El lunes siguiente a Pentecostés la Iglesia celebra la Fiesta de María, Madre de la Iglesia. Su origen se remonta a la tercera sesión del Concilio Vaticano II, el 21 de noviembre de 1964 cuando el papa san Pablo VI declaró que “Madre de la Iglesia, es decir, de todo el pueblo cristiano, tanto de los fieles como de los pastores que la llaman la Madre Santísima”. En 1975 se establece la fiesta litúrgica y en 1980 la invocación fue incluída por san Juan Pablo II en las letanías marianas. El 11 de febrero de 2018 el papa Francisco estableció esta fiesta para toda la Iglesia en el mundo entero y con carácter de memoria obligatoria.
En este día pidamos a la Santísima Virgen María, Madre de Dios y Madre de la Iglesia que nos ayude a vivir en el corazón de la Madre Iglesia, que cada uno de nosotros, bautizados, seamos imagen de Cristo resucitado en el mundo y que acerquemos muchas almas a Él con nuestro testimonio de vida y nuestra oración. Que nos sepamos parte y amemos a la Iglesia, oremos por la conversión de todos los que están dentro y fuera de ella. Oremos por los pastores, por el Papa, los obispos y sacerdotes para que sean santos y que guíen a las ovejas que Cristo les ha confiado, a la santidad. Pidamos por todos los laicos y consagrados, para que sean conscientes de la gracia bautismal y de su misión en el corazón del mundo.
Oración
María, Reina y Madre nuestra, te pedimos por todos tus hijos e hijas que somos el Pueblo de Dios, la Iglesia de tu Hijo Jesús. Fortalece nuestra fe, sostén nuestra esperanza y aumenta nuestra caridad. Que seamos lo que Jesús nos confió ser: el lugar de encuentro con Dios.
María, Madre de la Iglesia, enséñanos a amarla profundamente y a trabajar en ella con fidelidad plena y confianza permanente. Amén.
La imagen de Mater Ecclesiae en la Plaza San Pedro
Para la Semana Santa de 1980, san Juan Pablo II recibió un grupo de jóvenes en Roma para un encuentro internacional. En dicha audiencia, uno de los jóvenes dijo al Papa que había visto que en la Plaza San Pedro se podían ver las estatuas de muchos santos y santas, pero que faltaba una imagen de la Virgen. Él respondió "¡Bien, muy bien! Habrá que completar la plaza". Un grupo de sacerdotes se puso al corriente de lo que deseaba el Papa y le presentaron un proyecto de un arquitecto de dónde colocar dicha imagen. En 1981, luego del atentado que recibió y fue salvado por intercesión de nuestra Señora, el Papa tuvo un mayor deseo de colocar una imagen de la Virgen en la Plaza, por lo que dicho proyecto fue tenido en cuenta. El 7 de diciembre de 1981 se colocó el mosaico que se ve a la derecha de este texto, en uno de los edificios que dan a la Plaza San Pedro y al día siguiente, Solemnidad de la Inmaculada, durante el rezo del Ángelus san Juan Pablo II lo bendijo y expresó: "Que todos los que vengan a esta Plaza de San Pedro eleven hacia Ella la mirada, para dirigirle, con sentimiento de filial confianza, el propio saludo y la propia oración".
MARÍA, MATER ECCLESIAE
¡¡RUEGA POR NOSOTROS!!
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