25 de mayo de 2020

Mensaje del 25 de mayo 2020 en Medjugorje


MENSAJE DE LA MADRE SANTÍSIMA DADO A MARIJA, LA VIDENTE, 
EL 25 DE MAYO DE 2020 EN MONZA, ITALIA


"Queridos hijos: oren conmigo para que todos ustedes tengan una vida nueva. En sus corazones, hijitos, saben lo que hay que cambiar: regresen a Dios y a Sus Mandamientos, para que el Espíritu Santo pueda cambiar sus vidas y la faz de esta tierra, que necesita de una renovación en el Espíritu. Hijitos, sean oración para todos los que no oran, sean alegría para todos los que no ven una salida, sean portadores de luz en la oscuridad de este tiempo turbulento.


Oren y pidan la ayuda y la protección de los santos, para que también ustedes puedan anhelar el Cielo y las realidades celestiales. Estoy con ustedes y a todos los protejo y bendigo con mi bendición maternal. Gracias por haber respondido a mi llamado"



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gospa.espanol@gmail.com 

15 de mayo de 2020

¡Renueva, Señor, la gracia del primer Pentecostés para toda la Iglesia y el mundo!


"Infundiré mi Espíritu sobre ustedes, serán mi pueblo; yo seré el Dios de ustedes"

(Ezequiel 36, 28)


Nos acercamos a la Solemnidad de Pentecostés, adentrándonos en la novena. ¡Este es el tiempo de pedir la gracia de un Pentecostés personal y un segundo Pentecostés universal! ¿Qué es esta gracia del segundo Pentecostés? En diferentes revelaciones privadas y profecías de santos se habla de esta gracia: el Espíritu Santo volverá a derramarse sobre toda la humanidad para que ilumine nuestras conciencias y podamos ver nuestra alma tal cual Dios la ve. ¡Es una gracia que podemos pedir que ocurra en nosotros en el presente! Pedirle a Jesús que derrame su Espíritu Divino, cambie nuestra mente, la renueve, la limpie... pero aún así, habrá una vez que será universal, todos la recibirán. 


Sor Emmanuel Maillard, de la Comunidad de las Bienaventuranzas explica esta gracia de este modo: "Es urgente evangelizar para prepararnos para un nuevo Pentecostés de amor, que no irá a los once de Jerusalén, sino al mundo entero: todo el mundo recibirá tanta luz que veremos nuestra alma como Dios la ve. Y esto ya ha empezado. Conozco a personas que ya han vivido esto y su vida cambió" (Conferencia de Sor Emmanuel en Madrid, el 6/12/2018, ver en el siguiente link)

En algunas revelaciones privadas, la Virgen y el Señor han dado algunas explicaciones más sobre esta gracia del nuevo Pentecostés, la segunda venida del Espíritu Santo:

La Virgen le dijo al p. Esteban Gobbi el 26/5/1995:  

"Recogidos en oración en el Cenáculo espiritual de mi Corazón Inmaculado, se preparan para recibir el don prodigioso del segundo Pentecostés.

El segundo Pentecostés vendrá para hacer volver a esta humanidad que se ha vuelto pagana y que vive bajo el potente influjo del Maligno, a la plena comunión de vida con su Señor que la ha creado, redimido y salvado. Lenguas de fuego milagrosas y espirituales purificarán los corazones y las almas de todos, que se verán a si mismos en la Luz de Dios, y serán traspasados por la afilada espada de su Verdad divina.

El segundo Pentecostés vendrá para conducir a toda la Iglesia al vértice de su máximo esplendor. El Espíritu de sabiduría la conducirá a la perfecta fidelidad al Evangelio; el Espíritu de consejo la asistirá y la confortará en todas sus tribulaciones; el Espíritu de fortaleza la llevará a un cotidiano y heroico testimonio de Jesús.

Sobre todo el Espíritu Santo comunicará a la Iglesia el don precioso de su unidad plena y de la mayor santidad. Sólo entonces Jesús traerá a ella su Reino de gloria.
El segundo Pentecostés descenderá en los corazones para transformarlos y volverlos sensibles y abiertos al amor, humildes y misericordiosos, libres de todo egoísmo y de toda maldad. Entonces el Espíritu del Señor transformará los corazones de piedra en corazones de carne.

