27 de noviembre de 2020

Reflexiones para el Adviento (I)

 Durante este tiempo de Adviento, iremos compartiendo una serie de textos para reflexionar sobre qué significa y cómo vivir esta preparación para la Navidad.

Este primer texto corresponde a la catequesis de san Juan Pablo II dada el 29 de noviembre de 1978.

"Adviento quiere decir “venida”. Por tanto, debemos preguntarnos: ¿Quién es el que viene?, y ¿para qué viene?
Enseguida encontramos la respuesta a esta pregunta. Hasta los niños saben que es Jesús quien viene para ellos y para todos los hombres. Viene una noche en Belén, nace en una gruta, que se utilizaba como establo para el ganado.
Esto lo saben los niños, lo saben también los hombres que participan de la alegría de los niños y parece que se hacen niños ellos también la noche de Navidad. Sin embargo, muchos son los interrogantes que se plantean. El hombre tiene el derecho e incluso el deber de preguntar para saber. Hay asimismo quienes dudan y parecen ajenos a la verdad que encierra la Navidad, aunque participen de su alegría.
Precisamente para esto disponemos del tiempo de Adviento, para que podamos penetrar en esta verdad esencial del cristianismo cada año de nuevo.

La verdad del cristianismo corresponde a dos realidades fundamentales que no podemos perder nunca de vista. Las dos están estrechamente relacionadas entre sí. Y justamente este vínculo íntimo, hasta el punto de que una realidad parece explicar la otra, es la nota característica del cristianismo. La primera realidad se llama “Dios”, y la segunda “el hombre”. El cristianismo brota de una relación particular entre Dios y el hombre. En los últimos tiempos —en especial durante el Concilio Vaticano II— se discutía mucho sobre si dicha relación es teocéntrica o antropocéntrica. Si seguimos considerando por separado los dos términos de la cuestión, jamás se obtendrá una respuesta satisfactoria a esta pregunta. De hecho el cristianismo es antropocéntrico precisamente porque es plenamente teocéntrico; y al mismo tiempo es teocéntrico gracias a su antropocentrismo singular.
Pero es cabalmente el misterio de la Encarnación el que explica por sí mismo esta relación. Y justamente por esto el cristianismo no es sólo una “religión de adviento”, sino el Adviento mismo. El cristianismo vive el misterio de la venida real de Dios hacia el hombre, y de esta realidad palpita y late constantemente. Esta es sencillamente la vida misma del cristianismo. Se trata de una realidad profunda y sencilla a un tiempo, que resulta cercana a la comprensión y sensibilidad de todos los hombres y, sobre todo, de quien sabe hacerse niño con ocasión de la noche de Navidad. No en vano dijo Jesús una vez: “Si no os volviereis y os hiciereis como niños, no entraréis en el reino de los cielos” (Mt 18, 3).

Para comprender hasta el fondo esta doble realidad de la que late y palpita el cristianismo, hay que remontarse hasta los comienzos mismos de la Revelación o, mejor, hasta los comienzos casi del pensamiento humano.
En los comienzos del pensar humano pueden darse concepciones diferentes; el pensar de cada individuo tiene la propia historia en su vida ya desde la infancia. Sin embargo, hablando del “comienzo” no nos proponemos tratar propiamente de la historia del pensamiento. En cambio, queremos hacer constancia de que en las bases mismas del pensar, en sus fuentes, se encuentran el concepto de “Dios” y el concepto de “hombre”. A veces están recubiertos del estrato de muchos otros conceptos distintos (sobre todo en la actual civilización, de “cosificación materialista” e incluso “tecnocrática”); pero ello no significa que aquellos conceptos no existen o no están en la base de nuestro pensar. Incluso el sistema ateo más elaborado sólo tiene sentido en el caso de que se presuponga que conoce el significado de la idea “Theos”, Dios. A este propósito la Constitución Pastoral del Vaticano II nos enseña con razón que muchas formas de ateísmo se derivan de que falta la relación adecuada con este concepto de Dios. Por ello, dichas formas son o, al menos pueden serlo, negaciones de algo o, más bien, de Algún otro que no corresponde al Dios verdadero.

