20 de noviembre de 2015

Presentación de la Santísima Virgen

María Divina Pastora
Imagen venerada en la Iesu Communio

El 21 de noviembre la Iglesia celebra la Solemnidad de la Presentación de la Santísima Virgen al Templo.

Los orígenes de esta fiesta hay que buscarlos en una piadosa tradición que surge en el escrito apócrifo
llamado el «Protoevangelio de Santiago».  Según este documento la Virgen María fue llevada a la edad de tres años por sus padres San Joaquín y Santa Ana. Allí, junto a otras doncellas y piadosas mujeres, fue instruida cuidadosamente respecto la fe de sus padres y  sobre los deberes para con Dios.

Históricamente, el origen de esta fiesta fue la dedicación de la Iglesia de Santa María la Nueva en Jerusalén , en el año 543. Todo eso se viene conmemorando en Oriente desde el siglo VI, y hasta habla de ello el emperador Miguel Comeno en una Constitución de 1166.

Un gentil hombre francés, canciller en la corte del Rey de Chipre, habiendo sido enviado a Aviñón en 1372, en calidad de embajador ante el Papa Gregorio XI, le contó la magnificencia con que en Grecia celebraban esta fiesta el 21 de noviembre. El Papa entonces la introdujo en Aviñón, y Sixto V la impuso a toda la Iglesia.

Hoy honremos a María pidiéndole la gracia de un corazón puro. La pureza, si bien tiene relación con nuestra vida sexual, también hace referencia a la inocencia, a la forma de ver la vida: la inocencia es ver las cosas con el corazón de Dios que es un corazón de papá, un corazón puro y sencillo, que se contenta con el Amor. Dios quiso que la pureza fuera un rasgo característico de la Virgen, el hecho de que María haya sido no pura sino Purísima fue para que pudiera verlo a Jesús en cada circunstancia. Pero la inocencia no tiene que ver con cerrar los ojos o vivir ciegos, sino juzgar con la mirada todo, todo, absolutamente todo. San Pablo nos exhortaba a leerlo, verlo y juzgarlo todo y quedarse con lo bueno. Este es un rasgo de la virtud de la pureza, no es mojigaterismo, es amor.

Rezamos a María, a su Inmaculada Pureza* con las palabras del Padre José Kentenich**:

Dios te salve, María,
por tu pureza
conserva puros mi cuerpo y mi alma,
ábreme ampliamente tu Corazón
y el Corazón de tu Hijo,
dame almasm
confíame personas
y todo lo demás tómalo para ti.
Amén


*Hace referencia a las apariciones de María en Litmanová.
** (1885-1968) Fundador del Movimiento Apostólico de Schöenstatt, gran evangelizador, misionero, y gran devoto de la Santísima Virgen María. La Oración se llama "Por tu pureza", se encuentra en el devocionario "Hacia el Padre".

Fuente
EWTN
Hacia el Padre, Oraciones de Uso de la Familia de Schöenstatt.

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