El segundo Pentecostés abrasará, con el fuego de su divino amor, los pecados que oscurecen la belleza de las almas. De este modo sus almas volverán a la plena comunión de vida con Dios, serán jardín privilegiado de su presencia y en este luminoso jardín florecerán todas las virtudes, cultivadas con particular solicitud por Mí, la celestial jardinera. Así el Espíritu Santo difundirá sobre la tierra el don de su divina santidad.


El segundo Pentecostés descenderá sobre todas las naciones que están tan divididas por el egoísmo y los intereses particulares, por antagonismos que con frecuencia enfrentan las unas a las otras. Y así se han difundido por todas partes las guerras y las luchas fratricidas que han hecho derramar tanta sangre en vuestras calles.

Entonces las naciones formarán parte de una sola y gran familia, recogida y bendecida por la presencia del Señor entre ustedes. Hoy los invito a entrar en el Cenáculo de mi Corazón Inmaculado, para recogerse en oración Conmigo su Madre Celestial. Así unidos imploramos el don del Espíritu Santo y juntos esperamos la venida del segundo Pentecostés que renovará el mundo y cambiará la faz de la tierra".

Beata Concepción
Cabrera de Armida
Jesús habló a la beata Concepción Cabrera de Armida, laica y mística mexicana, diciéndole: "Al enviar al mundo un como segundo Pentecostés quiero que arda, quiero que se limpie, ilumine e incendie y purifique con la luz y el fuego del Espíritu Santo. La última etapa del mundo debe señalarse muy especialmente por la efusión de este Santo Espíritu. Quiere reinar en los corazones y en el mundo entero; más que para su gloria, para hacer amar al Padre y dar testimonio de Mí, aunque su gloria es la de toda la Trinidad" y también "El mundo se hunde porque se ha alejado del Espíritu Santo y todos los males que le aquejan tienen su origen en esto. Ahí está el remedio porque Él es el Consolador, el autor de toda gracia, el lazo de unión entre el Padre y el Hijo y el Conciliador por excelencia porque es caridad, es el Amor increado y eterno"

La Virgen Santísima nos prepara para esta nueva efusión universal del Espíritu Santo. Esta gracia fue profetizada por varios santos, místicos y apariciones de la Virgen, entre ellos la venerable Marta Robin. En Garabandal, la Virgen anunció el "aviso" es esta iluminación, por la luz del Espíritu Santo, de nuestras inteligencias y veremos nuestras almas tal cual las ve Dios. Esta experiencia es para invitar a toda la humanidad a convertirse a Dios y cambiar de vida. Muchas personas en la actualidad han reportado recibir esta gracia de ver sus almas y han cambiado radicalmente de vida y se han convertido. ¡No dejemos pasar este tiempo actual para pedir la efusión personal del Espíritu Santo para que nos revele nuestros pecados y cambiemos! Acudamos con confianza a la Misericordia Divina y pidamos perdón por todos nuestros pecados, hagamos penitencia y llevemos una vida de oración y santidad, como pide nuestra Madre en sus mensajes de Medjugorje, Garabandal, Ámsterdam, Kibeho, Akita, Fátima, Lourdes... y tantos otros lugares. ¡La conversión es lo más importante en este tiempo! 

Para prepararnos a la gran Solemnidad de Pentecostés, recemos con las oraciones que la Virgen María dictó y las que el Espíritu Santo ha inspirado a los santos a rezar...

