La Liturgia de la Iglesia celebra hoy la solemnidad de la Exaltación de la Cruz, fiesta en la que recordamos que fuimos redimidos por los sufrimientos de Cristo en su Pasión, y que gracias a ellos se nos abre nuevamente a toda la humanidad las puertas del Paraíso que se habían cerrado por el pecado de nuestros primeros padres.
En este día los invitamos a conocer y contemplar una Cruz muy especial, revelada por el mismo Jesús a la beata Concepción Cabrera de Armida, en una visión, a finales del mes de enero de 1894.
Ella lo relata así en su diario espiritual: "Esta mañana, después de comulgar, estando recogida haciendo mi oración en la Iglesia de la Compañía vi de repente una cosa como alegoría. Era como un inmenso cuadro de luz encendida, aclarándose hacia el centro, siendo blanquísima la de enmedio. Encima de todas estas clases de luces con miles de rayos de oro y fuego, una paloma blanca, extendida de sus alas, mero arriba, como abarcando todo aquel conjunto de luz. Debajo de la paloma en el fondo de aquella inmensa luz, una Cruz grande, muy grande. Una Cruz con un Corazón en el centro, de donde los brazos parten. Un Corazón, pero no pintado, vivo, palpitante, de carne, pero como glorificado, que transciende virtud, calor y vida. Tiene lanza, pero no se ve la punta por estar dentro del Corazón, pero sí la ancha herida, que hace brotar sangre entre líquida y cuajada, y escurre sobre la Cruz. Tiene este Corazón espinas agudísimas como que lo aprietan penetrándolo, y duele verlas. Las llamas que proceden del Corazón suben moviéndose como con violencia, como despedidas de un volcán, y casi cubren y descubren a la Cruz chiquita que está plantada o se ve salida un poco del Corazón".
En la parte superior se encuentra una paloma blanca, que representa al Espíritu Santo, Señor y Dador de vida. Él es quien hace posible la presencia de Cristo en el alma de cada persona y quien guía y da aliento a la vida cristiana. La Cruz grande hace referencia a que Cristo mismo bajó del cielo para morir en la Cruz con el deseo de salvar a todos los hombres y el mandato de Jesús, de que si queremos seguirlo que carguemos con nuestra cruz. El Corazón representa al Sagrado Corazón de Jesús, vivo y palpitante, sufriendo de amor por nuestra salvación, por la salvación de cada uno de nosotros. La lanza recuerda el traspaso del Corazón de Jesús en la Cruz, en la cual brotaron la sangre y el agua que dieron vida a toda la Iglesia a través de los sacramentos por los que somos salvados, redimidos y transfigurados en Cristo.
Jesús prometió a Conchita: "Esta Cruz del Apostolado ahuyentará al demonio. Esparcirá virtud, de la que está llena. Curará las almas y los cuerpos. Hará muchos milagros".
"Dentro de esa Cruz se encuentra un Jesús, un Dios hombre, con todo su amor, con todo su dolor"
"La Cruz sola, sin apoyo, como que convida a cargarla cada uno, e ir en pos de Él"
¡Te adoramos, Cristo, y te bendecimos porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo!
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