El Adviento, en cuanto tiempo litúrgico del año eclesial, nos remonta a los comienzos de la Revelación. Y precisamente en los comienzos nos encontramos enseguida con la vinculación fundamental de estas dos realidades: Dios y el hombre.
Tomando el primer libro de la Sagrada Escritura, el Génesis, se comienza leyendo estas palabras: “Beresit bara: Al principio creó...”. Sigue luego el nombre de Dios que en este texto bíblico suena “Elohim”. Al principio creó, y el que creó es Dios. Estas tres palabras constituyen como el umbral de la Revelación. Al principio del libro del Génesis, no sólo con el nombre de “Elohim” se define a Dios; otros pasajes de este libro utilizan también el nombre de “Yavé”. Habla de Él aún más claramente el verbo “creó”. En efecto, este verbo revela a Dios, quién es Dios. Expresa su sustancia, no tanto en sí misma cuanto en relación con el mundo, o sea, con el conjunto de las criaturas sujetas a la ley del tiempo y del espacio. El complemento circunstancial “al principio”, señala a Dios como Aquel que existe antes de este principio, Aquel que no está limitado ni por el tiempo ni por el espacio, y que “crea”, es decir, que “da comienzo” a todo lo que no es Dios, lo que constituye el mundo visible e invisible (según el Génesis, el cielo y la tierra). En este contexto el verbo “creó” dice acerca de Dios, en primer lugar, que Él existe, que es, que Él es la plenitud del ser, que tal plenitud se manifiesta como Omnipotencia, y que esta Omnipotencia es a un tiempo Sabiduría y Amor. Esto es lo que nos dice de Dios la primera frase de la Sagrada Escritura. De este modo se forma en nuestro entendimiento el concepto de “Dios”, si nos queremos referir a los comienzos de la Revelación.

Sería significativo examinar la relación en que está el concepto “Dios”, tal y como lo encontramos en los comienzos de la Revelación, con el que encontramos en la base del pensar humano (incluso en el caso de la negación de Dios, es decir, del ateísmo). Pero hoy no nos proponemos desarrollar este tema.
En cambio, sí queremos hacer constar que en los comienzos de la Revelación —en el mismo libro del Génesis—, y ya en el primer capítulo, encontramos la verdad fundamental acerca del hombre que Dios (Elohim) crea a su “imagen y semejanza”. Leemos en él: “Díjose entonces Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen y a nuestra semejanza” (Gén 1, 26), y a continuación: “Creó Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó, y los creó macho y hembra” (Gén 1, 27).

Esta relación ilumina las bases mismas del cristianismo. Nos permite además dar una respuesta fundamental a dos preguntas: primera, ¿qué significa el Adviento?; y segunda, ¿por qué precisamente el Adviento forma parte de la sustancia misma del cristianismo?
Estas preguntas las dejo a vuestra reflexión. Volveremos sobre ellas en nuestras meditaciones futuras y más de una vez. La realidad del Adviento está llena de la más profunda verdad sobre Dios y sobre el hombre".

26 de noviembre de 2020

190º Aniversario de las Apariciones de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa

 Hoy, 27 de noviembre de 2020, celebramos el 190º Aniversario de las Apariciones de la Santísima Virgen María en la rue du Bac, en París. La Madre de Dios se manifestó a la hermana santa Catalina Labouré, una humilde hija de la Caridad de san Vicente de Paúl.

Aquí narramos brevemente su biografía y la historia de las apariciones. Pueden leer sobre esta y otras apariciones marianas a lo largo de la historia en el libro virtual gratuito "Apariciones Marianas", haciendo click aquí.

Breve historia de Santa Catalina y las Apariciones
Santa Catalina Labouré

Catalina Labouré nació el 2 de mayo de 1806 en Borgoña, Francia. Quedando sin madre muy
pequeña, frente a una familia numerosa, se refugia desde muy temprana edad en manos de la Santísima Virgen y la toma como madre suya de forma muy especial.  Se relata que, luego de la muerte de su madre, uno de sus hermanos la encontró, entre llantos, abrazada a una estatua de la Madre de Dios pidiéndole que ella fuera  su madre. Sintió fuertemente el llamado de Dios a la vida consagrada luego de una experiencia con un anciano quien se le aparece en sueños y le dice: “Es bueno, hija mía visitar a los enfermos. Hoy, me escapas: pero, un día vendrás hacia mí. Sepa que Dios tiene designios sobre ti. No lo olvides”.  Ingresa en la Congregación de las Hijas de la Caridad, fundadas por san Vicente de Paul, el mismo anciano que se le apareció en sueños, a quien reconoció por los cuadros que había en el Convento. La vocación principal de este instituto religioso era servir a los más necesitados, a los pobres, marginados, enfermos y excluidos. Hace su ingreso al postulantado en enero de 1830 y el 21 de abril fue enviada al noviciado en París, en la Rue du Bac 140 (dirección donde se hallaba el convento en París). 

