7 de diciembre de 2020

Este 8 de diciembre renovemos nuestra Consagración al Inmaculado Corazón de María

 Respondiendo al llamado que la Santísima Virgen María nos hace, este próximo 8 de diciembre, unidos a tantos hermanos y hermanas que en todo el mundo harán o renovarán su consagración al Inmaculado Corazón de María, los invitamos a sumarse. 

Hacer o renovar nuestra consagración a María significa ponernos en sus manos maternas para que ella nos enseñe con sus gestos, sus palabras, sus obras y su amor maternal a amar y servir más perfectamente a Jesús en nuestros hermanos. Ella nos enseña a vivir radicalmente nuestra consagración bautismal, por la cual fuimos liberados del pecado original y hemos hecho una opción fundamental por vivir en el modo de Cristo. Consagrarnos es, entonces, renovar nuestras promesas bautismales de renunciar a satanás, al mal y al pecado, y hacer una opción clara, consciente y madura por Cristo, el Evangelio y el Reino, pero en las manos de la Virgen Madre de Dios, que Cristo nos regaló en la Cruz como Madre nuestra. ¿Qué mejor día para renovar o hacer nuestra entrega a Ella que en el día de su Concepción Inmaculada? 

Para consagrarnos, se puede utilizar cualquier fórmula u oración de consagración que cada uno desee. Aquí les dejamos algunos ejemplos, cada uno elegirá el que más le guste.

Consagración de San Maximiliano María Kolbe
Inmaculada, Reina del Cielo y de la Tierra, Refugio de los pecadores y Madre nuestra llena de amor, a quien Dios le confió la economía de la Misericordia. Yo (nombre), pecador indigno, me postro ante ti, suplicando que aceptes todo mi ser como cosa y posesión tuya. 
A ti, Madre, ofrezco todas las dificultades de mi alma y mi cuerpo, toda la vida, muerte y eternidad. Dispón también, si lo deseas, de todo mi ser sin ninguna reserva para cumplir lo que de ti se ha dicho “Ella te aplastará la cabeza” (Génesis 3, 15) y también “tú has derrotado todas las herejías del mundo”. Haz que en tus manos purísimas y misericordiosas me convierta en un instrumento útil para introducir y aumentar tu gloria en tantas almas tibias e indiferentes, y de este modo, aumentar en cuanto sea posible el bienaventurado Reino del Sagrado Corazón de Jesús. 
Donde Tú entras, Inmaculada, obtienes la gracia de la conversión y la santificación, ya que toda gracia que fluye del Corazón de Jesús para nosotros, nos llega a través de tus manos. Ayúdame a alabarte, oh Virgen Santa y dame fuerza contra tus enemigos. 
Amén. 

Consagración de San Maximiliano María Kolbe y rezada diariamente por san Juan Pablo II
Inmaculada Concepción, María mi Madre, vive en mí. Actúa en mí.
Habla en y a través de mí.
Pon tus pensamientos en mi mente.
Ama a través de mi corazón.
Dame tus disposiciones y sentimientos.
Enséñame, llévame y guíame a Jesús.
Corrige mi camino, ilumina mi entendimiento
y expande con tu amor mi corazón.
Toma mi alma. Toma posesión de toda mi personalidad y mi vida.
Remplázala con tu vida. Inclíname a una constante adoración y alabanza.
Ora en mí y a través de mí, Oh Madre.
Permíteme vivir en ti y siempre mantenme en esta comunión de corazón.

Consagración dictada por la Virgen María en Salta (Argentina)
Purísima Madre mía, quiero consagrarte mi corazón, mi voluntad, mi vida entera.
Llévame al Corazón de tu Divino Hijo Jesús, para que El habite en mí. 
Quiero ser totalmente tuyo Madre mía y a partir de hoy, servirte fielmente en lo que me mandes.
Sé dulce compañía en mi vida, no permitas que jamás me separe de Ti y en la hora de la muerte ven a buscarme para gozar de la eternidad en Tu compañía.
Bendita y Alabada seas por siempre Madre Mía.
Amén.

Consagración al Inmaculado Corazón de María, Nueva Arca de nuestros tiempos difíciles (Escrita por Madre Adela Galindo, fundadora SCTJM www.corazones.org)

Oh Inmaculado Corazón de María, camino seguro al Corazón de Cristo; refugio seguro de nosotros pecadores; nueva arca donde nos refugiamos en las tempestades que nos azotan. A tu Corazón Inmaculado, Oh Madre Santísima, queremos consagrarnos hoy (digan su nombre y todos los que deseen consagrar, incluyendo ciudades y naciones); queremos guardarnos y protegernos dentro de tu Corazón, mientras pasan los tantos y diferentes diluvios y peligros que amenazan hoy a la humanidad.

Queremos ser totalmente tuyos, Oh Madre. Te pedimos que nos defiendas, que nos protejas, que nos guíes, que nos encamines hacia la perfecta comunión con el Corazón de tu Hijo, nuestro único amor y nuestro único tesoro. Nos guardamos y nos consagramos a tu Corazón Inmaculado y Materno, santuario lleno de gracia y de luz, lleno de amor y santidad, lleno de paz y lleno de la presencia de Dios. Que, dentro de tu Corazón Inmaculado, las fuerzas infernales, en todas las formas que se manifiesten, no nos hagan daño, ni nos toquen. Somos tu posesión y tu propiedad, guarda, defiende y protege, Oh Madre de Amor, a todos tus hijos, a todos los que nos hemos consagrado a ti. Somos totalmente tuyos, guarda y protege lo que es tuyo, Oh Madre y Reina.

Virgen Santísima, te pedimos que triunfe tu corazón Inmaculado, triunfe en nuestros corazones, triunfe en la Iglesia, triunfe en el mundo, triunfe sobre el azote de este virus que amenaza contra la vida humana y el azote de los virus que amenazan a nuestras almas: el pecado y el rechazo de Dios y sus mandamientos.

Que triunfe tu Corazón Inmaculado, para que prepare el camino al triunfo luminoso del Corazón
Eucarístico de Jesús. Para que, triunfando tu Corazón, triunfe la gracia sobre el pecado, la luz sobre la oscuridad, el amor sobre el egoísmo, la fe sobre la incredulidad, la rectitud de vida sobre la permisividad destructiva.

Todos nosotros, tus hijos alrededor del mundo, en unidad de corazón entramos hoy juntos, y llevamos a cuantas almas podamos, dentro del Arca de tu Corazón Materno. Gracias, Oh Virgen Santísima, por acogernos y protegernos con Corazón de Madre. ¡Totus Tuus!

Soy todo tuyo, Madre. Y todo lo que tengo y todo lo que soy es todo tuyo.


"¡Al final mi Inmaculado Corazón triunfará!"


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