2 de diciembre de 2020

La Era de María (Siglo XIX)

 

El venerable Papa Pío XII proclamó que en 1830, con las apariciones marianas de la rue du Bac, donde la Virgen reveló la 'medalla milagrosa', se inició una "era mariana" o la "era de María", un tiempo donde las apariciones marianas se fueron produciendo con mayor cantidad y frecuencia, a lo largo de Europa y el mundo entero. Aquí relevaremos brevemente las principales apariciones, revelaciones y acontecimientos marianos que marcaron la historia desde 1830 hasta nuestros días. En esta primera oportunidad, las apariciones y acontecimientos marianos del sigo XIX. 

Siglo XIX

Fue en 1830, en la rue du Bac, en la Casa Madre de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl donde tuvieron lugar tres apariciones de la Virgen María a una novicia de dicha congregación. Allí nuestra Madre le dio mensajes a santa Catalina Labouré alertándola sobre los peligros que correría la ciudad de París, la persecución contra la Iglesia, el futuro derrocamiento de la monarquía y sobre el futuro de su propia congregación. En la siguiente aparición María le revela una medalla con la cual, quienes la llevaran con confianza y devoción, recibirían abundantes gracias. Es de notar que la medalla fue mandada a hacer con aprobación del Obispo de París, sin antes hacer una investigación sobre las apariciones, que de hecho jamás fueron reconocidas canónicamente por la Iglesia a pesar de poseer el grado de aprobación litúrgica (el más alto de todos para apariciones marianas, únicamente lo tienen las apariciones de Lourdes, Fátima, Guadalupe). La medalla fue acuñada y en 1832 las Hijas de la Caridad se la entregaban a los enfermos de cólera que asistían, los que la llevaban quedaban curados y muchos fueron protegidos de esta peste. Fue en esta circunstancia que dicha medalla, que no tenía nombre, recibió del pueblo parisino el nombre de "milagrosa".

Más adelante en la historia, el padre Charles Genettes, sacerdote diocesano del clero de París, es nombrado párroco de la Iglesia de Nuestra Señora de las Victorias. El estado espiritual de la parroquia era deplorable, apenas asistían 4 personas a la santa Misa y por causa de la revolución mucha gente se había alejado de la fe. Se esforzaba y no tenía frutos, ya que todo parecía fracasar. Desesperado tras cuatro años de trabajo estéril, el 3 de diciembre de 1836 recibe, mientras celebraba la Santa Misa, una locución interior de la Santísima Virgen María que le dice: "Consagra tu parroquia al Santísimo e Inmaculado Corazón de María". Inmediatamente se pone a trabajar para responder a este llamado, escribiendo unas constituciones para una cofradía del Inmaculado Corazón, con aprobación del Arzobispo de París. El 11 de diciembre lo anuncia en la celebración dominical que esa misma noche tendría lugar las devociones en honor al Corazón de María, en dicha misa no había más de 10 personas, debido a esto piensa que pocas o ninguna persona participarían de dicho evento. Pero esa misma tarde, alrededor de 400 personas participaron de la Adoración Eucarística, oraciones, letanías marianas y alabanzas eucarísticas, a pesar de estar inicialmente indiferentes todos salieron renovados y animados en la Fe. La devoción en dicha parroquia aumentó y se multiplicaron las comuniones, confesiones y los asociados a la Cofradía aumentaron a casi 8000 personas. Entre los afiliados estaban también san Juan María Vianney y su parroquia de Ars, quien también él antes que el padre Genettes consagró su parroquia al Inmaculado Corazón de María. En esta Iglesia se ofrecieron Misas por la salud de santa Teresita de Lisieux, que fue curada de una enfermedad psicológica. 

Siguiendo todavía en la ciudad de París, fue en 1840 que otra Hija de la Caridad, sor Justina
Bisqueyburu,
 en la misma Capilla de la rue du Bac, recibe de la santísima Virgen una revelación de un escapulario especial para los enfermos y todos los que están alejados de la Fe. La Virgen se le apareció mostrándole su Inmaculado Corazón y con un escapulario de color verde. No le dio ningún mensaje pero ella recibió la inspiración interior de que éste sería un instrumento para convertir las almas de los que están alejados de la Fe, que la Virgen les obtendría para ellos ante su Hijo Jesús la gracia de morir en gracia de Dios. Este sacramental debía ser propagado en el mundo entero y que derramaría gracias especiales sobre los que lo llevaran y difundieran. Al tiempo este escapulario se hizo y las Hijas de la Caridad lo difundieron por el mundo entero. 