Oración por la efusión universal del Espíritu Santo (revelada en Ámsterdam por la Virgen María)

Señor Jesucristo, Hijo del Padre,
manda ahora tu Espíritu sobre la tierra.
Haz que el Espíritu Santo habite 
en el corazón de todos los pueblos,
para que seamos preservados 
de la corrupción, de las calamidades y de la guerra.
Que la Señora de todos los pueblos,
la Santísima Virgen María
sea nuestra abogada.
Amén

Oración para pedir el nuevo Pentecostés de Amor (Venerable Marta Robin)


Señor, envía tu Espíritu y todo será creado, y renovarás la faz de la tierra.
Señor, renueva tu Primer Pentecostés. Concede, Jesús, a todos tus amados sacerdotes la gracia del discernimiento de espíritus. Llénalos con tus dones, aumenta su amor, haz de ellos, apóstoles valientes y verdaderos santos entre los hombres.
Espíritu Santo, Dios de Amor, ven, como un viento poderoso a nuestras catedrales, a nuestras iglesias, a nuestras capillas, a nuestros cenáculos, en las casas más lujosas como en las casas más humildes. Llena toda la tierra con tu consuelo y amor. 
Ven, Espíritu de Amor, trae al mundo la frescura de tu fuego santificador. 
¡Envuelve a todos los hombres en el resplandor de tu Gracia! Llévalos a todos al esplendor de tu Gloria, ven a reconfortarlos en el presente, tan pesado de ansiedad, aclara en futuro incierto de muchos, fortalece a los que todavía vacilan en los caminos divinos. 
Espíritu de Luz, disipa todas las tiniebla en la tierra, guía todas las ovejas errantes al redil divino, perfora las nubes de tu misteriosa claridad, revélate a los hombres y este día será el anuncio de una nueva aurora. ¡Amén!

Oración al Espíritu Santo 
(Santa María de Jesús Crucificado, Mariam de Belén).

Espíritu Santo, inspírame.
Amor de Dios, consúmeme.
Por el buen camino, condúceme.
María, Madre mía, socórreme.
Con Jesús, bendíceme.
De todo mal, de toda ilusión,
de todo peligro, presérvame.
Amén.

7 de mayo de 2020

Nuestra Señora de Luján - Milagro Eucarístico de Buenos Aires - Aparición de San Miguel Arcángel

Hoy, 8 de mayo, celebramos en Argentina la solemnidad de Nuestra Señora de Luján, Madre y Patrona del Pueblo Argentino. Pedimos a ella que proteja, cuide y ampare a todos los argentinos de todo mal y peligro del cuerpo y del alma. Ella, desde Luján, acompaña y anima la vida de este pueblo en medio de los sufrimientos, dolores, cargas, tribulaciones, pero también los triunfos, alegrías y gozos profundos. En su Santuario recibe a todos sus hijos que se acercan para abrirle el corazón y pedirle que interceda ante su Hijo Jesús por nosotros, y como en las Bodas de Caná nos dice: "¡Hagan todo lo que Él les diga!". 

Recordemos en este día, marcado por el aislamiento y la tribulación, la oración que rezó san Juan Pablo II el 12 de abril de 1987 en Buenos Aires, con la que consagró Argentina a Nuestra Señora de Luján, en el marco de su visita a Argentina por la Jornada Mundial de la Juventud. 

¡Dios te salve, María, llena de gracia,
Madre del Redentor!

Ante tu imagen de la Pura y Limpia Concepción,
Virgen de Luján, Patrona de Argentina,
me postro en este día aquí, en Buenos Aires,
con todos los hijos de esta patria querida,
cuyas miradas y cuyos corazones convergen hacia Ti;
con todos los jóvenes de Latinoamérica
que agradecen tus desvelos maternales,
prodigados sin cesar en la evangelización del continente
en su pasado, presente y futuro;
con todos los jóvenes del mundo,
congregados espiritualmente aquí,
por un compromiso de fe y de amor;
para ser testigos de Cristo tu Hijo
en el tercer milenio de la historia cristiana,
iluminados por tu ejemplo, joven Virgen de Nazaret,
que abriste las puertas de la historia al Redentor del hombre,
con tu fe en la Palabra, con tu cooperación maternal.

