29 de junio de 2017

Triduo a Santa María, siempre virgen

Queridos amigos,
El próximo 2 de julio la Iglesia celebra a Santa María en el privilegio de su virginidad perpetua. Este dogma mariano data de los primeros tiempos de la Iglesia en el año 374 y se confirma en el Segundo Concilio de Constantinopla.

El Papa San Juan Pablo II nos dice sobre este dogma mariano en la catequesis del 28/8/1996, en la Plaza de San Pedro: "María santísima es la siempre Virgen. Esta prerrogativa suya es consecuencia de la maternidad divina, que la consagró totalmente a la misión redentora de Cristo". Pueden leer la catequesis completa haciendo click aquí.

Les invitamos a preparse para este día rezando un triduo breve a la Santísima Virgen, venerándola en este privilegio con que el mismo Dios la honró.
Los textos bíblicos están extraídos de la Liturgia de Santa María siempre Virgen, aprobados por la Iglesia y pueden solicitarlos al Hogar de la Madre.

DÍA 1. María, Virgen antes del parto.

Oración inicial: Oh María, siempre virgen, concebida sin pecado, por intercesión de tu Corazón Inmaculado, preserva puros mi cuerpo y mi alma para poder servir al Señor con todas mis potencias y posibilidades. Reina sin pecado concebida, virgen antes del parto de Jesús, te ruego que no me dejes caer nunca en la tentación, protégeme de todas las asechanzas del enemigo, especialmente de la impureza del cuerpo y del espíritu. Amén.

Palabra de Vida: (Isaías 7, 10-14)

En aquel tiempo, el Señor habló a Acaz:
-«Pide una señal al Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo.»
Respondió Acaz
-«No la pido, no quiero tentar al Señor.»
Entonces dijo Dios:
-«Escucha, casa de David: ¿No os basta cansar a los hombres, que cansáis incluso a mi Dios? Pues el Señor, por su cuenta, os dará una señal:
Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo,
y le pondrá por nombre Emmanuel.»

Reflexión del día: Toda verdad que la Iglesia define como contenida en la Revelación, se puede hallar en el depósito de la Sagrada Escritura y de la Tradición.
En lo que respecta a la virginidad antes del parto, es fácil encontrarla expresada en la Escritura. Que María era virgen en el momento de la concepción de Cristo nos lo dice expresamente san Lucas con las palabras “el ángel Gabriel fue enviado… a una virgen” (Lc. 1, 26-27). Que la concepción de Cristo fue virginal se afirma también más adelante cuando a la objeción de María (“¿Cómo será esto pues no conozco varón?”). El ángel le indica el modo virginal de la concepción: el Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso lo que nacerá será llamado Santo, Hijo de Dios” (Lc. 1, 35). Que no hubo ninguna relación carnal antes del nacimiento de Jesús se desprende del pasaje de san Mateo: “Y sin que (José) la conociera, Ella (María) dio a luz un hijo al que él puso por nombre Jesús” (Mt. 1, 25). Es sabido que la expresión hebrea “sin que la conociera” significa precisamente “sin que José se uniera a Ella”.
Bastan estos textos para probar qué clara es la doctrina del Nuevo Testamento en este punto.
Si recurrimos al testimonio de la Tradición, a los Santos Padres, nada tiene de extraño que encontremos enérgicas afirmaciones de la Virginidad de María antes del parto, frente a las primeras
negaciones de paganos y herejes. Estos últimos no consiguieron hacer gran mella en la fe de la Iglesia, que tan sólidamente expresaba que Cristo “fue concebido por obra del Espíritu Santo y nació de María Virgen” desde los primeros símbolos de fe.

Oración final:

  • Santa María Purísima y siempre Virgen, ruega por nosotros.
  • El Ángel del Señor anunció a María
  • y ella concibió por obra y gracia del Espíritu Santo
  • Avemaría...
  • He aquí soy la Esclava del Señor
  • que se haga en mí según tu Palabra
  • Avemaría...
  • El Verbo se hizo carne
  • y habitó entre nosotros
  • Avemaría...
  • Oremos: Derrama, Señor, tu gracia en nuestras almas, para que aquellos que hemos conocido, por el anuncio del Ángel, la encarnación de tu Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, lleguemos por los méritos de su Pasión y de su Cruz a la Gloria de la Resurrección, por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.
  • Santa María Purísima y siempre Virgen, ruega por nosotros.

DÍA 2. María, virgen durante el parto.

Oración inicial: Virgen Castísima y Purísima, Reina del Cielo y de la Tierra, que fuiste preservada en tu virginidad durante el parto para demostrar la gloria de Dios con y en tu vida, por tu intercesión te ruego que oigas mis súplicas, mis ruegos y mis lamentos, te ofrezco todas mis acciones de gracias por el don inmenso de tu Maternidad Divina que trajo a nosotros el Verbo encarnado. Te ruego, oh Madre, que no dejes que me separe de tu Divino Hijo Jesús, acércame más a Él siempre y vive, obra y mora en mí, oh María, siempre virgen. Amén.


Palabra de Vida:  Apocalipsis  21, 1-5 a.


Yo, Juan, vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra han pasado, y el mar ya no existe.
Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, enviada por Dios, arreglada como una novia que se adorna para su esposo.
Y escuché una voz potente que decía desde el trono:
-«Ésta es la morada de Dios con los hombres:
acampará entre ellos.
Ellos serán su pueblo,
y Dios estará con ellos y será su Dios.
Enjugará las lágrimas de sus ojos.
Ya no habrá muerte, ni luto, ni llanto, ni dolor.
Porque el primer mundo ha pasado.»
Y el que estaba sentado en el trono dijo:
-«Todo lo hago nuevo.»

Reflexión del día: "Los santos Padres gustaban de recordar el valor que la integridad corporal de María tenía como signo de realidades sobrenaturales. No era para ellos un mero accidente fisiológico, sino algo que Dios pudo querer precisamente por este carácter de signo.
María fue la primera destinataria. Era importante que llevara en su mismo cuerpo un motivo de credibilidad, dado por Dios, para fortaleza de su fe en la hora difícil de la prueba, sobre todo, en el momento decisivo en que estuvo junto a la cruz del Señor. En el momento desconcertante de la muerte de Cristo, San Gregorio Nacianceno pone estas palabras en boca de la Virgen: “Lo que fue anunciado (la Encarnación del Verbo) es tal y como fue anunciado. Estoy segura de no haber sido engañada por aquel anuncio, pues guardo en mí certísimas garantías”. Gracias a estas garantías, internas y externas, María permaneció ante la cruz firmísima en su fe.
Posteriormente, conocido teológicamente el secreto que María conservó para sí, el signo de su integridad corporal ha cobrado todo su valor significativo de las características de la acción de Dios".

Oración final: Igual que el día 1.

DÍA 3. María, virgen después del parto.

Oración inicial: Oh María, Madre de Dios hecho hombre y madre de todos los hombres, Reina y Abogada nuestra, que conservaste tu virginidad después del parto, que en la integridad corporal, Dios nos revela la integridad espiritual y moral que debemos llevar todos tus hijos e hijas dispersos por el mundo. Protégenos por tu integridad y por el poder que tienes sobre la serpiente maldita. Amén.

Palabra de Vida: "En la zarza que Moisés vio arder sin consumirse, reconocemos tu virginidad admirablemente conservada" (Éxodo 3, 1-8)

En aquellos días, Moisés pastoreaba el rebaño de su suegro Jetró, sacerdote de Madián; llevó el rebaño trashumando por el desierto hasta llegar al Horeb, el monte de Dios.
El ángel del Señor se le apareció en una llamarada entre las zarzas. Moisés se fijó: la zarza ardía sin consumirse.
Moisés se dijo:
-«Voy a acercarme a mirar este espectáculo admirable, a ver cómo es que no se quema la zarza.»
Viendo el Señor que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza:
-«Moisés, Moisés.»
Respondió él:
-«Aquí estoy.»
Dijo Dios:
-«No te acerques; quítate las sandalias de los pies, pues el sitio que pisas es terreno sagrado.»
Y añadió:
-«Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob.»
Moisés se tapó la cara, temeroso de ver a Dios.
El Señor le dijo:
-«He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído sus quejas contra los opresores, me he fijado en sus sufrimientos. Voy a bajar a librarlos de los egipcios, y a sacarlos de esa tierra, para llevarlos a una tierra fértil y espaciosa, tierra que mana leche y miel.»

