28 de marzo de 2021

Guía para vivir el Triduo Pascual

 Ya dentro de la Semana Santa, con la Liturgia del día de hoy, Domingo de Ramos, nos aproximamos al Sagrado Triduo Pascual, del Jueves, Viernes y Sábado Santos, donde reviviremos gracias a la liturgia de la Iglesia los misterios centrales de nuestra Fe: la Eucaristía, la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús: el núcleo y centro de lo que creemos. 

Para ayudar a todos a que lo puedan vivir de forma profunda, hemos elaborado un pequeño manual o guía con textos bíblicos, reflexiones, explicaciones, oraciones y devociones para cada día del triduo pascual. Está realizado con textos de la Sagrada Escritura, de santos (Juan Pablo II, Edith Stein, Ana Catalina Emmerick, Luisa Piccarreta, Teresa de Jesús, Luis de Montfort, Faustina Kowalsaka, entre otros) y textos de los Santos Padres Benedicto XVI y Francisco en sus catequesis, homilías y discursos.

Esperamos que puedan utilizarlo para profundizar en el Misterio de la Fe y vivir con mayor profundidad y entender todo lo que celebramos litúrgicamente.

Podrán descargarlo gratuitamente en el recuadro de  abajo o en el siguiente enlace: https://docdro.id/KqMTeOS
(Aclaración: este libro NO existe impreso, está únicamente en este formato virtual).



¡Que el Señor los bendiga!
Feliz y Santo Triduo Pascual!

25 de marzo de 2021

Mensaje del 25 de marzo 2021

 MENSAJE DE LA REINA DE LA PAZ DADO EL
25 DE MARZO 2021 EN MEDJUGORJE


"Queridos hijos, también hoy estoy con ustedes para decirles: hijitos, quien ora no le tiene miedo al futuro y no pierde la esperanza. Ustedes han sido elegidos para llevar alegría y paz, porque son míos. He venido aquí con el nombre de Reina de la Paz, porque el diablo quiere la aflicción y la guerra; quiere llenar el corazón de ustedes con el miedo al futuro; y el futuro es de Dios. Por eso, sean humildes y oren, y dejen todo en manos del Altísimo que los ha creado. ¡Gracias, queridos hijos, por haber respondido a mi llamado!"


19 de marzo de 2021

¡Feliz Solemnidad de San José!

 
En esta solemnidad de nuestro amado padre y protector, san José, quien custodió los tesoros de la redención: los Corazones de Jesús y María, los invitamos a reflexionar sobre su persona, figura y misión y a consagrarnos a su Castísimo Corazón para que sea nuestro padre espiritual y nos guíe a una profunda contemplación de los misterios del Corazón de Cristo y a la santidad en la vida cotidiana.

Reflexión del papa Francisco en la carta apostólica "Patris Corde"
"Con corazón de padre: así José amó a Jesús, llamado en los cuatro Evangelios «el hijo de José».
Los dos evangelistas que evidenciaron su figura, Mateo y Lucas, refieren poco, pero lo suficiente para entender qué tipo de padre fuese y la misión que la Providencia le confió.

Sabemos que fue un humilde carpintero (cf. Mt 13,55), desposado con María (cf. Mt 1,18; Lc 1,27); un «hombre justo» (Mt 1,19), siempre dispuesto a hacer la voluntad de Dios manifestada en su ley (cf. Lc 2,22.27.39) y a través de los cuatro sueños que tuvo (cf. Mt 1,20; 2,13.19.22). Después de un largo y duro viaje de Nazaret a Belén, vio nacer al Mesías en un pesebre, porque en otro sitio «no había lugar para ellos» (Lc 2,7). Fue testigo de la adoración de los pastores (cf. Lc 2,8-20) y de los Magos (cf. Mt 2,1-12), que representaban respectivamente el pueblo de Israel y los pueblos paganos.

Tuvo la valentía de asumir la paternidad legal de Jesús, a quien dio el nombre que le reveló el ángel: «Tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados» (Mt 1,21). Como se sabe, en los pueblos antiguos poner un nombre a una persona o a una cosa significaba adquirir la pertenencia, como hizo Adán en el relato del Génesis (cf. 2,19-20).

