3 de diciembre de 2020

[URGENTE] ¡Recemos por la Vida!

Ante el debate y tratamiento del proyecto para legalizar el aborto en Argentina, los invitamos a todos a sumarse a rezar el Santo Rosario PERPETUO pidiendo a la Santísima Virgen María por tres intenciones: la protección de la vida, la iluminación de las conciencias de nuestros legisladores (diputados y senadores) y por el triunfo del Inmaculado Corazón de María.

Cada uno podrá anotarse el día y horario que quiera (y varias veces al día) y ofrecer así el rezo del rosario en su horario. También pueden sumarse de otros países.

PARA REGISTRAR LOS ROSARIOS EN EL HORARIO QUE VAYAN A REZAR, INGRESAN
AQUÍ:  
https://calendly.com/rosarioperpetuo/30min?month=2020-11 

Invitamos a todos a rezar también la Coronilla de la Divina Misericordia y la consagración al Inmaculado Corazón de María, Nueva Arca de nuestros tiempos difíciles, escrita por la Madre Adela Galindo, fundadora SCTJM (www.corazones.org), consagrando con esa oración a la Argentina, a nuestras ciudades y a nuestras autoridades y legisladores.


¡NO AL ABORTO, SI A LA VIDA!


2 de diciembre de 2020

Reflexiones de Adviento (II)

 
En esta segunda entrega de reflexiones para este tiempo de Adviento, les dejamos un texto del monje trapense Thomas Merton.


"El misterio de Adviento es un misterio de vaciamiento, de pobreza, de limitación. Debe ser así. De otro modo no podría ser un misterio de esperanza. El misterio de Adviento es un misterio de comienzo: pero también es el misterio de un fin. La plenitud del tiempo es el final de todo lo que todavía estaba incompleto, todo lo que todavía era parcial. Es el cumplimiento en unidad de todo lo que era fragmentario.

El misterio de Adviento en nuestras vidas es el comienzo del fin de todo lo que en nosotros no es todavía Cristo. Es el comienzo del fin de la irrealidad. Y eso, sin duda, es motivo de alegría. Pero por desgracia nos aferramos a nuestra irrealidad, preferimos la parte al todo, continuamos siendo fragmentos, no queremos ser ”un solo hombre en Cristo”.

El Cuerpo de Adán (“hombre”), que debería ser el Cuerpo del Amor de Dios, está desgarrado de odio. El Cuerpo de Adán, que debería estar transfigurado de luz, es un cuerpo de oscuridad y mentira. Lo que debería ser Uno en amor está dividido en millones de hostilidades frenéticas y asesinas. Pero sigue en pie el hecho: Cristo, el Rey de la Paz, ha venido al mundo y lo ha salvado. Ha salvado al Hombre, ha establecido Su Reino, y Su Reino es el reino de la Paz.

Adviento, para nosotros, significa aceptación de ese comienzo totalmente nuevo. Significa una  disposición para hacer que la eternidad y el tiempo se encuentren no sólo en Cristo sino en nosotros, en el Hombre, en nuestra vida, en nuestro mundo, en nuestro tiempo. Si hemos de entrar en el comienzo de lo nuevo, debemos aceptar la muerte de lo viejo. El comienzo, pues, es el fin. Hemos de aceptar el fin, antes de poder empezar. O más bien, para ser más fieles a la complejidad de la vida, hemos de aceptar el final en el comienzo, ambos juntos".

La Era de María (Siglo XIX)

 

El venerable Papa Pío XII proclamó que en 1830, con las apariciones marianas de la rue du Bac, donde la Virgen reveló la 'medalla milagrosa', se inició una "era mariana" o la "era de María", un tiempo donde las apariciones marianas se fueron produciendo con mayor cantidad y frecuencia, a lo largo de Europa y el mundo entero. Aquí relevaremos brevemente las principales apariciones, revelaciones y acontecimientos marianos que marcaron la historia desde 1830 hasta nuestros días. En esta primera oportunidad, las apariciones y acontecimientos marianos del sigo XIX. 

Siglo XIX

Fue en 1830, en la rue du Bac, en la Casa Madre de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl donde tuvieron lugar tres apariciones de la Virgen María a una novicia de dicha congregación. Allí nuestra Madre le dio mensajes a santa Catalina Labouré alertándola sobre los peligros que correría la ciudad de París, la persecución contra la Iglesia, el futuro derrocamiento de la monarquía y sobre el futuro de su propia congregación. En la siguiente aparición María le revela una medalla con la cual, quienes la llevaran con confianza y devoción, recibirían abundantes gracias. Es de notar que la medalla fue mandada a hacer con aprobación del Obispo de París, sin antes hacer una investigación sobre las apariciones, que de hecho jamás fueron reconocidas canónicamente por la Iglesia a pesar de poseer el grado de aprobación litúrgica (el más alto de todos para apariciones marianas, únicamente lo tienen las apariciones de Lourdes, Fátima, Guadalupe). La medalla fue acuñada y en 1832 las Hijas de la Caridad se la entregaban a los enfermos de cólera que asistían, los que la llevaban quedaban curados y muchos fueron protegidos de esta peste. Fue en esta circunstancia que dicha medalla, que no tenía nombre, recibió del pueblo parisino el nombre de "milagrosa".

