Queridos hermanos,
¡Feliz y santa Navidad! Que en este día de alegría el Niño Jesús, que vendrá en los brazos de nuestra Madre, la Siempre Virgen María, nos bendiga y muestre su rostro de misericordia sobre cada uno de nosotros, nuestras familias y el mundo entero.
En este día ruidoso y lleno de luces pasajeras, en el silencio del pesebre, en medio de la noche más oscura, nace el Verbo de Dios, envuelto en pobreza y silencio, rodeado del amor más puro de la Virgen María y el gran San José.
Para meditar en estos días, les dejamos algunos mensajes dados por la Virgen en Medjugorje en el día de Navidad de años anteriores. ¡Ella traerá este 25 de diciembre a su Hijo Jesús para darnos la paz verdadera y durable! Pidamos a este Niño recién nacido que la Paz reine en el mundo entero, empezando por nuestros corazones tan dolidos por el pecado.
“Queridos hijos, hoy en este día de gracia, los invito a pedir al Señor el don de la fe. Hijos míos, decídanse por Dios y comiencen a vivir y a creer en lo que Dios les pide. Creer, hijos míos, significa poner sus vidas en las manos de Dios, en las manos del Señor que los ha creado y que los ama inmensamente. No sean creyentes solo con palabras, sino testimonien su fe a través de las obras y con su ejemplo personal. Hablen con Dios, con su Padre. Ábranle y entréguenle sus corazones y verán cómo sus corazones cambian y cómo su vida admirará las obras de Dios. Hijos míos, no hay vida sin Dios, por eso yo como su Madre, intercedo y le pido a mi Hijo que renueve sus corazones y llene su vida con Su inmenso Amor. Gracias por haber respondido a mi llamado. ” (25 de diciembre de 2016)
“¡Queridos hijos! Todos estos años que Dios me permite estar con ustedes, son un signo del inmenso amor que Dios siente por cada uno y una señal de lo mucho que Dios los ama. Hijitos, ¡cuántas gracias el Altísimo les ha dado y cuántas gracias desea darles! Sin embargo, hijitos, sus corazones están cerrados y viven en el miedo y no permiten que el amor de Jesús y Su paz tomen posesión de sus corazones y gobiernen sus vidas. Vivir sin Dios es vivir en la oscuridad y nunca llegar a conocer el amor del Padre y Su cuidado por cada uno de ustedes. Por eso, hijitos, hoy de una manera especial oren a Jesús para que desde hoy vuestra vida experimente un nuevo nacimiento en Dios y llegue a ser una luz que irradie de ustedes. De esta manera se convertirán en testigos de la presencia de Dios en el mundo y en cada persona que vive en la oscuridad. Hijitos, yo los amo e intercedo por ustedes cada día ante el Altísimo. Gracias por haber respondido a mi llamado. ” (25/12/2015)
“Hijitos, Jesús hoy, de manera particular, desea habitar en cada uno de sus corazones y compartir con ustedes cada gozo y cada dolor vuestros. Por eso, hijitos, hoy de manera especial, miren dentro de su corazón y pregúntense si verdaderamente la paz y la alegría, con el nacimiento de Jesús, han conquistado su corazón. Hijitos, no vivan en la oscuridad, anhelen la luz y la salvación de Dios. Hijos, decídanse por Jesús y entréguenle a Él vuestra vida y vuestros corazones, sólo así el Omnipotente podrá trabajar en ustedes y por medio de ustedes. ” (25/12/2013)
23 de diciembre de 2018
13 de diciembre de 2018
Novena de Navidad con los mensajes de Medjugorje
Novena de Navidad: empieza el 16 de diciembre y finaliza el 24 de diciembre. Cada día se compone del siguiente esquema de oración:
- Oración inicial para todos los días.
- Presentación de intenciones personales.
- Rezo del Santo Rosario (Misterios Gozosos, todos los días)
- Lectura y reflexión del mensaje de la Virgen.
- Oración del día.
- Oración final (espontánea).
Oraciones de la Novena
Oración inicial: ¡Oh Dios, Amor infinito! Tú nos has amado tanto que entregaste al mundo a tu Hijo Jesucristo para salvar y redimir a toda la humanidad, haciéndolo nuestro hermano en las entrañas de María, siempre Virgen, hiciste que naciera en la pobreza del portal de Belén. Te suplico, oh Dios Misericordioso y Fiel, que pueda ser fiel al Evangelio, viviendo una fe sólida, una caridad ardiente y una esperanza firme en tus promesas. Haz que podamos experimentar en esta Navidad, te lo pedimos en esta novena, la alegría de la Salvación que Jesús vino a traernos, y que esa Alegría sea perfecta. Te lo suplico por Jesucristo, nuestro Señor y Redentor nuestro que vendrá en esta Navidad y por intercesión de la Santísima Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra. Amén.
Rezo del Santo Rosario de Adviento:
- Oración de contrición: "Señor mío, Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Padre, Creador y Redentor mío, por ser tú quien eres y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberte ofendido. Propongo firmemente nunca más pecar, apartarme de las ocasiones de pecado, confesarme y cumplir la penitencia que me impongan. Amén"
- Credo: "Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del Cielo y de la Tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre por quien todo fue hecho; que por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del Cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre. Y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato, padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras y subió al Cielo y está sentado a la derecha del Padre, y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su Reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y Dador de Vida, que procede del Padre y del Hijo, y que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, que habló por los profetas. Creo en la Iglesia que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén".
- 1° Misterio: La Anunciación del Ángel a María - La Encarnación del Verbo en la Virgen María.
- Meditación: Madre Santísima, que en la Anunciación dijiste sí a Dios a través del Ángel, haz que en cada momento de mi vida pueda poner mi vida viviendo la Divina Voluntad del Padre, diciendo mi si con alegría, a pesar de mis dudas e incertidumbres. Haz que el Verbo se encarne en mí constantemente, que pueda, contigo, dar a Luz a Jesús al mundo. Amén.
- Oración: Padrenuestro, 10 Avemarías, 1 Gloria y 1 vez: "Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al Cielo a todas las almas y socorre especialmente a las más necesitadas de tu Misericordia. Amén. Virgen de la Esperanza, danos un corazón nuevo para que nazca Jesús".