Reflexión del día: La Virginidad después del parto significa que la Virgen perseveró en la integridad de la virginidad después del milagroso nacimiento de Jesucristo.
La Iglesia Católica, (y también la oriental), ha creído siempre, y se ha regocijado, en la perpetua virginidad de María. La Maternidad divina es el motivo supremo de que María esté adornada con la corona de la pureza. La Virgen María fue el templo divino e inmaculado en que se engendró el cuerpo de Cristo. ¡Qué desagradecida se mostraría María si, no contenta con aquel Hijo que Dios le había concedido, no preservara la virginidad que por gracia divina tenía aún después del Nacimiento!
Según Santo Tomás de Aquino, afirmar que María hubiese tenido con San José más hijos después del Nacimiento de Jesús, contradice la inviolable dignidad del mismo Jesús. Su naturaleza divina es, como Hijo único del Padre, absoluta y perfecta en todo sentido.

Oración final: Igual al día 1.


ALGUNAS REFLEXIONES Y ORACIONES A LA SIEMPRE VIRGEN.
Tomadas de la Liturgia de las Horas propia de Santa María, siempre Virgen.


...de las I Vísperas
   
 Pura y limpia sois María
sin pecado original,
como en parto de azucenas
o de flores de azahar,

     nació el Verbo de su vientre
con clara diafanidad,
sin romperlo ni mancharlo
como el sol por el cristal.

     Cual vidriera transparente
que deja pasar el sol,
vos sois la puerta de Oriente
por la que sólo Dios puede entrar

     Vos sois la zarza divina,
que verde se conservó
entre las llamas de fuego
y que dio a luz sin dolor.

...Preces

Tú que hiciste de María la madre de misericordia,
— haz que los que viven en peligro o están tentados sientan su protección maternal.

Tú que encomendaste a María la misión de madre de familia en el hogar de Jesús y de José,
— haz que por su intercesión todas las madres fomenten en sus hogares el amor y la santidad.

Tú que fortaleciste a María cuando estaba al pie de la cruz y la llenaste de gozo en la resurrección de su Hijo,
— levanta y robustece la esperanza de los decaídos.

Tú que hiciste que María meditara tus palabras en su corazón y fuera tu esclava fiel,
— por su intercesión haz de nosotros siervos fieles y discípulos dóciles de tu Hijo.

Tú que coronaste a María como reina del cielo,
— haz que los difuntos puedan alcanzar con todos los santos la felicidad de tu reino.



Para seguir reflexionando y orando con Santa María, siempre virgen y Madre de Dios...

  • Ícono de la Siempre Virgen (Escrito por las Siervas del Hogar de la Madre). Pueden verlo completo aquí.

¡Viva Santa María, la siempre Virgen!

28 de junio de 2017

2 de julio, Solemnidad de Santa María, siempre Virgen

El próximo 2 de julio se celebra la Solemnidad de Santa María, siempre virgen. Es una fiesta que la Iglesia celebra la virginidad perpetua de María, quien conservando su pureza, fue Madre de Dios y Madre de toda la humanidad.
La Siempre Virgen
(Hogar de la Madre)
Te invitamos a conocer más este dogma y celebrar esta fiesta de forma particular.
¡Viva la Siempre Virgen!

“La Iglesia ha manifestado de modo constante su fe en la virginidad perpetua de María. Los textos más antiguos, cuando se refieren a la concepción de Jesús, llaman a María sencillamente Virgen, pero dando a entender que consideraban esa cualidad como un hecho permanente, referido a toda su vida” (JPII, 28-8-1996).
Veamos, entonces, las objeciones que se esgrimen contra este dogma mariano.  La mayoría de los Protestantes y todos los Evangélicos creen que María tuvo otros hijos después de Jesús.  Aducen para esto el comentario acerca de “los hermanos de Jesús”, sin entender que el vocablo “hermanos” significa “parientes” en la Biblia.
La Biblia, efectivamente, menciona en algunos pasajes a unos “hermanos” de Jesús.  Pero nunca habla de otros “hijos de María”. 
“Alguien le dijo:  ‘Tu madre y tus hermanos están ahí fuera y quieren hablar contigo’” (Mt. 12, 47).
“¿No es éste el hijo del carpintero? ¡Pero si su madre es María y sus hermanos son Santiago, y José, y Simón, y Judas! Sus hermanas también están todas entre nosotros” (Mt. 13, 55-56).
¿Por qué el uso de la palabra “hermanos”?  La palabra “hermano” en la Biblia se utiliza para designar, tanto a los hermanos carnales, como a los parientes, entre ellos primos en diferentes grados, sobrinos, etc..
Por ejemplo, Lot era sobrino de Abraham (cf. Gen. 11, 27-31) Y ¿cómo llama Abraham a Lot?  ¡“Hermano”!  “Abraham dijo a Lot: ‘Mira, es mejor que no haya peleas entre nosotros ... ya que somos hermanos” (Gen. 15, 8).
Tobías llega a llamar “hermano” al Arcángel San Rafael, que tomó forma humana con el nombre de Azarías:  “Tobías dijo a Rafael:  ‘Hermano Azarías, dile a Ragüel que me dé por esposa a mi prima Sara” (Tob. 7, 9).
Sara, efectivamente, era prima de Tobías.  Pero unos versículos más adelante Ragüel, padre de Sara, le entrega Sara a Tobías diciendo lo siguiente:  “Recibe a tu hermana” (Tob. 7, 12).
De dos de los llamados “hermanos” de Jesús, Santiago y José, el Evangelio nos da el dato de quién era su madre;  por cierto, otra María, pero no la misma madre de Jesús:  Al describir la escena de las personas que estaban al pie de la cruz con Jesús, el Evangelio de Mateo nos dice esto:  “También estaban allí, observándolo todo, algunas mujeres que desde Galilea habían seguido a Jesús para servirlo.  Entre ellas estaba María Magdalena, María, madre de Santiago y de José, y la madre de los Zebedeo” (Mt. 27, 55-56).
De haber sido hermanos carnales de Jesús e hijos de la Virgen María, se hubiera especificado. Por el contrario, unos versículos más adelante el Evangelista hace saber que la madre de Santiago y José es otra María, distinta a María Santísima: “Mientras tanto, María Magdalena y la otra María estaban allí, sentadas frente al sepulcro” (Mt. 27, 61).
Por otro lado, en la lista de los Apóstoles que da el mismo Mateo, informa quien es el padre de Santiago, esposo de esa otra María, por tanto padre también de ese José:  “Santiago, el hijo de Alfeo” (Mt. 10, 3b).
El Evangelista Marcos aclara la identidad de esta otra María aún más: “Había unas mujeres que miraban de lejos, entre ellas, María Magdalena, María, madre de Santiago el Menor y de José, y Salomé” (Mc. 15, 40).
Hay una consideración adicional: ¿Por qué Jesús, muriendo en la cruz, tuvo que encomendar su Madre, la Santísima Virgen María, a San Juan?  Si María hubiera  tenido otros hijos, esto no hubiera sido necesario.  Esta escena al pie de la cruz en que Jesús encomienda su Madre al discípulo amado, descrita en su Evangelio por el mismo San Juan, quien estaba allí presente en ese momento, nos da indicios adicionales de que al pie de la cruz había varias Marías distintas a la Madre de Jesús.  También este trozo es un ejemplo del uso de la palabra “hermana”, como prima o pariente.
“Cerca de la cruz de Jesús estaba su madre, con María, la hermana de su madre, esposa de Cleofás, y María de Magdala.  Jesús, al ver a la Madre y junto a ella al discípulo que más quería, dijo a la Madre: ‘Mujer, ahí tienes a tu hijo’. Después dijo al discípulo: ‘Ahí tienes a tu madre’.  Y desde aquel momento el discípulo se la llevó a su casa” (Jn 19, 25-27).
Podemos concluir, entonces, que los llamados “hermanos de Jesús” eran parientes más o menos cercanos a El.
Debemos aclarar que ni los Evangelios, ni los primeros Cristianos, sostienen la noción de que María tuvo otros hijos.  Los fieles sabían por las Escrituras y por la Tradición, que Jesús fue el único Hijo de María y que ella permaneció Virgen toda su vida.  Y así lo creían los primeros Protestantes (Lutero, Calvino y Zwingli).
Hay un documento de valor histórico, uno de los Evangelios Apócrifos, el “Protoevangelio de Santiago”, que sostiene que María fue consagrada al servicio del Señor por su madre, Santa Ana.  Eso significaba que había hecho voto de virginidad.  San José fue posteriormente escogido para cuidar y proteger la virginidad de María.  De allí la gravedad cuando María comenzó a mostrar signos de embarazo.  Por eso San José tuvo que rendir cuenta a las autoridades del Templo.  También a María, según este documento, se le pidió cuenta de la aparente falta a su voto.  Nos dice este escrito que, al ser interrogada, “ella se echó a llorar amargamente, diciendo:  ‘Por la vida del Señor mi Dios, estoy limpia en su presencia y no he conocido varón’”.
El Protoevangelio de Santiago, también conocido como el Libro de Santiago o el Protoevangelium, es un evangelio apócrifo, escrito probablemente hacia el año 120 y centrado en la infancia de la Virgen María y en el nacimiento de Jesús de Nazaret. Aunque nunca fue incluido entre los evangelios canónicos, recoge datos que han sido admitidos como ortodoxos, tales como la natividad milagrosa de María, la localización del nacimiento de Jesús en una cueva o el martirio de Zacarías, padre de San Juan Bautista.
El texto consta de dos partes distintas:
 1) Vida de María hasta el nacimiento de Jesús. Narra la historia de la concepción milagrosa de María.  Sus padres, Ana y Joaquín ya eran ancianos cuando Dios les concedió tener descendencia. Después relata la infancia de María, quien es puesta bajo el cuidado del templo desde los tres años de edad. Se casa con José, quien se compromete a protegerla y a respetar su virginidad.
En realidad en los evangelios canónicos no hay prueba de que José se case antes del nacimiento de Jesús con María.
Nuestra Señora del Carmen
de Garabandal, la siempre Virgen.
2) Nacimiento de Jesús. Se describe luego el episodio de la Anunciación (con algunas variaciones con respecto al Evangelio de Lucas), la Visitación, las dudas de José y la aparición en sueños del ángel.  Más adelante narra algo desagradable:  José es acusado por el escriba Anás de haber violado a María, y tanto José como María deben someterse a una prueba para demostrar su inocencia.  Se narra el nacimiento de Jesús y los episodios de la llegada y adoración de los Magos.  Sigue la matanza de los inocentes y el martirio de Zacarías, padre de Juan el Bautista.
Del proto-evangelio de Santiago proceden muchas creencias tradicionales acerca de la vida de la Virgen María, empezando por los nombres de sus padres, Joaquín y Ana, o escenas de su vida después ilustradas por el arte cristiano, como su presentación en el templo.  La Natividad de Cristo en una cueva, que es motivo de representaciones del arte occidental, también procede de este apócrifo.
Nos dice también el Protoevangelio de Santiago cómo fue escogido José de entre otros varones como compañero de María Virgen:  su cayado fue el que floreció con un lirio.  Era ésta la señal de la escogencia divina.
Volvamos ahora al Evangelio de San Lucas.  En el diálogo de María con el Ángel subyace la prueba de que María era virgen y que, además, tenía intención de permanecer virgen. 
¿Por qué preguntó al Ángel cómo podía ser la concepción del Hijo?  María y José estaban desposados, o sea, comprometidos en matrimonio.  Si María hubiera tenido intenciones de tener relaciones con José unos meses después, no tendría por qué hacer esta pregunta, porque hubiera podido entender que al comenzar a vivir con José, concebiría a ese hijo que el Ángel le ha anunciado.  Pero como María preguntó cómo sucedería la Encarnación, siendo ella virgen, es un signo evidente de que tenía decidido seguir siendo virgen.

