María Madre de Todos los Pueblos |
En sus apariciones en Ámsterdam, donde se presentó como la "Señora de Todos los Pueblos"; nuestra Madre nos regaló una oración para pedir esa efusión universal del Espíritu Santo, el "segundo Pentecostés de Amor", como le decía la mística venerable Marta Robin, o la iluminación de las conciencias, como lo profetizó la Virgen en Garabandal. Por eso debemos rezar esta oración pidiendo que Dios derrame ahora por medio de su Hijo Jesús, el don del Espíritu Santo para conceder a la tierra la paz y el encuentro personal con Cristo a cada persona. ¡Ven Espíritu Divino!
Señor Jesucristo, Hijo del Padre,
manda ahora tu Espíritu sobre la tierra.
Haz que el Espíritu Santo habite
en el corazón de todos los pueblos,
para que sean preservados de la corrupción,
de las calamidades y de la guerra.
Que la Señora de todos los Pueblos,
la Santísima Virgen María,
sea nuestra Abogada.
Amén.
A propósito de esta oración, nos dice la vidente Ida Peederman:
"La Señora dice esta oración de una manera tan hermosa e impresionante, que nadie en el mundo la podría decir como Ella. Ella recalca la palabra "ahora", al decir "manda ahora tu Espíritu", y la palabra "todos", cuando dice "haz que el Espíritu Santo habite en el corazón de todos los pueblos". También la palabra "Amén" la pronuncia de manera hermosa y solemne. Estoy todavía ante la Cruz y he rezado y repetido la oración, esas palabras que La Señora dijo. Es como si se hubieran quedado grabadas en mi mente. Ahora las veo escritas con letras muy grandes.
La Señora continúa: "Hija, esta oración es tan breve y sencilla que cada uno puede decirla en su propia lengua, ante su propia cruz. Y los que no tengan una cruz, pueden rezarla a solas. Este es el mensaje que hoy precisamente quiero dar, porque ahora vengo a decir que quiero salvar las almas. Que todos colaboren en esta gran obra para el mundo. Que cada hombre se decida personalmente a colaborar". Entonces la Señora levanta un dedo y dice: "Sobre todo en lo que respecta al primer y más importante mandamiento: el Amor". Ahora veo esta palabra escrita con letras grandes. "Haz que empiecen por esto", dice la Señora.
A continuación veo un determinado grupo de personas; La Señora los mira con compasión y dice: "Y entonces los pequeños de este mundo dirán: ¿Qué podemos hacer nosotros? Pues los grandes son los que hacen esto". Esto lo dice muy dulcemente, como sintiendo muchísimo afecto por esas personas que la rodean. Pero luego cambia el semblante de la Señora y dice con fuerza: "Y ahora digo a los pequeños: Si perseveran en el amor recíproco, ni siquiera los grandes tendrán mayores posibilidades. Pónganse ante la cruz y digan lo que les he dictado y mi Hijo los escuchará".
Entonces la Señora me dice: "Otra vez vendrá una gran calamidad natural. Los grandes de este mundo nunca estarán de acuerdo. La gente buscará acá y allá. Cuidado con los falsos profetas. Busca y pide únicamente el verdadero Espíritu Santo, porque en este momento se trata de una guerra de ideas. La lucha ya no es de razas o pueblos, la lucha ahora es de espíritus. ¡Entiéndelo bien!"
¡Respondamos al llamado de la Virgen María! Ella quiere que el mundo tenga la paz, y la paz es únicamente un don del Espíritu Santo para nuestro pueblo. ¡Recemos y difundamos la oración que nos regaló nuestra Madre, junto al rezo del Santo Rosario!
Para profundizar en las apariciones y mensajes de Ámsterdam, aprobadas por la Iglesia: http://www.capillacatolica.org/MadreDeTodosLosPueblos.html
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