los Dolores y de Misericordia, te suplicamos reúne tus ruegos con los nuestros para que Jesús, a quien nos dirigimos en el nombre tus lágrimas de Madre, escuche nuestras súplicas concediéndonos con las gracias que te pedimos la corona de la vida eterna, Amén. Que tus Lágrimas, Madre Dolorosa, destruyan el reino del infierno. Por tu Divina mansedumbre, oh Encadenado Jesús, guarda al mundo de los horrores amenazantes..

CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA (Adaptación de la de San Maximiliano Kolbe)

Inmaculado Corazón de María, Reina del Cielo y de la Tierra, Refugio de los pecadores y Madre nuestra llena de amor, a quien Dios le confió la economía de la Misericordia. Me postro ante ti, suplicando que aceptes todo mi ser como cosa y posesión tuya. A ti, Madre, te ofrezco todas las dificultades de mi alma y mi cuerpo, toda la vida, muerte y eternidad. Dispón también, si lo deseas, de todo mi ser sin ninguna reserva para cumplir lo que de ti se ha dicho “Ella te aplastará la cabeza” (Génesis 3, 15) y también “tú has derrotado todas las herejías del mundo”. Haz que en tus manos purísimas y misericordiosas me convierta en un instrumento útil para introducir y aumentar tu gloria en tantas almas tibias e indiferentes, y de este modo, aumentar en cuanto sea posible el bienaventurado Reino del Sagrado Corazón de Jesús. Donde Tú entras, oh Inmaculada, obtienes la gracia de la conversión y la santificación, ya que toda gracia que fluye del Corazón de Jesús para nosotros, nos llega a través de tus manos. Ayúdame a alabarte, oh Virgen Santa y dame fuerza contra tus enemigos. Amén


*Sobre esta Coronilla, la Virgen le dijo a la Madre Amalia Aguirre (Brasil): "Esta es la Coronilla de Mis Lágrimas, que Mi Hijo quiere confiar a tu Instituto como parte de Su Herencia. Mi Hijo ya te ha enseñado las invocaciones. A través de estas invocaciones, Él quiere honrarme de una manera muy especial y, por lo tanto, de buen grado otorgará todas las gracias que se pidan en atención de Mis Lágrimas. Esta Coronilla [o Rosario] servirá para la conversión de muchos pecadores, y especialmente de aquellos que están poseídos por el demonio. Al Instituto de Jesús Crucificado está reservado un honor especial que es la conversión de muchos miembros de una secta transformándolos en árboles floridos dentro de la Iglesia. Por esta Coronilla el demonio será vencido y el dominio del infierno destruido. Prepárate para este gran combate!"