4 de agosto de 2017

¡El Padre le habla a sus hijos!

Agosto es el mes que Dios Padre, a través de la Sierva de Dios Madre Eugenia Ravasio, pidió que se le dedicara.
Por eso, les invitamos a leer algunos pasajes de los mensajes que Dios mismo comunicó a su sierva, Madre Eugenia.

Los Mensajes se pueden leer completos aquí

Mensaje del 1/7/1932

"He aquí el verdadero objeto de mi venida:
- Vengo para eliminar el temor excesivo que mis criaturas tienen de mí, y para hacerles comprender que mi alegría está en ser conocido y amado por mis hijos, es decir, por toda la humanidad presente y futura.

- Vengo para traerles la esperanza a los hombres y a las naciones. ¡Cuántos la han perdido desde hace mucho tiempo! Esta esperanza les hará vivir en paz y con seguridad, trabajando para la salvación.

- Vengo para hacerme conocer así como soy. Para que la confianza de los hombres aumente contemporáneamente con el amor hacia mí, el Padre, que tiene una sola preocupación: velar sobre todos los hombres, y amarlos como hijos.

El pintor se deleita contemplando el cuadro que pintó; ¡Así mismo yo me complazco, me alegro, viniendo en medio de los hombres, obra maestra de mi creación!

El tiempo apremia. Quiero que el hombre sepa lo más pronto posible que lo amo y que siento la más grande felicidad estando con el, como un Padre con sus hijos."

"Yo veo sus necesidades, sus trabajos, todos sus deseos, y mi felicidad más grande es la de socorrerlo y salvarlo.

Los hombres creen que yo soy un Dios terrible, y que precipito a toda la humanidad en el infierno. ¡Qué sorpresa cuando, al final de los tiempos, verán muchas almas, que creían perdidas, gozar de la eterna felicidad en medio de los elegidos!

Quisiera que todas mis criaturas se convenzan de que hay un Padre que vela por ellas y que quiere hacerles pregustar, aún aquí abajo, la felicidad eterna.

Una madre no olvida nunca la pequeña criatura que dio a luz. ¿No es aún más hermoso que, de parte mía, me recuerde de todas la criaturas que he puesto en el mundo?"

"Yo soy la santidad, de la cual tengo la perfección y la plenitud, y les doy esta santidad - de la cual soy el autor - a través de mi Espíritu Santo, y la instauro en sus almas con los méritos de mi Hijo.

Es por mi Hijo y por el Espíritu Santo que yo vengo hacia vosotros y en vosotros, y en vosotros busco mi reposo.

Para algunas almas estas palabras: "Vengo en vosotros", les parecerán un misterio, pero ¡no hay ningún misterio! porque después de que le ordené a mi Hijo de instituir la santa Eucaristía ¡me propuse de venir entre ustedes cada vez que reciban la santa Hostia! Claro que nada me impedía de venir también hacia vosotros antes de la Eucaristía ¡porque nada me es imposible! pero recibir este sacramento es una acción fácil de entender y que les explica ¡cómo es que yo vengo en vosotros!"



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