En 1842 tuvo lugar en Roma, Italia, la aparición de la Virgen a un judío que estaba completamente
en contra de los católicos, Alfonso de Ratisbone. Un amigo suyo le regaló la Medalla Milagrosa y le pidió que la llevara en el pecho, rezándole el Acordaos. Un día, en la Iglesia de Sant'Andrea della Valle, la Santísima Virgen se le aparece a este judío quien inmediatamente se convierte al catolicismo. El Papa Gregorio XVI pide una investigación y la conversión fue declarada milagrosa. Ratisbone se ordena sacerdote y funda la Congregación de las Hijas de Nuestra Señora de Sión, para la conversión del pueblo de Israel. Hace apostolado en Tierra Santa y allí fue donde falleció santamente. 
Si bien san Luis María Grignón de Montfort escribió la Preparación al Reinado de Jesucristo (mayormente conocido como Tratado de la Verdadera Devoción a María) en el año 1712, no fue sino hasta 1843 cuando fue publicado y difundido este tesoro espiritual. Quedó oculto durante más de 100 años, cumpliendose así la profecía que él mismo escribió en sus páginas: 
"Espero una gran cantidad de bestias furiosas, que vendrá en la furia de rasgar con sus dientes mal este pequeño escrito y el uno de los cuales ha utilizado el Espíritu Santo que escribo, o al menos lo envuelve en la oscuridad y el silencio de un tronco, por lo que no es él conocido; por el contrario, atacarán y perseguirán a aquellos y aquellos que lo leerán y tratarán de ponerlo en práctica". El libro fue escondido durante la revolución francesa para evitar que fuera destruido, después se dejó en la biblioteca de los montfortianos y años más tarde en 1842 el padre Gabriel Deshayes lo descubrió, al ejemplar le faltaban las primeras y últimas páginas, además que se desconocía el título, solamente hacía referencia a que el mismo sería Preparación al Reinado de Jesucristo, pero se le puso el título del Tratado. En este mismo tratado, el santo hace referencia a la gran cantidad de manifestaciones de la Virgen que vendrían antes del final de los tiempos, a un tiempo donde María sería mayormente conocida, amada y que esto vendría para preparar la segunda venida de Jesús. 

Volviendo a Francia, en el año 1846 en La Salette, en los Alpes, la Virgen María se aparece a dos pastores llamados Maximino Giraud y Melania Calvat. Allí nuestra Señora revela a los niños su tristeza y desolación porque sus hijos han olvidado el Sacrificio de la Misa los domingos y descanso dominical, las blasfemias contra el nombre de Dios y la inexistencia de la oración entre los fieles. Predijo también allí que habría una gran hambruna a causa de que el pueblo se estaba alejando de Dios, la cual efectivamente se cumplió. El mensaje de La Salette, según el beato Pío IX es "si el mundo no se arrepiente, perecerá". Las apariciones fueron reconocidas finalmente por la Santa Sede durante el pontificado de Pío IX.

En 1854 el beato Papa Pío IX, debido a las dolorosas circunstancias de la Iglesia, pensaba cómo se podría renovar el fervor de los fieles, cómo se podría dar una respuesta a tantos males que daban
vueltas por la sociedad: el avance del comunismo, las secuelas de la revolución francesa, el crecimiento del ateísmo, entre tantos otros. Decía al   Cardenal Lambruschini 
«No le encuentro solución humana a esta situación». Y el Cardenal le respondió: «Pues busquemos una solución divina. Defina el dogma de la Inmaculada Concepción». Después de la consulta a los Cardenales, el 8 de diciembre de 1854 define oficialmente el dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. Este dogma fue uno de los más pedidos por la Iglesia, especialmente por España que tenía como patrona a la Inmaculada. Uno de sus principales defensores fue el beato Duns Scoto. Pío IX declaró: «La doctrina que enseña que la bienaventurada Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de pecado original en el primer instante de su Concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Jesucristo, Salvador del género humano, es revelada por Dios, y por lo mismo debe creerse firme y constantemente por todos los fieles».