- 2° Misterio: La Visitación de María a Isabel
- Meditación: Madre de nuestro Dios, que en la Visitación fuiste modelo de entregar a Dios al mundo entero, de disponibilidad para ir a donde Él te llama, donde Él quiere ir, a llenar con la presencia del Espíritu Santo al mundo entero. Haz que mi vida, oh Madre nuestra, sea una entrega absoluta en las manos de Dios para darlo al mundo y que en vida cante siempre un Magníficat a las maravillas que Él hace en mi vida. ¡Abre mi corazón, oh María!
- Oración: Padrenuestro, 10 Avemarías, 1 Gloria y 1 vez: "Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al Cielo a todas las almas y socorre especialmente a las más necesitadas de tu Misericordia. Amén. Virgen de la Esperanza, danos un corazón nuevo para que nazca Jesús".
- 3° Misterio: El Nacimiento de Jesús en Belén
- Meditación: Virgen de Belén, que virginalmente diste a luz a Jesús, diste a luz a quien es la Luz del Mundo, quiero que mi corazón sea como el pesebre de Belén: pobre, humilde, sin mayor comodidad que la disponibilidad, pero que con tu Amor lo conviertes en tu Hogar para dar allí a Luz a Jesús. Haz que mi corazón sea un pesebre arreglado por tus manos Inmaculadas. ¡Abre mi vida a Jesús, oh Virgen Madre de Dios!
- Oración: Padrenuestro, 10 Avemarías, 1 Gloria y 1 vez: "Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al Cielo a todas las almas y socorre especialmente a las más necesitadas de tu Misericordia. Amén. Virgen de la Esperanza, danos un corazón nuevo para que nazca Jesús"
- 4° Misterio: La Presentación de Jesús en el Templo de Jerusalén
- Meditación: Virgen del Silencio, que al presentar a Jesús en el templo, junto a san José, silente escuchabas y meditabas cuanto veías, la profecía de Simeón y su cántico de alabanza, la alegría de Ana... todo lo dejabas ahí dentro y lo meditabas. Haz que en mi alma presente constantemente al Señor cada cosa que vivo, que experimento. Quiero que toda mi vida sea una alabanza para Gloria de Dios creador. Madre del Hijo de Dios, te alabo por tu fidelidad a la Alianza del Padre con sus hijos que se cumple en plenitud en Jesucristo, hijo tuyo de tu seno virginal. Amén
- Oración: Padrenuestro, 10 Avemarías, 1 Gloria y 1 vez: "Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al Cielo a todas las almas y socorre especialmente a las más necesitadas de tu Misericordia. Amén. Virgen de la Esperanza, danos un corazón nuevo para que nazca Jesús.
- 5° Misterio: Jesús es perdido y hallado en el Templo de Jerusalén.
- Meditación: Dulce Madre nuestra, que en el dolor y la incertidumbre de la pérdida de Jesús en el Templo experimentaste aquel dolor de perder a Jesús, prefiguración de su muerte redentora en la Cruz, por los méritos de este dolor, te suplico que intercedas ante tu Hijo para que siempre que perdamos la gracia de Dios, es decir, la amistad con Cristo, la podamos recuperar a través de la Confesión sacramental y podamos purificar todas nuestras culpas y pecados. Amén
- Oración: Padrenuestro, 10 Avemarías, 1 Gloria y 1 vez: "Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al Cielo a todas las almas y socorre especialmente a las más necesitadas de tu Misericordia. Amén. Virgen de la Esperanza, danos un corazón nuevo para que nazca Jesús.
- Oración final al Rosario: Dios nuestro, te alabamos y damos gracias por la Vida de Jesucristo que contemplamos y revivimos en el rezo del Santo Rosario. Te suplicamos que por intercesión de la Virgen María, nuestra Señora del Adviento, podamos vivir lo que nos proponen y alcanzar las virtudes que nos presentan. Oh Jesús, oh María, los amo, salven las almas. San José, Terror de los demonios, ruega por nosotros, protégenos. Amén.
Meditaciones para cada día de la novena
En el principio de los tiempos el Verbo reposaba en el seno de su Padre en lo más alto de los cielos: allí era la causa, a la par que el modelo de toda creación. En esas profundidades de una incalculable eternidad permanecía el Niño de Belén. Allí es donde debemos datar la genealogía del Eterno que no tiene antepasados, y contemplar la vida de complacencia infinita que allí llevaba.
La vida del Verbo Eterno en el seno de su Padre era una vida maravillosa y sin embargo, misterio sublime, busca otra morada en una mansión creada. No era porque en su mansión eterna faltase algo a su infinita felicidad sino porque su misericordia infinita anhelaba la redención y la salvación del género humano, que sin Él no podría verificarse.
El pecado de Adán había ofendido a un Dios y esa ofensa infinita no podría ser condonada sino por los méritos del mismo Dios. La raza de Adán había desobedecido y merecido un castigo eterno; era pues, necesario para salvarla y satisfacer su culpa que Dios, sin dejar el cielo, tomase la forma del hombre sobre la tierra y con la obediencia a los designios de su Padre, expiase aquella desobediencia, ingratitud y rebeldía.
Era necesario en las miras de su amor que tomase la forma, las debilidades e ignorancia sistemática del hombre, que creciese para darle crecimiento espiritual; que sufriese, para morir a sus pasiones y a su orgullo y por eso el Verbo Eterno ardiendo en deseos de salvar al hombre resolvió hacerse hombre también y así redimir al culpable.
