1 de septiembre de 2015

Año Santo de la Misericordia | La Confesión, sacramento de Sanación


Queridos hermanos,

Este va a ser la primera entrega de varios temas sobre los aspectos del Año Santo de la Misericordia. El primero y central es el de la Confesión, el Sacramento en que Jesús nos abraza, nos perdona y nos
sana de las heridas del pecado.

El Papa Francisco nos decía:
Jesús en la confesión nos abraza y sana, y María está
siempre presente intercediendo por nosotros.
"[En esta vida] estamos todavía sometidos a la tentación, al sufrimiento, a la muerte y, a causa del pecado, podemos incluso perder la nueva vida. Por esto, el Señor Jesús, ha querido que la Iglesia continúe su obra de salvación también hacia sus propios miembros, en particular, con el Sacramento de la Reconciliación y el de la Unción de los enfermos, que pueden estar unidos bajo el nombre de “Sacramentos de sanación”" (19/2/14). 

Es decir, en medio del mundo necesitamos del Sacramento de la Confesión para poder seguir caminando y recuperar la gracia. Muchas veces caemos en la tentación, por culpa del demonio y culpa nuestra al dejarlo actuar y heridos por él, nos arrepentimos y, necesitamos de la gracia sanadora de Jesús. Esta gracia sólo la conseguimos en la confesión, sólo Jesús sana. Nos dice el Papa:
"El sacramento de la reconciliación es un sacramento de sanación. Cuando yo voy a confesarme, es para sanarme: sanarme el alma, sanarme el corazón por algo que hice no está bien. El ícono bíblico que los representa mejor, en su profundo vínculo, es el episodio del perdón y de la curación del paralítico, donde el Señor Jesús se revela al mismo tiempo médico de las almas y de los cuerpos" (19/2/14) 
Por la muerte y resurrección de Jesús, hemos sido liberados de las ataduras del enemigo y es en la misma tarde de la Pascua que Jesús instituye la confesión:

"Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen”"                                        (Jn. 20,21-23)
Sacramento de la Confesión, en
Medjugorje, el confesionario del mundo.
Jesús nos llama a cada uno a encontrarnos con él en el confesionario, porque no es el sacerdote quien perdona el pecado sino que es Jesús vivo quien lo hace, tan vivo como en la Eucaristía. A propósito de esto, el Papa nos sigue diciendo:

"En la celebración de este Sacramento, el sacerdote no representa solamente a Dios, sino a toda la comunidad, que se reconoce en la fragilidad de cada uno de sus miembros, que escucha conmovida su arrepentimiento, que se reconcilia con Él, que lo alienta y lo acompaña en el camino de conversión y de maduración humana y cristiana."

También, nos invita a vivir este sacramento y encontrar a Jesús vivo:

"Padre, ¡me da vergüenza!”. También la vergüenza es buena, es ‘salud’ tener un poco de vergüenza. Porque cuando una persona no tiene vergüenza, en mi País decimos que es ‘un ‘sinvergüenza’. La vergüenza también nos hace bien, nos hace más humildes. Y el sacerdote recibe con amor y con ternura esta confesión, y en nombre de Dios, perdona. También desde el punto de vista humano, para desahogarse, es bueno hablar con el hermano y decirle al sacerdote estas cosas, que pesan tanto en mi corazón: uno siente que
¡Perdónanos, Señor!
se desahoga ante Dios, con la Iglesia y con el hermano. Por eso, no tengan miedo de la Confesión. Uno, cuando está en la fila para confesarse siente todas estas cosas – también la vergüenza – pero luego, cuando termina la confesión sale libre, grande, bello, perdonado, blanco, feliz. Y esto es lo hermoso de la Confesión"
María en Medjugorje nos llama a vivir la confesión, a acercarnos mensualmente a este sacramento, no para cumplir, sino para tener un encuentro personal con Jesús que nos libera, sana y da vida nueva, una vida plena en su Misericordia. Ahí está el centro de este sacramento: encuentro, vivir reconciliado con Dios y con la Iglesia en Jesús. Jesús fue quien nos reconcilió y nos trajo el camino al Padre nuevamente. En uno de los mensajes María nos dijo:

“¡Queridos hijos! Os invito de nuevo: comenzad la lucha contra el pecado como en los primeros días, id a la confesión y decidíos por la santidad. El amor de Dios fluirá al mundo a través de vosotros, la paz reinará en vuestros corazones y la bendición de Dios los llenará. Yo estoy con vosotros y ante mi Hijo Jesús intercedo por todos vosotros. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!” (25/3/14)
La confesión nos ayuda a decir no a satanás y a dejar  atrás la vida de pecados, vicios, odio y mal. Cuando elegimos pecar, decimos no a Dios y eso nos hiere, va contra nuestra naturaleza de hijos del Padre Celestial. Digamos no a satanás, que quiere herirnos con sus argucias y acudamos a la confesión como María nos pide para sanarnos, y para ayudar al mundo a sanar.

En Medjugorje el sacramento de la confesión es central, es imposible pasar unos días en Medjugorje y no notar la cantidad de confesiones que se celebran, la cantidad de sanaciones, y liberaciones surgen de los confesionarios especialmente preparados allí. La Virgen desde Medjugorje llama a al mundo a cambiar de vida, y ese cambio solo se da por los Sacramentos vividos con amor, con devoción, con fe y bajo las normas establecidas por la Iglesia, acompañados de una intensa vida de oración y sacrificio, en la vida diaria. Esto es lo que nos ayuda  a cambiar de vida, ese es el secreto de Medjugorje y podríamos decir, de la santidad.

Como cierre, las palabras del Papa:

María Reina de la Paz y
el Papa Francisco.
"Queridos amigos, celebrar el Sacramento de la Reconciliación significa estar envueltos en un abrazo afectuoso: es el abrazo de la infinita misericordia del Padre. Recordemos aquella bella, bella Parábola del hijo que se fue de casa con el dinero de su herencia, despilfarró todo el dinero y luego, cuando ya no tenía nada, decidió regresar a casa, pero no como hijo, sino como siervo. Tanta culpa había en su corazón, y tanta vergüenza. Y la sorpresa fue que cuando comenzó a hablar y a pedir perdón, el Padre no lo dejó hablar: ¡lo abrazó, lo besó e hizo una fiesta! Y yo les digo, ¿eh? ¡Cada vez que nos confesamos, Dios nos abraza, Dios hace fiesta! Vayamos adelante por este camino. Que el Señor los bendiga"


Bibliografía
Palabras del Papa Francisco: Audiencia General del 19 de febrero de 2014 de la Serie de Sacramentos.
Mensaje de María Reina de la Paz: Dado en Medjugorje el 25 de marzo de 2014.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.