Estas oraciones no deben ser rezadas como oraciones "mágicas", deben estar acompañadas de una profunda fe y esperanza en la Misericordia del Padre y en que perseveremos diariamente en la santidad.
- Ofrecimiento Reparador al Sagrado Corazón de Jesús
Origen: Una religiosa clarisa se apareció luego de morir a su Madre Superiora y le comunicó que había evitado las llamas del Purgatorio por la recitación diaria de esta plegaria.
"Padre Eterno, yo te ofrezco el Sagrado Corazón de tu Hijo Jesús, con todo su amor, con todos sus sufrimientos y todos sus méritos.
En reparación de los pecados que he cometido hoy y durante toda mi vida (Gloria al Padre...)
Para purificar el bien que hice hoy y durante toda mi vida (Gloria al Padre...)
Para suplir el bien que podría haber hecho y que por negligencia no hice hoy y durante toda mi vida (Gloria al Padre...)"
- Oración para purificar nuestros pecados
Origen: Fue revelada por la Virgen María a Sor Josefa Menéndez. La Virgen pidió rezarla todas las noches antes de dormir.
Oh, Jesús, tú conocías mi miseria antes de fijar en mí tus ojos, y ella, lejos de hacerte apartar, hizo que me ames con tanta ternura y delicadeza. Te pido perdón de lo mal que he correspondido hoy a tu amor, y te suplico me perdones y purifiques mis acciones en tu Sangre Divina.
Me pesa haberte ofendido porque eres infinitamente santo. Me arrepiento con toda mi alma y prometo hacer cuanto me sea posible para no caer más en las mismas faltas
Mi amable Jesús,
delante de las Personas de la Santísima Trinidad,
delante de Nuestra Madre del Cielo y toda la Corte celestial,
ofrezco, según las intenciones de tu Corazón Eucarístico
y las del Inmaculado Corazón de María Santísima, toda mi vida, todas mis santas Misas, Comuniones, buenas obras, sacrificios y sufrimientos, uniéndolos a los méritos de tu Santísima Sangre
y tu muerte de cruz:
para adorar a la Gloriosa Santísima Trinidad,
para ofrecerle reparación por nuestras ofensas,
por la unión de nuestra santa Madre Iglesia,
por nuestros sacerdotes,
por las buenas vocaciones sacerdotales
y por todas las almas hasta el fin del mundo.
Recibe, Jesús mío, mi ofrecimiento de vida y concédeme gracia para perseverar en él fielmente, hasta el fin de mi vida. Amén.
Queridos amigos, les invitamos a difundir todas estas oraciones que ayudarán mucho a salvar a las almas del pecado y la perdición, como así también liberarnos del Purgatorio para ir a gozar de la eterna presencia del Padre.
Recuerden realizar la confesión frecuentemente (cada 15 días, o cada mes, mínimo).