Algunas experiencias místicas. Además del sueño previo a su ingreso al Instituto, santa Catalina tuvo una experiencia, siendo novicia, de cuando se trasladaron los restos de san Vicente de Paul a una nueva iglesia. Oyó interiormente una voz que decía: “El corazón de San Vicente está más consolado por haber obtenido de Dios, a través de la intercesión de la Santísima Virgen María, el que ninguna de las dos congregaciones perezca en medio de estas desgracias, sino que Dios hará uso de ellas para reanimar la fe”. Más adelante tuvo varias veces la experiencia de ver al Señor en la Eucaristía al ir a comulgar. Esto la hizo pensar en que tuvo visiones de san Vicente y de nuestro Señor, se cuestionó si más tarde no vería a la Santísima Virgen. 

Historia de las Apariciones

Primera Aparición.
Santa Catalina a los pies de
la Virgen
En la medianoche del 18 de julio de 1830, la novicia Catalina Labouré fue despertada por la voz de un niño vestido de blanco, de alrededor de cuatro años. Éste le dijo: “Levántate pronto y ven a la capilla; la Santísima Virgen te espera”. Vacilante, teme que alguna hermana la vea rompiendo las reglas, pero el niño le dice “No temas; son las 11:30, todas duermen muy bien. Ven yo te aguardo”. Se viste rápidamente y camina junto al niño, quien ilumina los lugares por donde pasan y que la
guía hacia la capilla. Santa Catalina escribirá más tarde: “Mi sorpresa fue más completa cuando, al entrar a la capilla, vi encendidas todas las velas y los cirios, lo que me recordaba la Misa de media noche” El pequeño guió a Catalina. Se arrodilló y aguardaba la aparición de nuestra Señora. En un momento el niño dijo: “He aquí a la Santísima Virgen”, la santa relata que escuchó un suave roce de telas de seda y vio a una Señora de extraordinaria belleza, y se fue a sentar en el sillón de la Sede que se encuentra sobre el presbiterio. Catalina se sentía sobrecogida por esta situación y narra: “Entonces, mirando a la Virgen, me puse en un instante a su lado, me arrodille en el presbiterio, con las manos apoyadas en las rodillas de la Santísima Virgen.  Allí pasé los momentos más dulces de mi vida; me sería imposible decir lo que sentí”. Entre ellas hablaron largamente de cosas privadas que la religiosa jamás escribió. Pero lo que si se conoce es el siguiente mensaje: “Dios quiere confiarte una misión; te costará trabajo, pero lo vencerás pensando que lo haces para la gloria de Dios. Tu conocerás cuan bueno es Dios. Tendrás que sufrir hasta que los digas a tu director. No te faltaran contradicciones;  más te asistirá la gracia; no temas. Háblale a tu director con confianza y sencillez; ten confianza no temas. Verás ciertas cosas; díselas. Recibirás inspiraciones en la oración. Los tiempos son muy calamitosos. Han de llover desgracias sobre Francia. El trono será derribado. El mundo entero se verá afligido por calamidades de todas clases (al decir esto la Virgen estaba muy triste). Vengan a los pies de este altar, donde se prodigaran gracias a todos los que las pidan con fervor; a todos, grandes y pequeños, ricos y pobres. Deseo derramar gracias sobre tu comunidad; lo deseo ardientemente. Me causa dolor el que haya grandes abusos en la observancia, el que no se cumplan las reglas, el que haya tanta relajación en ambas comunidades a pesar de que hay almas grandes en ellas. Díselo al que está encargado de ti, aunque no sea el superior. Pronto será puesto al frente de la comunidad. El deberá hacer cuanto pueda para restablecer el vigor de la regla. Cuando esto suceda otra comunidad se unirá a las de ustedes. Vendrá un momento en que el peligro será grande; se creerá que todo está perdido; entonces yo estaré contigo, ten confianza. Reconocerás mi visita y la protección de Dios y de San Vicente sobre las dos comunidades... Mas no será lo mismo en otras comunidades, en ellas habrá víctimas... (la Virgen llora). El clero de París tendrá muchas víctimas. Morirá el señor Arzobispo. Hija mía, será despreciada la cruz, y el Corazón de mi Hijo será otra vez traspasado; correrá la sangre por las calles (la Virgen estaba muy triste al decir esto). El mundo entero se entristecerá”. Santa Catalina piensa ¿Cuándo ocurrirá esto? y una voz
La Virgen con el mundo
en sus manos