En el templo, cuarenta días después del nacimiento, José, junto a la madre, presentó el Niño al Señor y escuchó sorprendido la profecía que Simeón pronunció sobre Jesús y María (cf. Lc 2,22-35). Para proteger a Jesús de Herodes, permaneció en Egipto como extranjero (cf. Mt 2,13-18). De regreso en su tierra, vivió de manera oculta en el pequeño y desconocido pueblo de Nazaret, en Galilea —de donde, se decía: “No sale ningún profeta” y “no puede salir nada bueno” (cf. Jn 7,52; 1,46)—, lejos de Belén, su ciudad de origen, y de Jerusalén, donde estaba el templo. Cuando, durante una peregrinación a Jerusalén, perdieron a Jesús, que tenía doce años, él y María lo buscaron angustiados y lo encontraron en el templo mientras discutía con los doctores de la ley (cf. Lc 2,41-50).

Después de María, Madre de Dios, ningún santo ocupa tanto espacio en el Magisterio pontificio como José, su esposo. Mis predecesores han profundizado en el mensaje contenido en los pocos datos transmitidos por los Evangelios para destacar su papel central en la historia de la salvación: el beato Pío IX lo declaró «Patrono de la Iglesia Católica»[2], el venerable Pío XII lo presentó como “Patrono de los trabajadores” y san Juan Pablo II como «Custodio del Redentor»[4]. El pueblo lo invoca como «Patrono de la buena muerte»"

Oración de Consagración al Corazón de San José
escrita por Madre Adela Galindo, SCTJM: para descargarla http://corazones.org/z_imagenes/pdf/@consagracion%20san%20jose.pdf 

18 de marzo de 2021

Mensaje del 18 de marzo 2021

 MENSAJE DE LA REINA DE LA PAZ DADO EL
18 DE MARZO DE 2021 EN MEDJUGORJE



"Queridos hijos, los invito maternalmente a volver a la alegría y a la verdad del Evangelio; a regresar al amor de mi Hijo, porque Él los espera con los brazos abiertos; a que todo lo que hagan en la vida, lo hagan con mi Hijo, con amor, para que sean bendecidos; a que la espiritualidad de ustedes sea interior y no sólo exterior. Sólo así serán humildes, generosos, llenos de amor y alegres. Y mi Corazón maternal se regocijará con ustedes. ¡Les doy las gracias!"


13 de marzo de 2021

Reflexiones sobre San José

 Acercándonos a la Solemnidad de San José, en este año que le está especialmente dedicado, los invitamos a reflexionar con una selección de textos de la homilía del papa Francisco del 19 de marzo de 2013, en la Misa con la cual inició oficialmente su Pontificado.

Evangelio de la Solemnidad de San José al que el Papa refiere en la Homilía (Mateo 1, 16-25)


"Jacob fue padre de José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, que es llamado Cristo. El total de las generaciones es, por lo tanto: desde Abraham hasta David, catorce generaciones; desde David hasta el destierro en Babilonia, catorce generaciones; desde el destierro en Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones.
Detalle del ícono de san José
del Hogar de la Madre
Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no han vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto. Mientras pensaba en esto, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo. Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados».
 Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta:  "La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel", que traducido significa: «Dios con nosotros». Al despertar, José hizo lo que el  Ángel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa,  y sin que hubieran hecho vida en común, ella dio a luz un hijo, y él le puso el nombre de Jesús".

Fragmentos de la homilía del Papa Francisco (19/3/2013)

Ícono de San José (Hogar de la Madre)
"Hemos escuchado en el Evangelio que «José hizo lo que el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer» (Mt 1,24). En estas palabras se encierra ya la misión que Dios confía a José, la de ser custos, custodio. Custodio ¿de quién? De María y Jesús; pero es una custodia que se alarga luego a la Iglesia, como ha señalado el beato Juan Pablo II: «Al igual que cuidó amorosamente a María y se dedicó con gozoso empeño a la educación de Jesucristo, también custodia y protege su cuerpo místico, la Iglesia, de la que la Virgen Santa es figura y modelo» (Exhort. ap. Redemptoris Custos, 1)".