.       ¿Qué han dicho los Padres de la Iglesia sobre la perpetua virginidad de María?
Hay una cita del Profeta Ezequiel sobre el Templo, en la que algunos Padres de la Iglesia han visto una referencia a María en su virginidad perpetua:
Esta puerta permanecerá cerrada; no la abrirán nunca y nadie entrará por ella, porque Yavé Dios de Israel pasó por esa puerta; permanecerá cerrada. (Ez 44, 2)
San Ambrosio (año 340-397) dice:   “¿Qué puerta es esta sino María, por la que Cristo entró en este mundo cuando fue dado a luz en el parto virginal, y no destruyó la integridad de la Virgen?”.
Y Santo Tomás de Aquino:  “¿Qué es la puerta cerrada en la casa del Señor?, sino que María será siempre intacta”.
Aunque el Dogma de María siempre Virgen no fue declarado sino en el siglo 7, la virginidad perpetua de era tema en la primitiva Iglesia inclusive antes de María Madre de Dios. Esta era una creencia, aunque no dogma aún, desde el cristianismo primitivo.
Ya En el año 107 San Ignacio de Antioquia describía la virginidad de María.   Y también fue mencionada por San Justino Mártir (siglo 2) y Orígenes (siglo 3).
Los cristianos de los primeros siglos expresaron la perpetua virginidad de María con un término griego que significa siempre virgen.  Ese término exacto aparece en el 374 referido a la Encarnación del Hijo de Dios:  "se encarnó, es decir, fue engendrado de modo perfecto por santa María, la siempre virgen, por obra del Espíritu Santo" (San Epifanio, Ancoratus, 119, 5: DS 44).
San Gregorio de Nisa (Año 335 – 394 ) vio en Isaías 7,14 la ratificación de la integridad corporal de María en el nacimiento del Señor:  El Señor, pues, les dará esta señal: La virgen está embarazada y da a luz un varón a quien le pone el nombre de Emmanuel, es decir: Dios-con-nosotros (Is 7,14). "Por Isaías quedas informado previamente sobre la madre no desposada, sobre la carne sin padre, sobre el parto sin dolor y el nacimiento sin mancha” (De virg. 19: PG 46,396)
San Jerónimo, Doctor de la Iglesia (Año 342–420):  “Dios, a quien el mundo no puede contener, y al cual nadie puede ver sin morir, entra en el seno de una Virgen, como en un albergue santo, sin ser prisionero de este cuerpo y, no obstante, en él está contenido entero y de él sale, como dice Ezequiel, estando cerradas las puertas.   Por eso dice el Cantar de los Cantares refiriéndolo a María: Jardín cerrado, fuente sellada, manantial de delicias del paraíso.  Verdadero jardín de delicias que reúne toda especie de flores y todos los perfumes de las virtudes; tan bien cerrado que ni la violencia ni la astucia pueden forzar su entrada; fuente sellada con el sello de toda la Trinidad.  Esta puerta estará cerrada y no se abrirá.”
La expresión siempre virgen fue mencionada en el segundo concilio de Constantinopla (553), que afirmó:  el Verbo de Dios "se encarnó de la santa gloriosa Madre de Dios y siempre VirgenMaría, y nació de ella" (DS 422).  Esta doctrina fue confirmada por otros dos concilios ecuménicos:  el cuarto de Letrán (1215) y el segundo de Lyon, (1274).
Pero también encontramos sobre entendida esta verdad en el texto de la definición del dogma de la Asunción (1950), porque en éste la virginidad perpetua de María es aducida entre los motivos de su elevación en cuerpo y alma a la gloria celeste.
Pero no fue sino hasta el siglo 7, en el Concilio de Letrán (Año 649) cuando se hizo la solemne definición dogmática de la VIRGINIDAD PERPETUA DE LA MADRE DE DIOS.  Los Padres del Concilio inspirados por el Espíritu Santo compusieron el canon tercero que declaraba este dogma:
“Si alguno, de acuerdo con los Santos Padres, no confiesa que María Inmaculada es real y verdaderamente Madre de Dios y siempre Virgen, en cuanto concibió al que es Dios único y verdadero -el Verbo engendrado por Dios Padre desde toda la eternidad- en estos últimos tiempos, sin semilla humana y nacido sin corrupción de su virginidad, que permaneció intacta después de su nacimiento, sea anatema”. 

