25 de julio de 2021

Beata Madre María Pierina de Micheli

Beata Madre María Pierina de Micheli
Hoy recordamos a la beata Madre Pierina de Micheli, religiosa de las Hijas de la Inmaculada Concepción de Buenos Aires, congregación fundada en Argentina por la venerable Madre Eufrasia Iaconis. Madre Pierina recibió durante su vida muchas gracias místicas y la misión del Señor de difundir en el mundo la devoción a su Santa Faz.

Biografía de la beata Madre Pierina.

Nace el 11 de septiembre de 1890 en Milán, en el seno de una familia de clase media, es bautizada el mismo día de su nacimiento con el nombre de Josefina. Siendo muy pequeña, con apenas 12 años, se encontraba en la iglesia el Viernes Santo durante la celebración de la Pasión del Señor en el momento en que se venera la cruz. Estando en la fila, escucha una voz que le dice: "¿Nadie me da un beso de amor en el Rostro para reparar el beso sacrílego de Judas?". Ella, pensando que todos los que estaban presentes habían escuchado esa voz, con gran tristeza veía que los fieles seguían besando los pies del Crucifijo. Entonces en su alma le dice: ¡Jesús, ten paciencia, te doy yo el beso de amor! y al llegar su turno, besa con gran amor el Rostro del Crucificado.

En su adolescencia y juventud recibió la vocación a la vida religiosa, pero no tenía ningún deseo de ser religiosa. Llegó, incluso, a hacer una novena para pedir no tener vocación e hizo una promesa, que entraría en una congregación que tuviera el hábito del color del cielo. Efectivamente en esos moementos llegaba a Milán la Congregación de las Hijas de la Inmaculada Concepción de Buenos Aires, cuyo hábito era azul celeste en aquel tiempo. Josefina ingresa en dicho instituto y es recibida por la venerable Madre Eufrasia Iaconis, la fundadora. Toma allí el nombre de Sor María Pierina, donde profesa sus votos en 1915. Ese año tuvo una experiencia mística. Mientras se encontraba en la Capilla de la Congregación durante la noche del jueves al viernes santo rezando ante un crucifijo siente la voz de Jesús que dice: "¡Bésame!" ella relata: "Lo hice, y mis labios en vez de apoyarse sobre un rostro de yeso, sintieron el contacto con Jesús. ¿Qué pasó? Me es imposible decirlo. Cuando la Superiora me llamó era ya de mañana, sentía el corazón lleno de las penas y deseos de Jesús; deseaba reparar las ofensas que recibió Su Santísimo Rostro en la Pasión y las que recibe en el Santísimo Sacramento".

Imagen utilizada por la Madre
en la medalla de la Santa Faz
Cuatro años después es enviada a Buenos Aires, a la Casa Madre de la Congregación en Argentina. En la capilla de dicho convento tiene la siguiente experiencia: "
En 1920, el 12 de abril me encontraba en Buenos Aires en la Casa Madre. Tenía una gran amargura en el corazón. Fui a la Iglesia y prorrumpí en llanto lamentándome con Jesús. Se me presentó con el Rostro ensangrentado y con una expresión de dolor tal que conmovería a cualquiera. Con una ternura que jamás olvidaré me dijo: “Y Yo, ¿qué he hecho?” Comprendí… y a partir de ese día, el Divino Rostro se convirtió en mi libro de meditación, la puerta de entrada a Su Corazón… De tanto en tanto, en los años siguientes, se me aparecía ya triste, ya ensangrentado, comunicándome Sus penas y pidiéndome reparación y sufrimientos, llamándome a inmolarme ocultamente por la salvación de las almas".

En 1921 profesa sus votos perpetuos y regresa a Milán, Italia. Durante este período recibe más apariciones y mensajes de Jesús y la Santísima Virgen María. El primer viernes de Cuaresma en 1936 Jesús le dice: "Deseo que mi Rostro, el cual refleja las más íntimas penas de mi Alma, el dolor y el amor de mi Corazón sea más honrado. Quien me contempla, me consuela". Y otro día le dirá: "Cada vez que se contemple  mi Rostro, derramaré mi Amor en los corazones y por medio de mi Divino Rostro, se obtendrá la salvación de muchas almas". 

Relata en su diario en 1937: "Mientras rezaba y después de haberme instruido en la devoción a su Divino Rostro, me dijo: "Puede ser que algunas almas teman que la devoción a mi Santa Faz disminuya la de mi Corazón. Diles que, al contrario, será completada y aumentada. Contemplando mi Rostro las almas participarán de mis penas y sentirán el deseo de amar y reparar. ¿No es esta la verdadera devoción a mi Corazón?"

