20 de agosto de 2021

Nuestra Señora de Knock, Reina de Irlanda

 El 21 de agosto recordamos la aparición de la Santísima Virgen María en Knock, Irlanda. 
Esta aparición fue el 21 de agosto de 1879 a las 20 horas, con la presencia de 15 testigos en total, entre los que había niños, jóvenes y ancianos. No hubo ningún mensaje, pero la visión estaba sumamente cargada de simbolismos: la Virgen María estaba totalmente vestida de blanco, con un manto abrochado al cuello. Sus manos y su mirada se elevaba al Cielo en posición de súplica, en su cabeza tenía una corona con una rosa en el centro. A su derecha estaba san José, en una posición de reverencia y con la cabeza inclinada hacia la Virgen y estaba también vestido de blanco. A la izquierda de nuestra Señora, san Juan evangelista con vestiduras de obispo, con un libro en una mano y en la otra la mano levantada predicando, vestido de blanco. 
Junto a las figuras se veía un gran Altar, sobre el cual había un Cordero y detrás de él una gran Cruz con ángeles que lo adoraban a su alrededor. 

La visión duró en total dos horas, los testigos rezaban continuamente el santo Rosario. 

La Virgen María se aparece así, silenciosamente, en un contexto difícil para la historia de Irlanda. El país se encontraba en una profunda hambruna. Esta situación hizo que comenzara una reforma agraria, que transformó la vida de todo el país. Esta reforma fue fruto de las movilizaciones de masas, violencias y guerras por las tierras. En medio de todo esto, María se aparece para invitar al silencio, la oración y la paz.

Luego de la aparición, la Iglesia católica decidió estudiar el fenómeno. El Arzobispo conformó una comisión y las apariciones fueron aprobadas oficialmente en 1936.

El Santuario fue visitado por san Juan Pablo II en 1979 y por el papa Francisco en 2018 con ocasión del Encuentro Mundial de Familias en Irlanda. En 2021, el santo Padre declaró el Santuario de Knock como un Santuario Mariano-Eucarístico Internacional.

Palabras de San Juan Pablo II en Knock (30/9/1979)
"Madre, en este santuario reúnes al Pueblo de Dios de toda Irlanda y constantemente muestras a
Cristo en la Eucaristía y en la Iglesia. En este momento solemne escuchamos con atención particular tus palabras: "Haced lo que os diga mi Hijo". Y deseamos responder a tus palabras con todo el corazón. Queremos hacer lo que nos dice tu Hijo y lo que nos manda; pues tiene palabras de vida eterna. Queremos cumplir y poner por obra todo lo que viene de El, todo lo que está contenido en la Buena Nueva, como lo hicieron nuestros antepasados durante siglos. Su fidelidad a Cristo y a su Iglesia y su adhesión heroica a la Sede Apostólica, han marcado en nosotros una impronta indeleble de la que todos participamos. Durante siglos su fidelidad ha dado frutos de heroísmo cristiano y tradición de vida virtuosa, de acuerdo con la ley de Dios, especialmente de acuerdo con el mandamiento más santo del Evangelio, el mandamiento del amor. Hemos recibido esta herencia espléndida de sus manos al comienzo de una era nueva; y al acercarnos al segundo milenio después que el Hijo de Dios nació de Ti, alma Mater nuestra, nos proponemos guardar esta herencia en el futuro con la misma fidelidad con que nuestros antepasados dieron testimonio"

Palabras del Papa Francisco ante la declaración de Knock como Santuario Mariano-Eucarístico (19/3/2021)
"Cuántas familias, a lo largo de casi un siglo y medio, han transmitido la fe a sus hijos y han agrupado sus tareas cotidianas en torno al rezo del Rosario con la imagen de Nuestra Señora de Knock en el centro. Los brazos de la Santísima Virgen en postura orante siguen mostrando lo fundamental que es la vida de oración, que llega como un mensaje de esperanza desde este santuario. Vosotros los sabéis: en la aparición de Knock la Virgen no pronuncia ninguna palabra. Sin embargo, su silencio es también un lenguaje; de hecho, es el lenguaje más expresivo que se nos da. El mensaje que se desprende de Knock es el gran valor que tiene el silencio para la fe.

Es el silencio ante el misterio, que no significa renunciar a comprender, sino comprender sostenidos y ayudados por el misterio del amor de Jesús que se ofreció por todos nosotros como Cordero inmolado para la salvación de la humanidad. Es el silencio ante el gran misterio del amor, que no encuentra otra posibilidad de respuesta que la de abandonarse con confianza a la voluntad del Padre misericordioso. Es el silencio que Jesús pide cuando nos enseñó: «Cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Y al orar, no charléis mucho, como los gentiles, que se figuran que por su palabrería van a ser escuchados. No seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo» (Mt 6,6-8)". 


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