San Pío X, en su Catecismo (1910): “…el alumbramiento del Señor  fue semejante a "como un rayo de sol atraviesa el cristal sin romperlo ni mancharlo".
Y el Catecismo de la Iglesia Católica:  "La profundización de la fe en la maternidad virginal ha llevado a la Iglesia a confesar la virginidad real y perpetua de María incluso en el parto del Hijo de Dios hecho hombre.  En efecto, el nacimiento de Cristo "lejos de disminuir consagró la integridad virginal" de su madre.  La liturgia de la Iglesia celebra a María como la 'Aeiparthenos', la 'siempre-virgen'." (CIC #499)
Efectivamente, desde el comienzo de los tiempos, Nuestra Señora es llamada como "Aiepartenos", esto significa "siempre virgen".
Como hemos visto, la virginidad eterna de María es fácilmente demostrable, ya sea por la Sagrada Escritura, por la Tradición, o por la razón.
Usando una fórmula sintética, la tradición de la Iglesia ha presentado a María como "virgen antes del parto, durante el parto y después del parto", afirmando, mediante la mención de estos tres momentos, que no dejó nunca de ser virgen.
Virgen antes, durante y después
del parto.
Esto queda corroborado en la oración: las jaculatorias que preceden a las tres Ave Marías posteriores al Rosario:  “Virgen purísima y castísima antes, durante y después del parto.”

Nuestra Señora era Virgen antes del Parto:
“De las tres, la afirmación de la virginidad antes del parto es, sin duda, la más importante, ya que se refiere a la concepción de Jesús y toca directamente el misterio mismo de la Encarnación. Esta verdad ha estado presente desde el principio y de forma constante en la fe de la Iglesia” (JPII, 28-8-1996).
Esta afirmación es admitida hasta por los protestantes, pues se encuentra positivamente en el Evangelio  "El Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una Virgen desposada...y el nombre de la virgen era María"(Lc1,26). Y más:  la propia Virgen le pregunta al Ángel:  "¿Cómo será eso, pues no conozco varón?".  María Santísima era Virgen antes del parto.

Nuestra Señora era Virgen durante el parto:
Siendo Nuestra Señora Virgen antes del parto, lo es también durante el parto, pues el milagro de Encarnación es uno y completo. Lo dice la profecía de Isaías: "una virgen concebirá y dará a luz" (Is 7, 14).  O sea, la profecía incluye el concebir y el dar a luz virginalmente.
Sin embargo, a pesar de que la virginidad durante el parto después del parto se halla contenida implícitamente en el título de Virgenatribuido a María desde los comienzos del cristianismo, la Iglesia se ve precisada a profundizar doctrinariamente esta realidad cuando algunos comienzan explícitamente a ponerla en duda.
El Papa Hormisdas (514-523) precisa que "el Hijo de Dios se hizo Hijo del hombre y nació en el tiempo como hombre, abriendo al nacer el seno de su madre (cf. Lc 2, 23) y, por el poder de Dios, sin romper la virginidad de su madre".
Esta doctrina fue confirmada por el concilio Vaticano II, en el que se afirma que el Hijo primogénito de María "no menoscabó su integridad virginal, sino que la santificó" (LG 57).
Prefacio I Santísima Virgen María:
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios Todopoderoso y eterno. Y alabar, bendecir y proclamar tu gloria en la (festividad, conmemoración) de Santa María, siempre virgen. Porque ella concibió a tu Hijo único por obra del Espíritu Santo y sin perder la gloria de su virginidad, hizo brillar sobre el mundo la luz eterna, Jesucristo, Señor nuestro.

Nuestra Señora permanece Virgen después del parto:
Cuando Nuestra Señora afirma, categóricamente "no conozco varón", ella no está diciendo "hasta este momento no conozco varón", sino que ella, por opción personal, no conoce varón, lo que da una extensión general a su afirmación.
Según la tradición, Nuestra Señora había hecho un voto de castidad perpetua y así lo mantiene, mismo viviendo con San José, como deja claro por la propia afirmación de Ella (no conozco varón).
Si no fuese propósito de Nuestra Señora mantener una castidad perpetua, no hubiera hecho esa pregunta.  Y el Ángel le podría haber dicho alguna referencia a José con quien ya estaba desposada (comprometida para matrimonio).  Su objeción tiene sentido en el contexto de un voto de castidad perpetua.
En la misma línea, San Marcos llama a Jesús "El Hijo de María" (Mc 6,3), y no "uno de los hijos de María", como queriendo demostrar que Él era Su único Hijo.
San Ambrosio:  "la Virgen no buscó la consolación de poder tener otro hijo" (Cartas 63,111 - 388 A.D.)
Y nuevamente, mención al apócrifo Protoevangelio de Santiago,  escrito alrededor del año 120 A.D.  Esta fecha es relevante, porque es muy cercana al tiempo en que vivió la Virgen María.   Este documento tiene como tema principal demostrar su virginidad perpetua y relata que, cuando se profetizó el nacimiento de María, su madre, Santa Ana, la ofreció para el servicio del Señor, tal como Samuel había sido ofrecido por su madre (cf 1Sam 1,11).  María desde, muy pequeña, sería de las mujeres consagradas al servicio del Templo según la costumbre judía (cf 1Sam 2,22).  Esta vida de servicio en el Templo no permitía ocuparse de hijos, por lo que requería la virginidad perpetua.
“Los que niegan la virginidad después del parto han pensado encontrar un argumento probatorio en el término "primogénito", que el Evangelio atribuye a Jesús (cf. Lc 2, 7), como si esa expresión diera a entender que María engendró otros hijos después de Jesús. Pero la palabra "primogénito" significa literalmente "hijo no precedido por otro" y, de por sí, prescinde de la existencia de otros hijos. Además, el evangelista subraya esta característica del Niño, pues con el nacimiento del primogénito estaban vinculadas algunas prescripciones de la ley judaica, independientemente del hecho de que la madre hubiera dado a luz otros hijos. A cada hijo único se aplicaban, por consiguiente, esas prescripciones por ser "el primogénito" (cf. Lc 2, 23).” (JPII, 28-8-1996)
Continúa Juan Pablo II:  “Según algunos, contra la virginidad de María después del parto estarían aquellos textos evangélicos que recuerdan la existencia de cuatro "hermanos de Jesús": Santiago, José, Simón y Judas (cf. Mt 13, 55-56; Mc 6, 3), y de varias hermanas.  Conviene recordar que, tanto en la lengua hebrea como en la aramea, no existe un término particular para expresar la palabra primo y que, por consiguiente, los términos hermano y hermanatenían un significado muy amplio, que abarcaba varios grados de parentesco.  Se trata de parientes próximos de Jesús, según una expresión frecuente en el Antiguo Testamento.
(cf. Catecismo de la Iglesia católica n. 500).
Y concluye Juan Pablo II:  “Así pues, María santísima es la siempre Virgen. Esta prerrogativa suya es consecuencia de la maternidad divina, que la consagró totalmente a la misión redentora de Cristo.” (JPII 28-8-1996)