¡Dichosa tú porque has creído!
En el día del triunfo de Jesús,
que hace su entrada en Jerusalén manso y humilde,
aclamado como Rey por los sencillos,
te aclamamos también a Ti,
que sobresales entre los humildes y pobres del Señor;
son éstos los que confían contigo en sus promesas,
y esperan de E1 la salvación.
Te invocamos como Virgen fiel y Madre amorosa,
Virgen del Calvario y de la Pascua,
modelo de la fe y de la caridad de la Iglesia,
unida siempre, como Tú,
en la cruz y en la gloria, a su Señor.

 ¡Madre de Cristo y Madre de la Iglesia!
Te acogemos en nuestro corazón,
como herencia preciosa que Jesús nos confió desde la cruz.
Y en cuanto discípulos de tu Hijo,
nos confiamos sin reservas a tu solicitud
porque eres la Madre del Redentor y Madre de los redimidos.

Te encomiendo y te consagro, Virgen de Luján,
la patria argentina, pacificada y reconciliada,
las esperanzas y anhelos de este pueblo,
la Iglesia con sus Pastores y sus fieles,
las familias para que crezcan en santidad,
los jóvenes para que encuentren la plenitud de su vocación,
humana y cristiana,
en una sociedad que cultive sin desfallecimiento
los valores del espíritu.
Te encomiendo a todos los que sufren,
a los pobres, a los enfermos, a los marginados;
a los que la violencia separó para siempre de nuestra compañía,
pero permanecen presentes ante el Señor de la historia
y son hijos tuyos, Virgen de Luján, Madre de la Vida.
Haz que Argentina entera sea fiel al Evangelio,
y abra de par en par su corazón
a Cristo, el Redentor del hombre,
la Esperanza de la humanidad.

 ¡Dios te salve, Virgen de la Esperanza!
Te encomiendo a todos los jóvenes del mundo,
esperanza de la Iglesia y de sus Pastores;
evangelizadores del tercer milenio,
testigos de la fe y del amor de Cristo
en nuestra sociedad y entre la juventud.
Haz que, con la ayuda de la gracia,
sean capaces de responder, como Tú,
a las promesas de Cristo,
con una entrega generosa y una colaboración fiel.
Haz que, como Tú, sepan interpretar los anhelos de la humanidad;
para que sean presencia saladora en nuestro mundo
Aquel que, por tu amor de Madre, es para siempre
el Emmanuel, el Dios con nosotros,
y por la victoria de su cruz y de su resurrección
está ya para siempre con nosotros,
hasta el final de los tiempos.

Amén.

También, podemos rezar con este extracto de la oración que el mismo Santo rezó en 1982, durante su rápida visita a Argentina, visitando el Santuario de Luján en el contexto de la Guerra de Malvinas. Sus palabras son proféticas de este tiempo que estamos viviendo como sociedad (esta es una versión adaptada).

Madre, escucha a tus hijos e hijas de la nación argentina, que acogen como dirigidas a ellos las palabras pronunciadas desde la cruz: ¡He ahí a tu hijo!

¡He ahí a tu Madre! En el misterio de la redención, Cristo mismo nos confió a Ti, a todos y cada uno.

De manera especial te confío todos aquellos que, a causa de los recientes acontecimientos, han perdido la vida:

encomiendo sus almas al eterno reposo en el Señor.

Te confío asimismo los que han perdido la salud y se hallan en los hospitales,

para que en la prueba y el dolor sus ánimos se sientan confortados.

Te encomiendo todas las familias y la nación.

Que todos sean partícipes de esta elevación del hombre en Cristo.

Que vivan la plenitud de la fe, la esperanza y la caridad como hijos e hijas adoptivos del Padre Eterno en el Hijo de Dios.

Que por tu intercesión, oh Reina de la paz, se encuentren las vías para la solución del actual conflicto, en la paz, en la justicia

y en el respeto de la dignidad propia de cada nación.

Escucha a tus hijos, muéstrales a Jesús, el Salvador, como camino, verdad, vida y esperanza. Así sea.


¡Nuestra Señora de Luján, ruega por nosotros!