"¿Cómo ejerce José esta custodia? Con discreción, con humildad, en silencio, pero con una presencia constante y una fidelidad total, aun cuando no comprende. Desde su matrimonio con María hasta el episodio de Jesús en el Templo de Jerusalén a los doce años, acompaña en todo momento con esmero y amor. Está junto a María, su esposa, tanto en los momentos serenos de la vida como en los difíciles, en el viaje a Belén para el censo y en las horas temblorosas y gozosas del parto; en el momento dramático de la huida a Egipto y en la afanosa búsqueda de su hijo en el Templo; y después en la vida cotidiana en la casa de Nazaret, en el taller donde enseñó el oficio a Jesús.

Detalle del ícono de san José
del Hogar de la Madre
¿Cómo vive José su vocación como custodio de María, de Jesús, de la Iglesia? Con la atención constante a Dios, abierto a sus signos, disponible a su proyecto, y no tanto al propio;  y eso es lo que Dios le pidió a David, como hemos escuchado en la primera Lectura: Dios no quiere una casa construida por el hombre, sino la fidelidad a su palabra, a su designio; y es Dios mismo quien construye la casa, pero de piedras vivas marcadas por su Espíritu. Y José es «custodio» porque sabe escuchar a Dios, se deja guiar por su voluntad, y precisamente por eso es más sensible aún a las personas que se le han confiado, sabe cómo leer con realismo los acontecimientos, está atento a lo que le rodea, y sabe tomar las decisiones más sensatas. En él, queridos amigos, vemos cómo se responde a la llamada de Dios, con disponibilidad, con prontitud; pero vemos también cuál es el centro de la vocación cristiana: Cristo. Guardemos a Cristo en nuestra vida, para guardar a los demás, para salvaguardar la creación".

Y aquí añado entonces una ulterior anotación: el preocuparse, el custodiar, requiere bondad, pide ser vivido con ternura. En los Evangelios, san José aparece como un hombre fuerte y valiente, trabajador, pero en su alma se percibe una gran ternura, que no es la virtud de los débiles, sino más bien todo lo contrario: denota fortaleza de ánimo y capacidad de atención, de compasión, de verdadera apertura al otro, de amor. No debemos tener miedo de la bondad, de la ternura".

¡SAN JOSÉ, RUEGA POR NOSOTROS!

Para conocer más sobre san José a través del ícono de San José "Padre y Esposo", de las Siervas del Hogar de la Madre, pueden ingresar aquíhttps://www.hogardelamadre.org/es/quienes-somos/arte-del-hogar/5951-icono-de-san-jose 

1 de marzo de 2021

Beata Concepción Cabrera de Armida

El 3 de marzo la Iglesia celebra la fiesta litúrgica de la beata Concepción Cabrera de Armida. Esta mujer fue una laica, madre de familia, esposa, mística y apóstol. Sus escritos místicos son conocidos en el mundo entero.

Breve biografía 
Para una biografía completa, pueden leer aquí el libro "Diario espiritual de una Madre de familia".

Conchita con su marido, el
día de su casamiento.
Concepción Cabrera de Armida, conocida familiarmente como Conchita, nació el 8 de diciembre 1862 en San Luis Potosí, México. Pertenecía a una familia católica practicante, muy numerosa y de clase acomodada. Siendo niña tuvo una especial atracción por el Señor y tenía una profunda devoción por la Eucaristía, tuvo en ese tiempo las primeras experiencias místicas. A pesar de esta inclinación, ella jamás sintió que debía orientar su vida a la consagración religiosa. 

En 1876, en una reunión conoce a quien sería su esposo, Francisco Armida. Contrajo matrimonio con él el 8 de noviembre de 1884, poco antes de cumplir 22 años. Fruto de este enlace nacieron 9 hijos. 

Luego de hacer ejercicios espirituales, nació en su corazón el deseo por la salvación de las almas, comenzando así la obra de organizar retiros espirituales para mujeres. 

