Programa de Oración para todos los días
- Ponerse en presencia de Dios. (Señal de la Cruz)
- Lectura de la meditación y rezo del Salmo propuesto.
- Rezar el Credo
- Rezar el Santo Rosario (Ver aquí), por las intenciones del Corazón de la Virgen.
- Rezar la Consagración al Inmaculado Corazón de María (ver aquí)
- Repetir, tres veces: "María, Reina de la Paz, ruega por nosotros y por la paz del mundo entero"
Día 1: La subida a Nazaret. Abandonar el espíritu del mundo y consagrar los bienes materiales.
Meditación: María, tu que has proclamado que Dios devuelve a los ricos con las manos vacías, quiero decirte que sobre la tierra el único tesoro que anhelo es tu hijo, el fruto de tus entrañas, para que donde esté mi tesoro, tu tesoro, también esté mi corazón. Te consagro mis bienes, todas mis posesiones materiales, dispón de ellas ante el advenimiento del Reino. Tu que nos has dado el Pan de Vida, recibe el fruto de mi trabajo, para que sea compartido y multiplicado. La palabra de tu Hijo que nos ha dicho que nadie puede servir a dos señores al mismo tiempo, esta palabra me sobrecoge y te confieso que solo deseo servir al único Señor que es Dios y a su humilde sierva que es mi Reina. María, te consagro mi trabajo, el fruto de mis esfuerzos físicos e intelectuales, pongo a tu disposición mis bienes materiales, dispón de ellos según tu agrado.
Día 2: Para entrar a la casa de la Sagrada Familia – Consagramos nuestros sentidos
Salmo 122 (121)
Día 3: Pobreza en el Espíritu - Consagramos nuestros bienes interiores.
Meditación: María elegida de Dios, pobre pequeñita, despojada de toda mirada sobre ti misma y rica en esperanza de los bienes del Reino: te consagro mi inteligencia, mis pensamientos, sobre todo, aquellos que me parecen los más elevados y los mas bellos; pues ningún pensamiento puede concebir el reino que Dios engendra en los pobres, primero en ti, Obra Maestra de la creación.
Te consagro todo don, todo bien espiritual para que nunca pueda considerarme como el autor; que pueda gritar contigo que Dios exalta a los pobres y resiste a los orgullosos. María, tómame en tu escuela de dulzura y humildad de corazón.
Salmo 113 (112)
Meditación: Dulcísima Virgen María, Madre de Misericordia, tú que sin cesar perdonas a los hombres sus ofensas y su rechazo al Dios del Amor. Ruega para que en mi corazón no brote ninguna raíz de amargura o de resentimiento. Te consagro todas mis relaciones humanas, para que ellas lleguen a ser motivo de manifestación de la dulzura de Cristo. Te consagro mis relaciones afectivas, para que busque siempre más dar que recibir; persiga el interés del otro y aquel de Dios antes que el mío. Te consagro toda relación familiar, para que buscando solo el crecimiento en el amor, ponga la unión y la ternura, allí donde haya dureza y discordia.
Salmo 133 (132)
Día 5: Entrar en la cámara nupcial – Consagramos nuestra alma
Meditación: Oh María, Jardín secreto donde el Verbo ha crecido en silencio, te abro las puertas del santuario de mi alma, ese lugar oculto de mi espíritu que solo visita el Espiritu del Dios Vivo, la cámara nupcial de la que solo el Esposo posee la llave. Manantial sellado cuya agua está reservada a los que aceptan vivir el misterio de la transformación del bautismal en sangre de martirio. Ven como reina a mi cámara real y adórnala con tu amor infinito, Oh hija de Jerusalén. Te consagro ese lugar tan profundo que solo he presentido y que no conoceré plenamente más que en la luz de tu presencia.
Salmo 85 (84)
Día 6: Amor de Caridad – Consagramos nuestras relaciones afectivas y espirituales
Meditación: Oh Corazón de María, en el que ha latido el Corazón de Dios, le diste a José la plenitud de la bienaventuranza de los corazones puros. El, que a través de tu Corazón, de tu seno y de tus manos, pudo ver a Dios; tocarlo, cubrirlo de besos y recibir de él el más tierno de los amores, el más humano y el más divino. Oh María, cuyo corazón Inmaculado veía al Padre Eterno, comunicaste a José el don de la paternidad verdadera y le diste un Hijo para ejercerla. Esposa de José, Madre de Dios, te consagro mi corazón y todos sus movimientos, te consagro todos mis afectos humanos y espirituales, para que compartiendo conmigo los privilegios que son debidos por tu concepción inmaculada, divinices todas mis relaciones.
Salmo/Himno: Himno a la caridad. 1 Cor 13, 1-8
Meditación: María, Madre de Cristo, por la muerte del Mesías sufriente, que por su muerte ha vencido la muerte, ruega por mi ahora y a la hora de mi muerte, para que ella sea una muerte de amor, una consumación total de mi vida, en la que día tras día muera de amor por el mundo que rehúsa vivir de amor. María, tu que morías por no poder morir con tu Hijo y que fuiste traspasada por la espada, te consagro mi cuerpo y mi corazón para que en el cuerpo de Cristo yo sea ese corazón que infinitamente muere e infinitamente vive triturado, pero dando amor en lugar de odio, dulzura en lugar de amargura, bendición en lugar de injuria.
Salmo 116 (114.115)
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