interior asegura: "Cuarenta años y después la paz. La Virgen, después de estar con ella unas dos horas, desaparece de la vista de Sor Catalina como una sombra que se desvanece. 
Las profecías reveladas por la Santísima Virgen se cumplieron efectivamente. Una semana más tarde, la revolución de julio estallaba en las calles de París. Hubo saqueos, profanaciones a iglesias y asesinatos. Se destrona al rey Carlos X, sustituyéndolo por Luis Felipe I, conocido como ‘rey ciudadano’ y gran maestre de la masonería. Finalmente en 1846 el confesor de las Hijas de la Caridad, el P. Juan María Aladel, fue nombrado director y restablece la observancia estricta de la regla original y consigue que otra Congregación se una a las Hijas. En el año 1870, con la Comuna de París, un período de insurrección y descontrol, surgido gracias al socialismo auto gestionado, es fusilado el Arzobispo de París, Monseñor Darboy junto con otros sacerdotes. 

Segunda Aparición
Esta aparición se produce el 27 de noviembre de 1830, un sábado, en vísperas del primer domingo de Adviento. Se encontraba Santa Catalina rezando, cuando la Virgen se le apareció. Vestida de blanco, con una túnica cerrada hasta el cuello y  velo blanco.  Los pies estaban sobre un medio globo blanco, y aplastaba una serpiente verde. Sus manos estaban a la altura del pecho, sosteniendo un globo de oro coronado por una cruz. La actitud de María era suplicante, ofreciendo al Padre el globo (símbolo del mundo), miraba a la tierra y al cielo constantemente. En un momento, en sus dedos aparecieron anillos con perlas preciosas llenas de luz. La cantidad de anillos eran 15, como los misterios del Rosario. La Virgen le habló en forma de locución a Catalina diciéndole: “Este globo que ves representa al mundo entero, especialmente Francia y a cada alma en particular. Estos rayos simbolizan las gracias que yo derramo sobre los que las piden. Las perlas que noemiten rayos son las gracias de las almas que no piden”.
 Luego, desapareció el globo pequeño y la Virgen abrió sus brazos y los rayos de luz caían hacia el globo que estaba a sus pies. Apareció más tarde, un óvalo detrás de la Virgen y que en su borde decía: “Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a vos”. Oyó nuevamente la voz de nuestra Madre que le decía: “Haz que se acuñe una medalla según 
este modelo. Todos cuantos la lleven puesta recibirán grandes gracias. Las gracias serán más abundantes para los que la lleven con confianza”. Desapareció la imagen y en el mismo lugar apareció  una M, coronada de una cruz y debajo los Corazones de Jesús y María. El Corazón de Jesús estaba coronado de espinas y el Corazón de María traspasado por una espada. Alrededor de las imágenes había doce estrellas. La aparición de la Virgen se repitió dos veces en diciembre de 1830 y enero de 1831. María le dijo: “En adelante, ya no veras, hija mía; pero oirás mi voz en la oración”. Un día que Sor Catalina estaba inquieta por no saber que inscripción poner en el reverso de la medalla, durante la oración, la Virgen le dijo: “La M y los Dos Corazones son bastante elocuentes”.

Medalla mandada a hacer por la Santísima Virgen María

ANVERSO:
  • La Virgen, de acuerdo con la visión de santa Catalina está con los brazos abiertos y de los anillos que tiene en sus dedos salen los rayos de luz que simbolizan las gracias que María derrama sobre el mundo. Está pisando la serpiente que representa a satanás.
  • La frase, "Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a vos", recuerda el dogma de la Inmaculada Concepción, que María desde el primer momento que fue concebida fue librada del pecado original por los méritos de la Pasión de Jesús. 