Recibió como inspiración, al ver en la hacienda de su familia cómo se grababan con un fierro caliente al ganado las siglas de sus dueños, grabarse en su propio pecho el monograma "JHS" (Jesús Salvador de los Hombres). Así lo narra ella en su autobiografía: "Por fin de ruegos conseguí el permiso de mi director para marcar el monograma en mi pecho el día del Dulce Nombre de Jesús, 14 de enero de 1894. Corté el pecho formando letras grandes con la navaja, J H S en esta forma; luego que lo hice sentí como si una fuerza sobrenatural me arrojara al suelo y con la frente en la tierra, en los ojos las lágrimas y el fuego en el corazón le pedía al Señor con vehemencia, con un celo devorador la salvación de las almas: ¡JESUS, SALVADOR DE LOS HOMBRES, SALVALOS, SALVALOS!". A partir del grabado del monograma de Jesús, empieza a recibir mayores gracias místicas, una de ellas fue el desposorio místico con Cristo (como lo tuvo Santa Catalina de Siena o la venerable Marthe Robin). Ese mismo año recibirá la visión de la Cruz del Apostolado y junto con ella la misión de fundar el Apostolado de la Cruz con el fin de "salvar almas", el mismo fue fundado en 1895 con autorización del obispo. 
Cruz del Apostolado
que vio Conchita.


En 1897, Conchita funda una congregación femenina con la espiritualidad del Apostolado de la Cruz, las Religiosas de la Cruz del Sagrado Corazón de Jesús, consagradas de vida contemplativa, dedicadas a la Adoración Eucarística Perpetua, pidiendo especialmente por la santificación de los sacerdotes.

Durante su vida comenzó a publicar, con autorización de su director espiritual, los escritos que contenían la doctrina de la espiritualidad de la Cruz que ella recibía por revelaciones privadas. En total fueron 46 obras, además de la Cuenta de Conciencia (citada como CC), que abarca 40 años, en total suman 158 volúmenes. En los escritos la temática es desde la vida trinitaria, la Cruz, el Corazón de Cristo, la devoción Eucarística y mariana, la salvación de las almas, el sacerdocio, el Espíritu Santo y el amor a la Iglesia.

La Iglesia comienza a estudiar los escritos y la vida de esta mística en el año 1900, con el fin de confirmar la sobrenaturalidad o no de las revelaciones que recibía. Recibió en ese mismo año la confirmación de que las inspiraciones que recibía provenían del Cielo. 

En 1901 muere su esposo Francisco. Fue un momento duro y doloroso para ella, quedando sus 8 hijos huérfanos y ella a su cargo. Ella decía: "A mí, repito, no me estorbaba el cariño de Pancho para amar a Dios; yo lo quería con una sencillez muy grande y como envuelta con el amor de mi Jesús. No veía para mi otro camino". Ella tenía esa capacidad de unir las cosas de la tierra, sus obligaciones y la vocación a la santidad matrimonial. 

Beata Conchita y el venerable
Padre Félix de Jesús Rougier
En medio de esta y otras dificultades, Conchita siente la necesidad de un director espiritual nuevo. Escucha de un nuevo sacerdote de los Maristas que había llegado a la ciudad y recibe la inspiración de hablarle, es el venerable Padre Félix de Jesús Rougier. Fue el 4 de febrero de 1903, este encuentro marcaría la vida de ambos santos para siempre. 

Recibió el 25 de marzo de 1906 la mayor gracia de todas: la encarnación mística. Ella relata que Jesús le decía lo siguiente: "Estando en la oración después de comulgar, (Jesús) me dijo así: "Prepárate para el día que la Iglesia celebra la Encarnación del Divino Verbo; en ese día bajé a unirme con María tomando carne en su purísimo seno, para salvar al mundo. Ese día quiero unirme espiritualmente con tu alma y darte una nueva vida, vida divina e inmortal, en el tiempo y en la eternidad... Prepárate, purifícate, límpiate, porque es muy grande, muy grande el beneficio que se te prepara" (CC 9,33-35: 17 febrero 1897) "Para esta clase tan subida de gracias, Yo antes hago pasar al alma por mil crisoles; y bañándola con la superabundancia de mis gracias, la preparo a esta altísima unión en que la Pureza, no puede unirse con lo manchado" . (CC 24,61-68: agosto 1906).

