14 de abril de 2016

Oraciones de Exorcismo del agua, sal, aceite y de la medalla de san Benito

Las oraciones que se presentan a continuación son para que un sacerdote pueda hacer la bendición y exorcismo del agua, sal y aceite, y de las medallas de san Benito con los ritos oficiales de la Iglesia católica.

Los que deseen tener estos sacramentales únicamente deben adquirir la cantidad de agua, sal y aceite, y de las medallas de san Benito que deseen y llevarlos al sacerdote junto con estas oraciones para que las rece. 

Hay que aclarar que la materia de los sacramentales es importante: la sal, ésta debe ser sal de mesa, es decir, cloruro sódico. El aceite tiene que ser aceite de oliva extra virgen (sin mezcla ni agregados). El agua puede ser corriente o mineral. 

Las medallas de san Benito deben tener el diseño oficial aprobado por la Iglesia, que podrán ver mas abajo junto a la oración. 

¿Cuál es el fin de los sacramentales? 
El Concilio Vaticano II nos explica en Sacrosantum Concilium "La Santa Madre Iglesia instituyó, además, los sacramentales. Estos son signos sagrados con los que, imitando de alguna manera a los sacramentos, se expresan efectos, sobre todo espirituales, obtenidos por la intercesión de la Iglesia. Por ellos, los hombres se disponen a recibir el efecto principal de los sacramentos y se santifican las diversas circunstancias de la vida". Y dice también el Catecismo de la Iglesia Católica en el #1667 “Los sacramentales… son signos sagrados con los que, imitando de alguna manera a los sacramentos, se expresan efectos, sobre todo espirituales, obtenidos por la intercesión de la Iglesia. Por ellos, los hombres se disponen a recibir el efecto principal de los sacramentos y se santifican las diversas circunstancias de la vida” 

Es decir, los sacramentales fueron instituídos por la Iglesia con el fin de ayudar a los fieles a vivir la vida cristiana, nos predisponen a recibir la gracia de Dios y son signos sagrados que nos protegen del mal, por el poder de Dios que actúa a través de ellos. 

En el caso del agua, la sal y el aceite, estos nos remiten al sacramento del Bautismo. El agua nos recuerda a las aguas bautismales, la sal también se utilizaba en el sacramento del Bautismo, en el ritual anterior al del Concilio Vaticano II, y simbolizaba el llamado de Jesús a ser "sal de la tierra", y el aceite nos remite también al bautismo, como así también a la confirmación y la unción de los enfermos, es el aceite con el que somos ungidos para protegernos de las insidias del demonio y que nos unge para ser testigos y misioneros de Cristo en el mundo de hoy. Éstos sacramentales deben recordarnos a los sacramentos que hemos recibido y son signos de protección y auxilio divino para los tiempos actuales. La efectividad al usarlos con devoción dependerá siempre de la fe que tengamos puesta en Dios.

¿Cómo utilizar estos sacramentales? 
El agua bendita se puede utilizar para bendecirnos a nosotros mismos (con el signo de la cruz en la frente con el agua) y los padres pueden bendecir con ella a sus hijos. También se puede colocar en una pila de agua en la puerta de la casa o de las habitaciones. La rúbrica del Ritual Romano de Pío V explica: "A los fieles de Cristo se les permite llevar agua bendita a sus hogares para rociar a los enfermos, sus hogares, campos, viñedos y cosas por el estilo. También se recomienda que lo pongan en fuentes en las distintas habitaciones, para que puedan usarlo para bendecirse a sí mismos diariamente y con frecuencia".

La sal exorcizada se utiliza para pedir la protección de Dios las casas, esparciéndola alrededor de ella, también se puede colocar en los autos o vehículos para pedir la protección del viaje. 

El aceite exorcizado se puede utilizar para bendecirnos a nosotros mismos para pedir la protección de Dios y para ungir las puertas y ventanas de nuestras casas. Esta unción no reemplaza ni tiene el mismo valor de la unción de los enfermos, ya que la unción de los enfermos es un Sacramento instituido por Cristo y administrado por un sacerdote, el aceite exorcizado es un sacramental que puede usar un laico para si mismo.


RITUAL PARA LA BENDICIÓN Y EXORCISMO DEL AGUA, SAL Y ACEITE
(las oraciones de exorcismo de la sal y el aceite son tomadas del
 Ritual Romano antiguo, Tít IX, C. II, del papa Pio V)

Donde se indican cruces con color rojo ( + ) se debe hacer la bendición trazando una cruz.

- Nuestro auxilio es el Nombre del Señor.
- Que hizo el cielo y la tierra.