REVERSO:
  • La M y la Cruz, representan a María al pie de la Cruz, unida íntimamente al sacrificio de Cristo como "corredentora", su participación es secundaria y colaboradora con Cristo para la redención de la humanidad. Recuerda también que debemos unirnos a Jesús, al sacrificio eucarístico (representado por la barra bajo la cruz y entre la M). 
  • Los Corazones de Jesús y María, Arca Segura y Refugio de todos los hombres. El Corazón de Jesús coronado de espinas y el Corazón de María traspasado por la espada según la profecía de Simeón. En Francia, Jesús le reveló a santa Margarita su Sagrado Corazón y fue en París al Padre Carlos Eléonor des Genettes la Virgen en una locución interior lo inspiró a consagrar su parroquia a su Inmaculado Corazón.
  • Las doce estrellas representan las 12 virtudes de la Santísima Virgen y así también a los doce apóstoles. Por ello, representan a María como Madre de la Iglesia. 

Un milagro de la Medalla Milagrosa
Alfonso Ratisbone era un abogado y banquero judío de 27 años. Era totalmente enemigo de los católicos pues su hermano se había convertido y se ordenó sacerdote. En 1842 debía viajar a Nápoles pero por error tomó un tren que lo llevó a Roma. Visitó allí a un amigo de la familia, el barón Teodoro de Bussiere, quien siendo protestante se convirtió al catolicismo. 

Teodoro lo recibió en su casa y se ofreció a mostrarle la Ciudad Eterna. Durante el curso de una reunión social, Ratisbone estaba hablando mal sobre los católicos. Su anfitrión lo escuchó y le dijo que si estaba tan seguro de lo que decía, que prometiera llevar consigo un obsequio que le iba a dar. Alfonso le preguntó que era y le respondió que era una medalla. El judío inmediatamente la rechazó, pero Teodoro le replicó: "De acuerdo con lo que piensa, aceptarla no debería importarle, en cambio a mí me daría una gran satisfacción". Se rió de su amigo y se la puso, Teodoro le dijo que rezara diariamente el Memorare (Acordaos). 

El barón pidió a muchas personas que rezaran por la conversión de Alfonso, un amigo suyo le dijo que si aceptó colocarse la medalla seguramente se convertiría. Este hombre murió repentinamente al poco tiempo, se supo después que éste había peregrinado varios días a la Basílica de Santa María, la Mayor para rezar por él. Teodoro se encontró en un momento con Alfonso y le pidió que lo acompañara a la Iglesia de Sant'Andrea della Valle para arreglar el funeral de ésta persona. Ratisbone narra así lo que sucedió después: "a los pocos momentos de encontrarme en la Iglesia, me sentí dominado por una turbación inexplicable. Levanté los ojos y me pareció que todo el edificio desaparecía de mi vista. Una de las capillas (la de San Miguel) había concentrado toda la luz, y en medio de aquel esplendor apareció sobre el altar, radiante y llena de majestad y de dulzura, la Virgen Santísima tal y como esta grabada en la medalla. Una fuerza irresistible me impulsó hacia la capilla. Entonces la Virgen me hizo una seña con la mano como indicándome que me arrodillara... La Virgen no me habló pero lo he comprendido todo."

En ese momento, don Teodoro lo encuentra de rodillas y rezando, besando la medalla. Más tarde, Alfonso será bautizado en la Iglesia del Gesú en Roma, agregando a su nombre el de "María". El Papa inicia una investigación y su conversión es declarada milagrosa. Ratisbone será después ordenado sacerdote y es destinado a París donde colaboró con su hermano. En 1848 funda a las Hermanas Misioneras de Nuestra Señora de Sión. Su eficaz labor apostólica consigue que 200 judíos y 32 protestantes abracen la plenitud de la revelación en Cristo, convirtiéndose al catolicismo. Trabajó también en Tierra Santa, donde murió en 1884 a los 70 años. 