“Queridos hijos, mientras veo sus corazones, el mío se llena de dolor y se estremece. Hijos míos, deténganse por un momento y miren en sus corazones. ¿Está mi Hijo, nuestro Dios, verdaderamente en el primer lugar? ¿Son sus leyes verdaderamente la medida de sus vidas? Nuevamente les advierto: sin fe no hay cercanía a Dios, no está presente la Palabra de Dios que es la luz de la salvación y la luz del buen sentido". (Medjugorje, 2/12/2007)
- Segundo día: Jesús encarnado en Nazaret (17 de diciembre de 2018)
El verbo eterno se halla a punto de tomar su naturaleza creada en la santa casa de Nazaret, en donde moraban María y José. Cuando la sombra del decreto divino vino a deslizarse sobre ella, María estaba sola y engolfada en la oración. Pasaba las silenciosas horas de la noche en la unión más estrecha con Dios; y mientras oraba, el Verbo tomó posesión de su morada creada. Sin embargo, no llegó inopinadamente: antes de presentarse envió a un mensajero, que fue el Arcángel San Gabriel, para pedir a María de parte de Dios su consentimiento para la encarnación. El creador no quiso efectuar ese gran misterio sin la aquiescencia de su criatura. Aquel momento fue muy solemne: era potestativo en María rehusar... Con qué adorables delicias, con qué inefable complacencia aguardaría la Santísima Trinidad a que María abriese los labios y pronunciase el "sí" que debió ser suave melodía para sus oídos, y con el cual se conformaba su profunda humildad a la omnipotente voluntad divina. La Virgen Inmaculada ha dado su asentimiento. El arcángel ha desaparecido. Dios se ha revestido de una naturaleza creada; la voluntad eterna está cumplida y la creación completa. En las regiones del mundo angélico estalla el júbilo inmenso, pero la Virgen María ni le oía ni le hubiese prestado atención a él. Tenía inclinada la cabeza y su alma estaba sumida en el silencio que se asemejaba al de Dios. El Verbo se había hecho carne, y aunque todavía invisible para el mundo, habitaba ya entre los hombres que su inmenso amor había venido a rescatar. No era ya sólo el Verbo eterno; era el Niño Jesús revestido de la apariencia humana, y justificando ya el elogio que de Él han hecho todas las generaciones en llamarle el más hermoso de los hijos de los hombres.
"El amor unido de mis apóstoles vivirá, vencerá y desenmascarará el mal. Hijos míos, yo fui el cáliz del Hombre-Dios, fui instrumento de Dios, y por eso, apóstoles míos, los invito a que sean cáliz del amor puro y sincero de mi Hijo. Los invito a ser un instrumento para que, quienes no han conocido el amor de Dios y nunca han amado, comprendan, acepten y se salven. ¡Les doy las gracias!” (Medjugorje, 2/11/2016 extracto)
- Tercer día: La encarnación del Verbo virginalmente en el seno de María. (18 de diciembre de 2018, Fiesta de Nuestra Señora de la Dulce Espera)
Así había comenzado su vida encarnada el Niño. Consideremos el alma gloriosa y el santo cuerpo que había tomado, adorándolos profundamente. Admirando en el primer lugar el alma de ese divino Niño, consideremos en ella la plenitud de su gracia santificadora; la de su ciencia beatífica, por la cual desde el primer momento de su vida vio la divina esencia más claramente que todos los ángeles y leyó lo pasado lo porvenir con todos sus arcanos conocimientos. No supo nunca por adquisición voluntaria nada que no supiese por infusión desde el primer momento de su ser; pero él adoptó todas las enfermedades de nuestra naturaleza a que dignamente podía someterse, aún cuando no fuesen necesarias para la grande obra que debía cumplir. Pidámosle que sus divinas facultades suplan la debilidad de las nuestras y les den nueva energía; que su memoria nos enseñe a recordar sus beneficios, su entendimiento a pensar en Él, su voluntad a no hacer sino lo que Él quiere y en servicio suyo. Del alma del Niño Jesús pasemos ahora a su cuerpo. Que era un mundo de maravillas, una obra maestra de la mano de Dios. No era, como el nuestro, una traba para el alma: era por el contrario, un nuevo elemento de santidad. Quiso que fuese pequeño y débil como el de todos los niños, y sujeto a todas las incomodidades de la infancia, para asemejarse más a nosotros y participar de nuestras humillaciones. El Espíritu Santo formó ese cuerpecillo divino con tal delicadeza y tal capacidad de sentir, que pudiese sufrir hasta el exceso para cumplir la grande obra de nuestra redención. La belleza de ese cuerpo del divino Niño fue superior a cuanto se ha imaginado jamás; la divina sangre que por sus venas empezó a circular desde el momento de la encarnación es la que lava todas las manchas del mundo culpable. Pidámosle que lave las nuestras en el sacramento de la penitencia, para que el día de su Navidad nos encuentre purificados, perdonados y dispuestos a recibirle con amor y provecho espiritual.
“Queridos hijos, mi vida terrena era simple: amaba y me hacían feliz las pequeñas cosas; amaba la vida, don de Dios, aunque los dolores y sufrimientos traspasaban mi Corazón. Hijos míos, tenía la fuerza de la fe e ilimitada confianza en el amor de Dios. Todos los que tienen la fuerza de la fe son más fuertes. La fe te hace vivir en lo justo, y entonces la luz del amor divino llega siempre en el momento deseado. Esta es la fuerza que sostiene en el dolor y en el sufrimiento. Hijos míos, oren por la fuerza de la fe, confíen en el Padre Celestial y no tengan miedo. Sepan que ninguna criatura de Dios se perderá, sino que vivirá para siempre. Todo dolor tiene su fin y después comienza la vida en libertad, allí donde todos mis hijos vienen, donde todo retorna. Hijos míos, su lucha es dura, lo será todavía más, pero ustedes sigan mi ejemplo. Oren por la fuerza de la fe, confíen en el amor del Padre Celestial. Yo estoy con ustedes, yo me manifiesto a ustedes, yo los animo. Con inmenso amor maternal acaricio sus almas. Les doy las gracias. ” (Medjugorje, 18/3/2018)
- Cuarto día: Jesús en el Santuario de María. (19 de diciembre de 2018)
Desde el seno de su madre comenzó el Niño Jesús a poner en práctica su entera sumisión a Dios, que continuó sin la menor interrupción durante toda su vida. Adoraba a su Eterno Padre, le amaba, se sometía a su voluntad; aceptaba con resignación el estado en que se hallaba conociendo toda su debilidad, toda su humillación, todas sus incomodidades. ¿Quién de nosotros quisiera retroceder a un estado semejante con el pleno goce de la razón y de la reflexión?, ¿quién pudiera sostener a sabiendas un martirio tan prolongado, tan penoso de todas maneras? Por ahí entró el Divino Niño en su dolorosa y humilde carrera; así empezó a anonadarse delante de su Padre, a enseñarnos lo que Dios merece por parte de su criatura, a expiar nuestro orgullo, origen de todos nuestros pecados y hacernos sentir toda la criminalidad y desórdenes del orgullo.