.     ¿Hay una fiesta para este dogma de María siempre Virgen?
No existía, pero ya existe.  La Solemnidad de Santa María, siempre Virgen, es el 2 de julio.  Pero esto sólo desde 2014, cuando se celebró por primera vez.
El 18 de diciembre de 2013, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos concedió al Hogar de la Madre, como Asociación Pública Internacional de Fieles, el privilegio de poder celebrar la Solemnidad de Santa María siempre Virgen.
De los cuatro dogmas de la Virgen María, la Virginidad era el único que no tenía todavía una fiesta propia.  La Maternidad Divina de María se celebra el día 1 de enero, la Inmaculada Concepción de María se celebra el 8 de diciembre y la Asunción de María en cuerpo y alma al Cielo se celebra el 15 de agosto.
Para el Hogar de la Madre es una celebración muy importante, puesto que la segunda misión de esta congregación religiosa es la defensa del honor de nuestra Madre, especialmente en el privilegio de su Virginidad.
(Tres misiones del Hogar de la Madre:  1) defensa de la Eucaristía, 2) defensa del honor de nuestra Madre, especialmente en el privilegio de su virginidad, y 3)  la conquista de los jóvenes para Cristo).
Por ahora la están celebrando dentro de las actividades del Hogar de la Madre, pero se espera que un día llegue a celebrarla toda la Iglesia, pues está permitida para cualquier Diócesis, Parroquia, etc. De hecho esto dice la página web del Hogar de la Madre:
“Animamos a todas las diócesis y comunidades, asociaciones e instituciones que quieran celebrar también esta solemnidad, que lo soliciten. Para más información, escribidnos a la dirección: hogar@hogardelamadre.org
“Si algún sacerdote quiere celebrar esta misa como misa votiva de la Virgen, puede pedirnos los textos litúrgicos aprobados por la Congregación del Culto Divino, escribiendo a esa misma dirección.  Esperamos que un día, esta gran solemnidad pueda ser celebrada por toda la Iglesia.”
.   ¿Por qué es un valor la virginidad en la Iglesia?
La virginidad y la castidad pertenecen al alma de la Iglesia, a la historia de la Iglesia.
Estos son los que no se mancharon con mujeres, pues son vírgenes.  Estos siguen al Cordero a dondequiera que vaya, y han sido rescatados de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero (Ap 14, 1).
Vemos en esta visión de San Juan narrada en el Apocalipsis un gran número de hombres célibes.  La virginidad masculina era algo inusual en la antigüedad y, luego de la Reforma, fue descartada por los protestantes:  sólo la Iglesia Católica sigue proponiendo el celibato como una opción radical de seguimiento de Cristo.  De allí que en el Apocalipsis San Juan los destaque como un verdadero ejército.
 Nuestra alma es el jardín que Dios, desde el principio, destinó para sí, para que fuera su delicia.  Ese jardín está custodiado por un cuerpo que sirve de templo, el cual enmarca la propiedad de Dios.
Por esta razón el cuerpo del ser humano es territorio de una gran batalla.
Desde el principio nuestro ser fue creado para la delicia de Dios y sólo Él puede pasearse en ese jardín sin dañarlo ni estropear su belleza, que era reflejo de la belleza misma de Dios.
Así, el llamado a la virginidad es anterior al llamado a la procreación, porque primero es el llamado a la unión con Dios y luego es el llamado a la unión con otro ser humano en la presencia de Dios: “Sean fecundos y multiplíquense”.  
La virginidad es el derecho total que tiene Dios sobre nuestro ser, materializado en una reserva total de nuestro ser, cuerpo y alma para El.  Y Dios se instala en ese ser de su propiedad como se instala en su Templo, en su Sagrario.
La virginidad es un anticipo de la vida en el Cielo en donde todos seremos como ángeles que viven para adorar y servir a Dios.  Por eso la virginidad es un valor; por eso se la ataca y por eso hay que defenderla.
La procreación no se contradice con la virginidad sino que le da más hijos a Dios, ordenando al ser humano hacia Él según su llamado.
El Padre Horacio Bojorges en sus videos sobre la Guerra Espiritual comenta algo similar:
La vida cristiana es  una lucha,  un combate,  una guerra espiritual. Es una participación en el combate de nuestro Señor Jesucristo.  
Si la Iglesia Militante es un ejército, todos los cristianos somos soldados.  Pero los religiosos y religiosas son los abanderados, los que van adelante.
La vida consagrada es un signo, una bandera que Dios mismo pone, y que no es posible sino por llamamiento especial y gracia de Dios.   Es una señal de la victoria de Cristo sobre esas vidas.
Pobreza, castidad y obediencia no es algo que puedan inventar los hombres, sino que es obra de Dios.  Sobre todo con la castidad y la virginidad consagrada se muestra una obra de Dios.  Para los hombres parece imposible, pero para Dios sí es posible este  signo que se da en la Iglesia Católica.
Sacerdotes y religiosos(as) están puestos en la Iglesia Militante para mostrarnos que Cristo ya venció.  
Este signo de vírgenes (hombres y mujeres) que han sido rescatados de entre los hombres como primicias y que siguen al Cordero, sólo se da en la Iglesia Católica.   Ninguna otra comunidad eclesial tiene el signo de la vida consagrada en castidad, pobreza y obediencia.
Jesucristo ya venció en la guerra espiritual y cuando le dice a los consagrados “ven y sígueme” los está llamando al seguimiento en la guerra espiritual que El ya libró y ganó.
El poder amar a Dios con total plenitud implica estar en total entrega y libre de apegos de ningún tipo.  Escoger el camino de la virginidad equivale a entregarse como cordero puro y sin defecto en sacrificio a Dios.  En la Biblia se hace referencia a este sacrificio, que luego es el sacrificio de Cristo, el cordero más puro de todos. Los que hacen voto de virginidad se convierten en cordero puro para ser entregados a Dios en el altar.  
Estos, al no exponerse a las exigencias de la carne, están  libres del grillete que implican los deseos y anhelos que vienen con la sexualidad y les permite sellar sus cuerpos para tener una relación más perfecta con Dios.
La virginidad es un anticipo de la Vida Eterna, pues si al morir estamos en un estado de libertad verdadera, es decir, libres de deseos sensuales, se está lo más cerca en imitación a ese cordero puro. La virginidad hace ese camino mas fácil porque mantiene la pasión enfocada hacia Dios al estar libre de deseo carnal.


LA VIRGINIDAD
en homilía de Monseñor Reig  Pla
en la Solemnidad de María siempre Virgen
(2-julio-2015) en la renovación de votos del Hogar de la Madre

La virginidad es lo que más necesita la Iglesia hoy en estos momentos tan difíciles y complejos para creer en Dios. Un amor esponsal de entrega total, desde Dios, en la que Dios es todo y Único, es un regalo para todos los demás, para ser todo para todos, es la aristocracia del amor, “me he hecho todo para todos” (1 Cor 9, 22).
El Espíritu Santo atraviesa la carne y la hace transparente, para que puedan amar con mayor radicalidad y universalidad, lo que no se da en el matrimonio.  Yo diría que es una manera de volver a la forma original de la carne, también una manera más fuerte de amar. Se pone por delante lo que será la gloria del Cielo.
Vosotros sois la presencia del Cielo en la tierra, la caricia de Dios para el mundo.  Porque esto no puede ser una obra simplemente del hombre.
Necesitamos legiones de vírgenes para mostrar la belleza del cielo, mostrar a Dios, sin necesidad de dar explicaciones.
 Viéndolos con esa entrega y abandono total, con esa alegría, esa hermosura del hábito (blanco o del color que sea), todo habla del Cielo, de la pureza de María y de la belleza del Cielo.  
En la tierra sólo la virginidad expresa el momento final, la gloria del Cielo.  No es solamente una virginidad apostólica, utilitarista, para tener más tiempo para dedicar a los demás, para organizarse sin complicaciones, es una virginidad escatológica, para mostrar la belleza del Cielo, como la mostraba la Virgen María y los vírgenes también.
Estos son los que no se mancharon con mujeres, pues son vírgenes. Estos siguen al Cordero a dondequiera que vaya, y han sido rescatados de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero (Ap 14, ).

Fuente: Buena Nueva

26 de junio de 2017

Coronilla de Reparación al Sagrado Corazón de Jesús

Se termina junio, mes del Sagrado Corazón de Jesús. Te invitamos a rezar esta pequeña Coronilla de reparación, consolación y desagravio al Corazón del Redentor.

Se reza con un rosario común  de cinco misterios de diez cuentas cada uno.
  1. Nos ponemos en presencia de Dios, rezando la señal de la cruz.
  2. Rezamos el Pésame y pedimos perdón por nuestros pecados.
  3. Rezamos 1 Padrenuestro, 1 Avemaría y 1 Credo.
  4. Por cada misterio doloroso rezamos:
  • Al iniciar: "Oh Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús, Fuente de Misericordia para nosotros pecadores, en vos confío"
  • Después, 10 veces: "Sagrado Corazón de Jesús, ten piedad de nosotros y del mundo entero"
  • Al finalizar: 1 Gloria.
      5. Al terminar los cinco misterios dolorosos, rezamos la Consagración al Corazón de Jesús:

"Sacratísimo Corazón de Jesús, verdaderamente presente en la Santa Eucaristía, te consagro mi cuerpo y alma para ser enteramente una con Tu Corazón, sacrificado cada instante en todos los altares del mundo y dando alabanza al Padre, implorando por la venida de Su Reino.
Te ruego que recibas esta humilde ofrenda de mi ser. Utilízame como quieras para la gloria del Padre y la salvación de las almas Santísima Madre de Dios y Madre nuestra, no permitas que jamás me separe de tu Divino Hijo. Te ruego me defiendas y protejas como tu hijo predilecto. Amen"

Misterios Dolorosos:
  1. La Agonía de Jesús en Getsemaní
  2. Jesús es flagelado
  3. Jesús es coronado de espinas
  4. El camino de Jesús con la Cruz al Calvario
  5. Jesús muere en la Cruz.

21 de junio de 2017

He aquí el Corazón que tanto amó al mundo

Les compartimos el relato de 3 de las apariciones del Sagrado Corazón a Santa Margarita María de Alacoque y una serie de videos con su biografía y vida espiritual.
¡Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío!