Más adelante en la historia, el padre Charles Genettes, sacerdote diocesano del clero de París, es nombrado párroco de la Iglesia de Nuestra Señora de las Victorias. El estado espiritual de la parroquia era deplorable, apenas asistían 4 personas a la santa Misa y por causa de la revolución mucha gente se había alejado de la fe. Se esforzaba y no tenía frutos, ya que todo parecía fracasar. Desesperado tras cuatro años de trabajo estéril, el 3 de diciembre de 1836 recibe, mientras celebraba la Santa Misa, una locución interior de la Santísima Virgen María que le dice: "Consagra tu parroquia al Santísimo e Inmaculado Corazón de María". Inmediatamente se pone a trabajar para responder a este llamado, escribiendo unas constituciones para una cofradía del Inmaculado Corazón, con aprobación del Arzobispo de París. El 11 de diciembre lo anuncia en la celebración dominical que esa misma noche tendría lugar las devociones en honor al Corazón de María, en dicha misa no había más de 10 personas, debido a esto piensa que pocas o ninguna persona participarían de dicho evento. Pero esa misma tarde, alrededor de 400 personas participaron de la Adoración Eucarística, oraciones, letanías marianas y alabanzas eucarísticas, a pesar de estar inicialmente indiferentes todos salieron renovados y animados en la Fe. La devoción en dicha parroquia aumentó y se multiplicaron las comuniones, confesiones y los asociados a la Cofradía aumentaron a casi 8000 personas. Entre los afiliados estaban también san Juan María Vianney y su parroquia de Ars, quien también él antes que el padre Genettes consagró su parroquia al Inmaculado Corazón de María. En esta Iglesia se ofrecieron Misas por la salud de santa Teresita de Lisieux, que fue curada de una enfermedad psicológica. 

Siguiendo todavía en la ciudad de París, fue en 1840 que otra Hija de la Caridad, sor Justina
Bisqueyburu,
 en la misma Capilla de la rue du Bac, recibe de la santísima Virgen una revelación de un escapulario especial para los enfermos y todos los que están alejados de la Fe. La Virgen se le apareció mostrándole su Inmaculado Corazón y con un escapulario de color verde. No le dio ningún mensaje pero ella recibió la inspiración interior de que éste sería un instrumento para convertir las almas de los que están alejados de la Fe, que la Virgen les obtendría para ellos ante su Hijo Jesús la gracia de morir en gracia de Dios. Este sacramental debía ser propagado en el mundo entero y que derramaría gracias especiales sobre los que lo llevaran y difundieran. Al tiempo este escapulario se hizo y las Hijas de la Caridad lo difundieron por el mundo entero. 

En 1842 tuvo lugar en Roma, Italia, la aparición de la Virgen a un judío que estaba completamente
en contra de los católicos, Alfonso de Ratisbone. Un amigo suyo le regaló la Medalla Milagrosa y le pidió que la llevara en el pecho, rezándole el Acordaos. Un día, en la Iglesia de Sant'Andrea della Valle, la Santísima Virgen se le aparece a este judío quien inmediatamente se convierte al catolicismo. El Papa Gregorio XVI pide una investigación y la conversión fue declarada milagrosa. Ratisbone se ordena sacerdote y funda la Congregación de las Hijas de Nuestra Señora de Sión, para la conversión del pueblo de Israel. Hace apostolado en Tierra Santa y allí fue donde falleció santamente. 
Si bien san Luis María Grignón de Montfort escribió la Preparación al Reinado de Jesucristo (mayormente conocido como Tratado de la Verdadera Devoción a María) en el año 1712, no fue sino hasta 1843 cuando fue publicado y difundido este tesoro espiritual. Quedó oculto durante más de 100 años, cumpliendose así la profecía que él mismo escribió en sus páginas: 
"Espero una gran cantidad de bestias furiosas, que vendrá en la furia de rasgar con sus dientes mal este pequeño escrito y el uno de los cuales ha utilizado el Espíritu Santo que escribo, o al menos lo envuelve en la oscuridad y el silencio de un tronco, por lo que no es él conocido; por el contrario, atacarán y perseguirán a aquellos y aquellos que lo leerán y tratarán de ponerlo en práctica". El libro fue escondido durante la revolución francesa para evitar que fuera destruido, después se dejó en la biblioteca de los montfortianos y años más tarde en 1842 el padre Gabriel Deshayes lo descubrió, al ejemplar le faltaban las primeras y últimas páginas, además que se desconocía el título, solamente hacía referencia a que el mismo sería Preparación al Reinado de Jesucristo, pero se le puso el título del Tratado. En este mismo tratado, el santo hace referencia a la gran cantidad de manifestaciones de la Virgen que vendrían antes del final de los tiempos, a un tiempo donde María sería mayormente conocida, amada y que esto vendría para preparar la segunda venida de Jesús. 