Ella narró lo que sucedió ese día en su Cuenta de Conciencia:  "
Antes de la Misa, postrada ante el Sagrario, me humillé cuanto pude, delante de mi Jesús; le pedí perdón, renové mis votos: le ofrecí no llenar mi corazón así de tierra como hasta aquí y así, VACIA, lo recibí en la Comunión .
Conque, en los primeros «mementos» de la Misa, voy sintiendo la presencia de mi Jesús junto de mí, y escuchando su divina voz que me dijo :
"Aquí estoy me dijo el Señor, quiero encarnar en tu corazón místicamente. Yo cumplo lo que ofrezco;
he venido preparándote de mil modos, y ha llegado el momento de cumplir mi promesa, RECÍBEME
». (Y yo sentí un gozo con vergüenza indecible. Pensé que ya lo había recibido en la Comunión, pero Él, como adivinándome, continuó) 
No es así; de otro modo, además, hoy me has recibido. Tomo posesión de tu corazón; me encarno místicamente en él, para no separarme jamás.

"Ésta es una gracia muy grande que te viene preparando mi bondad; humíllate y agradécela" . (CC 22,167-177: 25 marzo 1906).

En noviembre de 1909 funda la Alianza de Amor con el Sagrado Corazón de Jesús, para laicos que deseen consagrarse más profundamente en la espiritualidad de la Cruz y después la Fraternidad Cristo Sacerdote, para asociar a obispos y sacerdotes del clero secular a las Obras de la Cruz. 

Con el fin de iniciar una Congregación para hombres con la espiritualidad del Apostolado de la Cruz, recibe un pedido de Roma de enviar varios de sus escritos en los que estaban su autobiografía y las revelaciones privadas y experiencias místicas que había recibido. El obispo de México tiene la intuición de llevar personalmente a Roma a Conchita para los estudios y aclarar cualquier duda sobre ella que pudiera tener la Santa Sede, con ocasión de una peregrinación a Tierra Santa. Fue en 1913 y en dicha ocasión, san Pío X le da aprobación para la fundación de los Misioneros del Espíritu Santo, que originalmente se llamarían Sacerdotes de la Cruz.

En 1914 en México, la revolución social toma un tinte totalmente antirreligioso, siendo el inicio de la que más tarde sería la guerra cristera. Ella escribe en su diario: "Las cosas políticas empeorando. Mil abusos y la guerra al Clero en todo su esplendor. ¡Oh Dios mío, Dios de mi corazón! En Ti hemos puesto nuestra esperanza, no seremos confundidos. ¡Pobre México! Está recibiendo el azote de Dios y ojalá nos sepamos aprovechar". 

Conchita junto a algunos de sus hijos y nietos,
ya en su vejez.
Desde 1917 inicia el proceso en el que se ve disminuyendo tanto su apostolado externo como las gracias místicas que recibía. La voz de Jesús que escuchaba en su interior poco a poco se va yendo. A su vez, sus hijos se empiezan a ir de su casa para casarse o consagrarse a Dios. Empieza a configurarse con la soledad y el abandono de Cristo y de la Virgen Dolorosa. Llegó a decir a sus más cercanos que Jesús, con quien conversaba a diario, de repente fue "como si nunca nos hubiéramos conocido". 

Vive también el período de la guerra cristera (1926-1929), en una carta a una amiga le dice: "Ya tenemos muchos mártires en México que están haciendo favores. Bendito sea Dios, y Él sabe su cuento. Hay que adorar sus designios. ¿Para qué andar confiando en este o aquel medio?... Para Dios todos son medios y cuántas veces se complace en hacer las cosas contra todos los medios humanos, para que resplandezca más su gloria. En buena hora que suframos y roguemos, pero también debemos adorar sus tardanzas, amar sus miras y esperar contra toda esperanza el triunfo y la paz que nos dará sin duda. México no perderá la fe mientras tenga a María". En dicho período esconde a muchos sacerdotes, obispos y religiosas en sus casas para salvarlos de la persecución. 


