"He aquí el Corazón que ha amado a los hombres con tanto extremo que no ha perdonado desvelos, hasta agotarse y consumirse por testificarles amor, y por toda correspondencia solo recibe de la mayor parte de ellos ingratitudes, significadas en los menosprecios, desacatos, sacrilegios y frialdades con que me tratan en este Sacramento de amor"
(Jesús a Santa Margarita María de Alacoque)
En este día de gracia, consagrémonos a nosotros, nuestras familias, ciudades y naciones al Corazón de Cristo, ancla de salvación para nosotros. Jesús prometió a santa Margarita "A las almas consagradas a mi Corazón, les daré las gracias necesarias para su estado" y también "Las personas que propaguen esta devoción, tendrán escrito su nombre en mi Corazón y jamás será borrado de él". ¡Invitemos a otros también a consagrarse al Corazón de Jesús! Que haya muchos nombres que estén escritas en ese Divino Corazón, siendo protegidos de todos los males y peligros que amenazan a la humanidad. Solo en los Corazones de Jesús y María podemos tener la paz y seguridad en medio de tantas falsas seguridades que ni los gobiernos e instituciones intentan ofrecernos. ¡Refugiémonos solo en esos dos Corazones!
Recordemos también las otras promesas que nos hizo, tan necesarias de recordar en estos momentos angustiantes y dolorosos que atravesamos: "Daré paz a las familias", "los consolaré en todas sus aflicciones"; "seré su amparo y refugio durante la vida y sobre todo en la hora de la muerte". ¡Esto nos promete Jesús a quienes nos consagremos a su Corazón y tengamos nuestra confianza y amor puestos en Él!
También recordemos la llamada 'gran promesa', de salvación eterna: "A todos los que comulguen nueve primeros viernes de mes continuos, el amor omnipotente de mi Corazón les concederá la gracia de la perseverancia final".
"Mi Divino Corazón, le dice, esta tan apasionado de amor a los hombres, que pudiendo contener en el las llamas de su ardiente caridad, es menester que las derrame valiéndose de ti, y se manifieste a ellos para enriquecerlos con los preciosos dones"
(Jesús a santa Margarita María de Alacoque)
CONSAGRACIÓN PERSONAL AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
escrita por santa Margarita María de Alacoque
Yo, ofrezco y consagro al Sagrado Corazón de nuestro Señor Jesucristo: mi persona, mi vida, mis acciones, penas y sufrimientos, y no quiero servirme de ninguna parte de mi ser más que para amarlo, honrarlo y glorificarlo. Esta es mi voluntad irrevocable, pertenecerle totalmente y hacerlo todo por su amor, renunciando de corazón a cuanto pueda desagradarle. Te elijo, Sagrado Corazón de Jesús, por el único objeto de mi amor, el protector de mi vida, el ancla de mi salvación, el remedio de mi fragilidad e inconstancia, para que seas el reparador de todos mis pecados y mi seguro asilo a la hora de mi muerte. Se, pues, bondadosísimo Corazón, mi justificación con Dios Padre y aparta de mí el rigor de su justa indignación. ¡Corazón de Amor! en ti únicamente espero y confío; porque todo lo temo de mi debilidad y malicia, mas todo lo espero de tu misericordia. Aleja de mí cuanto se te resista y te desagrade, y haz que tu purísimo amor se imprima tan profundamente en mi corazón, que jamás pueda olvidarte ni separarme de ti. Te suplico, por tu misma bondad, escribas mi nombre en ti mismo, puesto que toda mi dicha y mi gloria quiero que sea vivir y morir como esclavo tuyo. Amén.
EN ESTA SOLEMNIDAD SE ESTABLECIÓ LA
JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN POR LA SANTIFICACIÓN DE LOS SACERDOTES
En la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, el papa san Juan Pablo II instituyó la jornada mundial de oración por la santificación de los sacerdotes. Unámonos rezando por ellos en la Santa Misa, la adoración Eucarística o el rezo del santo Rosario, pidiendo que todos los sacerdotes tengan un corazón semejante al Corazón de Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote, un corazón de padre y pastor.
ORACIÓN POR LOS SACERDOTES
(escrita por Santa Teresita de Lisieux)
¡Oh Jesús!
Te ruego por tus fieles y fervorosos sacerdotes,
por tus sacerdotes tibios e infieles,
por tus sacerdotes que trabajan cerca o en lejanas misiones,
por tus sacerdotes que sufren tentación,
por tus sacerdotes que sufren soledad y desolación,
por tus jóvenes sacerdotes,
por tus sacerdotes ancianos,
por tus sacerdotes agonizantes
por los que padecen en el purgatorio.
Pero sobre todo, te encomiendo a los sacerdotes
que me son más queridos,
al sacerdote que me bautizó,
al que me absolvió de mis pecados,
a los sacerdotes a cuyas Misas he asistido
y que me dieron tu Cuerpo y Sangre en la Sagrada Comunión,
a los sacerdotes que me enseñaron e instruyeron,
me alentaron y aconsejaron,
a todos los sacerdotes a quienes me liga
una deuda de gratitud, especialmente a...
¡Oh Jesús, guárdalos a todos junto a tu Corazón
y concédeles abundantes bendiciones
en el tiempo y en la eternidad! Amén.
ORACIÓN POR LA SANTIFICACIÓN DE LOS SACERDOTES
(escrita por santa Teresita de Lisieux)
Oh Jesús que has instituido el sacerdocio para continuar en la tierra la obra divina de salvar a las almas protege a tus sacerdotes en el refugio de tu Sagrado Corazón.
Guarda sin mancha sus manos consagradas, que a diario tocan tu Sagrado Cuerpo, y conserva puros sus labios teñidos con tu Preciosa Sangre.
Haz que se preserven puros sus corazones, marcados con el sello sublime del Sacerdocio y no permitas que el espíritu del mundo los contamine.
Aumenta el número de tus apóstoles, y que tu Santo Amor los proteja de todo peligro.
Bendice Sus trabajos y fatigas, y que como fruto de Su apostolado obtenga la salvación de muchas almas que sean su consuelo aquí en la tierra y su corona eterna en el Cielo. Amén.
¡SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, EN VOS CONFÍO!
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