Aparición del Sagrado Corazón de Jesús
a Santa Margarita María
Jesús se apareció en varias ocasiones a una joven religiosa de la Orden de la Visitación para confiarle la misión de difundir la devoción a su Sagrado Corazón en recuerdo de su pasión. La primera aparición fue el 27 de diciembre de 1673. Estaba haciendo Adoración al Santísimo Sacramento expuesto. Ella misma lo relata así: “Estando yo delante del Santísimo Sacramento me encontré toda penetrada por Su divina presencia. El Señor me hizo reposar por muy largo tiempo sobre su pecho divino, en el cual me descubrió todas las maravillas de su amor y los secretos inexplicables de su Corazón Sagrado. El me dijo:

“Mi Divino Corazón, está tan apasionado de Amor a los hombres, en particular hacia ti, que, no pudiendo contener en el las llamas de su ardiente caridad, es menester que las derrame valiéndose de ti y se manifieste a ellos para enriquecerlos con los preciosos dones que te estoy descubriendo los cuales contienen las gracias santificantes y saludables necesarias para separarles del abismo de perdición. Te he elegido como un abismo de indignidad y de ignorancia, a fin de que sea todo obra mía"

Luego me pidió el corazón, el cual yo le suplicaba tomara y lo cual hizo, poniéndome entonces en el suyo adorable, desde el cual me lo hizo ver como un pequeño átomo que se consumía en el horno encendido del suyo, de donde lo sacó como llama encendida en forma de corazón, poniéndolo a continuación en el lugar de donde lo había tomado, diciéndome al propio tiempo: "He ahí, mi bien amada, una preciosa prenda de mi amor, que encierra en tu costado una chispa de sus mas vivas llamas, para que te sirva de corazón y te consumas hasta el último instante y cuyo ardor no se extinguirá ni enfriará. De tal forma te marcaré con la Sangre de mi Cruz, que te reportará más humillaciones que consuelos. Y como prueba de que la gracia que te acabo de conceder no es nada imaginario, aunque he cerrado la llaga de tu costado, te quedará para siempre su dolor y, si hasta el presente solo has tomado el nombre de esclava mía, ahora te doy el de discípula muy amada de mi Sagrado Corazón."

La segunda aparición fue algunos meses después de la primera. Ella misma relata “El divino Corazón se me presentó en un trono de llamas, más brillante que el sol, transparente como el cristal, con la llaga adorable, rodeado de una corona de espinas y significando las punzadas producidas por nuestros pecados y una cruz en la parte superior, la cual significaba que, desde los primeros instantes de su encarnación, es decir, desde que se formó su Sagrado Corazón quedó en él plantada la Cruz, quedando lleno, desde el primer momento, de todas las amarguras que debían producirle las humillaciones, la pobreza, el dolor, el menosprecio que su Santa Humanidad iba a sufrir durante todo el curso de su vida y en su Pasión. Me hizo ver que el ardiente deseo que tenía de ser amado por los hombres y apartarlos del camino de la perdición, en el que los precipita Satanás en gran número, le había hecho formar el designio de manifestar su Corazón a los hombres, con todos los tesoros de amor, de misericordia, de gracias, de santificación, y de salvación que contiene, a fin de que cuantos quieran rendirle y procurarle todo el amor, el honor y la gloria que puedan, queden enriquecidos abundante y profusamente con los divinos tesoros del Corazón de Dios, cuya fuente es, al que se ha de honrar bajo la figura de su Corazón de carne, cuya imagen quería ver expuesta y llevada por mi sobre el corazón, para grabar en él, su amor y llenarlo de los dones de que está repleto, y para destruir
Hundamos, como Santa Margarita, nuestra vida en el
Sagrado Corazón de Jesús, lugar de reposo
y paz, reparación y amor.
en él todos los movimientos desordenados. Que esparciría sus gracias y bendiciones por dondequiera que estuviere expuesta su santa imagen para tributarle honores, y que tal bendición sería como un último esfuerzo de su amor, deseoso de favorecer a los hombres en estos últimos siglos de la Redención amorosa, a fin de apartarlos del imperio de Satanás, al que pretende arruinar, para ponernos en la dulce libertad del imperio de su amor, que quiere restablecer en el corazón de todos los que se decidan a abrazar esta devoción”

La tercera revelación fue el primer viernes de junio de 1674, fiesta del Corpus Christi. La santa nos cuenta: “Una vez, estando expuesto el Santísimo Sacramento, se presentó Jesucristo resplandeciente de gloria, con sus cinco llagas que se presentaban como otro tanto soles, saliendo llamaradas de todas partes de Su Sagrada Humanidad, pero sobre todo de su adorable pecho que, parecía un horno encendido. Habiéndose abierto, me descubrió su amabilísimo y amante Corazón, que era el vivo manantial de las llamas. Entonces fue cuando me descubrió las inexplicables maravillas de su puro amor con que había amado hasta el exceso a los hombres, recibiendo solamente de ellos ingratitudes y desconocimiento. Jesús le dijo: 
"Eso fue lo que más me dolió de todo cuanto sufrí en mi Pasión, mientras que si me correspondiesen con algo de amor, tendría por poco todo lo que hice por ellos y, de poder ser, aún habría querido hacer más. Mas sólo frialdades y desaires tienen para todo mi afán en procurarles el bien. Al menos dame tú el gusto de suplir su ingratitud de todo cuanto te sea dado conforme a tus posibilidades” 

Santa Margarita le expresaba su impotencia y Jesús mismo le dijo: “Toma, aquí tienes con qué suplir cuanto te falte” Entonces, del Corazón de Jesús salió una llamarada tan ardiente que pensó que la iba a consumir, le pidió compasión de su debilidad. Jesús le respondió: "Yo seré tu fortaleza, nada temas, solo has de estar atenta a mi voz y a lo que exija de ti con el fin de prepararte para la realización de mis designios."

Ella le pregunta cómo debe llevar a cabo esta devoción, Jesús responde: 
Primeramente me recibirás en el Santísimo Sacramento tanto como la obediencia tenga a bien permitírtelo; algunas mortificaciones y humillaciones por ello habrán de producirse y que recibirás como gajes de mi amor. Comulgarás, además, todos los primeros viernes de mes, y en la noche del jueves al viernes, te haré participe de la mortal tristeza que quise sentir en el huerto de los Olivos, cuya tristeza te reducirá, sin que logres comprenderlo, a una especie de agonía más difícil de soportar que la muerte. Para acompañarme en la humilde plegaria que elevé entonces a mi Padre, en medio de todas tus angustias, te levantarás entre las once y las doce de la noche para postrarte conmigo durante una hora, con la cara en el suelo, tanto para apaciguar la cólera divina, pidiendo por los pecadores, como para endulzar de algún modo la amargura que sentía por el abandono de mis apóstoles, lo cual me llevó a reprocharles que no habían podido velar una hora conmigo. Durante esa hora harás lo que te diga. Pero, oye hija mía, no creas a la ligera todo espíritu, ni te fíes, porque Satanás está rabiando por engañarte. Por eso, no hagas nada sin permiso de los que te guían, a fin de que, contando con la autoridad de la obediencia, él no pueda engañarte, ya que no tiene poder alguno sobre los obedientes."

¡El Corazón que tanto amó al mundo!
La cuerta revelación sucedió en 1675, entre el 13 y el 20 de junio, pero no se sabe con certeza la fecha. El relato de la santa es el siguiente “Estando ante el Santísimo Sacramento un día de su octava, y queriendo tributarle amor por Su tan gran amor, me dijo el Señor:
"No puedes tributarme ninguno mayor que haciendo lo que tantas veces te he pedido ya."

Jesús le mostró su Corazón y le dijo 
"He aquí el Corazón que tanto ha amado a los hombre y que no ha ahorrado nada hasta el extremo de agotarse y consumirse para testimoniarles su amor. Y, en compensación, sólo recibe, de la mayoría de ellos, ingratitudes por medio de sus irreverencias y sacrilegios, así como por las frialdades y menosprecios que tienen para conmigo en este Sacramento de amor. Pero lo que más me duele es que se porten así los corazones que se me han consagrado. Por eso te pido que el primer viernes después de la octava del Corpus se celebre una fiesta especial para honrar a mi Corazón, y que se comulgue dicho día para pedirle perdón y reparar los ultrajes por él recibidos durante el tiempo que ha permanecido expuesto en los altares. También te prometo que mi Corazón se dilatará para esparcir en abundancia las influencias de su divino amor sobre quienes le hagan ese honor y procuren que se le tribute."