Volviendo a Francia, en el año 1846 en La Salette, en los Alpes, la Virgen María se aparece a dos pastores llamados Maximino Giraud y Melania Calvat. Allí nuestra Señora revela a los niños su tristeza y desolación porque sus hijos han olvidado el Sacrificio de la Misa los domingos y descanso dominical, las blasfemias contra el nombre de Dios y la inexistencia de la oración entre los fieles. Predijo también allí que habría una gran hambruna a causa de que el pueblo se estaba alejando de Dios, la cual efectivamente se cumplió. El mensaje de La Salette, según el beato Pío IX es "si el mundo no se arrepiente, perecerá". Las apariciones fueron reconocidas finalmente por la Santa Sede durante el pontificado de Pío IX.

En 1854 el beato Papa Pío IX, debido a las dolorosas circunstancias de la Iglesia, pensaba cómo se podría renovar el fervor de los fieles, cómo se podría dar una respuesta a tantos males que daban
vueltas por la sociedad: el avance del comunismo, las secuelas de la revolución francesa, el crecimiento del ateísmo, entre tantos otros. Decía al   Cardenal Lambruschini 
«No le encuentro solución humana a esta situación». Y el Cardenal le respondió: «Pues busquemos una solución divina. Defina el dogma de la Inmaculada Concepción». Después de la consulta a los Cardenales, el 8 de diciembre de 1854 define oficialmente el dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. Este dogma fue uno de los más pedidos por la Iglesia, especialmente por España que tenía como patrona a la Inmaculada. Uno de sus principales defensores fue el beato Duns Scoto. Pío IX declaró: «La doctrina que enseña que la bienaventurada Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de pecado original en el primer instante de su Concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Jesucristo, Salvador del género humano, es revelada por Dios, y por lo mismo debe creerse firme y constantemente por todos los fieles».

Fue también en Francia en 1858, precisamente en Lourdes, donde la Virgen se apareció 18 veces a la joven santa Bernardita Soubirous. Allí nuestra Señora dio un mensaje llamando a la oración, conversión y penitencia. Fue aquí donde Bernardita con sus propias manos abrió una fuente de agua que sigue brotando hasta el día de hoy y son miles los testimonios de personas que se han sanado en su cuerpo o en su espíritu tras haber tomado contacto con esta agua, rezando a nuestra Madre con fe. Hay que destacar también que en torno a estas apariciones, que han sido aprobadas por la Iglesia, según el padre René Laurentin surgieron alrededor de 150 falsos videntes que alegaban tener apariciones (falsas) con características clonadas a las de Lourdes. Esto nos llama a tener una conciencia clara y a recordar que donde Dios siembra el trigo, el demonio siembra la cizaña. El mensaje de Lourdes ha sido claro, conciso, simple: oración, penitencia, sacrificio, conversión. Nuestra Madre le dijo a Bernardita que rezara por los pecadores y pidió la construcción del Santuario, y en una de las últimas apariciones le reveló quién era, diciéndole "Yo soy la Inmaculada Concepción". Con esta afirmación, la joven vidente de Lourdes daba una muestra de la autenticidad de sus apariciones: dificilmente esta analfabeta niña de una de las familias más pobres del pueblo pudiera saber qué significaban aquellas palabras y mucho menos que el santo Padre había declarado dicho dogma cuatro años atrás. Fue recibido esto como una confirmación celestial de que el Cielo aceptaba el nuevo dogma mariano.
En medio de la guerra franco-prusiana, en el año 1871 la Santísima Virgen se vuelve a aparecer en Francia, en el pueblo de Pontmain. Al drama de la guerra, se le añadió una epidemia de fiebre tifoidea y de viruela. La Virgen se apareció a seis niños y les comunicó los siguientes mensajes: "
Oren hijos míos, oren mucho, estoy yo aquí para escuchar sus peticiones...." y "Recen mucho hijos míos, Dios los escuchara muy pronto, Jesús, mi hijo amado se deja mover a su compasión, está abierto a sus plegarias....". La aldea de Pontmain fue preservada de la guerra, la cual terminó una vez finalizadas las dos apariciones de la Virgen. Estas revelaciones fueron aprobadas por la Iglesia.
1876, una joven llamada Estela Faguette, enferma en cama, reporta haber recibido varias apariciones de la Virgen María en el pueblo de Pellevoisin, Francia. También, en el curso de las mismas ella fue curada de dicha enfermedad y recibe de Nuestra Señora el pedido de mandar a hacer un escapulario del Sagrado Corazón de Jesús. Las apariciones no fueron oficialmente aprobadas por la Iglesia pero en 1983 fue declarada como milagrosa la curación de Estela, como así también en 1900 la Santa Sede aprobó el escapulario pedido por la Virgen, sin alusión a las apariciones.
En Polonia, en el año 1877, la Virgen María se apareció en el pueblo de Gietrzwald a dos niñas. En medio de una gran persecución a la cultura originaria de Polonia, nuestra Madre les habla en el idioma local. La Virgen pidió allí rezar diariamente el santo Rosario y prometió que si los fieles rezaban con fervor Polonia sería liberada de las persecuciones y habría un crecimiento de vocaciones sacerdotales. Estas apariciones hicieron renacer el fervor polaco y el amor por su Patria. Las apariciones fueron aprobadas por la Iglesia en 1877 y esta aprobación fue ratificada por el Vaticano. Una de las videntes está en proceso de canonización.
La aparición mariana de Knock, Irlanda, sucedió el 21 de agosto de 1879. Sucedió en medio de una de las hambrunas más fuertes que asolaron al país. Nuestra Señora no dio ningún mensaje,
porque la visión en sí ya lo poseía: la Virgen estaba vestida de blanco, con sus manos y sus ojos elevados al Cielo, en oración: tenía una corona con una rosa incrustada en ella. A la derecha de María estaba san José, inclinado  en reverencia hacia ella. Por la izquierda, san Juan evangelista, el apóstol amado, vestido como obispo. Junto a estos tres, había un Altar con un Cordero y detrás una gran Cruz.  Esta aparición duró 2 horas, los videntes fueron 15 personas de diferentes edades. La aparición fue efectivamente investigada y aprobada por la Iglesia. Incluso los papas san Juan Pablo II y Francisco en sus visitas a Irlanda rezaron en el Santuario. En unos mensajes recibidos por un monje benedictino y recogidos por el libro "In sinu Jesu", la Virgen María y Jesús refirieron que en este santuario mariano sería un lugar especial de gracias y sanaciones para los sacerdotes que peregrinaran aquí con fe y devoción.

