31 de julio de 2021

El perdón de Asís

Desde el mediodía del 1º de agosto y todo el 2 de agosto de cada año, gracias a san Francisco de Asís todos los fieles del mundo pueden ganar la indulgencia plenaria de la Porciúncula o el perdón de Asís. Aquí les contamos la historia y cómo ganar dicha indulgencia.

Breve historia del Perdón de Asís
La pequeña iglesia de la Porciúncula, que lleva el nombre de Santa María de los Ángeles, es aquella capilla en la que Francisco de Asís recibió desde el Crucifijo las palabras de Jesús que marcarían su vida y  su vocación: "Francisco, repara mi iglesia; ¿no ves que se hunde?" Él comenzó a repararla y también inicia allí la orden de los Frailes Menores, los franciscanos en 1209. Fue aquí también donde santa Clara de Asís recibió el hábito religioso y donde comienza la Orden las hermanas pobres, la orden de Santa Clara. También en este lugar muere san Francisco el 3 de octubre de 1226. 
Visión de San Francisco de Asís

Una noche de julio de 1216, san Francisco se encontraba en esta capilla rezando cuando tuvo una visión luminosa, donde se le aparecieron Jesús y la Santísima Virgen María rodeados de una gran multitud de Ángeles. Nuestro Señor le preguntó qué gracia pedía por el bien de las almas y él le respondió:  ‘Puesto que es un miserable pecador el que te habla, oh Dios misericordioso, te pide piedad por sus hermanos pecadores; y todos los que, arrepentidos, atraviesen el umbral de este lugar, reciban de ti, oh Señor, que ves su penas, el perdón de las culpas cometidas’. El Señor le dijo: Lo que pides, fray Francisco, es muy grande, pero de cosas mayores seres digno y mayores recibirás. Acepto, pues, tu ruego, pero debes pedir a mi Vicario en la tierra, de parte mía, esta indulgencia

Un antiguo relato cuenta lo que sucedió después de dicha visión: “Levantándose al alba, llamó a su compañero fray Maseo da Marignano y se fue al dicho señor Papa Honorio, le dijo: ‘Padre santo y señor mío, hace poco que he restaurado una iglesia en honor de la Virgen gloriosa; suplico a Vuestra Santidad que otorguéis una indulgencia sin tener que dar una limosna’. Respondiéndole, el Papa dijo: ‘No es oportuno hacerlo; en efecto, quien pide indulgencia es necesario que extienda su mano para ayudar. Pero dime, cuántos años quieres y cuanto de la indulgencia debo yo poner’. San Francisco e respondió: ‘Padre Santo, ¡séale grato a Vuestra Santidad no el darme años sino almas!’ El señor Papa dijo: ‘¿Cómo, quieres almas?’ Respondió el bienaventurado Francisco: ‘Quiero, Padre Santo, si es del agrado de Vuestra Santidad, que cuantos confesados y contritos, y, como es debido, absueltos por el sacerdote, entrenen dicha iglesia, sean librados de la pena y de la culpa, en el cielo y en la tierra, desde el día de su bautismo hasta el día y la hora de su entrada en la dicha iglesia’. Y el Señor Papa replicó: ‘Es una cosa muy grande lo que pides, Francisco, pues nunca la Curia romana acostumbró a conceder una indulgencia semejante’.
Porciúncula de Asís

Dijo el bienaventurado Francisco: ‘Señor, lo que pido, no lo pido por iniciativa mía, sino de parte de Aquél que me ha mandado, es decir, del Señor Jesucristo’. Entonces el Papa le interrumpió al instante, diciendo tres veces: ‘¡Nos place que la tengas!’. Los señores cardenales que estaban allí presentes intervinieron: ‘Poned atención, Señor, que si concedéis a este una indulgencia tal, destruís la de ultramar’.

El Señor Papa respondió: ‘Se la hemos dado y concedido; no podemos ni debemos anular lo que hemos hecho. Pero modifiquémosla, para que se extienda sólo a un único día natural’. Entonces volvió a llamar a fray Francisco y le dijo: ‘He aquí que desde este momento concedemos que quienquiera se acerque a dicha iglesia y entre en ella contrito y bien confesado, sea absuelto de la pena y de la culpa. Y queremos que esto tenga valor cada año para siempre, sólo por un día natural, desde las primeras vísperas incluida la noche hasta las vísperas del día siguiente’. Entonces el bienaventurado Francisco, inclinando la cabeza, se disponía a salir del palacio y el Señor Papa viéndolo que se iba le volvió a llamar diciéndole: ‘Oh simplicísimo, ¿cómo es que te marchas? ¿Qué cosa llevas contigo de esta indulgencia?’. El Bienaventurado Francisco respondió: ‘Me es suficiente vuestra sola palabra. Si es obra de Dios, ¡Él debe manifestar su obra! Di esto no quiero ningún otro documento; sino que la carta sea la Virgen María, Cristo sea el notario y los testigos los Ángeles”.

¿Cómo ganar el perdón de Asís?
San Francisco de Asís
Principalmente recordaremos qué es una indulgencia: “La indulgencia es la remisión ante Dios de la pena temporal por los pecados, ya perdonados, en cuanto a la culpa, que un fiel dispuesto y cumpliendo determinadas condiciones consigue por mediación de la Iglesia, la cual, como administradora de la redención, distribuye y aplica con autoridad el tesoro de las satisfacciones de Cristo y de los santos” (Catecismo de la Iglesia Católica, 1471)

Las indulgencias se pueden ganar para uno mismo o para un difunto, en caso de que el difunto por el que la ofrecimos estuviese en el Purgatorio éste iría directamente al Cielo. 

Para ganar el perdón de Asís, con el espíritu de contrición, penitencia y desapego a los pecados (incluso veniales) debemos:
  • Confesarnos
  • Recibir la Comunión
  • Visitar una iglesia parroquial, basílica, catedral.
La visita debe ser desde el mediodía del 1º de agosto hasta el 2 de agosto por la noche. La confesión y comunión debe ser antes de la visita a la iglesia.



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