23 de septiembre de 2017

Tercera Semana de Consagración al Inmaculado Corazón de María

TERCERA SEMANA

Una semana en el Corazón de Jesús 


Programa de Oración para todos los días
  1. Ponerse en presencia de Dios. (Señal de la Cruz)
  2. Lectura de la meditación y rezo del Salmo propuesto.
  3. Rezar el Credo 
  4. Rezar el Santo Rosario (Ver aquí), por las intenciones del Corazón de la Virgen.
  5. Rezar la Consagración al Inmaculado Corazón de María (ver aquí)
  6. Repetir, tres veces: "María, Reina de la Paz, ruega por nosotros y por la paz del mundo entero



Día 1: Unión con la humanidad de Cristo – Consagramos nuestras acciones

Meditación: Oh María, tu Hijo tomó carne de tu carne para que cesasen las ofrendas de animales, y
que el hombre, convertido por el bautismo en hombre perfecto, sin mancha ni defecto, se ofrezca él mismo como una ofrenda y un sacrificio de buen olor. María, tu que en tus manos has tenido la primer hostia del mundo y no te has hecho sino una sola carne con ella, te consagro mi humanidad y la humanidad toda entera, para que ella llegue a ser una nación santa, un sacerdocio real.
Concédeme por esta consagración santificar, a través de mis pensamientos y mis acciones, el templo de mi cuerpo, para que la Trinidad venga a él y more en él como moraba en ti, jamás entristecida por el pecado, los malos pensamientos, la pereza y los actos indignos de un hijo de Dios.

Salmo 1

Día 2: Madre del Verbo – Consagramos nuestros pensamientos y nuestras palabras.

Meditación: María, Madre del Verbo, te consagro mi corazón intelectual y espiritual, ese lugar donde pueden nacer tanto los malos pensamientos que mancillan al hombre, como las palabras que consuelan y edifican. María, que el tesoro de mi corazón solo salgan cosas buenas, así como salió de tu Corazón el Tesoro que vino para enriquecer al mundo entero. Oh Madre del Verbo, presérvame de la vana habladuría, que mi palabra sea oración, que de mi palabra nazca el Verbo en los corazones.
María, te consagro mi lengua. Tú que eres la boca silenciosa de los apóstoles, vigila la puerta de mis labios y coloca un angelical centinela a mi boca, y sobre todo, haz nacer en mí al Verbo, para que mi corazón desborde de palabras bellas.

Salmo: Prólogo Jn. 1,1-18

Día 3: Hallazgo de Jesús en el Templo- Consagramos a María nuestras ausencias sensibles de Dios y nuestras sequedades.

Meditación: Oh Virgen, te consagro todos los momentos en que pierdo a dios de una manera visible, sensible; en los cuales el sacrificio de tu Hijo me resulta extraño. Me consagro en tu fe y tu esperanza, para que no tropiece y no me detenga en el camino. Te consagro mis sequedades, mis noches espirituales, los momentos en los cuales ya no sé discernir el Cuerpo de tu Hijo, ni en los Sacramentos, ni en mis hermanos y muy particularmente en los m{as pobres.-

Salmo 22 (21)

Día 4: Corredención, Esposo de Sangre- Consagramos nuestros sufrimientos.

Meditación: ¡Oh María, de pie, al pie de la cruz, te consagro todo sufrimiento, oh Madre de dolores. Sabiendo que ningún ser en el mundo ha sufrido, sufre o sufrirá tanto como tú, y viéndote bañada en lágrimas y llena de dulzura, no abatida, sino de pie, atraes a tu Corazón todos los sufrimientos de este mundo, para unirlos al Corazón de Jesús y hacer de ellos una ofrenda, una Eucaristía continua.
Madre de los siete dolores, Corazón traspasado de María, el Corazón de Jesús ha muerto por nosotros y ya no siente ningún dolor en la cruz. En tu Corazón se opera el sufrimiento redentor. En esta pasión que durará hasta el fin del mundo, tu eres la compasión, también te ofrezco todos los sufrimientos que no son ofrecidos. Oh Madre, que éstos no se pierdan, sino que sirvan para la redención de los cuerpos y de las almas; oh María, mediadora y redentora por la voluntad de amor de tu Hijo.-

 Salmo: Magnificat (Lc. 1,46-55)

Día 5:  La Soledad de María- Consagramos nuestra soledad.

Meditación: María, Madre del Amor Hermoso, te consagro todo sentimiento de soledad en mí, te consagro todo deseo humano de romper con la soledad. Como está escrito: no es bueno que el hombre esté solo, también está dicho que Dios formó del costado del hombre una ayuda semejante a él. María, del costado del nuevo Adán, mientras el Hijo del hombre se dormía sobre la cruz, por el golpe de la lanza, ha nacido del agua, la sangre y el fuego de tu corazón, la nueva Eva que es la Iglesia.-
María, consigue para mí el amor a la soledad, pues, en ella solamente, a solas con el Solo, se anula la soledad profunda y el hombre encuentra a su Dios. María, te consagro a todos aquellos que sufren de soledad física y soledad sicológica; que ellos te encuentren, oh Madre, oh hermana, oh amiga, oh bienamada de nuestros corazones.-

Salmo 27 (26)

Día 6: Los desposorios con el Verbo con el doble traspasamiento – Renovación de las promesas del Bautismo

Meditación: Oh Madre, Dios ha renovado por ti todas las leyes de la creación, puesto que tú eres Madre de Dios y llevas en tu seno a Aquél que nada puede contener. Desde su concepción la cruz está inscrita en tus entrañas y por estas bodas de sangre la divinidad desposa a la humanidad. En ti se
reconcilian los contrarios, el fuego infinitamente ardiente del cual ha salido el mundo ha descendido a las aguas de la maternidad.-
Oh María, tu que has permanecido virgen después del parto eres el signo permanente de que la divinidad puede desposar la carne del hombre. Te consagro todo lo que en el mundo es núbil y carente de unión. Te consagro mi ser para que sea el lugar donde se renueve el misterio de las bodas de sangre, de agua y de fuego. Tu Esposo es el Creador, y es tu Hijo y tu Esposo para siempre.-

Salmo: Cántico, Ap. 19

Día 7: La Realeza del Corazón de Jesús por el reino del Corazón de María- Consagramos todo el amor del mundo.-

Meditación: María, ya que el amor cubre una multitud de pecados, tu amor infinito por los hijos que el Padre te ha dado, nos cubre hasta las profundidades de nuestro ser pecador.
Oh causa de nuestra alegría, no estando ya ocupados en las obras del pecado ni paralizados por el remordimiento de Adán, tú nos entregas enteramente a la ocupación del amor, al dulce entretenimiento de tu jardín secreto. Que venga el reino de amor del Corazón dulce y humilde de Jesús, por nuestra unión con el tuyo, y que tu reino de amor venga por la unión de todos los corazones entre sí.
María, Reina de nuestros corazones, Señora nuestra, reina en nuestros corazones.
Te consagro todo lo que en el mundo es capaz de amor, aunque no sea más que una ínfima gotita, para que hagas con ella un jardín de delicias que destierre para siempre la amargura que ha saturado el Corazón de tu Hijo.-

Salmo 63 (62)

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