Murió santamente el 3 de marzo de 1937,
rodeada de sus hijos y numerosos nietos. Por un permiso especial que recibió del papa san Pío X, tenía sus votos válidos a la hora de la muerte como Religiosa de la Cruz del Sagrado Corazón de Jesús y fue enterrada con el hábito de dicha congregación. En 1974 sus restos fueron depositados para la veneración en la Casa de Formación de los Misioneros del Espíritu Santo y ese mismo año se inició su causa de beatificación. En 1999 el papa san Juan Pablo II la declaró venerable y fue beatificada por el papa Francisco el 4 de mayo de 2019 en la Basílica de Guadalupe.

La vida de esta mujer laica, mística y apóstol es un mensaje para todos los tiempos. Adelantándose al Concilio Vaticano II en la llamada a todos los fieles bautizados a su santificación y a tomar conciencia de su sacerdocio bautismal, la beata Concepción Cabrera nos invita a vivir la unión con Dios, el sacrificio y el sufrimiento unidos a Jesús. 


LA CRUZ DEL APOSTOLADO


Le fue revelada a la beata Conchita en una visión, a finales del mes de enero de 1894. Ella lo relata así en su diario espiritual: "Esta mañana, después de comulgar, estando recogida haciendo mi oración en la Iglesia de la Compañía vi de repente una cosa como alegoría. Era como un inmenso cuadro de luz encendida, aclarándose hacia el centro, siendo blanquísima la de enmedio. Encima de todas estas clases de luces con miles de rayos de oro y fuego, una paloma blanca, extendida de sus alas, mero arriba, como abarcando todo aquel conjunto de luz. Debajo de la paloma en el fondo de aquella inmensa luz, una Cruz grande, muy grande. Una Cruz con un Corazón en el centro, de donde los brazos parten. Un Corazón, pero no pintado, vivo, palpitante, de carne, pero como glorificado, que transciende virtud, calor y vida. Tiene lanza, pero no se ve la punta por estar dentro del Corazón, pero sí la ancha herida, que hace brotar sangre entre líquida y cuajada, y escurre sobre la Cruz. Tiene este Corazón espinas agudísimas como que lo aprietan penetrándolo, y duele verlas. Las llamas que proceden del Corazón suben moviéndose como con violencia, como despedidas de un volcán, y casi cubren y descubren a la Cruz chiquita que está plantada o se ve salida un poco del Corazón".

En la parte superior se encuentra una paloma blanca, que representa al Espíritu Santo, Señor y Dador de vida. Él es quien hace posible la presencia de Cristo en el alma de cada persona y quien guía y da aliento a la vida cristiana. La Cruz grande hace referencia a que Cristo mismo bajó del cielo para morir en la Cruz con el deseo de salvar a todos los hombres y el mandato de Jesús, de que si queremos seguirlo que carguemos con nuestra cruz. El Corazón representa al Sagrado Corazón de Jesús, vivo y palpitante, sufriendo de amor por nuestra salvación, por la salvación de cada uno de nosotros. La lanza recuerda el traspaso del Corazón de Jesús en la Cruz, en la cual brotaron la sangre y el agua que dieron vida a toda la Iglesia a través de los sacramentos por los que somos salvados, redimidos y transfigurados en Cristo.  

Jesús prometió a Conchita: "Esta Cruz del Apostolado ahuyentará al demonio. Esparcirá virtud, de la que está llena. Curará las almas y los cuerpos. Hará muchos milagros".

¡JESÚS, SALVADOR DE LOS HOMBRE, SÁLVALOS, SÁLVALOS!
¡BEATA CONCEPCIÓN CABRERA, RUEGA POR NOSOTROS!

¡Iniciamos el Mes de San José!

La tradición popular ha dedicado siempre el mes de marzo como el Mes de San José, ya que el 19 de marzo celebramos su solemnidad. Dicha fiesta tiene un carácter particular, ya que junto con la Solemnidad de la Anunciación del Señor (25 de marzo) son las únicas que se celebran en el transcurso de la Cuaresma y en las que litúrgicamente se celebran con solemnidad.

