Un día como hoy, 16 de mayo, pero en 1981, hace exactamente 40 años, en Roma tuvo lugar un evento sobrenatural. Habían pasado tres días del atentado a san Juan Pablo II, salvado milagrosamente por intervención de la Virgen María.
Ese 16 de mayo, la Renovación Carismática estaba reunida esos días en una asamblea especial.
Un sacerdote de Medjugorje estaba presente en dicha asamblea, y se levantó para pedir oración por los jóvenes de su país, la entonces Yugoslavia, que se integraban masivamente a las filas del partido comunista, alejándose de la Iglesia Católica. En ese momento, una religiosa clarisa, la Hna. Briege Mckenna oró sobre él y tuvo la siguiente visión, según su propio relato: "Vi una iglesia blanca con dos torres gemelas. El padre estaba sentado en la sede del santuario de esta iglesia y ríos de agua viva fluían desde el altar. Mucha gente iba y recogía el agua con sus manos y la bebía". *
Esta visión fue muy significativa, ya que la Iglesia a la que hace referencia la visión, de acuerdo al propio testimonio de la hermana, era exactamente la de la parroquia Santiago Apóstol de Medjugorje que pudo visitar una vez iniciadas las apariciones. También la imagen de los pererginos que se acercan a Medjugorje y de allí reciben "el Agua viva" que es Jesús mismo y las gracias que brotan especialmente de la Santa Misa y la Adoración Eucarística celebradas diariamente en la parroquia.
También el siervo de Dios Padre Emiliano Tardiff recibió una palabra profética en esa misma asamblea carismática: “No te preocupes, dentro de poco enviaré a mi Madre”. Él mismo decía: “En ese momento yo no tenía la menor noción del alcance de esa profecía. Lo único que hice fue transmitir dócilmente lo que había recibido”.
Apenas un mes y unos días mas tarde, el 24 de junio de 1981 la Virgen María se apareció por primera vez en Medjugorje a seis jóvenes y al día siguiente a los que serían los seis videntes que siguen viendo a la Virgen, algunos todos los días y otros una vez al año.
Tanto el padre Tardiff como la Hna. Briege Mackenna profetizaron ese día una de las apariciones marianas más importantes de nuestro tiempo que aún continúan en nuestros días. Demos gracias a Dios que nos envía a su Madre Santísima para llamarnos a reconciliarnos con Dios y entre los hermanos y pidamos por el don de la paz, tan necesario para nuestros tiempos.
Nuestra Señora nos dijo en Medjugorje: "Queridos hijos, para que haya paz en el mundo debe haber paz en sus corazones". Ella misma nos da la 'solución' para que tengamos paz en nuestros corazones: la oración, la confesión mensual, adorar y recibir a Jesús en la Eucaristía, el rezo del rosario, la lectura de la Palabra de Dios, la decisión definitiva por la santidad en nuestra vida cotidiana... todo esto que ella nos pide en sus mensajes traerá la paz a nuestros corazones, a nuestras familias, a nuestros ambientes donde trabajamos, a nuestras comunidades y parroquias... la santidad personal transforma y redunda en santidad comunitaria. ¡Decidámonos por Dios y respondamos a los mensajes de la Virgen!
* tomado del libro "Los milagros sí ocurren" de Sister Briege Mckenna
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