"Hijos míos, como Madre, como Reina de la Paz, los invito a que acojan a mi Hijo para que Él pueda otorgarles la paz del alma, para que pueda darles lo que es justo, lo que es bueno para ustedes.
Hijos míos, mi Hijo los conoce. Vivió la vida del hombre y al mismo tiempo la de Dios - una vida extraordinaria: cuerpo humano, espíritu divino (NT: verdadero Dios y verdadero hombre).
Por eso, hijos míos, mientras mi Hijo los mira con sus ojos divinos, penetra en sus corazones. Con sus ojos, mansos y cálidos, se busca a sí mismo en ellos. ¿Podrá Él encontrarse allí, hijos míos?
Acójanlo, entonces los momentos de dolor y sufrimiento se convertirán en momentos de ternura y bendición.
Acójanlo, entonces tendrán paz en el alma; la difundirán a todos a su alrededor; eso es lo que ahora más necesitan. Escúchenme, hijos míos.
Oren por los pastores, cuyas manos han sido bendecidas por mi Hijo. Les doy las gracias."
Nota: Traducción corregida.
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