Fue también en Francia en 1858, precisamente en Lourdes, donde la Virgen se apareció 18 veces a la joven santa Bernardita Soubirous. Allí nuestra Señora dio un mensaje llamando a la oración, conversión y penitencia. Fue aquí donde Bernardita con sus propias manos abrió una fuente de agua que sigue brotando hasta el día de hoy y son miles los testimonios de personas que se han sanado en su cuerpo o en su espíritu tras haber tomado contacto con esta agua, rezando a nuestra Madre con fe. Hay que destacar también que en torno a estas apariciones, que han sido aprobadas por la Iglesia, según el padre René Laurentin surgieron alrededor de 150 falsos videntes que alegaban tener apariciones (falsas) con características clonadas a las de Lourdes. Esto nos llama a tener una conciencia clara y a recordar que donde Dios siembra el trigo, el demonio siembra la cizaña. El mensaje de Lourdes ha sido claro, conciso, simple: oración, penitencia, sacrificio, conversión. Nuestra Madre le dijo a Bernardita que rezara por los pecadores y pidió la construcción del Santuario, y en una de las últimas apariciones le reveló quién era, diciéndole "Yo soy la Inmaculada Concepción". Con esta afirmación, la joven vidente de Lourdes daba una muestra de la autenticidad de sus apariciones: dificilmente esta analfabeta niña de una de las familias más pobres del pueblo pudiera saber qué significaban aquellas palabras y mucho menos que el santo Padre había declarado dicho dogma cuatro años atrás. Fue recibido esto como una confirmación celestial de que el Cielo aceptaba el nuevo dogma mariano.
En medio de la guerra franco-prusiana, en el año 1871 la Santísima Virgen se vuelve a aparecer en Francia, en el pueblo de Pontmain. Al drama de la guerra, se le añadió una epidemia de fiebre tifoidea y de viruela. La Virgen se apareció a seis niños y les comunicó los siguientes mensajes: "
Oren hijos míos, oren mucho, estoy yo aquí para escuchar sus peticiones...." y "Recen mucho hijos míos, Dios los escuchara muy pronto, Jesús, mi hijo amado se deja mover a su compasión, está abierto a sus plegarias....". La aldea de Pontmain fue preservada de la guerra, la cual terminó una vez finalizadas las dos apariciones de la Virgen. Estas revelaciones fueron aprobadas por la Iglesia.
1876, una joven llamada Estela Faguette, enferma en cama, reporta haber recibido varias apariciones de la Virgen María en el pueblo de Pellevoisin, Francia. También, en el curso de las mismas ella fue curada de dicha enfermedad y recibe de Nuestra Señora el pedido de mandar a hacer un escapulario del Sagrado Corazón de Jesús. Las apariciones no fueron oficialmente aprobadas por la Iglesia pero en 1983 fue declarada como milagrosa la curación de Estela, como así también en 1900 la Santa Sede aprobó el escapulario pedido por la Virgen, sin alusión a las apariciones.
En Polonia, en el año 1877, la Virgen María se apareció en el pueblo de Gietrzwald a dos niñas. En medio de una gran persecución a la cultura originaria de Polonia, nuestra Madre les habla en el idioma local. La Virgen pidió allí rezar diariamente el santo Rosario y prometió que si los fieles rezaban con fervor Polonia sería liberada de las persecuciones y habría un crecimiento de vocaciones sacerdotales. Estas apariciones hicieron renacer el fervor polaco y el amor por su Patria. Las apariciones fueron aprobadas por la Iglesia en 1877 y esta aprobación fue ratificada por el Vaticano. Una de las videntes está en proceso de canonización.
La aparición mariana de Knock, Irlanda, sucedió el 21 de agosto de 1879. Sucedió en medio de una de las hambrunas más fuertes que asolaron al país. Nuestra Señora no dio ningún mensaje,
porque la visión en sí ya lo poseía: la Virgen estaba vestida de blanco, con sus manos y sus ojos elevados al Cielo, en oración: tenía una corona con una rosa incrustada en ella. A la derecha de María estaba san José, inclinado  en reverencia hacia ella. Por la izquierda, san Juan evangelista, el apóstol amado, vestido como obispo. Junto a estos tres, había un Altar con un Cordero y detrás una gran Cruz.  Esta aparición duró 2 horas, los videntes fueron 15 personas de diferentes edades. La aparición fue efectivamente investigada y aprobada por la Iglesia. Incluso los papas san Juan Pablo II y Francisco en sus visitas a Irlanda rezaron en el Santuario. En unos mensajes recibidos por un monje benedictino y recogidos por el libro "In sinu Jesu", la Virgen María y Jesús refirieron que en este santuario mariano sería un lugar especial de gracias y sanaciones para los sacerdotes que peregrinaran aquí con fe y devoción.

La sierva de Dios, sor Marie de Mandat Grancey, una hija de la Caridad de san Vicente de Paúl, a finales de los 1890 y principios de 1900, mientras se encontraba en la ciudad de Esmirna (Turquía)
, leyendo los escritos de la beata Ana Catalina Emmerich sobre la vida de la Virgen María,  recibió la inspiración de utilizar los escritos de ésta mística para poder hallar la Casa de la Virgen en Éfeso, donde ella vivió cuidada por san Juan apóstol. En 1891 se hizo una primera expedición y se hallaron los primeros rastros de la casa, según los arqueólogos dichas ruinas serían del siglo I. Sor Marie adquirió no solo toda la zona de la casa sino también la montaña que está detrás de la misma. Con el descubrimiento de este lugar, en 1914 el papa san Pío X concedió las mismas indulgencias a la Casa de Éfeso que a la Basílica de la Dormición de la Virgen en Jerusalén. El venerable Pío XII la declaró en 1951 como lugar de peregrinaje. Tres papas visitaron la Casa de la Virgen: san Pablo VI en 1967, san Juan Pablo II en 1979 y Benedicto XVI en 2006. 

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