13 de mayo de 2021

Milagro Eucarístico de Buenos Aires

Relato del Milagro Eucarístico de Buenos Aires, en la Parroquia Santa María y de los estudios científicos realizados al mismo. Texto tomado de la muestra de Milagros Eucarísticos del Beato Carlo Acutis.


 En  1992, después de la Misa del viernes 1º de mayo, al preparar la reserva eucarística, el ministro de la Eucaristía encontró fragmentos de Hostia consagrada en el corporal. Siguiendo los preceptos de la Iglesia en estas situaciones, el sacerdote hizo que los metieran en un recipiente con agua que luego volvió a colocarse en el sagrario a la espera de que se disolvieran. Durante los días siguientes algunos sacerdotes fueron a controlar y se dieron cuenta de que nada había cambiado. Siete días más tarde, el viernes 8 de mayo, abrieron el sagrario y vieron que los fragmentos de Hostia se habían teñido de un color rojizo que parecía sangre. El domingo siguiente, el 10 de mayo, durante las dos Misas vespertinas, se observaron pequeñas gotas de sangre en las patenas con las que los sacerdotes daban la Comunión. El domingo 24 de julio de 1994, durante la Misa de los niños, mientras el ministro de la Eucaristía cogía la píxide del sagrario, vio una gota de sangre que fluía por la pared. El 15 de agosto de 1996, durante la Misa de la Asunción de la Santísima Virgen, se tuvo que volver a meter una Hostia consagrada que se había caído al suelo mientras se daba la Comunión en un recipiente con agua para que se disolviera. Unos días después, el 26 de agosto, un ministro de la Eucaristía abrió el sagrario y vio que la Hostia se había transformado en Sangre.

El 26 de agosto el sagrario volvió a abrirse para extraer el recipiente con la Hostia que se había caído y pudo constatarse que ésta no se había disuelto y tenía algunas manchas rojas que eran más grandes cada día. Los sacerdotes de la parroquia acudieron de inmediato al Arzobispo de
Buenos Aires para contarle lo que había ocurrido. Se decidió esperar antes de iniciar las investigaciones y en 1999, después de que el Arzobispo fue informado del hecho de que llevaba a cabo gratuitamente estas investigaciones científicas, me encargó queme ocupara del caso. El 6 de octubre de 1999 fui a Buenos Aires y entrevisté a los 5 sacerdotes que habían sido testigos del hecho y me dijeron que había habido otra Hostia consagrada que había sangrado en el mes de mayo de 1992. Ellos la habían metido en agua destilada que es la peor forma de conservar algo y por ello me preocupé mucho. Todos saben que cuando se extrae sangre se puede obtener la fórmula leucocitaria (glóbulos blancos). En la sangre hay una variedad de glóbulos
blancos con características específicas. Los sacerdotes, durante el primer milagro, tenían una parroquiana que era química a la que le pidieron que analizara la Hostia que sangraba. Ella descubrió que era sangre humana y que tenía toda la fórmula leucocitaria. Se sorprendió mucho cuando constató que los glóbulos blancos estaban activos. Sin embargo la doctora no pudo realizar el análisis genético ya que en aquella época no era fácil hacerlo. Extrajo una muestra de las 2 Hostias que habían sangrado delante del notario arzobispal que certificó la legalidad de la acción tal como exigen las autoridades de la Iglesia en Argentina. Me gustaría puntualizar que antes de invitarme, el entonces Arzobispo de Buenos Aires ya se había puesto en contacto con la Santa Sede para solicitar referencias sobre mi persona. Éstas fueron facilitadas por S.E. Mons. Gianfranco Girotti, que en aquella época era
subsecretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe y colaborador directo del Cardenal Ratzinger. El 21 de octubre me dirigí al laboratorio de genética Forense Analytical de San Francisco, que habría tenido que realizarlos análisis de las muestras que había llevado. El
28 de enero del año 2000 hallaron fragmentos de ADN humano en las muestras, se trataba de sangre humana que contenía código genético humano. En el mes de marzo del año 2000 se me informó de que también participaría en este análisis el famoso Dr. Robert Lawrence, médico forense histopatólogo, uno de los máximos expertos en tejidos. Me asustó la participación del Dr. Robert Lawrence porque habría conllevado costes importantes que yo habría tenido que soportar, pero me dijeron que querían que colaborara porque en las muestras habían hallado sustancias que parecían tejidos humanos. El Dr. Lawrence estudió las
muestras y halló piel humana y glóbulos blancos. En el mes de diciembre de 2000 el Dr. Lawrence me dijo que habría podido conseguir más muestras de ADN».

En el mes de septiembre de 2003 volví a acudir al Dr. Robert Lawrence que me confirmó que, teniendo en cuenta las nuevas investigaciones, se podía llegar a la conclusión de que la muestra podía corresponder al tejido de un corazón inflamado. Por tanto los estudios habían demostrado que estos tejidos eran de un corazón inflamado: esto quería decir que la persona a la que pertenecían tenía que haber sufrido mucho. Para aclarar nuestras dudas, el 2 de marzo de 2004 acudimos al mejor experto en patologías cardíacas y medicina forense del corazón, el Dr. Frederick Zugibe de Nueva York, de la Universidad de Columbia. Sin embargo el Doctor no sabía que la muestra que le había llevado procedía de una Hostia consagrada. “La muestra que me ha traído - me dijo el Dr. Zugibe- es el músculo del corazón, del miocardio, concretamente es el ventrículo izquierdo” y me confirmó que mi paciente tenía que haber sufrido mucho. Entonces le pregunté: “Doctor, ¿por qué ha sufrido mucho mi paciente?”. Él me respondió: “Porque su paciente sufrió trombos, en algunos momentos no podía respirar, no le llegaba oxígeno, le costaba respirar y ha sufrido mucho porque cada aspiración era dolorosa. Probablemente le han dado un golpe a la altura del pecho. Además el corazón presentaba una actividad dinámica (viva) cuando me ha traído la muestra”. “Y yo le pregunto, ¿por qué?”. “Porque hemos encontrado glóbulos blancos intactos y los glóbulos blancos sólo los transporta la sangre y por tanto si aquí hay glóbulos blancos es porque cuando usted me ha
traído la muestra estaba latiendo”. Entonces el doctor preguntó a quién pertenecía esta muestra y cuando le dijimos que procedía de una Hostia consagrada exclamó: “No me lo creo”. Se impresionó muchísimo.

El mismo doctor nos había mostrado en un libro el caso de una paciente suya que sufría las mismas lesiones de la muestra que le habíamos llevado. El miocardio es el músculo que da la vida a todo el corazón y a nuestro organismo. Precisamente un teólogo me hizo notar que el hecho de que fuera el miocardio no era casual, sino que ocultaba un simbolismo. El Señor en este milagro nos ha querido mostrar su miocardio que es el músculo que da la vida a todo el corazón, del mismo modo que hace la Eucaristía con la Iglesia. Y ¿por qué el ventrículo izquierdo? Porque de él llega la sangre purificada y Jesús es quien purifica a su Iglesia de los pecados. “Doctor - me dijo entonces el Dr. Zugibe, cuando usted me trajo esta muestra, ¡este corazón estaba vivo!”. Su informe se envió el 26 de marzo de 2005, 5 años y medio después de que empezaran los estudios, y las conclusiones fueron: “Se trata de tejido
del corazón, sufre cambios degenerativos del miocardio y estos cambios se deben al hecho de que las células están inflamadas y se trata del ventrículo izquierdo del corazón».El 17 de marzo de 2006 le llevé los resultados al Cardenal Jorge Mario Bergoglio.

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