La sierva de Dios, sor Marie de Mandat Grancey, una hija de la Caridad de san Vicente de Paúl, a finales de los 1890 y principios de 1900, mientras se encontraba en la ciudad de Esmirna (Turquía)
, leyendo los escritos de la beata Ana Catalina Emmerich sobre la vida de la Virgen María,  recibió la inspiración de utilizar los escritos de ésta mística para poder hallar la Casa de la Virgen en Éfeso, donde ella vivió cuidada por san Juan apóstol. En 1891 se hizo una primera expedición y se hallaron los primeros rastros de la casa, según los arqueólogos dichas ruinas serían del siglo I. Sor Marie adquirió no solo toda la zona de la casa sino también la montaña que está detrás de la misma. Con el descubrimiento de este lugar, en 1914 el papa san Pío X concedió las mismas indulgencias a la Casa de Éfeso que a la Basílica de la Dormición de la Virgen en Jerusalén. El venerable Pío XII la declaró en 1951 como lugar de peregrinaje. Tres papas visitaron la Casa de la Virgen: san Pablo VI en 1967, san Juan Pablo II en 1979 y Benedicto XVI en 2006. 

27 de noviembre de 2020

Reflexiones para el Adviento (I)

 Durante este tiempo de Adviento, iremos compartiendo una serie de textos para reflexionar sobre qué significa y cómo vivir esta preparación para la Navidad.

Este primer texto corresponde a la catequesis de san Juan Pablo II dada el 29 de noviembre de 1978.

"Adviento quiere decir “venida”. Por tanto, debemos preguntarnos: ¿Quién es el que viene?, y ¿para qué viene?
Enseguida encontramos la respuesta a esta pregunta. Hasta los niños saben que es Jesús quien viene para ellos y para todos los hombres. Viene una noche en Belén, nace en una gruta, que se utilizaba como establo para el ganado.
Esto lo saben los niños, lo saben también los hombres que participan de la alegría de los niños y parece que se hacen niños ellos también la noche de Navidad. Sin embargo, muchos son los interrogantes que se plantean. El hombre tiene el derecho e incluso el deber de preguntar para saber. Hay asimismo quienes dudan y parecen ajenos a la verdad que encierra la Navidad, aunque participen de su alegría.
Precisamente para esto disponemos del tiempo de Adviento, para que podamos penetrar en esta verdad esencial del cristianismo cada año de nuevo.

La verdad del cristianismo corresponde a dos realidades fundamentales que no podemos perder nunca de vista. Las dos están estrechamente relacionadas entre sí. Y justamente este vínculo íntimo, hasta el punto de que una realidad parece explicar la otra, es la nota característica del cristianismo. La primera realidad se llama “Dios”, y la segunda “el hombre”. El cristianismo brota de una relación particular entre Dios y el hombre. En los últimos tiempos —en especial durante el Concilio Vaticano II— se discutía mucho sobre si dicha relación es teocéntrica o antropocéntrica. Si seguimos considerando por separado los dos términos de la cuestión, jamás se obtendrá una respuesta satisfactoria a esta pregunta. De hecho el cristianismo es antropocéntrico precisamente porque es plenamente teocéntrico; y al mismo tiempo es teocéntrico gracias a su antropocentrismo singular.
Pero es cabalmente el misterio de la Encarnación el que explica por sí mismo esta relación. Y justamente por esto el cristianismo no es sólo una “religión de adviento”, sino el Adviento mismo. El cristianismo vive el misterio de la venida real de Dios hacia el hombre, y de esta realidad palpita y late constantemente. Esta es sencillamente la vida misma del cristianismo. Se trata de una realidad profunda y sencilla a un tiempo, que resulta cercana a la comprensión y sensibilidad de todos los hombres y, sobre todo, de quien sabe hacerse niño con ocasión de la noche de Navidad. No en vano dijo Jesús una vez: “Si no os volviereis y os hiciereis como niños, no entraréis en el reino de los cielos” (Mt 18, 3).