Medalla de la Santa Faz de Jesús
Es en mayo de 1938 que Madre Pierina recibe la revelación de la medalla de la Santa Faz. La Virgen Santísima se le apareció en la Capilla, sobre el presbiterio. Llevaba en sus manos un escapulario blanco de dos piezas unidas por un cordón. En una de las piezas estaba el Rostro de Jesús y del otro una Hostia con rayos. Nuestra Señora se le acerca y le dice 
Escucha bien y dile a tu confesor: este Escapulario es un arma de defensa, un escudo de fortaleza, una prueba de la misericordia que Jesús quiere dar al mundo en estos tiempos de sensualidad y de odio hacia Dios y la Iglesia. Los verdaderos apóstoles son pocos, es necesario un remedio divino y este remedio es el Divino Rostro de Jesús. Todos los que lleven este Escapulario y hagan, si es posible, todos los martes, una visita al Santísimo Sacramento para reparar los ultrajes que recibió el Divino Rostro de Jesús durante la Pasión y que recibe diariamente en la Eucaristía, serán fortalecidos por la fe, prontos a defenderla y a superar todas las dificultades internas y externas. Además tendrán una muerte serena bajo la mirada amable de mi Divino Hijo” 


El 21 de noviembre de ese mismo año se le aparece Jesús sangrando y con una profunda tristeza. Le dice: “¿Ves cómo sufro? Y sin embargo soy comprendido por poquísimos. ¡Cuántas ingratitudes de aquellos que dicen amarme! He dado mi Corazón como objeto sensibilísimo de mi gran amor por los hombres y doy mi Rostro como objeto sensible de mi dolor por los pecados de los hombres. Quiero que sea honrado con una fiesta particular, el martes previo al Miércoles de Ceniza. Fiesta que será precedida por una novena en que todos los fieles reparen conmigo, uniéndose a la participación en mi dolor” y en 1939, un día le dice: "Deseo que mi Rostro sea honrado de forma particular los martes".

Luego de muchas dificultades, Madre Pierina, aconsejada por su confesor, manda a hacer medallas de la Santa Faz, en lugar de escapularios. En 1940 recibe la autorización del Arzobispo de Milán para hacerlas acuñar, quien era el beato Idelfonso Schuster, benedictino y gran devoto del Divino Rostro. El dinero para mandarlas a hacer apareció milagrosamente en un cajón del dormitorio de la madre Pierina. La primera de las medallas se envió al venerable papa Pío XII, quien mandó también su aprobación. 

Aun cuando la medalla se difundía rápidamente y con muchos testimonios de sanaciones, conversiones y aumento de la devoción, el 7 de abril de 1943, estando muy turbada por el hecho de que en vez de haber fabricado escapularios mandó a hacer medallas, siguiendo la orden de su confesor, se le aparece la Virgen le dice: 
Hija mía, quédate tranquila, que el escapulario queda suplido por la Medalla con las mismas promesas y favores”  


A pesar de la gran cantidad de hechos sobrenaturales que vivía, entre ellos no solo éxtasis, visiones, mensajes y locuciones interiores, sino también ataques del diablo, casi ninguno de estos hechos fue conocido por sus hermanas de la Congregación. Debido a su rol de superiora en las casas de Italia, su obediencia se debía a la Madre general, y al confesor. 

Sufrió junto a sus hermanas los años de la segunda guerra mundial y el 7 de junio de 1945 se traslada a Milán. Los primeros días de julio llega al Convento del Santo Rostro en Centonara D'Artó, donde fallece santamente el 26 de julio.

Respondiendo al pedido de Jesús, en 1958 el papa Pío XII instituyó la Fiesta de la Santa Faz el martes anterior al Miércoles de Ceniza (martes de carnaval). 

Madre Pierina fue beatificada el 30 de mayo de 2010 en Roma. 

Oración a la beata Madre Pierina de Micheli

Dios Uno y Trino,  Padre, Hijo y Espíritu Santo,  que hiciste brillar los dones de tu gracia  en el alma de la humilde Sor María Pierina de Micheli,  y quisiste que en el silencio y en la obediencia  fuera la consoladora del Divino Crucificado  y la misionera de la Santa Faz de Jesús,  haz que también nosotras  sigamos con gozo el camino de la caridad,  para gloria tuya y bien del prójimo. Por los méritos de tu sierva,  concédenos la gracia que te pedimos,  a fin de que por su eficaz intercesión,  se manifiesten para nuestro ejemplo y consuelo,  las heroicas virtudes que ella practicó generosamente en esta vida  y podamos venerarla un día sobre los altares.  Así sea

Comunicar gracias recibidas a las Hijas de la Inmaculada Concepción de Buenos Aires: https://www.fic.org.ar/

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.