En este día también celebramos otros dos acontecimientos:


- Se recuerda en aniversario de la aparición de San Miguel Arcángel, en el Monte Gárgano, Italia, en el año 490. Pidamos a este santo arcángel la protección para toda la Iglesia frente a los males y asechanzas del demonio. Recemos diariamente después de rezar el Rosario, la oración de san León XIII: San Miguel arcángel, defiéndenos en la batalla, sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímelo, Dios, pedimos suplicantes y Tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el Divino Poder a satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén.


- Es el aniversario del Milagro Eucarístico de Buenos Aires, en 1992 en la Parroquia Santa María. Fue el milagro en que una Hostia Consagrada se convirtió visiblemente en tejido cardíaco. Este milagro fue estudiado por la Iglesia y uno de los testigos del mismo fue el Papa Francisco quien dijo a propósito de este Milagro: "Jesús pasó por Santa María y dejó su huella". Para conocer más, pueden ver el relato del p. Eduardo Pérez Dal Lago sobre el mismo:




1 de mayo de 2020

Jesús Buen Pastor

Este tercer domingo de Pascua celebramos a Jesús Buen Pastor, por eso le pedimos a él especialmente en ese día por las vocaciones a la vida sacerdotal, consagrada y laica.

Leemos en el Evangelio según san Juan 10, 1-10:

"Entonces Jesús dijo: "Les aseguro que el que no entra en el redil de las ovejas por la puerta es un ladrón y un bandido. Pero el que entra por la puerta es el pastor que cuida las ovejas. El portero le abre la puerta, y el pastor llama a cada oveja por su nombre, y las ovejas reconocen su voz; las saca del redil,  y cuando ya han salido todas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen porque reconocen su voz.  En cambio, a un desconocido no lo siguen, sino que huyen de él, porque desconocen su voz."  Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron lo que les quería decirr,  Jesús volvió a decirles: "Esto les aseguro: Yo soy la puerta por donde pasan las ovejas. Todos los que vinieron antes de mí, fueron unos ladrones y unos bandidos; pero las ovejas no les hicieron caso. Yo soy la puerta: el que por mí entre, se salvará. Será como una oveja que entra y sale y encuentra pastos. "El ladrón viene solamente para robar, matar y destruir; pero yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia."

Oremos a Jesús, nuestro Buen Pastor:

Señor Jesús, que dijiste "yo soy el Buen Pastor", estoy aquí ante tu presencia real en el Santísimo Sacramento, donde en la apariencia de pan te quedaste para alimentarnos y para que "tengamos vida, y vida en abundancia". 
Quiero, Jesús, con todo mi corazón escuchar los latidos de tu Corazón de Pastor, quiero oír tus Palabras, quiero oír solo tu voz. Hay muchas voces, Señor, que turban mis pensamientos, que los dirigen a lugares de terror, de sombra, de miedo. Me llevan esas voces, a la tiniebla, a la oscuridad, a las "medias verdades", y me distraigo, me descarrilo de tu camino. 
Sácame y libérame de todas esas voces, Señor. Retómame, te doy mi libertad para que me guíes de nuevo al redil santo, para ir con docilidad a tu camino. Hoy vuelvo a vos, Jesús. Vuelvo a tu Sagrado Corazón, hoguera ardiente de amor por la humanidad. Vuelvo a tu Corazón de Pastor que me ama inmensamente y que murió por mi en la Cruz. Vuelvo a ti, Jesús.
Señor, hay muchas veces que mi vida se va hacia el mal, que prefiero irme con aquel ladrón que salta la cerca del redil y me llama con tentaciones de apariencia apetitosa pero de un sabor y olor nefastos. Quiero quedarme contigo, Jesús. Quiero que formes tú mi libertad, mi discernimiento, mi forma de pensar y obrar. Fórmame tú, Jesús. Tú eres mi Pastor, tú eres mi Buen Pastor... nada me podrá faltar. Todo te lo ofrezco a ti, Jesús. Quiero ser como tú eres.
Reconozco, Señor, tu voz. A veces me alejo de ella, pero oigo tu voz en medio de tantos gritos. Tu voz es suave, dulce, amorosa. Tu voz me llama por mi nombre, mi nombre... Tengo una identidad, no soy solo mi pecado, soy Hijo amado del Padre Celestial, soy Hija amada del Padre Celestial... No soy un número, soy tuyo, soy tuya, Señor.
Señor, tú eres la Puerta. Tú eres el paso de la muerte a la vida, de la tristeza a la alegría plena, de la desesperanza a la santa esperanza... Señor, tú eres mi Dios y mi todo. Quiero pasar solo por medio de ti, solo quiero pasar y entrar al Corazón de Dios Padre por medio de tu Corazón Abierto y traspasado por amor a la humanidad. 