Para comprender hasta el fondo esta doble realidad de la que late y palpita el cristianismo, hay que remontarse hasta los comienzos mismos de la Revelación o, mejor, hasta los comienzos casi del pensamiento humano.
En los comienzos del pensar humano pueden darse concepciones diferentes; el pensar de cada individuo tiene la propia historia en su vida ya desde la infancia. Sin embargo, hablando del “comienzo” no nos proponemos tratar propiamente de la historia del pensamiento. En cambio, queremos hacer constancia de que en las bases mismas del pensar, en sus fuentes, se encuentran el concepto de “Dios” y el concepto de “hombre”. A veces están recubiertos del estrato de muchos otros conceptos distintos (sobre todo en la actual civilización, de “cosificación materialista” e incluso “tecnocrática”); pero ello no significa que aquellos conceptos no existen o no están en la base de nuestro pensar. Incluso el sistema ateo más elaborado sólo tiene sentido en el caso de que se presuponga que conoce el significado de la idea “Theos”, Dios. A este propósito la Constitución Pastoral del Vaticano II nos enseña con razón que muchas formas de ateísmo se derivan de que falta la relación adecuada con este concepto de Dios. Por ello, dichas formas son o, al menos pueden serlo, negaciones de algo o, más bien, de Algún otro que no corresponde al Dios verdadero.

El Adviento, en cuanto tiempo litúrgico del año eclesial, nos remonta a los comienzos de la Revelación. Y precisamente en los comienzos nos encontramos enseguida con la vinculación fundamental de estas dos realidades: Dios y el hombre.
Tomando el primer libro de la Sagrada Escritura, el Génesis, se comienza leyendo estas palabras: “Beresit bara: Al principio creó...”. Sigue luego el nombre de Dios que en este texto bíblico suena “Elohim”. Al principio creó, y el que creó es Dios. Estas tres palabras constituyen como el umbral de la Revelación. Al principio del libro del Génesis, no sólo con el nombre de “Elohim” se define a Dios; otros pasajes de este libro utilizan también el nombre de “Yavé”. Habla de Él aún más claramente el verbo “creó”. En efecto, este verbo revela a Dios, quién es Dios. Expresa su sustancia, no tanto en sí misma cuanto en relación con el mundo, o sea, con el conjunto de las criaturas sujetas a la ley del tiempo y del espacio. El complemento circunstancial “al principio”, señala a Dios como Aquel que existe antes de este principio, Aquel que no está limitado ni por el tiempo ni por el espacio, y que “crea”, es decir, que “da comienzo” a todo lo que no es Dios, lo que constituye el mundo visible e invisible (según el Génesis, el cielo y la tierra). En este contexto el verbo “creó” dice acerca de Dios, en primer lugar, que Él existe, que es, que Él es la plenitud del ser, que tal plenitud se manifiesta como Omnipotencia, y que esta Omnipotencia es a un tiempo Sabiduría y Amor. Esto es lo que nos dice de Dios la primera frase de la Sagrada Escritura. De este modo se forma en nuestro entendimiento el concepto de “Dios”, si nos queremos referir a los comienzos de la Revelación.

Sería significativo examinar la relación en que está el concepto “Dios”, tal y como lo encontramos en los comienzos de la Revelación, con el que encontramos en la base del pensar humano (incluso en el caso de la negación de Dios, es decir, del ateísmo). Pero hoy no nos proponemos desarrollar este tema.
En cambio, sí queremos hacer constar que en los comienzos de la Revelación —en el mismo libro del Génesis—, y ya en el primer capítulo, encontramos la verdad fundamental acerca del hombre que Dios (Elohim) crea a su “imagen y semejanza”. Leemos en él: “Díjose entonces Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen y a nuestra semejanza” (Gén 1, 26), y a continuación: “Creó Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó, y los creó macho y hembra” (Gén 1, 27).

Esta relación ilumina las bases mismas del cristianismo. Nos permite además dar una respuesta fundamental a dos preguntas: primera, ¿qué significa el Adviento?; y segunda, ¿por qué precisamente el Adviento forma parte de la sustancia misma del cristianismo?
Estas preguntas las dejo a vuestra reflexión. Volveremos sobre ellas en nuestras meditaciones futuras y más de una vez. La realidad del Adviento está llena de la más profunda verdad sobre Dios y sobre el hombre".

26 de noviembre de 2020

190º Aniversario de las Apariciones de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa

 Hoy, 27 de noviembre de 2020, celebramos el 190º Aniversario de las Apariciones de la Santísima Virgen María en la rue du Bac, en París. La Madre de Dios se manifestó a la hermana santa Catalina Labouré, una humilde hija de la Caridad de san Vicente de Paúl.

Aquí narramos brevemente su biografía y la historia de las apariciones. Pueden leer sobre esta y otras apariciones marianas a lo largo de la historia en el libro virtual gratuito "Apariciones Marianas", haciendo click aquí.

