“Queridos hijos, ustedes que se esfuerzan en ofrecer cada día de su vida a mi Hijo, ustedes que procuran vivir con Él, ustedes que oran y se sacrifican, ustedes son la esperanza en este mundo inquieto. Ustedes son los rayos de la luz de mi Hijo, el evangelio vivo, y son mis queridos apóstoles del amor. Mi Hijo está con ustedes, Él está con los que piensan en Él, con los que oran, pero de la misma manera, Él espera pacientemente a los que no lo conocen. Por eso ustedes, apóstoles de mi amor, oren con el corazón y muestren con las obras el amor de mi Hijo. Esta es la única esperanza para ustedes, este es el único camino hacia la vida eterna. Yo, como Madre, estoy aquí con ustedes. Sus oraciones dirigidas a mí, son para mí las más bellas rosas de amor. No puedo no estar allí donde siento el perfume de rosas. Hay esperanza. Les doy las gracias”.