Para seguir conociendo y meditando, te invitamos a conocer la espiritualidad de Santa Margarita María de Alacoque, con estos videos...

Parte I


Parte II


Parte III


Parte IV

Si tienen problemas al reproducirlo, comuníquense con nosotros a [cmrpa@hotmail.com]


Les invitamos a todos a vivir la Gran Vigilia en Honor a los Corazones de Jesús y María, el próximo 23 y 24 de junio de 2017. Se realizará en la Arquidiócesis de Miami, organizada por las Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María y se transmite en vivo para todo el mundo. Se rezará en español e inglés, con traduccion simultánea.

La Vigilia comienza con la transmisión en vivo de la Santa Misa del Sagrado Corazón de Jesús a las 20.00 hs. de Miami (21 hs. de Buenos Aires). El Santísimo se expone finalizada la Misa y habrá Adoración con rezo del Rosario e intercesiones, alabanzas y oraciones particulares a cada hora. Finaliza el sábado 24, a las 6.00 hs. de Miami (7.00 hs. Buenos Aires) con la Santa Misa del Inmaculado Corazón de María.

La Vigilia se puede seguir a través de su web: www.corazones.org

¡No dejen de unirse en oración, al menos un Rosario!

¡Jesús, María, los amo, salven las almas!
¡Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío!
¡Inmaculado Corazón de María, sé la salvación del alma mía!
¡Corazones de Jesús y María, triunfen y reinen en nuestros corazones y en el mundo entero!

¡¡Jesús, María, los amo, salven las almas!!