Deseamos hacer una verdadera oración; empecemos por formarnos de ella una exacta idea contemplando al Niño en el seno de su madre. El divino Niño ora y ora del modo más excelente. No habla, no medita ni se deshace en tiernos afectos. Su mismo estado, aceptado con la intención de honrar a Dios, es su oración y ese estado expresa altamente todo lo que Dios merece y de qué modo quiere ser adorado de nosotros.
Unámonos a las oraciones del Niño Dios en el seno de María; unámonos al profundo abatimiento y sea este el primer efecto de nuestro sacrificio a Dios. Démonos a dios no para ser algo como lo pretende continuamente nuestra vanidad sino para ser nada, para quedar enteramente consumidos y anonadados, para renunciar a la estimación de nosotros mismos, a todo cuidado de nuestra grandeza aunque sea espiritual, a todo movimiento de vanagloria. Desaparezcamos a nuestros propios ojos y que Dios sólo sea todo para nosotros.
“Queridos hijos, apóstoles de mi amor, está en ustedes difundir el amor de mi Hijo a todos aquellos que no lo han conocido; está en ustedes, pequeñas luces del mundo, a las que yo con amor maternal les enseño a brillar con claridad en todo su esplendor. La oración los ayudará, porque la oración los salva a ustedes, la oración salva el mundo. Por eso, hijos míos, oren con palabras, con sentimiento, con amor misericordioso y con el sacrificio. Mi Hijo les ha mostrado el camino, Él, que se ha encarnado y ha hecho de mí el primer cáliz, Él, que con su supremo Sacrificio les ha mostrado cómo se debe amar. Por eso, hijos míos, no tengan miedo a decir la verdad. No tengan miedo, ustedes mismos, de cambiar y de cambiar el mundo difundiendo el amor y haciendo todo para que mi Hijo llegue a ser conocido y amado, al amar a los demás en Él. Yo, como Madre, estoy siempre con ustedes. Oro a mi Hijo para que los ayude a que en su vida reine el amor: el amor que vive, el amor que atrae, el amor que da la vida. Ese es el amor que les enseño, un amor puro. Está en ustedes, apóstoles míos, reconocerlo, vivirlo y difundirlo. Oren con sentimiento por sus pastores, para que con amor puedan testimoniar a mi Hijo. Les doy las gracias”. (Medjugorje, 2/4/2017)
- Quinto día: María Madre del Verbo Encarnado (20 de diciembre de 2018)
Ya hemos visto la vida que llevaba el Niño Jesús en el seno de su purísima Madre; veamos hoy la vida que llevaba también María durante el mismo espacio de tiempo. Necesidad hoy de que nos detengamos en ella si queremos comprender, en cuanto es posible a nuestra limitada capacidad, los sublimes misterios de la encarnación y el modo como hemos de corresponder a ellos.
María no cesaba de aspirar por el momento en que gozaría de esa visión beatífica terrestre: la faz de Dios encarnado. Estaba a punto de ver aquella faz humana que debía iluminar el cielo durante toda la eternidad. Iba a leer el amor filial en aquellos mismos ojos cuyos rayos deberían esparcir para siempre la felicidad en millones de elegidos. Iba a ver aquel rostro todos los días, a todas horas, cada instante, durante muchos años. Iba a verle en la ignorancia aparente de la infancia, en los encantos particulares de la juventud y en la serenidad reflexiva de la edad madura... Haría todo lo que quisiese de aquella faz divina; podría estrecharla contra la suya con toda la libertad del amor materno; cubrir de besos los labios que deberían pronunciar la sentencia a todos los hombres; contemplarla a su gusto durante su sueño o despierto, hasta que la hubiese aprendido de memoria... ¿Cuán ardientemente deseaba ese día!
Tal era la vida de expectativa de María... era inaudita en sí misma, más no por eso dejaba de ser el tipo magnífico de toda vida cristiana, no nos contentemos con admirar a Jesús residiendo en María, sino pensemos que en nosotros también reside por esencia, potencia y presencia.
Sí, Jesús nace continuamente en nosotros y de nosotros, por las buenas obras que nos hace capaces de cumplir, y por nuestra cooperación a la gracia; por la manera que el alma del que se halla en gracia es un seno perpetuo de María, un Belén interior sin fin. Después de la comunión Jesús habita en nosotros, durante algunos instantes, real y sustancialmente como Dios y como hombre, porque el mismo niño que estaba en María está también en el Santísimo Sacramento. ¿Qué es todo esto sino una participación de la vida de María durante esos maravillosos meses, y una expectativa llena de delicias como la suya?
“¡Queridos hijos! Los invito a que este tiempo sea para todos ustedes tiempo de testimonio. Ustedes, los que viven en el amor de Dios y han experimentado sus dones, testimónienlos con sus palabras y su vida para que sean alegría y estimulo en la fe para los demás. Yo estoy con ustedes e intercedo incesantemente delante de Dios por todos para que su fe sea siempre viva y alegre y en el amor de Dios. Gracias por haber respondido a mi llamado. ” (Medjugorje, 25/9/2011)
- Sexto día: La peregrinación de la Sagrada Familia a Belén de Judea. (21 de diciembre de 2018)
Jesús había sido concebido en Nazaret, domicilio de San José y de María, y allí era de creerse que había de nacer, según todas las probabilidades. Más Dios lo tenía dispuesto de otra manera y los profetas habían anunciado que el Mesías nacería en Belén de Judá, ciudad de David. Para que se cumpliese esa predicción, Dios se sirvió de un medio que no parecía tener ninguna relación con este objeto, a saber: la orden dada por el emperador Augusto de que todos los súbditos del imperio romano se empadronasen en el lugar de donde eran originarios. María y José como descendientes que eran de David, no estaban dispensados de ir a Belén, y ni la situación de la Virgen Santísima ni la necesidad en que estaba José del trabajo diario que les aseguraba la subsistencia, pudo eximirles de este largo y penoso viaje, la estación más rigurosa e incómoda del año. No ignoraba Jesús en qué lugar debería nacer e inspiraba a sus padres que se entreguen a la Providencia, y que de esta manera concurran inconscientemente a la ejecución de sus designios. Almas interiores observad este manejo del divino Niño, porque es el más importante de la vida espiritual: aprended que quien se haya entregado a Dios ya no ha de pertenecerse a sí mismo, ni ha de querer en cada instante sino lo que Dios quiera para él; siguiéndole ciegamente aún en las cosas exteriores, tales como el cambio de lugar donde quiera que le plazca conducirle. Ocasión tendréis de observar esta dependencia y esta fidelidad inviolable en toda la vida de Jesucristo, y este es el punto sobre el cual se han esmerado en imitarle los santos y las almas verdaderamente interiores, renunciando absolutamente a su propia voluntad.