25 de noviembre de 2020

Mensaje del 25 de noviembre 2020 en Medjugorje


MENSAJE DE LA REINA DE LA PAZ DADO EL 25 DE NOVIEMBRE DE 2020 A LA VIDENTE MARIJA PAVLOVIC 


“¡Queridos hijos! Este es un tiempo de amor, de afabilidad, de oración y de alegría. Oren, hijitos, para que el Niño Jesús nazca en sus corazones. Abran sus corazones a Jesús que se da a cada uno de ustedes. Dios me ha enviado para ser alegría y esperanza en este tiempo. Y les digo que sin el Niño Jesús no tienen la ternura ni el sentimiento del Cielo escondidos en el Recién Nacido. Por eso, hijitos, trabajen en su interior. Al leer la Sagrada Escritura descubrirán el nacimiento de Jesús y la alegría, como la que Medjugorje dio a la humanidad, en los primeros días. La historia se volverá una verdad que se repite también hoy en ustedes y a su alrededor. Trabajen por la paz y constrúyanla a través del sacramento de la Confesión. Hijitos, reconcíliense con Dios y verán milagros en torno a ustedes. Gracias por haber respondido a mi llamado.”



18 de noviembre de 2020

Rosario Perpetuo por la Vida

 Ante la inminente presentación del proyecto para legalizar el aborto en Argentina, los invitamos a todos a sumarse a rezar el Santo Rosario pidiendo a la Santísima Virgen María por tres intenciones: la protección de la vida, la iluminación de las conciencias de nuestros legisladores (diputados y senadores) y por el triunfo del Inmaculado Corazón de María.

Cada uno podrá anotarse el día y horario que quiera (y varias veces al día) y ofrecer así el rezo del rosario en su horario. También pueden sumarse de otros países.

Para registrar su rosario, pueden ingresar en el siguiente link: https://calendly.com/rosarioperpetuo/30min?month=2020-11 

Invitamos a todos a rezar también la Coronilla de la Divina Misericordia y la consagración al Inmaculado Corazón de María, Nueva Arca de nuestros tiempos difíciles, escrita por la Madre Adela Galindo, fundadora SCTJM (www.corazones.org), consagrando con esa oración a la Argentina, a nuestras ciudades y a nuestras autoridades y legisladores.


¡NO AL ABORTO, SI A LA VIDA!


10 de noviembre de 2020

La última aparición de Garabandal

El 13 de noviembre recordamos el 55ª aniversario del fin de las apariciones de la Santísima Virgen María en Garabandal, España. En este pequeño pueblo de Cantabria, desde el 2 de julio de 1961 hasta el 13 de noviembre de 1965, cuatro niñas, reportan haber visto alrededor de 3000 veces a la Virgen María con el Niño Jesús, en ocasiones también  a san Miguel Arcángel  (quien se apareció a ellas el 18 de junio de 1961 y preanunció las apariciones de la Virgen, además de darles en numerosas ocasiones la comunión cuando no había sacerdote en el pueblo).


Los mensajes de la Virgen en Garabandal
El mensaje de Garabandal es muy sencillo. Únicamente la Virgen María dio únicamente dos breves y concisos mensajes, que son los siguientes,

El 18 de octubre de 1961 dijo: "Hay que hacer muchos sacrificios, mucha penitencia. Tenemos que visitar al Santísimo con frecuencia. Pero antes, tenemos que ser muy buenos. Si no lo hacemos, nos vendrá un castigo. Ya se está llenando la copa y, si no cambiamos, nos vendrá un castigo muy grande".

Cuatro años después la Virgen comunicó, por medio de san Miguel arcángel, el siguiente mensajeel 18 de junio de 1965 "Como no se ha cumplido y no se ha dado mucho a conocer mi mensaje del 18 de octubre, os diré que este es el último. Antes la copa se estaba llenando, ahora está rebosando. Los sacerdotes, obispos y cardenales van muchos por el camino de la perdición y con ellos llevan a muchas más almas. A la Eucaristía cada vez se le da menos importancia. Debéis evitar la ira del buen Dios sobre vosotros con vuestros esfuerzos. Si le pedís perdón con alma sincera, Él os perdonará. Yo, vuestra Madre, por intercesión del Ángel San Miguel, os quiero decir que os enmendéis. Ya estáis en los últimos avisos. Os quiero mucho y no quiero vuestra condenación. Pedidnos sinceramente y nosotros os lo daremos. Debéis sacrificaros mas, pensad en la Pasión de Jesús".