Exorcismo de la sal

Te exorcizo, creatura de la sal, por Dios + vivo, por Dios + verdadero, por Dios + santo, por Dios que ordenó, por medio del profeta Eliseo, que fueses puesta en el agua para sanar su esterilidad; para que te conviertas como sal exorcizada en salud para los creyentes, para que seas salud de alma y cuerpo para todos aquellos que te consuman; para que huya y se aparte del lugar donde seas puesta, toda maldad, toda acción del demonio, todo espíritu inmundo, conjurado por este Señor que ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos y el siglo por medio del fuego. Amén.

Oremos Imploramos humildemente tu inmensa clemencia, omnipotente y eterno Dios, para que te dignes con tu piedad bendecir + y santificar esta creatura de la sal que Tú creaste para uso del género humano: a fin de que se convierta en salud de alma y cuerpo para todos los que la consuman; y para que todo aquello que sea tocado por esta sal carezca de toda inmundicia y de toda impregnación del espíritu del mal. Por Nuestro Señor Jesucristo. Amén

Exorcismo del agua

Te exorcizo, creatura del agua, en el nombre de Dios Padre omnipotente, en el nombre de Jesucristo + su Hijo, nuestro Señor, y con el poder del Espíritu + Santo: para que seas agua exorcizada para ahuyentar toda fuerza del Enemigo y para que puedas erradicar y arrancar al mismo Enemigo con sus ángeles apóstatas, por virtud del mismo Jesucristo nuestro Señor que ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos y este siglo por el fuego. Amén.

Oremos Oh Dios, sé propicio a nuestras súplicas e infunde la fuerza de tu bendición + a esta agua que hemos preparado con estas purificaciones, para que esta tu creatura sirva para alejar a los demonios, sanar las enfermedades; para que al ser derramada sobre las casas y los hogares de los fieles, éstos queden libres de toda inmundicia y de todo mal; que no resida allí un espíritu pestilente, se alejen todas las insidias del Enemigo y, si hay algo que perjudique a los que habiten en ella o a su tranquilidad, por la aspersión de esta agua huyan, para que la salud que te pedimos por invocación de tu Nombre quede defendida de toda impugnación del Maligno, por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
(El sacerdote echa tres veces la sal en el agua en forma de cruz diciendo...)
Que esta mezcla de la sal y del agua se realice en el nombre del Padre + y del Hijo + y del Espíritu Santo +. Amén.
El Señor esté con vosotros.
- Y con tu espíritu.

Oremos Oh Dios, autor de todo poder y rey insuperable de todo dominio y siempre triunfador magnífico, que reprimes las fuerzas del dominio del mal, que superas la sevicia del Enemigo, que poderosamente vences a las huestes enemigas: a ti, humildes, te pedimos, Señor, que mires con bondad estas creaturas de sal y agua y las santifiques con tu bondad, para que doquiera que sean regadas, por la invocación de tu santo Nombre desaparezca toda infestación del espíritu inmundo, sea alejado el terror de la serpiente infernal, y, mediante la presencia del Espíritu Santo, nos concedas benigno tu misericordia ya que humildemente te la suplicamos.
Por Nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén

Exorcismo del aceite

Te exorcizo creatura del aceite, por Dios Padre omnipotente + que hizo el cielo, la tierra, el mar y todo lo que existe. Que se aleje de este aceite toda fuerza del adversario, toda acción diabólica y toda incursión de incursión de Satanás, a fin Satanás, a fin de que conceda a todos conceda a todos los que los que lo usen lo usen salud mental salud mental y corporal, en y corporal, en el Nombre de Dios Padre Omnipotente +, de Jesucristo su Hijo nuestro Señor +, y del Espíritu Santo Paráclito +.
Señor Dios Omnipotente delante Señor Dios Omnipotente delante de quien de quien está con temor está con temor el ejercito de el ejercito de los ángeles, dígnate mirar +, bendecir y santificar + este aceite, a fin de que una vez obtenida la salud, la fuerza y la liberación te demos gracias a ti Dios vivo y verdadero. Te rogamos que cuantos usen este aceite que bendecimos + en tu nombre queden libres de toda enfermedad, de todo dolor y de todas las insidias del enemigo, y así mismo se libren de toda adversidad y nunca sean heridos por la mordedura de la antigua serpiente, ya que los has redimido por la Sangre de Cristo que contigo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Diseño oficial de la Medalla de San Benito
aprobado por la Iglesia.
Oración de exorcismo y bendición de la medalla de san Benito

Bendición de la medalla
– Señor, escucha mi oración.
– Y llegue a ti mi clamor.

Oremos.
Dios omnipotente, dador de todos los bienes, te suplicamos humildemente que, por la intercesión de nuestro Padre san Benito, infundas tu bendición sobre esta sagrada medalla, a fin de que quien la lleve, dedicándose a las buenas obras, merezca conseguir la salud del alma y del cuerpo, la gracia de la santificación y todas las indulgencias que se nos otorgan, y que por la ayuda de tu misericordia, se esfuerce en evitar las acechanzas y engaños del diablo, y merezca aparecer santo y limpio en tu presencia. Te lo pedimos por Cristo, nuestro Señor.
Amén.