“Queridos hijos, como Madre yo les hablo con palabras simples, pero llenas de amor y de solicitud por mis hijos que, por medio de mi Hijo, me han sido confiados. Mi Hijo, que es del eterno presente, les habla con palabras de vida y siembra amor en los corazones abiertos. Por eso les pido, apóstoles de mi amor: tengan corazones abiertos, siempre dispuestos a la misericordia y al perdón. Por mi Hijo, perdonen siempre al prójimo, porque así la paz estará en ustedes. Hijos míos, preocúpense por su alma, porque es lo único que en realidad les pertenece. Se olvidan de la importancia de la familia. La familia no debería ser lugar de sufrimiento y dolor, sino lugar de comprensión y ternura. Las familias que intentan vivir según mi Hijo viven en amor recíproco. Desde que mi Hijo era pequeño, me decía que para Él todos los hombres son sus hermanos. Por eso recuerden, apóstoles de mi amor, que todos los hombres que encuentran, son familia para ustedes; hermanos según mi Hijo. Hijos míos, no pierdan el tiempo pensando en el futuro con preocupación. Que su única preocupación sea, cómo vivir bien cada momento según mi Hijo: he ahí la paz. Hijos míos, no olviden nunca orar por sus pastores. Oren para que puedan acoger a todos los hombres como hijos suyos y sean para ellos padres espirituales según mi Hijo. ¡Les doy las gracias!”. (Medjugorje, 2/10/2017)
- Séptimo día: Los Corazones de María y José. (22 de diciembre de 2018)
Representémonos el viaje de María y José hacia Belén, llevando consigo aún no nacido, al creador del universo, hecho hombre. Contemplemos la humildad y la obediencia de ese Divino Niño, que aunque de raza judía y habiendo amado durante siglos a su pueblo con una predilección inexplicable obedece así a un príncipe extranjero que forma el censo de población de su provincia, como si hubiese para él en esa circunstancia algo que le halagase, y quisiera apresurarse a aprovechar la ocasión de hacerse empadronar oficial y auténticamente como súbdito en el momento en que venía al mundo.
El anhelo de José, la expectativa de María son cosas que no puede expresar el lenguaje humano. El Padre Eterno se halla, si nos es lícito emplear esta expresión, adorablemente impaciente por dar a su hijo único al mundo y verle ocupar su puesto entre las criaturas visibles.
El Espíritu Santo arde en deseos de presentar a la luz del día esa santa humanidad, que El mismo ha formado con divino esmero.
“Queridos hijos! Que este tiempo sea para ustedes tiempo de oración, para que el Espíritu Santo, a través de la oración, descienda sobre ustedes y les dé la conversión. Abran sus corazones y lean la Sagrada Escritura para que, por medio de los testimonios, también ustedes puedan estar más cerca de Dios. Hijitos, busquen sobre todo a Dios y las cosas de Dios y dejen las terrenales a la tierra, porque Satanás los atrae al polvo y al pecado. Ustedes están llamados a la santidad y han sido creados para el Cielo. Por eso, busquen el Cielo y las cosas celestiales. Gracias por haber respondido a mi llamado. ” (Medjugorje, 25/1/2018)
Llegan a Belén José y María buscando hospedaje en los mesones, pero no encuentran, ya por hallarse todos ocupados, ya porque se les deshace a causa de su pobreza. Empero, nada puede turbar la paz interior de los que están fijos en Dios.
Si José experimentaba tristeza cuando era rechazado de casa en casa, porque pensaba en María y en el Niño, sonreíase también con santa tranquilidad cuando fijaba la mirada en su casta esposa. El ruido de cada puerta que se cerraba ante ellos era una dulce melodía para sus oídos.
Eso era lo que había venido a buscar. El deseo de esas humillaciones era lo que había contribuido a hacerle tomar la forma humana. Oh! Divino Niño de Belén! Estos días que tantos han pasado en fiestas y diversiones o descansando muellemente en cómodas y ricas mansiones, ha sido para vuestros padres un día de fatiga y vejaciones de toda clase. ¡Ay! el espíritu de Belén es el de un mundo que ha olvidado a Dios.
¡Cuántas veces no ha sido también el nuestro! Pónese el sol el 24 de diciembre detrás de los tejados de Belén y sus últimos rayos doran la cima de las rocas escarpadas que lo rodean. Hombres groseros, codean rudamente al Señor en las calles de aquella aldea oriental y cierran sus puertas al ver a su Madre.
La bóveda de los cielos aparece purpurina por encima de aquellas colinas frecuentadas por los pastores. Las estrellas van apareciendo unas tras otras. Algunas horas más y aparecerá el Verbo Eterno
“Queridos hijos! También hoy los invito para que ustedes, del mismo modo, sean como las estrellas, que con su resplandor dan luz y belleza a los demás, para que se alegren. Hijitos, sean también ustedes resplandor, hermosura, alegría y paz, y especialmente oración para todos aquellos que están lejos de mi amor y del amor de mi Hijo Jesús. Hijitos, testimonien su fe y oración en alegría, en la alegría de la fe que está en sus corazones y oren por la paz que es un don precioso de Dios. Gracias por haber respondido a mi llamado. ” (Medjugorje, 25/9/2014)
- Noveno día: ¡Luz de las Naciones y Gloria para tu Pueblo Israel! (24 de diciembre de 2018, Nochebuena)
La noche ha cerrado del todo en las campiñas de Belén. Desechados por los hombres y viéndose sin abrigo, María y José han salido de la inhospitalaria población, y se han refugiado en una gruta que se encontraba al pie de la colina. Seguía a la Reina de los Ángeles el jumento que le había servido de cabalgadura durante el viaje y en aquella cueva hallaron un manso buey, dejado ahí probablemente por alguno de los caminantes que había ido a buscar hospedaje en la ciudad.