Breve historia de Santa Catalina y las Apariciones
Santa Catalina Labouré

Catalina Labouré nació el 2 de mayo de 1806 en Borgoña, Francia. Quedando sin madre muy
pequeña, frente a una familia numerosa, se refugia desde muy temprana edad en manos de la Santísima Virgen y la toma como madre suya de forma muy especial.  Se relata que, luego de la muerte de su madre, uno de sus hermanos la encontró, entre llantos, abrazada a una estatua de la Madre de Dios pidiéndole que ella fuera  su madre. Sintió fuertemente el llamado de Dios a la vida consagrada luego de una experiencia con un anciano quien se le aparece en sueños y le dice: “Es bueno, hija mía visitar a los enfermos. Hoy, me escapas: pero, un día vendrás hacia mí. Sepa que Dios tiene designios sobre ti. No lo olvides”.  Ingresa en la Congregación de las Hijas de la Caridad, fundadas por san Vicente de Paul, el mismo anciano que se le apareció en sueños, a quien reconoció por los cuadros que había en el Convento. La vocación principal de este instituto religioso era servir a los más necesitados, a los pobres, marginados, enfermos y excluidos. Hace su ingreso al postulantado en enero de 1830 y el 21 de abril fue enviada al noviciado en París, en la Rue du Bac 140 (dirección donde se hallaba el convento en París). 

Algunas experiencias místicas. Además del sueño previo a su ingreso al Instituto, santa Catalina tuvo una experiencia, siendo novicia, de cuando se trasladaron los restos de san Vicente de Paul a una nueva iglesia. Oyó interiormente una voz que decía: “El corazón de San Vicente está más consolado por haber obtenido de Dios, a través de la intercesión de la Santísima Virgen María, el que ninguna de las dos congregaciones perezca en medio de estas desgracias, sino que Dios hará uso de ellas para reanimar la fe”. Más adelante tuvo varias veces la experiencia de ver al Señor en la Eucaristía al ir a comulgar. Esto la hizo pensar en que tuvo visiones de san Vicente y de nuestro Señor, se cuestionó si más tarde no vería a la Santísima Virgen. 

Historia de las Apariciones

Primera Aparición.
Santa Catalina a los pies de
la Virgen
En la medianoche del 18 de julio de 1830, la novicia Catalina Labouré fue despertada por la voz de un niño vestido de blanco, de alrededor de cuatro años. Éste le dijo: “Levántate pronto y ven a la capilla; la Santísima Virgen te espera”. Vacilante, teme que alguna hermana la vea rompiendo las reglas, pero el niño le dice “No temas; son las 11:30, todas duermen muy bien. Ven yo te aguardo”. Se viste rápidamente y camina junto al niño, quien ilumina los lugares por donde pasan y que la
guía hacia la capilla. Santa Catalina escribirá más tarde: “Mi sorpresa fue más completa cuando, al entrar a la capilla, vi encendidas todas las velas y los cirios, lo que me recordaba la Misa de media noche” El pequeño guió a Catalina. Se arrodilló y aguardaba la aparición de nuestra Señora. En un momento el niño dijo: “He aquí a la Santísima Virgen”, la santa relata que escuchó un suave roce de telas de seda y vio a una Señora de extraordinaria belleza, y se fue a sentar en el sillón de la Sede que se encuentra sobre el presbiterio. Catalina se sentía sobrecogida por esta situación y narra: “Entonces, mirando a la Virgen, me puse en un instante a su lado, me arrodille en el presbiterio, con las manos apoyadas en las rodillas de la Santísima Virgen.  Allí pasé los momentos más dulces de mi vida; me sería imposible decir lo que sentí”. Entre ellas hablaron largamente de cosas privadas que la religiosa jamás escribió. Pero lo que si se conoce es el siguiente mensaje: “Dios quiere confiarte una misión; te costará trabajo, pero lo vencerás pensando que lo haces para la gloria de Dios. Tu conocerás cuan bueno es Dios. Tendrás que sufrir hasta que los digas a tu director. No te faltaran contradicciones;  más te asistirá la gracia; no temas. Háblale a tu director con confianza y sencillez; ten confianza no temas. Verás ciertas cosas; díselas. Recibirás inspiraciones en la oración. Los tiempos son muy calamitosos. Han de llover desgracias sobre Francia. El trono será derribado. El mundo entero se verá afligido por calamidades de todas clases (al decir esto la Virgen estaba muy triste). Vengan a los pies de este altar, donde se prodigaran gracias a todos los que las pidan con fervor; a todos, grandes y pequeños, ricos y pobres. Deseo derramar gracias sobre tu comunidad; lo deseo ardientemente. Me causa dolor el que haya grandes abusos en la observancia, el que no se cumplan las reglas, el que haya tanta relajación en ambas comunidades a pesar de que hay almas grandes en ellas. Díselo al que está encargado de ti, aunque no sea el superior. Pronto será puesto al frente de la comunidad. El deberá hacer cuanto pueda para restablecer el vigor de la regla. Cuando esto suceda otra comunidad se unirá a las de ustedes. Vendrá un momento en que el peligro será grande; se creerá que todo está perdido; entonces yo estaré contigo, ten confianza. Reconocerás mi visita y la protección de Dios y de San Vicente sobre las dos comunidades... Mas no será lo mismo en otras comunidades, en ellas habrá víctimas... (la Virgen llora). El clero de París tendrá muchas víctimas. Morirá el señor Arzobispo. Hija mía, será despreciada la cruz, y el Corazón de mi Hijo será otra vez traspasado; correrá la sangre por las calles (la Virgen estaba muy triste al decir esto). El mundo entero se entristecerá”. Santa Catalina piensa ¿Cuándo ocurrirá esto? y una voz
La Virgen con el mundo
en sus manos

