15 de enero de 2020

¡Consolemos el Corazón de la Virgen!

¡Consolemos las lágrimas del
Corazón de la Virgen!
El pasado 2 de noviembre de 2018, la Virgen nos dijo en su mensaje en Medjugorje: “Queridos hijos, mi Corazón materno sufre mientras miro a mis hijos que no aman la verdad, que la esconden; mientras miro a mis hijos que no oran con sentimientos y con obras. Estoy muy triste mientras le hablo a mi Hijo, que muchos hijos míos ya no tienen fe, que a Él no lo conocen, a mi Hijo".

Tanto en Medjugorje, como en Fátima y tantos otros lugares de apariciones, la Virgen está pidiendo que consolemos su Inmaculado Corazón de tantos odios, indiferencias e ingratitudes que se cometen contra el mismo Jesús en la Eucaristía y por los pecados del mundo entero. 

¿Cómo podemos consolar el Corazón de Jesús y de María? En primer lugar y ante todo, con la santidad de vida, dando a cada cosa que hacemos un espíritu de amor y reparación. Ofrecernos cada día, en cada acción, junto a los méritos de la Pasión de Jesús y por las manos de María al Padre para que reciba nuestro humilde ofrecimiento en consolación, reparación, desagravio y amor a Él. Además de esto, podemos ofrecer nuestras oraciones, especialmente el rezo del Santo Rosario diario, la Coronilla de la Divina Misericordia, las oraciones de reparación dictadas por el Cielo en Fátima (ver al final de este texto)... ¡hay tantas oraciones! También las obras de misericordia son un bálsamo para el Corazón de Jesús, ayudando a los que lo necesiten: pobres, enfermos, ancianos... de tantas formas, con la ayuda física, material, económica y sobre todo con la oración, siempre desde el amor, la caridad y la solidaridad.

Recordemos también el pedido apremiante que hicieron Jesús y María en la devoción de los primeros viernes y sábado de cada mes. A santa Margarita María de Alacoque, Jesús le pidió que se comulgara (estando en gracia de Dios), durante nueve primeros viernes con el fin de reparar todas las ofensas a su Sagrado Corazón. En Fátima, a sor Lucía de Jesús, la Virgen y el mismo Jesús, pidieron la comunión reparadora de los cinco primeros sábados con una serie de exigencias más: comulgar, confesarse (ese día o más tiempo), rezar el santo Rosario y meditar por 15 minutos los 20 misterios del santo Rosario, todo esto con espíritu de amor y reparación al Inmaculado Corazón de María.
Asimismo, Jesús pidió a la Beata Madre Pierina de Micheli, que todos los devotos de su Santa Faz llevaran su medalla y realizaran todos los martes una visita al Santísimo Sacramento, para reparar las ofensas que recibió en la Pasión y que continúa recibiendo todos los días en la Eucaristía. Para mayor información, ver aquí.

¡Estamos en tiempos donde el Señor y nuestra Madre son muy olvidados y ofendidos! Hagamos de nuestras vidas un bálsamo para consolar sus Corazones Traspasados por amor a la humanidad.

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