En los Corazones de Jesús y María,
CMRP-A









20 de junio de 2017

De un suicidio programado a religiosa en Medjugorje


Este es un extracto del testimonio de Sor Emmanuel Maillard, religiosa de la Comunidad de las Bienaventuranzas que vive desde 1989 en Medjugorje, transmitiendo los mensajes de la Reina de la Paz. Este texto está escrito por ella misma y se puede encontrar en su libro "El Niño escondido de Medjugorje", editado en Argentina por Editorial Paulinas. Lo compartimos para conocer más a Sor Emmanuel que visitará Argentina en noviembre de 2017. 
UNA PERSONA SE ENCAMINA A LA MUERTE
Sor Emmanuel Maillard
Después del almuerzo y de algunos intercambios de los que me mantuve alejada, hubo una nueva asamblea de oración (carismática) espontánea (a la que fue invitada aquel día concreto). Eran las 15:30. Mi fin estaba próximo, le había dicho a Dios: a las 17. Me senté con ellos como una autómata, sumida en la mayor desolación. No prestaba más aten­ción a sus oraciones. Hacia las 16, llegó una señora y se unió al grupo. Esta­ba muy retrasada y no había participado del resto del programa. Se llama­ba Andrée T. Ni siquiera le presté atención. Entre la treintena de católicos presentes ese día, ella era la única protestante. Apenas llegada, comenzó a agitarse en su silla. Algo le inquietaba. El Señor acababa de mostrarle una luz, y ¡era necesario que la expusiera frente a todo el mundo! Todos los temores se abatieron entonces sobre ella, el miedo a ser juzgada en vista de la magnitud de lo que tenía que decir… ¿Y si eso fuera a caer en bolsa rota?
Yo estaba postrada como un pobre ente atontado, cabizbaja, cuando una voz de trueno que retumbó en la asamblea me sacó de mi lodazal. Entre las hermosas plegarias, el mensaje parecía estar completamente fuera de lugar. Su tono era dramático. Lo que pasaba es que Andrée, no pudien­do contenerse más, entregaba con autoridad lo que el Señor le había mos­trado:
-Hermanos y hermanas, entre nosotros hay una persona que se enca­mina a la muerte. Esta persona se ha dejado engañar por el Enemigo y ha hecho lo que le disgusta a Dios. Ha practicado el espiritismo y la adivina­ción, y Satanás la ha encadenado. Pero Cristo tiene el poder de liberada de manos del Enemigo y de devolverla a la vida. Ella puede venir a nosotros y oraremos por ella en el poder del nombre de Jesús.
La asamblea estaba consternada. Por mi parte, desde las primeras palabras del mensaje: ”una persona se encamina a la muerte”, mi corazón había comenzado a latir precipitadamente. Se trataba de mí, ¡era evidente! ¿Dios le había mostrado el estado de mi alma a esa señora que nunca me había visto en su vida? ¿Qué entendía ella por “hizo lo que le disgusta a Dios”?
¡Pasó a ser mi turno de agitarme en la silla! Aguardaba con impacien­cia que la oración terminara para poder ir al encuentro de esa desconocida.
Eran más de las 4:30 cuando el canto finalmente concluyó. Entonces, me abalancé sobre ella.
-Señora, usted habló de alguien que se encaminaba hacia la muerte … Andrée me acogió como lo hacen aquellos auténticos enviados de Dios: ningún remilgo, ninguna pleitesía inútil, van al grano con seriedad, conscientes de que la situación no les pertenece y de que hay vidas que están en juego.
-¡Ah, eres tú! Bueno, ven aquí… Dime, ¿qué hiciste? Has estado en el campo del enemigo, fuiste a ver a los astrólogos, a los adivinos, ¿fue eso? ¿Has interrogado el espíritu de los muertos, has hecho girar las mesas? =Sí, lo he hecho desde mi adolescencia, con mis amigas, no sabía que …
-Pero, si está escrito en la Biblia! Dios ha prevenido a su pueblo, ¡todo eso es una abominación a sus ojos! ¿Crees en Cristo?
-Sí, soy cristiana.
-Bien, voy a llamar a dos o tres hermanos para que oren conmigo sobre ti. No quiero hacerlo sola, Cristo ha dicho: “Cuando dos o más se reúnen en mi nombre, Yo estoy en medio de ellos”.
JESÚS TIENE EL PODER DE LIBERARTE DE TUS ATADURAS
Era el mes de junio. Andrée me hizo salir al jardín bien florecido de las Hermanas de la Asunción. Allí había un banco. Al ver mi agotamiento, me hizo sentar, pero ella permaneció de pie con sus acólitos que me rodeaban. Me encontraba en la situación más impensable que pudiera darse, sobre todo porque se pusieron a cantar en lenguas desde el comienzo. ¡Me pre­guntaba en qué manicomio había ido a dar! Ella dirigió las operaciones con toda maestría y planteó la cuestión de la confianza que iba a ser determinante en caso de obtener la victoria:
-Tú misma te has puesto entre las garras del Enemigo. Te tiene amordazada y te tortura. Intenta matarte. Pero Jesús lo ha vencido en la cruz. ¿Crees que hoy Jesús tiene el poder de romper tus ataduras para que tengas la libertad de caminar en la luz?
Me quedé estupefacta al oír la pregunta. Miraba a Andrée, esta mujer muy sencilla, pobre, que seguramente superaba los cien kilos. Su fe infan­til estaba preparada para desplazar montañas. Tenía 25 años y era la prime­ra vez que escuchaba a alguien que hablara así de Jesús. ¿Un Jesús que iba a hacerme el bien a mí? ¿Hoy mismo? ¿Cómo en el Evangelio?
-¡Sí, lo creo! -mi voz era tímida pues, a decir verdad, era más apro­piado decir que hubiera querido creer.
-Bueno, vamos a hacer una oración de liberación… Los demonios que has aceptado en ti serán expulsados por el poder del nombre de Jesús…
No tenía ni la menor idea de lo que ese lenguaje -nuevo para mí­ – implicaba. Me imaginaba que mi corazón era como una caja en la que hubiera dejado penetrar a unos usurpadores y que, en el nombre de Jesús, esos intrusos iban a salir.
-Sabes, Andrée, aún si Jesús me libera, prefiero morir de todas for­mas. Porque los demonios hicieron tanto daño en mi corazón que no puedo soportar más este sufrimiento.
Andrée no se dejaba vencer tan fácilmente, ¡era una evangelista que se había topado con casos mucho más graves!
-Pero si crees que Jesús tiene el poder de expulsar a los demonios que te han herido, ¡¿no crees que también tiene poder para sanar tus heridas?!
Nueva sorpresa sobre la identidad de Jesús. También puede sanarme. ¿A mí? ¿Y ahora? Qué pobre idea me había hecho de Él hasta entonces: un Salvador, sí, pero que había salvado a toda la humanidad (al por mayor) un día, (no hoy, en todo caso). Y he aquí que nuevamente se parecía al Jesús del Evangelio, a aquel que había curado a un fulano aquel día al ponerse el sol… ¡¿Y él es mi Salvador personal, que está vivo y actúa hoy?!
-¡Sí, creo que puede sanarme!
-¿Y te comprometes a no practicar más todas esas abominaciones?
¡Porque cuidado! ¡Si vuelves a reincidir, te sucederán cosas peores! Escucha .. Y comenzó a leer Deuteronomio 18, 9-14: “Cuando entres en la tierra que el Señor, tu Dios, te dará, no aprendas a practicar las abominaciones que cometen estas naciones. Que no haya entre vosotros nadie que inmole en el fuego a su hijo o a su hija, ni practique la adivinación  la astrología, la magia o la hechicería. Tampoco habrá ningún encantador, ni consultor de espectros o de espíritus, ni evocador de muertos. Porque todo el que practica estas cosas es abominable al Señor, tu Dios, y por causa de estas abominaciones, él desposeerá a esos pueblos delante de ti. Tú serás irreprochable en tu trato con el Señor, tu Dios. Porque las naciones que vas a desposeer escuchan a los astrólogos y adivinos.”!
Y me fue explicando punto por punto el sentido de cada versículo. Tenía a duras penas el vocabulario necesario para expresarse, de tan simple que era; pero para las cosas de Dios, tenía una inteligencia espiritual sorprendente.
-Puedes contar conmigo -le dije-, ¡no volveré a cometer nuevamente la misma tontería!
No había tiempo que perder. Andrée y sus compañeros comenzaron a alabar a Dios alegres y confiados. Luego Andrée intercedió con poder por la pecadora que yo era y ordenó a los demonios (que fue nombrando uno por uno) a que me dejaran … Quebró también el lazo de maldición que ese adivino hindú de Nueva Delhi me había impuesto y que me aplastaba inexorablemente. Después hubo nuevas alabanzas y bendiciones, y luego se hizo silencio. Todo había acabado.
-Ya está. Se terminó -me dijo ella- o puedes unirte al grupo para la misa. Pero continúa alabando al Señor y colocándote bajo su preciosa Sangre. ¡Necesitas su protección!
Jamás olvidaré el preciso instante en que me levanté de ese banco.
Durante la oración, no había experimentado ningún estremecimiento, ninguna nueva emoción, nada. Pero una vez de pie, ¡caí en la cuenta de que mi angustia mortal se había esfumado! Repetidamente me llevaba la mano al corazón como alguien que palpa su bolsillo en busca de sus gafas o de su billetera. ¡Mi sufrimiento había desaparecido! Jesús había realmente pasado por allí … ¡Había hecho su trabajo de Salvador y me había devuelto a la vida!
En mi reloj, eran las cinco de la tarde…
Tenía cita con la muerte pero, a la hora D, quien había acudido a mí había sido el Dios vivo, y no la muerte. Mi pobre existencia en ruinas ha sido entonces abrazada por la vida. Sentía al buen Pastor cerca de mí, había descendido al fondo de mi sórdida fosa y me había sacado de allí, tomando sobre su propio cuerpo mis heridas de muerte. Sentía que su vida corría dentro de mí como un torrente de delicias. ¡Todo mi ser estaba sumergido en la alegría de una resurrección!
JESÚS, MI MEJOR AMIGO
Esa tarde, le entregué mi vida a Dios:
Sor Emmanuel en oración en Medjugorje
Señor, hoy mi plan era morir. Pero tú has tomado sobre ti mi muerte y me has dado tu vida. Entonces Señor, esta vida que me queda por vivir sobre la tierra, es enteramente tuya. ¡Tómala!
Durante la Misa, ¡reía de alegría! Al final, el animador del grupo pro­puso que algunos avanzaran para recibir la efusión del Espíritu Santo. Un pequeño grupito imponía las manos y oraba por cada uno en particular. No podía dejar de repetirle a Jesús que mi vida era suya y, bajo las manos bendecidoras de estos maravillosos hermanos, abrí mi corazón al Espíritu Santo. Me tocó entonces en un punto neurálgico, el de mi ceguera espiritual, y recibí una luz penetrante, clara como el cristal: la voluntad de Dios es vida, mi propia voluntad puede generar la muerte. ¡Era clarísimo, irre­batible!
Si anteriormente desconfiaba de la voluntad de Dios y me mantenía a distancia como si se tratara de una avalancha de desgracias, en ese momento era todo lo opuesto, la amaba, la buscaba con todo mi ser ¡porque era vida! Esa noche se apoderó de mí un temor, el temor de no hacer la voluntad de Dios. El Espíritu Santo me había hecho acceder a sus teso­ros, a sus siete dones, en particular al denominado “temor de Dios”. ¡Temor de disgustar a quien uno ama!
Esa noche, dormí como bebé recién nacido sobre el corazón de su madre, y a partir de la mañana siguiente una vida totalmente nueva comenzó para mí. ¡Estaba tan feliz que saltaba de alegría en el asiento de mi ciclomotor aun en pleno París! Jesús se había convertido en mi mejor amigo, lo consultaba en todo momento, ante la menor decisión a tomar y él me guiaba.
UNA BUENA LIMPIEZA INTERIOR
Iba a menudo a casa de Andrée T. que ejercía en aquel entonces un minis­terio de liberación y de evangelización en ciertos barrios pobres de París, especialmente entre las prostitutas. Junto con Paul, su marido, pertenecía a una asamblea pentecostal muy activa, y a ambos les gustaba venir a des­lizarse en medio de los católicos con el verdadero propósito de “unidad en Cristo”. Vivían en un hogar muy pobre. Andrée apenas conseguía moverse en la cocina. Pero para mí, ¡era mi pequeño rincón del Paraíso! Conocía tan bien su Biblia, que en cada situación evocaba un versículo: “Cristo ha dicho… , Pablo ha dicho … , Moisés ha dicho … ” y nos sacaba sus hilachitas de luz a chorro continuo. Nutría entonces mi alma y mi corazón con ese fuego y yo salía de allí con tanta alegría como para levantar montañas.
Muy pronto después de mi ´liberación´ ella me explicó -a su mane­ra- lo que realmente debía haberme ocurrido con ese astrólogo en la India, pues sus conocimientos me habían sorprendido. ¿Cómo había podi­do leer mi vida pasada sobre un viejo libro? ¿Cómo podía haber tenido el libro de mi vida en su biblioteca?
-Te dejaste engañar por el Enemigo -me dijo Andrée-. Te mintió todo el tiempo y ¡tú no lo podías comprender porque no conoces bien la Palabra de Dios! ¡Sin embargo, Dios ha advertido a su pueblo sobre esto!
Entonces me hizo comprender el famoso capítulo 18 del Deuterono­mio sobre los profetas que yo leía por primera vez en mi vida católica (jamás lo he oído citar en una Iglesia).
-¡Cuántos jóvenes van a ver adivinos, astrólogos y se vuelven obse­sivos, depresivos, suicidas! El libro que tenía era tan sólo un soporte a su adivinación. Recibía la información de Satanás y simulaba leer. ¡No me digas que te vas a tragar que un hindú haya escrito tu vida en sánscrito hace más de 1.000 años! Pero Satanás conoce tu pasado, él también es un ángel (caído). No conoce tu futuro, pero es inteligente y puede suponer algunas cosas en función de tu pasado y de tu presente. Lo que te dijo es mentira. Su palabra es una palabra de muerte que conduce a la muerte. Su plan con­sistía en matarte por dentro… Alaba el santo nombre de Jesús y ponte bajo su preciosa sangre. El Enemigo huirá.
Con Andrée, mis descubrimientos sobre el poder de Cristo y sobre la demonología eran en cierta manera empíricos. Leía el Evangelio y la vida de los santos de una manera completamente nueva, pues ahora podía tocar y reconocer estas realidades en mi vida cotidiana. Jesús era ahora alguien vivo!
Desde el día siguiente de mi liberación, hablé con Andrée y Paul sobre mi hermano Bruno quien, también él, sufría angustias mortales como consecuencia de muchas tonterías y extravíos de parte suya…
Fuimos alcanzados por la misericordia. Habiendo gustado del fruto amargo de las tinieblas, habiendo maldecido el día de nuestro nacimiento y rozado la muerte de cerca, hoy damos gracias a aquel que, derramando su Sangre en la Cruz nos hizo pasar de la muerte a la vida. 


Sor Emmanuel en los pinos de Garabandal