interior asegura: "Cuarenta años y después la paz. La Virgen, después de estar con ella unas dos horas, desaparece de la vista de Sor Catalina como una sombra que se desvanece. 
Las profecías reveladas por la Santísima Virgen se cumplieron efectivamente. Una semana más tarde, la revolución de julio estallaba en las calles de París. Hubo saqueos, profanaciones a iglesias y asesinatos. Se destrona al rey Carlos X, sustituyéndolo por Luis Felipe I, conocido como ‘rey ciudadano’ y gran maestre de la masonería. Finalmente en 1846 el confesor de las Hijas de la Caridad, el P. Juan María Aladel, fue nombrado director y restablece la observancia estricta de la regla original y consigue que otra Congregación se una a las Hijas. En el año 1870, con la Comuna de París, un período de insurrección y descontrol, surgido gracias al socialismo auto gestionado, es fusilado el Arzobispo de París, Monseñor Darboy junto con otros sacerdotes. 

Segunda Aparición
Esta aparición se produce el 27 de noviembre de 1830, un sábado, en vísperas del primer domingo de Adviento. Se encontraba Santa Catalina rezando, cuando la Virgen se le apareció. Vestida de blanco, con una túnica cerrada hasta el cuello y  velo blanco.  Los pies estaban sobre un medio globo blanco, y aplastaba una serpiente verde. Sus manos estaban a la altura del pecho, sosteniendo un globo de oro coronado por una cruz. La actitud de María era suplicante, ofreciendo al Padre el globo (símbolo del mundo), miraba a la tierra y al cielo constantemente. En un momento, en sus dedos aparecieron anillos con perlas preciosas llenas de luz. La cantidad de anillos eran 15, como los misterios del Rosario. La Virgen le habló en forma de locución a Catalina diciéndole: “Este globo que ves representa al mundo entero, especialmente Francia y a cada alma en particular. Estos rayos simbolizan las gracias que yo derramo sobre los que las piden. Las perlas que noemiten rayos son las gracias de las almas que no piden”.
 Luego, desapareció el globo pequeño y la Virgen abrió sus brazos y los rayos de luz caían hacia el globo que estaba a sus pies. Apareció más tarde, un óvalo detrás de la Virgen y que en su borde decía: “Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a vos”. Oyó nuevamente la voz de nuestra Madre que le decía: “Haz que se acuñe una medalla según 
este modelo. Todos cuantos la lleven puesta recibirán grandes gracias. Las gracias serán más abundantes para los que la lleven con confianza”. Desapareció la imagen y en el mismo lugar apareció  una M, coronada de una cruz y debajo los Corazones de Jesús y María. El Corazón de Jesús estaba coronado de espinas y el Corazón de María traspasado por una espada. Alrededor de las imágenes había doce estrellas. La aparición de la Virgen se repitió dos veces en diciembre de 1830 y enero de 1831. María le dijo: “En adelante, ya no veras, hija mía; pero oirás mi voz en la oración”. Un día que Sor Catalina estaba inquieta por no saber que inscripción poner en el reverso de la medalla, durante la oración, la Virgen le dijo: “La M y los Dos Corazones son bastante elocuentes”.

Medalla mandada a hacer por la Santísima Virgen María

ANVERSO:
  • La Virgen, de acuerdo con la visión de santa Catalina está con los brazos abiertos y de los anillos que tiene en sus dedos salen los rayos de luz que simbolizan las gracias que María derrama sobre el mundo. Está pisando la serpiente que representa a satanás.
  • La frase, "Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a vos", recuerda el dogma de la Inmaculada Concepción, que María desde el primer momento que fue concebida fue librada del pecado original por los méritos de la Pasión de Jesús. 

REVERSO:
  • La M y la Cruz, representan a María al pie de la Cruz, unida íntimamente al sacrificio de Cristo como "corredentora", su participación es secundaria y colaboradora con Cristo para la redención de la humanidad. Recuerda también que debemos unirnos a Jesús, al sacrificio eucarístico (representado por la barra bajo la cruz y entre la M). 
  • Los Corazones de Jesús y María, Arca Segura y Refugio de todos los hombres. El Corazón de Jesús coronado de espinas y el Corazón de María traspasado por la espada según la profecía de Simeón. En Francia, Jesús le reveló a santa Margarita su Sagrado Corazón y fue en París al Padre Carlos Eléonor des Genettes la Virgen en una locución interior lo inspiró a consagrar su parroquia a su Inmaculado Corazón.
  • Las doce estrellas representan las 12 virtudes de la Santísima Virgen y así también a los doce apóstoles. Por ello, representan a María como Madre de la Iglesia. 