Exorcismo de la medalla
– Nuestra ayuda nos viene del Señor.
– Que hizo el cielo y la tierra.

Te ordeno, espíritu del mal, que abandones esta medalla, en el nombre de Dios Padre Omnipotente, que hizo el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos se contiene.
Que desaparezcan y se alejen de esta medalla toda la fuerza del adversario, todo el poder del diablo, todos los ataques e ilusiones de satanás, a fin de que todos los que la usaren gocen de la salud de alma y cuerpo.
En el nombre del Padre Omnipotente y de su Hijo, nuestro Señor, y del Espíritu Santo Paráclito, y por la caridad de Jesucristo, que ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos y al mundo por el fuego.
Amén.

(Se asperjan las medallas con agua bendita)


REFLEXIONES DEL P. GABRIELE AMORTH SOBRE ESTOS SACRAMENTALES
(del libro "Narraciones de un exorcista")

"Entre los medios de que los exorcistas (y los no exorcistas) se valen extensamente, citamos en primer lugar el agua exorcizada (o por lo menos bendita), el aceite (de oliva) exorcizado, la sal exorcizada. Cualquier sacerdote puede recitar las oraciones del Ritual para exorcizar a estos tres elementos. Pues bien, es muy útil conocer el uso específico de estos tres sacramentales que,
empleados con fe, son de gran ayuda.

El agua bendita tiene ya un gran uso en todos los ritos litúrgicos. Su importancia nos relaciona de inmediato con la aspersión bautismal. En la oración de bendición se pide al Señor para que la aspersión con el agua nos obtenga estos tres beneficios: el perdón de nuestros pecados, la defensa de las insidias del maligno, el don de la protección divina.

La oración de exorcismo sobre el agua produce otros muchos efectos: hace huir todo poder del demonio, hasta desarraigarlo y expulsarlo. También en el lenguaje popular, cuando se quiere decir
que dos cosas no pueden ir nunca juntas, se dice que son como el diablo y el agua bendita. La oración prosigue subrayando otros efectos además de la expulsión de los demonios: curación de las enfermedades, aumento de gracia divina, protección de las casas de todo influjo inmundo causado por el pestífero Satanás. Y añade: que sean vencidas las insidias del enemigo infernal y protección contra toda eventual presencia nociva a la incolumidad o a la tranquilidad de sus habitantes, para que disfruten de serenidad y de salud.

"También la sal exorcizada ayuda a expulsar los demonios y para la salud del alma y del cuerpo. Pero una propiedad suya específica es la de proteger los lugares contra las influencias o las presencias
maléficas. En estos casos he acostumbrado aconsejar que se ponga sal exorcizada en el umbral de la casa y en los cuatro ángulos de la habitación"

"Por su parte el óleo (aceite) exorcizado, empleado con fe, ayuda a poner en fuga el poder de los demonios, sus asaltos, los fantasmas que suscitan. Además ayuda a la salud del alma y del cuerpo; recordemos aquí el antiguo uso de ungir con aceite las heridas y el poder dado por Jesús a los apóstoles de curar a los enfermos con la imposición de las manos ungiéndolos con óleo. El óleo exorcizado tiene también otra propiedad específica: alejar del cuerpo las adversidades".

"Este "mundo católico incrédulo" se reirá quizás frente a estas propiedades que afirmamos. Ciertamente los sacramentales actúan tanto más eficazmente cuanto más fe haya; sin ésta serán ineficaces. El Concilio Vaticano II, y con las mismas palabras el Derecho Canónico (Can. 1166), los define como "signos sagrados con que, con una especie de imitación de los sacramentos, se significan y obtienen efectos más que todo espirituales, por la impetración de la Iglesia". Quien los usa con fe, percibe efectos inesperados de los mismos. Sé de muchos males rebeldes a los fármacos, que han desaparecido solamente porque el interesado ha hecho sobre ellos una señal de la cruz con aceite exorcizado"

"Uno de los episodios más conocidos de posesión diabólica reportado en varios libros por la documentación históricamente exacta que nos han transmitido los hechos, es el relativo a los dos hermanos Burner, de lllfurt (Alsacia), que fueron liberados con una serie de exorcismos en 1869. Pues bien, un día, entre los muchos y graves vejámenes del demonio, se debía dañar el carruaje que transportaba al exorcista acompañado de un. obispo y una religiosa. Pero el demonio no pudo llevar a cabo su propósito, porque en el momento de partir, le fue dada al cochero una medalla de san Benito como protección, y el cochero la había guardado devotamente en su bolsillo".

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