"Queridos hijos, mi llegada en medio de ustedes es un regalo del Padre Celestial para ustedes. Por Su amor vengo a ayudarlos a encontrar el camino hacia la verdad, a encontrar el camino hacia mi Hijo. Vengo a confirmarles la verdad. Quiero recordarles las palabras de mi Hijo. Él ha pronunciado palabras de salvación para todo el mundo, palabras de amor para todos, amor que demostró con Su sacrificio. Pero hoy en día muchos de mis hijos no lo conocen, no desean conocerlo, son indiferentes. A causa de su indiferencia mi corazón sufre dolorosamente. Mi Hijo ha estado siempre en el Padre. Al nacer trajo lo divino, y de mí recibió lo humano. Con Él llegó la Palabra entre nosotros. Con Él llegó la luz del mundo, que penetra en los corazones, los ilumina y los llena de amor y de consuelo. Hijos míos, mi Hijo puedo ser visto por todos los que lo aman, porque Su rostro se ve en las almas que están llenas de Su amor. Por lo tanto, hijos míos, apóstoles míos, escúchenme: dejen la vanidad y el egoísmo, ustedes no viven solo para lo terrenal, lo material. Amen a mi Hijo, y hagan que los demás vean Su rostro en vuestro amor por Él. Yo los ayudaré a conocerlo cada vez más y les hablaré de Él. Les doy las gracias."
2 de marzo de 2016
Mensaje de la Reina de la Paz del 2 de marzo de 2016
"Queridos hijos, mi llegada en medio de ustedes es un regalo del Padre Celestial para ustedes. Por Su amor vengo a ayudarlos a encontrar el camino hacia la verdad, a encontrar el camino hacia mi Hijo. Vengo a confirmarles la verdad. Quiero recordarles las palabras de mi Hijo. Él ha pronunciado palabras de salvación para todo el mundo, palabras de amor para todos, amor que demostró con Su sacrificio. Pero hoy en día muchos de mis hijos no lo conocen, no desean conocerlo, son indiferentes. A causa de su indiferencia mi corazón sufre dolorosamente. Mi Hijo ha estado siempre en el Padre. Al nacer trajo lo divino, y de mí recibió lo humano. Con Él llegó la Palabra entre nosotros. Con Él llegó la luz del mundo, que penetra en los corazones, los ilumina y los llena de amor y de consuelo. Hijos míos, mi Hijo puedo ser visto por todos los que lo aman, porque Su rostro se ve en las almas que están llenas de Su amor. Por lo tanto, hijos míos, apóstoles míos, escúchenme: dejen la vanidad y el egoísmo, ustedes no viven solo para lo terrenal, lo material. Amen a mi Hijo, y hagan que los demás vean Su rostro en vuestro amor por Él. Yo los ayudaré a conocerlo cada vez más y les hablaré de Él. Les doy las gracias."
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