Un milagro de la Medalla Milagrosa
Alfonso Ratisbone era un abogado y banquero judío de 27 años. Era totalmente enemigo de los católicos pues su hermano se había convertido y se ordenó sacerdote. En 1842 debía viajar a Nápoles pero por error tomó un tren que lo llevó a Roma. Visitó allí a un amigo de la familia, el barón Teodoro de Bussiere, quien siendo protestante se convirtió al catolicismo. 

Teodoro lo recibió en su casa y se ofreció a mostrarle la Ciudad Eterna. Durante el curso de una reunión social, Ratisbone estaba hablando mal sobre los católicos. Su anfitrión lo escuchó y le dijo que si estaba tan seguro de lo que decía, que prometiera llevar consigo un obsequio que le iba a dar. Alfonso le preguntó que era y le respondió que era una medalla. El judío inmediatamente la rechazó, pero Teodoro le replicó: "De acuerdo con lo que piensa, aceptarla no debería importarle, en cambio a mí me daría una gran satisfacción". Se rió de su amigo y se la puso, Teodoro le dijo que rezara diariamente el Memorare (Acordaos). 

El barón pidió a muchas personas que rezaran por la conversión de Alfonso, un amigo suyo le dijo que si aceptó colocarse la medalla seguramente se convertiría. Este hombre murió repentinamente al poco tiempo, se supo después que éste había peregrinado varios días a la Basílica de Santa María, la Mayor para rezar por él. Teodoro se encontró en un momento con Alfonso y le pidió que lo acompañara a la Iglesia de Sant'Andrea della Valle para arreglar el funeral de ésta persona. Ratisbone narra así lo que sucedió después: "a los pocos momentos de encontrarme en la Iglesia, me sentí dominado por una turbación inexplicable. Levanté los ojos y me pareció que todo el edificio desaparecía de mi vista. Una de las capillas (la de San Miguel) había concentrado toda la luz, y en medio de aquel esplendor apareció sobre el altar, radiante y llena de majestad y de dulzura, la Virgen Santísima tal y como esta grabada en la medalla. Una fuerza irresistible me impulsó hacia la capilla. Entonces la Virgen me hizo una seña con la mano como indicándome que me arrodillara... La Virgen no me habló pero lo he comprendido todo."

En ese momento, don Teodoro lo encuentra de rodillas y rezando, besando la medalla. Más tarde, Alfonso será bautizado en la Iglesia del Gesú en Roma, agregando a su nombre el de "María". El Papa inicia una investigación y su conversión es declarada milagrosa. Ratisbone será después ordenado sacerdote y es destinado a París donde colaboró con su hermano. En 1848 funda a las Hermanas Misioneras de Nuestra Señora de Sión. Su eficaz labor apostólica consigue que 200 judíos y 32 protestantes abracen la plenitud de la revelación en Cristo, convirtiéndose al catolicismo. Trabajó también en Tierra Santa, donde murió en 1884 a los 70 años. 

25 de noviembre de 2020

Mensaje del 25 de noviembre 2020 en Medjugorje


MENSAJE DE LA REINA DE LA PAZ DADO EL 25 DE NOVIEMBRE DE 2020 A LA VIDENTE MARIJA PAVLOVIC 


“¡Queridos hijos! Este es un tiempo de amor, de afabilidad, de oración y de alegría. Oren, hijitos, para que el Niño Jesús nazca en sus corazones. Abran sus corazones a Jesús que se da a cada uno de ustedes. Dios me ha enviado para ser alegría y esperanza en este tiempo. Y les digo que sin el Niño Jesús no tienen la ternura ni el sentimiento del Cielo escondidos en el Recién Nacido. Por eso, hijitos, trabajen en su interior. Al leer la Sagrada Escritura descubrirán el nacimiento de Jesús y la alegría, como la que Medjugorje dio a la humanidad, en los primeros días. La historia se volverá una verdad que se repite también hoy en ustedes y a su alrededor. Trabajen por la paz y constrúyanla a través del sacramento de la Confesión. Hijitos, reconcíliense con Dios y verán milagros en torno a ustedes. Gracias por haber respondido a mi llamado.”



18 de noviembre de 2020

Rosario Perpetuo por la Vida

 Ante la inminente presentación del proyecto para legalizar el aborto en Argentina, los invitamos a todos a sumarse a rezar el Santo Rosario pidiendo a la Santísima Virgen María por tres intenciones: la protección de la vida, la iluminación de las conciencias de nuestros legisladores (diputados y senadores) y por el triunfo del Inmaculado Corazón de María.

Cada uno podrá anotarse el día y horario que quiera (y varias veces al día) y ofrecer así el rezo del rosario en su horario. También pueden sumarse de otros países.

Para registrar su rosario, pueden ingresar en el siguiente link: https://calendly.com/rosarioperpetuo/30min?month=2020-11 

Invitamos a todos a rezar también la Coronilla de la Divina Misericordia y la consagración al Inmaculado Corazón de María, Nueva Arca de nuestros tiempos difíciles, escrita por la Madre Adela Galindo, fundadora SCTJM (www.corazones.org), consagrando con esa oración a la Argentina, a nuestras ciudades y a nuestras autoridades y legisladores.


¡NO AL ABORTO, SI A LA VIDA!