Nos dice el papa Francisco en la carta apostólica "Patris Corde" (Con Corazón de Padre), sobre la devoción y el amor a san José: "La grandeza de san José consiste en el hecho de que fue el esposo de María y el padre de Jesús. En cuanto tal, «entró en el servicio de toda la economía de la encarnación», como dice san Juan Crisóstomo.
San Pablo VI observa que su paternidad se manifestó concretamente «al haber hecho de su vida un servicio, un sacrificio al misterio de la Encarnación y a la misión redentora que le está unida; al haber utilizado la autoridad legal, que le correspondía en la Sagrada Familia, para hacer de ella un don total de sí mismo, de su vida, de su trabajo; al haber convertido su vocación humana de amor doméstico en la oblación sobrehumana de sí mismo, de su corazón y de toda capacidad en el amor puesto al servicio del Mesías nacido en su casa».
Por su papel en la historia de la salvación, san José es un padre que siempre ha sido amado por el pueblo cristiano, como lo demuestra el hecho de que se le han dedicado numerosas iglesias en todo el mundo; que muchos institutos religiosos, hermandades y grupos eclesiales se inspiran en su espiritualidad y llevan su nombre; y que desde hace siglos se celebran en su honor diversas representaciones sagradas. Muchos santos y santas le tuvieron una gran devoción, entre ellos Teresa de Ávila, quien lo tomó como abogado e intercesor, encomendándose mucho a él y recibiendo todas las gracias que le pedía. Alentada por su experiencia, la santa persuadía a otros para que le fueran devotos".

Durante este mes, podemos rezar diariamente la letanías de san José, oración con la que, rezada durante este año junto con las condiciones normales (confesarse, comulgar y rezar Padrenuestro, Avemaría y Gloria por el Papa y sus intenciones), podemos ganar el don de la indulgencia plenaria una vez por día. Podrán encontrar estas letanías, una novena y otras oraciones y explicaciones sobre el Año de San José en nuestro libro virtual gratuito, haciendo click aquí. (El libro solo existe en formato digital, no hay libro físico).

 Con esta oración meditamos los privilegios, gracias y virtudes del Corazón de San José. ¡Recémosla diariamente para encomendar a su Corazón todas nuestras intenciones y las del mundo entero!

LETANÍAS DE SAN JOSÉ

Señor, ten piedad de nosotros
Cristo, 
Señor, 
Cristo óyenos. Cristo escúchanos.

Dios Padre celestial, ten piedad de nosotros
Dios Hijo, Redentor del mundo, 
Dios Espíritu Santo, 
Santa Trinidad, un solo Dios, 

Santa María, ruega por nosotros.
San José, 
Ilustre descendiente de David,  
Luz de los Patriarcas, 
Esposo de la Madre de Dios,   
Casto guardián de la Virgen,   
Padre nutricio del Hijo de Dios,   
Celoso defensor de Cristo, 
Jefe de la Sagrada Familia, 
José, justísimo, 
José, castísimo, 
José, prudentísimo, 
José, valentísimo, 
José, fidelísimo, 
Espejo de paciencia,   
Amante de la pobreza, 
Modelo de trabajadores, 
Gloria de la vida doméstica, 
Custodio de Vírgenes, 
Sostén de las familias, 
Consuelo de los desgraciados,   
Esperanza de los enfermos,    
Patrón de los moribundos,   
Terror de los demonios,    
Protector de la Santa Iglesia,    

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo: perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo: escúchanos, Señor,
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo: ten misericordia de nosotros.

Lo estableció Señor de su casa, y Administrador de todos sus bienes.

Oremos: Oh Dios, que en tu inefable providencia, te dignaste elegir a San José por Esposo de tu Santísima Madre: concédenos, te rogamos, que merezcamos tener por intercesor en el cielo al que veneramos como protector en la tierra. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

CONSAGRACIÓN A SAN JOSÉ

San José, esposo de María, padre virginal de Jesús y mi padre espiritual, me consagro enteramente a ti. Abrazo amorosamente tu paternidad y me refugio bajo tu sagrado manto paterno. Enséñame a rezar y ser virtuoso. Instrúyeme en la sabiduría de los santos, protégeme de los engaños del enemigo, ayúdame a no pecar, y si hoy expira mi último aliento, quédate a mi lado y llévame al cielo con Jesús y María. Amén

¡SAN JOSÉ, RUEGA POR NOSOTROS!