San Miguel Arcángel de la
Iglesia Parroquial de Garabandal

Cuando se dio a conocer el segundo mensaje mucha gente quedó desconcertada, ya que la crisis de fe sobre la Eucaristía y la crisis del sacerdocio no había llegado a España y mucho menos a Garabandal, donde los sacerdotes eran considerados prácticamente santos. Pocos meses después del segundo mensaje, el papa San Pablo VI publicó la encíclica Mysterium Fidei, en la que hacía referencia a la crisis de fe y falta de reverencia hacia Cristo en la Eucaristía. También fue en estos años que se da la crisis en torno a las vocaciones sacerdotales y el destape de los abusos sexuales por parte del clero. La Virgen María vino en nuestro auxilio en Garababdal exhortándonos a la oración, el sacrificio, la penitencia, la meditación de la Pasión de Cristo, pero no le hicimos caso. 

¡Respondamos al llamado de la Virgen! Ella nos pide unirnos más a Jesús, adorarlo en la Eucaristía y recibirlo con fe, amor, reverencia y devoción, amar a los sacerdotes, rezar por ellos, hacer sacrificios "de todo lo que podamos", meditar la Pasión de Jesús que está tan olvidada, acudir al sacramento de la Reconciliación o Confesión con frecuencia  y pedirle perdón al Señor por nuestros pecados. 

En lo referente al castigo, el aviso y el milagro, no sabemos el día ni la fecha. Pero este no es el centro del mensaje de Garabandal. Lo importante es responder a las llamadas de nuestra Señora a la oración, a la conversión, a la penitencia... Lo único que sabemos es que en el aviso lloraremos al ver cuánto nos ama Dios y podremos ver nuestras almas tal como él las ve y veremos nuestro pecado, será la "iluminación de las conciencias" o el derramamiento universal del Espíritu Santo. 


El relato de la última aparición de Garabandal
En la última aparición a la vidente Conchita González, la Santísima Virgen dejó unos breves mensajes muy importantes, aquí dejamos el escrito del diario de Conchita donde ella relata este último encuentro con la Madre de Dios:

"Estando un día en la iglesia, la Virgen me ha dicho en una locución que la vería el 13 de Noviembre en los Pinos. Me dijo que esto seria una aparición especial para besar objetos religiosos y repartirlos después, ya que tienen gran importancia. ¡Yo estaba con grandes deseos de que llegase ese día, para volver a ver a quien ha sembrado en mí la felicidad de Dios!

Estaba lloviendo, pero a mi no me importó. Subí a Los Pinos y llevaba conmigo muchos rosarios que hacía poco me los habían regalado para repartirlos; y ,como 
me había dicho la Virgen en la locución, los llevé para que los besara. Subiendo sola a Los Pinos iba diciéndome, como muy arrepentida de mis defectos, que no caería más en ellos, porque me daba apuro presentarme delante de la Madre de
Dios sin quitarlos.

Cuando llegué a Los Pinos empecé a sacar los rosarios que llevaba; y estándolos sacando, oí una voz muy dulce, la de la Virgen, que se distingue entre todas, y me llamaba por mi nombre. Yo le he contestado: "¿Que?" y en ese momento la vi con el Niño Jesús en brazos. Venía vestida como siempre y muy sonriente.

Yo le he dicho: "Ya he venido a traerte los rosarios para que los beses." Y Ella me dijo "Ya lo veo.Yo traía masticando un chicle, pero cuando la estaba viendo dejé de masticarlo y lo he puesto en una muela. Y Ella ha notado que lo traía, y me dijo: "¿Conchita, por qué no dejas tu chicle y lo ofreces como un sacrificio por la gloria de mi Hijo?" Y yo con vergüenza, me lo he sacado y tirado en el suelo.
Después me ha dicho: "¿Te acuerdas de lo que te dije el día de tu santo de que sufrirás mucho en la tierra?, pues te lo vuelvo a decir. Ten confianza en Nosotros y lo ofrecerás con gusto a Nuestros Corazones, por el bien de tus hermanos. Porque así estarás más unida a Nosotros" Yo le he dicho: "Que indigna soy, oh Madre nuestra, de tantas Gracias recibidas por Vos, y todavía venir hoy a mi para
sobrellevar la pequeña cruz que ahora tengo". Ella me ha dicho: "Conchita, no vengo solo por ti, sino que vengo por todos mis hijos, con el deseo de acercarlos a Nuestros corazones". Y me ha pedido: "Dame, para que pueda besar todo los que traes". Y se lo he dado. Llevaba conmigo una Cruz y la ha besado, y después me ha dicho: "Pásala por las manos del Niño Jesús", y yo lo he hecho y El no ha
dicho nada. Yo le he dicho: "Esta Cruz la llevaré conmigo al convento", pero no me ha dicho nada. Después de besarlos me ha dicho: "Mi Hijo por medio de este beso que yo he dado aquí, hará prodigios, repártelos a los demás", claro, yo así lo haré.