El Divino Niño, desconocido por sus criaturas va a tener que acudir a los irracionales para que calienten con su tibio aliento la atmósfera helada de esa noche de invierno, y le manifiesten con esto su humilde actitud, el respeto y la adoración que le había negado Belén. La rojiza linterna que José tenía en la mano iluminaba tenuemente ese paupérrimo recinto, ese pesebre lleno de paja que es figura profética de las maravillas del altar y de la íntima y prodigiosa unión eucarística que Jesús ha de contraer con los hombres.. María está en adoración en medio de la gruta, y así van pasando silenciosamente las horas de esa noche llena de misterios. Pero ha llegado la media noche y de repente vemos dentro de ese pesebre antes vacío, al Divino Niño esperado, vaticinado, deseado durante cuatro mil años con tan inefables anhelos. A sus pies se postra su Santísima Madre en los transporte de una adoración de la cual nada puede dar idea. José también se le acerca y le rinde el homenaje con que inaugura su misterioso e imperturbable oficio de padre putativo del redentor de los hombres.
La multitud de ángeles que descienden del cielo a contemplar esa maravilla sin par, deja estallar su alegría y hace vibrar en los aires las armonías de esa "Gloria in Excelsis", que es el eco de adoración que se produce en torno al trono del Altísimo hecha perceptible por un instante a los oídos de la pobre tierra. Convocados por ellos, vienen en tropel los pastores de la comarca a adorar al "recién nacido" y a prestarle sus humildes ofrendas.
Ya brilla en Oriente la misteriosa estrella de Jacob; y ya se pone en marcha hacia Belén la caravana espléndida de los Reyes Magos, que dentro de pocos días vendrán a depositar a los pies del Divino Niño el oro, el incienso y la mirra, que son símbolos de la caridad, de la oración y de la mortificación. Oh, adorable Niño! Nosotros también los que hemos hecho esta novena para prepararnos al día de vuestra Navidad, queremos ofreceros nuestra pobre adoración; no la rechacéis: venid a nuestras almas, venid a nuestros corazones llenos de amor.
Encended en ellos la devoción a vuestra Santa Infancia, no intermitente y sólo circunscrita al tiempo de vuestra Navidad sino siempre y en todos los tiempos; devoción que fiel y celosamente propagada nos conduzca a la vida eterna, librándonos del pecado y sembrando en nosotros todas las virtudes cristianas.
“Queridos hijos! Hoy les traigo a mi Hijo Jesús, para que les dé Su paz y Su bendición. Hijitos, los invito a todos a que vivan y testimonien las gracias y los dones que han recibido. ¡No teman! Oren para que el Espíritu Santo les dé la fuerza de ser testigos alegres y personas de paz y de esperanza. Gracias por haber respondido a mi llamado” (Medjugorje, 25/12/2017)
“Yo soy vuestra paz, vivan mis mandamientos. ” (El Niño Jesús en Medjugorje, 25/12/2012)
¡Madre de Dios, regálanos a tu Hijo!
7 de diciembre de 2018
[URGENTE] MAÑANA nos consagramos al Inmaculado Corazón de María
Mañana celebramos la gran solemnidad de la Inmaculada Concepción de María. Este dogma mariano nos enseña que María Santísima fue concebida desde el primer instante de su existencia (su concepción), pura y sin la mancha del pecado original, en virtud de la Redención de Cristo. María es, entonces, la primera redimida de todos, el "modelo" para todos los cristianos.
En esta gran fiesta de nuestra Madre, queremos regalarle nuestro corazón, renovando o haciendo por primera vez, nuestra consagración total a su Inmaculado Corazón.
Les proponemos realizar esta consagración el día de mañana, después de la comunión eucarística, de forma privada y en silencio. Entreguemos nuestro ser a María para que ella nos haga totalmente iguales al Corazón de Jesús. Su misión en el Cielo es engendrar a Cristo en nosotros... ¡dejémosle obrar en nosotros!
Les dejamos algunas fórmulas de consagración que pueden rezar. También pueden rezar una oración que les surja espontáneamente para consagrarse a María. Pueden descargar e imprimir estas estampas.
Recordemos también, a las 12.00 hs. de mañana rezar la "Hora de la Gracia", pedido por nuestra Madre en Montiachiari como María Rosa Mística, Madre de la Iglesia. Para conocer más, hacé click en la imagen de abajo.
5 de diciembre de 2018
Explicación del ícono de la Sagrada Familia
Mientras nos preparamos para contemplar el misterio de la Navidad, en este santo tiempo de Adviento, acerquémonos al Hogar de Nazaret, el santuario de la Sagrada Familia.
Les invitamos a rezar con el ícono de la Sagrada Familia. Su origen es en 1983, fue pintado por una monja benedictina de Jerusalén, para los Equipos de Nuestra Señora, un movimiento católico dedicado a los matrimonios y novios.
Simbología
- El Hogar la estructura del ícono en su totalidad nos muestra la ternura, el cariño, la calidez del hogar. La estructura triangular recuerda el ícono de la Trinidad de Andrei Rublev.
- Unión y comunión los miembros de la Sagrada Familia (Jesús, María y san José) están unidos. Vemos esta unión representada en las tres manos que se unen en la parte inferior de la imagen y también la unión y comunión de María y san José en sus cabezas, apoyándose mutuamente.
- El Matrimonio representado en la unión de las manos de los tres: no son los esposos solos quienes se unen en este sacramento si no con Cristo, quien debe estar siempre en el centro y el corazón de todo matrimonio cristiana.
