15 de junio de 2021

Castísimo Corazón de San José

En algunas revelaciones privadas, la Santísima Virgen y san José expresaron el deseo del Cielo de que el miércoles siguiente a la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús sea venerado y dedicada una fiesta especial al Castísimo Corazón de San José. Esta devoción, actualmente muy desconocida, se las presentamos en las siguientes líneas.

Desde 1938 en Washington, USA, una religiosa llamada Sor María Efrén recibió locuciones y mensajes de la Virgen María, de Jesús, de san José y de otros santos y ángeles. Nuestra Señora se le apareció como "Nuestra Señora de América" y en sus mensajes hizo una fuerte llamada a la oración, la conversión y especialmente a la pureza en todos los estadounidenses. 

Durante esta serie de eventos sobrenaturales, en 1956 sor María Efrén recibió locuciones y mensajes de san José y tendría apariciones de él en otras ocasiones. En sus mensajes san José habla de la paternidad, la protección de la Iglesia y la devoción a su Castísimo Corazón. 

Las apariciones no han sido aprobadas oficialmente por parte de la Iglesia como eventos sobrenaturales, sino que tienen el estado de "no consta la sobrenaturalidad". Esto quiere decir, el caso se encuentra abierto y en estudio, con una valoración positiva por parte de la Iglesia en cuanto a la doctrina de los mensajes y los frutos de las apariciones. El Cardenal Raymond Burke expresó sobre estas apariciones "Podemos concluir canónicamente que esta devoción fue aprobada por el Arzobispo Leibold y que él la ha promovido. Además, al pasar los años otros Obispos han aprobado la devoción y participaron públicamente de la devoción a la Madre de Dios bajo el título de Nuestra Señora de América".

Extracto del mensaje de san José, octubre 1956

"Mi Puro Corazón también fue, desde el primer momento de su existencia, inflamado con el Amor de Dios. Inmediatamente, desde el momento que mi alma fue limpiada del pecado original, la gracia fue infundida en Él en tan abundancia que, excluyendo a mi Santa Esposa, sobrepasó la santidad de los ángeles de los coros más altos. Mi Corazón sufrió con los Corazones de Jesús y María. Mi sufrimiento fue silencioso, por mi especial vocación de estar escondido y custodiar, mientras Dios así lo quisiera, a la Virgen Madre y a su Hijo de la maldad y el odio de los hombres.

El más profundo de mis dolores fue saber de antemano de la Pasión, pero no estaría allí para consolarlos. El futuro sufrimiento estaba constantemente presente ante mí y se volvió mi cruz diaria, por lo que me convertí junto a mi Santa Esposa, en Corredentor del género humano. Por la compasión con los sufrimientos de Jesús y María cooperé como ningún otro en la salvación del mundo".

Aparición y mensaje del 17 de marzo de 1958

"Ponte de rodillas, hija mía, por que lo que escucharás y lo que escribirás llevará incontables almas a un nuevo camino de vida. A través tuyo, mi pequeña, la Trinidad desea hacer conocer a las almas su deseo de ser adorada, honrada y amada dentro del Reino, en el interior reinado de sus corazones. 

Yo llevo a las almas la pureza de mi vida y la obediencia que la coronó. Toda paternidad es bendecida en mí desde que el Padre Eterno me eligió como su imagen en la tierra, el Padre-Virgen de su único Divino Hijo. A través mío, el Padre Celestial bendijo toda paternidad y a través de mí continúa y continuará haciéndolo hasta el fin de los tiempos.

Mi paternidad espiritual se extiende a todos los hijos de Dios y junto con mi Esposa Virgen, cuido de ellos con gran amor y solicitud. Los padres deben venir a mí, pequeña, a aprender la obediencia a la autoridad: a la Iglesia, siempre, como la voz de Dios, a las leyes del país donde viven, en la medida que no vayan contra Dios ni su prójimo. La mía fue una perfecta obediencia a la Divina Voluntad, como fue mostrada y hecha conocer a mí por la ley y la religión judía. Descuidar esto es lo más desagradable a Dios y será severamente castigado en el otro mundo.  

Que los padres imiten también mi gran pureza de vida y el profundo respeto que tuve por mi Inmaculada Esposa. Que sean un ejemplo a sus hijos y sus semejantes, nunca haciendo intencionalmente nada que pueda ser escandaloso para el pueblo de Dios. La paternidad viene de Dios y debe volver a ocupar el lugar que corresponde en medio de los hombres.



Cuando san José dejó de hablar, ví su Purísimo Corazón. El Castísimo Corazón de San José parecía yacer sobre una Cruz de color marrón. Me pareció que en la parte superior del Corazón, en medio de las llamas que salían de él, había un lirio blanco puro. Entonces escuché estas palabras: "He aquí el Corazón puro que agrada tanto a Aquel que lo hizo". Luego san José cotinuó diciendo:

La Cruz, pequeña mía, sobre la que descansa mi Corazón es la Cruz de la Pasión, que siempre estuvo presente ante mí, provocándome un intenso sufrimiento. Deseo que las almas vengan a mi Corazón para que aprendan la verdadera unión con la Divina Voluntad. Es suficiente, hija  mía. Volveré mañana. Entonces les daré a conocer cómo Dios desea que yo sea honrado en unión con Jesús y María para obtener la paz entre los hombres y naciones. Buenas noches, mi pequeña. 


Aparición y mensaje del 30 de marzo de 1958

Como lo había prometido, san José regresó acompañado de Jesús y María. Sus pedidos fueron similares a los de Nuestra Señora y los primeros sábados del mes. Los Sagrados Corazones de Jesús, María y José fueron elegidos por la Trinidad para dar la paz al mundo entero, de ahí su pedido de amor y honor, en particular, reparación e imitación.

"Yo soy el Protector de la Iglesia y de los hogares, como fui protector de Cristo y su Madre mientras vivían en la tierra. Jesús y María desean que mi Puro Corazón, tan escondido y desconocido, sea honrado de forma especial. Dejen que mis hijos honren mi Purísimo Corazón especialmente los primeros miércoles de mes, recitando los misterios gozosos del santo Rosario, en memoria de mi vida con Jesús y María y el amor que tenía por ellos y los sufrimientos que pasé con ellos. 

Que reciban la Santa Comunión, en unión con el Amor que yo recibí al Salvador por primera vez y cada vez que lo llevaba en mis brazos. Aquellos que me honren de este modo serán consolados por mi presencia en la hora de su muerte y yo mismo los conduciré seguros a la presencia de Jesús y María".






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