Jesús, ahora te presento mis intenciones... 
Las presentamos y a cada una suplicamos diciendo: "Jesús, Buen Pastor, escúchame" 

Jesús, ahora te presento mis acciones de gracias...
Las presentamos y a cada una agradecemos diciendo: "Gracias, Jesús, por regalarme tu Vida"



ORACIÓN DE SANACIÓN A JESÚS BUEN PASTOR, hacemos una oración de sanación pidiendo, por la Sangre y el Agua que brotó del Sagrado Corazón de Jesús, Buen Pastor, seamos sanados de toda enfermedad espiritual, física o mental.

Jesús, Buen Pastor, que diste tu vida por las ovejas, y la diste para que tengamos vida en abundancia, te suplico en este momento por la sanación de mi alma, de mi mente y de mi cuerpo. 
Tú, Señor, viniste a dar la vida en su plenitud, en su totalidad. Tú eres la Salvación del Mundo, Señor, solo en ti encuentro la paz en estos momentos de crisis y dolor.
Te suplico, por la poderosa intercesión del Inmaculado Corazón de María, Madre de Dios, Madre de la Iglesia y Madre de Todos los Hombres, y del Arcángel San Miguel, la gracia de la sanación de mi corazón, de mi cuerpo y de mi mente. Te suplico, sana cada área de mi corazón que fue herida por el pecado desde mi concepción hasta el día de hoy. Sana y libera cada área de mi corazón, Señor, te lo suplico por medio de María y de San Miguel, por el poder de la Sangre y el Agua que brotaron de tu Sagrado Corazón, fuente de Misericordia para nosotros, pecadores.
Te suplico, sana todo mi cuerpo, cada parte de él, si es voluntad del Padre, por el poder de tu Sangre y Agua que brotaron de tu Corazón Abierto en la Cruz.
Te suplico, sana, Señor Jesús, mi mente, borra los pensamientos impuros, fruto del pecado, sana mis recuerdos, sana mis emociones, sana mis deseos... Sánalos, Señor, tú tienes el poder y confío en ti. Te lo suplico por los méritos de tu Madre Santísima y de su Inmaculado Corazón... Sáname, Señor. Sáname totalmente, según tu voluntad. Tú tienes el poder, Señor, ten piedad de mí.
Jesús, Buen Pastor, ten piedad de nosotros.
Jesús, Buen Pastor, ten piedad de nosotros.
María, Madre del Buen Pastor, ruega por nosotros
San Miguel Arcángel, protégenos y ruega por nosotros.

¡Oh Sangre y Agua, que brotaste del Corazón de Jesús Buen Pastor
como fuente de Misericordia para nosotros pecadores, en vos confío!
¡Sánanos, oh Buen Pastor!

Oramos por las vocaciones a la Vida Sacerdotal, Consagrada y Laical

Jesús que sientes compasión al ver la multitud que está como ovejas sin pastor, suscita, en nuestra Iglesia, una nueva primavera de vocaciones.
Te pedimos que envíes: Sacerdotes según tu corazón que nos alimenten con el Pan de Tu Palabra y en la mesa de Tu Cuerpo y de Tu Sangre; Consagrados que, por su santidad, sean testigos de Tu Reino; Laicos que, en medio del mundo, den testimonio de ti con su vida y su palabra.
Buen Pastor, fortalece a los que elegiste; y ayúdalos a crecer en el amor y santidad para que respondan plenamente a tu llamada.

María, Madre de las vocaciones, ruega por nosotros. 
Amén.


Canción a Jesús Buen Pastor