- San José su ternura y confianza están reflejadas en su actitud hacia María. Él se apoya con amor sobre su cabeza, le da seguridad, amor, confianza, entrega, también apoyando su mano en su hombro. San José fue quien se encargó de cuidar a la Sagrada Familia siguiendo el mandato de Dios a través del ángel: "José se levantó, tomó al niño y a su madre, y entró en la tierra de Israel" (Mt. 2, 21), su misión fue siempre que el Hijo y la Madre no fueran separados.
- Virgen María, su actitud es de contemplación y serenidad. Hallamos esta actitud en el Evangelio: "Mientras tanto, María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón" (Lc. 2, 19). María está constantemente en contemplación de la vida de Jesús y quiere transmitir con su presencia la oración, el silencio y la escucha.
- Niño Jesús, está dirigiendo el matrimonio con su mano, recordando las palabras del profeta Isaías: "Un Niño pequeño los conducirá" (Is. 11, 6). Lleva el yugo sobre el hombro "Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana" (Mt. 11, 29-30), este yugo está representado en la estola que lleva en el hombro derecho.
- Colores, dentro de la iconografía los colores tienen su significado. El manto de la Virgen María, de color rojo púrpura representa la realeza y el corazón de la mujer que es centro del hogar cristiano. María debe ser Reina de nuestras familias. El manto de san José, de color tierra, representa el sacrificio, la humildad y el trabajo. Es la imagen del Padre que protege, que trabaja, que se sacrifica por la familia. El manto del Niño Jesús es de color naranja con vetas doradas y debajo, una túnica blanca: representa que es la Luz del Mundo, el Verbo encarnado de Dios Padre que vino a redimir al pueblo de las tinieblas: "Mis ojos han visto la salvación que preparaste delante de todos los pueblos: luz para iluminar las naciones paganas y gloria de tu Pueblo Israel" (Lc. 2, 30-32)
Para finalizar, rezamos con la oración a la Sagrada Familia de san Juan Pablo II, en la "Familiaris Consortio" (#86):
Que Cristo Señor, Rey del universo, Rey de las familias, esté presente como en Caná, en cada hogar cristiano para dar luz, alegría, serenidad y fortaleza. A Él, en el día solemne dedicado a su Realeza, pido que cada familia sepa dar generosamente su aportación original para la venida de su Reino al mundo, «Reino de verdad y de vida, Reino de santidad y de gracia, Reino de justicia, de amor y de paz» hacia el cual está caminando la historia.
Que la Virgen María, como es Madre de la Iglesia, sea también Madre de la «Iglesia doméstica», y, gracias a su ayuda materna, cada familia cristiana pueda llegar a ser verdaderamente una «pequeña Iglesia», en la que se refleje y reviva el misterio de la Iglesia de Cristo. Sea ella, Esclava del Señor, ejemplo de acogida humilde y generosa de la voluntad de Dios; sea ella, Madre Dolorosa a los pies de la Cruz, la que alivie los sufrimientos y enjugue las lágrimas de cuantos sufren por las dificultades de sus familias.
Que San José, «hombre justo», trabajador incansable, custodio integérrimo de los tesoros a él confiados, las guarde, proteja e ilumine siempre.
3 de diciembre de 2018
[URGENTE] 8 de diciembre, la HORA de la GRACIA
¡Respondamos a las llamadas de Nuestra Madre!
La Santísima Virgen María en sus apariciones de Montichiari como María Rosa Mística, se apareció a la vidente Pierina Gilli el 8 de diciembre de 1947 y le dijo:
"¡Yo soy la Inmaculada Concepción! Yo soy María de las Gracias, esto quiere decir, la llena de Gracia, Madre de mi Divino Hijo Jesucristo. Por mi venida a Montichiari deseo ser invocada y venerada como Rosa Mística".
"Quiero que al mediodía de cada 8 de diciembre (Solemnidad de la Inmaculada Concepción) se celebre la hora de la gracia por todo el mundo. Mediante esta devoción se alcanzarán muchas gracias pare el cuerpo y el alma. Nuestro Señor, mi Divino Hijo Jesús, les concederá abundantemente su misericordia, mientras que los fieles recen por los hermanos que permanecen en el pecado. Es preciso informar cuanto antes al Sumo Pontífice, Pío XII mi deseo de que esta hora de gracia sea conocida y extendida a todo el mundo.
Los que no puedan ir a la Iglesia, pueden rezarla en su casa al mediodía y conseguirá las mismas gracias"
Después, la Virgen le mostró su Inmaculado Corazón y dijo: "Mira este Corazón, que tanto ama a los hombres, mientras la mayoría de ellos lo colma de ofensas. Si todos, los fieles e infieles se unen en oración, obtendrán de este Corazón misericordia y paz. Los fieles acabarán de alcanzar por mi mediación la misericordia de Dios que detuvo un gran castigo. Dentro de poco, se conocerá la eficaz grandeza de esta hora de gracia. Tengo preparada una sobreabundancia de gracia para todos los hijos que escuchan mi voz y toman a pecho mis deseos"
¡Respondamos a la llamada de Nuestra Madre! Este próximo 8 de diciembre celebremos juntos la hora de gracia, siguiendo sus indicaciones maternales. La Virgen le dijo a Pierina que la hora debe empezarse rezando a las 12 hs. tres veces el Salmo 51 con los brazos extendidos y el resto de la hora (hasta las 13 hs.) se debe permanecer en oración, con cualquier devoción: el rezo del Rosario, salmos, alabanzas, adoración eucarística en silencio, entre otros, pidiendo siempre por la promesa que hizo la Virgen en Montichiari alcanzar las gracias que ella prometió.
Salmo 51
¡Ten piedad de mí, oh Dios, por tu bondad,
por tu gran compasión, borra mis faltas!
¡Lávame totalmente de mi culpa
y purifícame de mi pecado!
Porque yo reconozco mis faltas
y mi pecado está siempre ante mí.
Contra ti, contra ti solo pequé
e hice lo que es malo a tus ojos.
Por eso, será justa tu sentencia
y tu juicio será irreprochable;
yo soy culpable desde que nací;
pecador me concibió mi madre.