Después de esto me ha pedido le diga las peticiones para los demás, que me habían encomendado. Y yo se las he hecho. Y me ha dicho: "Dime, Conchita, dime cosas de mi hijos, a todos los tengo bajo mi manto". Yo le he dicho: "Es muy pequeño, no cabemos todos". Ella se ha sonreido.

"¿Sabes, Conchita, por qué no he venido yo el 18 de Junio a darte el Mensaje para el mundo? Porque me daba pena decíroslo yo, pero os lo tengo que decir para bien vuestro y gloria de Dios si lo cumplís. Os quiero mucho y deseo vuestra salvación para reuniros en torno del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¿Verdad, Conchita, que tu me responderás?" y yo le he dicho: "Si estuviese siempre viéndote, si; pero si no, no lo se, porque soy muy mala.", "Tu pon de tu parte todo y Nosotros te ayudaremos, como también a mis hijas, Loli, Jacinta y Maricruz"

Ha estado muy poco. También me dijo: "Será la última vez que me veas aquí, pero estaré siempre contigo y con todos mis hijos." Después anadió: "Conchita, ¿Por qué no vas a menudo a visitar a mi Hijo al Santísimo. Por qué te dejas llevar por la pereza, no yendo a visitarle cuando Os está esperando de día y de noche?"


Como ya he escrito, estaba lloviendo mucho, y la Virgen y el Niño Jesús no se mojaban nada. Yo, cuando los estaba viendo no me daba cuenta de que llovía, pero cuando dejé de verlos estaba mojada. Yo he dicho: "¡Ay, que feliz soy cuando os veo! ¿Por qué no me llevas contigo ahora?" Y me ha contestado: "Acuérdate de lo que te dije el día de tu santo, al presentarte delante de Dios tienes que mostrarle tus manos llenas de obras hechas por ti en favor de tus hermanos y para gloria de Dios, y ahora las tienes vacías".
Y nada más. Se ha pasado ese feliz rato que he pasado con mi Mamá del Cielo y mi Amiga, y con el Niño Jesús. Los he dejado de ver pero no de sentirlos. De nuevo han sembrado en mi ánimo una paz y una alegría y unos grandes deseos de vencer mis defectos para conseguir amar con todas mis fuerzas, a los Corazones de Jesús y de María, que tanto nos quieren.

Anteriormente, la Virgen me ha dicho que Jesús no mandaba el Castigo para hacernos sufrir sino para reprendernos de que no le hacemos caso y por ayudarnos. Y el Aviso nos lo manda para purificarnos, para hacernos ver el Milagro con el cual nos muestra claramente el amor que nos tiene; y por eso el deseo de que cumplamos el Mensaje".

Para profundizar en Garabandal
Los invitamos a ver y difundir con sus amigos y contactos, las dos películas que se realizaron recientemente sobre Garabandal. La primera es una ficción sobre las apariciones y la segunda un documental excelente y que complementa la información de la película. Ambos fueron producidos por la productora española Mater Spei. Pueden verlos libre y gratuitamente en YouTube en los siguientes videos:

Película "Garabandal, solo Dios lo sabe"

Documental "Garabandal, catarata imparable"

Para leer más sobre estas apariciones pueden consultar los siguientes sitios web que son los más recomendables (hay que tener cuidado con algunos sitios de Garabandal que hablan en contra de la Iglesia, el Concilio, el Papa Francisco, entre otros, ya que son completamente contrarios a la Fe de la Iglesia y a aquello que la Santísima Virgen enseñó en este bendito pueblo).

  • Garabandal.it (del Hogar de la Madre) https://www.garabandal.it/es/
  • Relato de las Apariciones y fotografías https://www.corazones.org/lugares/espana/garabandal/a_garabandal1.htm (de las Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y Maria)

¡Nuestra Señora del Carmen de Garabandal, ruega por nosotros!