16 de septiembre de 2017

Segunda Semana de Consagración al Inmaculado Corazón de María

SEGUNDA SEMANA

Una semana en el Corazón del Padre


Programa de Oración para todos los días
  1. Ponerse en presencia de Dios. (Señal de la Cruz)
  2. Lectura de la meditación y rezo del Salmo propuesto.
  3. Rezar el Credo 
  4. Rezar el Santo Rosario (Ver aquí), por las intenciones del Corazón de la Virgen.
  5. Rezar la Consagración al Inmaculado Corazón de María (ver aquí)
  6. Repetir, tres veces: "María, Reina de la Paz, ruega por nosotros y por la paz del mundo entero



Día 1: La Unión del Padre y de María – Consagramos nuestros orígenes
Meditación: María, tú que vives en el pensamiento del Padre, María, esposa de los designios del Padre, recuérdame en el calor de tu presencia maternal, que he sido creado con sabiduría y por amor, para que pueda decir, lleno de reconocimiento hacia el Padre, tan infinitamente bueno: “Te doy gracias, Señor, por la maravilla que soy.” María, visita el instante de mi concepción, te lo consagro. Te consagro a mi padre y mi madre de la tierra, te consagro  su unión, te consagro todas las uniones de la tierra para que a imagen de Dios, el hombre de la vida con sabiduría y por amor.

Salmo 127 (126)

Día 2: Esposa de los designios de Dios – Consagramos a los inocentes
 
Meditación: María, Madre de Misericordia. Es ella la pequeña esposa del Padre de las misericordias, las entrañas del Padre; la del amor maternal por el Hijo y la multitud de sus hermanos. María, cuyo corazón fue traspasado por la maldad de los hombres, cuando Herodes se enteró del designio de Dios para con su pueblo. A ti, María, te consagro el son de todas las madres de la tierra. María, nueva Eva, María, la viviente y Madre de la Vida, te consagro todos los embriones del mundo y muy especialmente aquellos que vendrán al mundo en las circunstancias más abyectas, aquellos cuya vida ha sido arrancada antes que el misterio de la vida creciera en ellos. Te consagro todas las almas inocentes, cuyos cuerpos han sido masacrados en el seno de sus madres.

Salmo 147 (146-147)

Día 3 : Reina del Universo – Consagramos a todos los que ejercen un poder
 
Meditación: María, tú que en el seno del Padre asistías a la creación de los ejércitos celestiales y a la creación del mundo y veías que todo lo que hacía era bueno y hermoso; te consagro todo lo que ha sido creado esperando la restauración final de todas las cosas. María, Reina Inmaculada del universo, triunfa y reina en mi corazón y en el mundo; triunfa sobre todos los poderes de los aires, sobre los tronos y dominaciones; sobre las esferas angélicas. Madre de Aquel que nos ha mostrado el rostro del Padre, Rey de reyes, Rey pobre y mendigo de nuestro amor, te consagro a todos aquellos que ejercen algún poder en la Iglesia, a todos aquellos que reinan en tu nombre o para su propia gloria, para que se sometan al mandamiento de Jesús y se hagan servidores de todos.

Himno: Proverbios 8, 22-31


Día 4: La esposa que revela al Padre Eterno – Consagramos nuestra intimidad con Dios
Meditación: María, esposa del Espíritu, en quien el Verbo se encarnó; en ti, el Padre continúa engendrando al Hijo. La única actividad del Padre es este engendramiento de amor, y de cuyo amor común con el Espíritu, desborda la obra de la creación. Oh María, te consagro todo lo que en mí aspira a la unión con Dios; te consagro todo lo que en mí anhela el noviazgo y el matrimonio con mi Creador y mi Dios. Sólo en ti mi cuerpo encontrará la castidad perfecta que requiere una tal intimidad; sólo en ti mi alma y mi espíritu serán virginizados por el abrazo divino, sólo en ti mi abandono será total y nunca más tendré miedo de tomar, en lo más íntimo de mí mismo, a la esposa sin mancha, del Esposo de fuego. Sólo en ti, zarza ardiente, no temeré el ser consumido por los besos de su boca.

Himno: Eclesiástico 24, 9-22 

Día 5: Inmaculada Concepción – Consagramos nuestras capacidades de amar
Meditación: María, ¡pecador me concibió mi madre! ¿Puede un hombre volver al vientre de su madre para nacer de nuevo? En tu seno, María, me consagro todo entero desde el instante de mi concepción hasta este día, para que el hombre nuevo, concebido por el bautismo, pueda crecer en el calor de tu amor inmaculado. Puesto que n ti, María, todas las leyes de la naturaleza han sido renovadas, quiero permanecer en ti, para que la nueva ley actúe en mis miembros y que el amor virginal me impulse a practicar el bien que quiero hacer y rechazar el mal que no quiero hacer. Cuanto más horrible es el pecado, tanto más bella eres tú María, y nuestro Rey se ha prendado de tu belleza. Me consagro a ti sin reservas, Madre del Amor hermoso, espejo de angélica pureza, para que mi alma renovada agrade a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Himno: Sabiduría 7, 22-30 – 8,1

Día 6: Infancia de María – Consagración al espíritu de infancia
Meditación: Oh María, me consagro a tu infancia. En ella, acojo la mirada maravillada del Padre y todo su amor, su inocente amor, su fe en una niña pequeñita que concentra en sí misma toda la esperanza del mundo. En ti me consagro al insospechable amor del Padre. En ti, María, me consagro a la esperanza, para comunicar la deslumbrante felicidad en la familia de Dios. Oh María, me consagro a tu infancia en la que encuentro el valor de tomarte en mis brazos, de ponerte en mi corazón, llegando a ser así el más íntimo de la Reina de los Cielos.

Salmo 


Día 7:  María consagrada en el Templo - Consagración de nuestros compromisos ante Dios (confirmación, matrimonio, orden sagrado, votos)

Meditación: ¡Oh María!, tú que vas a llevar el Templo en tu seno, vienes al templo a consagrar tu virginidad para preservarte, para que, como hija de David, des a Dios una morada más vasta que el mundo. Concédeme el comprender la inmensa fecundidad de un amor que se da enteramente. Concédeme el poder entrar al Templo del cuerpo de tu Hijo, que es la Iglesia, y consagrarme a él, haciendo de mi vida una consagración siempre renovada y cada vez más grande en el amor. María me consagro en tu castidad, oh espejo de angélica pureza. Me consagro en tu pobreza, a ti, que colmada por Dios en el orden de la naturaleza y en el de la gracia, te ofreces incondicionalmente, no reteniendo nada para ti, ni siquiera una mirada. Me consagro en tu obediencia, a ti, que te sometiste a la ley de nuestros Padres para conformarte totalmente a la voluntad del Padre.

Salmo 48 (47) - María, Reina de la Paz, ruega por nosotros y por el mundo (3 veces)





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