Tú amas la sinceridad del corazón
y me enseñas la sabiduría en mi interior.
Purifícame con el hisopo y quedaré limpio;
lávame, y quedaré más blanco que la nieve.
Anúnciame el gozo y la alegría:
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta tu vista de mis pecados
y borra todas mis culpas.
Crea en mí, Dios mío, un corazón puro
y renueva la firmeza de mi espíritu.
No me arrojes lejos de tu presencia
ni retires de mí tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
que tu espíritu generoso me sostenga:
yo enseñaré tu camino a los impíos
y los pecadores volverán a ti.
¡Líbrame de la muerte, Dios, salvador mío,
y mi lengua anunciará tu justicia!
Abre mis labios, Señor,
y mi boca proclamará tu alabanza.
Los sacrificios no te satisfacen;
si ofrezco un holocausto, no lo aceptas:
mi sacrificio es un espíritu contrito,
tú no desprecias el corazón contrito y humillado.
Trata bien a Sión por tu bondad;
reconstruye los muros de Jerusalén,
Entonces aceptarás los sacrificios rituales
–las oblaciones y los holocaustos–
y se ofrecerán novillos en tu altar.
Para profundizar en las Apariciones de María, Rosa Mística puede leer más haciendo click aquí.
La Santísima Virgen María en sus apariciones de Montichiari como María Rosa Mística, se apareció a la vidente Pierina Gilli el 8 de diciembre de 1947 y le dijo:
"¡Yo soy la Inmaculada Concepción! Yo soy María de las Gracias, esto quiere decir, la llena de Gracia, Madre de mi Divino Hijo Jesucristo. Por mi venida a Montichiari deseo ser invocada y venerada como Rosa Mística".
"Quiero que al mediodía de cada 8 de diciembre (Solemnidad de la Inmaculada Concepción) se celebre la hora de la gracia por todo el mundo. Mediante esta devoción se alcanzarán muchas gracias pare el cuerpo y el alma. Nuestro Señor, mi Divino Hijo Jesús, les concederá abundantemente su misericordia, mientras que los fieles recen por los hermanos que permanecen en el pecado. Es preciso informar cuanto antes al Sumo Pontífice, Pío XII mi deseo de que esta hora de gracia sea conocida y extendida a todo el mundo.
Los que no puedan ir a la Iglesia, pueden rezarla en su casa al mediodía y conseguirá las mismas gracias"
Después, la Virgen le mostró su Inmaculado Corazón y dijo: "Mira este Corazón, que tanto ama a los hombres, mientras la mayoría de ellos lo colma de ofensas. Si todos, los fieles e infieles se unen en oración, obtendrán de este Corazón misericordia y paz. Los fieles acabarán de alcanzar por mi mediación la misericordia de Dios que detuvo un gran castigo. Dentro de poco, se conocerá la eficaz grandeza de esta hora de gracia. Tengo preparada una sobreabundancia de gracia para todos los hijos que escuchan mi voz y toman a pecho mis deseos"
¡Respondamos a la llamada de Nuestra Madre! Este próximo 8 de diciembre celebremos juntos la hora de gracia, siguiendo sus indicaciones maternales. La Virgen le dijo a Pierina que la hora debe empezarse rezando a las 12 hs. tres veces el Salmo 51 con los brazos extendidos y el resto de la hora (hasta las 13 hs.) se debe permanecer en oración, con cualquier devoción: el rezo del Rosario, salmos, alabanzas, adoración eucarística en silencio, entre otros, pidiendo siempre por la promesa que hizo la Virgen en Montichiari alcanzar las gracias que ella prometió.
Salmo 51
¡Ten piedad de mí, oh Dios, por tu bondad,
por tu gran compasión, borra mis faltas!
¡Lávame totalmente de mi culpa
y purifícame de mi pecado!
Porque yo reconozco mis faltas
y mi pecado está siempre ante mí.
Contra ti, contra ti solo pequé
e hice lo que es malo a tus ojos.
Por eso, será justa tu sentencia
y tu juicio será irreprochable;
yo soy culpable desde que nací;
pecador me concibió mi madre.
Tú amas la sinceridad del corazón
y me enseñas la sabiduría en mi interior.
Purifícame con el hisopo y quedaré limpio;
lávame, y quedaré más blanco que la nieve.
Anúnciame el gozo y la alegría:
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta tu vista de mis pecados
y borra todas mis culpas.
Crea en mí, Dios mío, un corazón puro
y renueva la firmeza de mi espíritu.
No me arrojes lejos de tu presencia
ni retires de mí tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
que tu espíritu generoso me sostenga:
yo enseñaré tu camino a los impíos
y los pecadores volverán a ti.
¡Líbrame de la muerte, Dios, salvador mío,
y mi lengua anunciará tu justicia!
Abre mis labios, Señor,
y mi boca proclamará tu alabanza.
Los sacrificios no te satisfacen;
si ofrezco un holocausto, no lo aceptas:
mi sacrificio es un espíritu contrito,
tú no desprecias el corazón contrito y humillado.
Trata bien a Sión por tu bondad;
reconstruye los muros de Jerusalén,
Entonces aceptarás los sacrificios rituales
–las oblaciones y los holocaustos–
y se ofrecerán novillos en tu altar.
Para profundizar en las Apariciones de María, Rosa Mística puede leer más haciendo click aquí.
Librito para aprender a rezar las Mil Avemarías
Como regalo para la fiesta de nuestra Madre Santísima, el 8 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada Concepción, le queremos regalar este pequeñísimo libro donde podrán aprender a rezar las Mil Avemarías, una devoción anitquísima en la Iglesia.
Cada misterio va acompañado de un mensaje dado por la Virgen María en Medjugorje que nos ayudará a meditar los misterios de la vida de Jesús con las palabras de la Virgen y la oración del Avemaría.
Para poder descargarlo en formato pdf, hagan click en la imagen:
Cada misterio va acompañado de un mensaje dado por la Virgen María en Medjugorje que nos ayudará a meditar los misterios de la vida de Jesús con las palabras de la Virgen y la oración del Avemaría.
Para poder descargarlo en formato pdf, hagan click en la imagen:
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